Partida Rol por web

Turno 000
(Introducción)

Los Guardianes del Norte, los dunadan que vigilaban las fronteras de la Comarca y de otras tantas tierras que habían sido tratadas especialmente por Elessar, era un cuerpo que vigilaba de lejos. Los hobbits vivían en un mundo aparte, seguros y tranquilos. El Rey había dado a aquellas tierras ese especial tratamiento según el cual, nadie podría pasar, aunque solo fuera para atravesarlas, sin el expreso permiso de aquel pueblo. Esto, por mandato directo, se aseguraba con la vigilancia de los montaraces del norte. Ional no pertenecía a ese cuerpo, pero tarde o temprano lo haría, si de verdad mostraba su valía.

Los elfos se fueron marchando tras la destrucción del anillo, dejando los designios de la Tierra Media a los hombres principalmente. La vigilancia del Eryn Lasgalen o Bosque de las hojas verdes, que era como ahora se llamaba el Bosque negro, recayó en manos de los bosquimanos. Estos limpiaban del bosque desde su mismísimo corazón, acabando con nidos de arañas, lobos y trasgos. Mientras, los enanos controlaron las tierras abiertas, ayudaron a los hombres de Lago y Esgatroth a vigilar los lindes orientales de aquel bosque.

Ional era un alma intranquila y avispada, quizás algo más que sus compañeros. Pero no lograba centrarse lo suficiente, parecía que el ansiado puesto de montaraz del norte se le escapaba. Entrenaba sus habilidades, trataba de atender a las enseñanzas de sus maestros, pero la naturaleza libre del muchacho siempre lo privaba de reconocimiento. Sus continuas salidas, a veces durante dias, lo apartaban de sus obligaciones. Los ojos de aquellos que debían acogerlo bajo los Guardianes de Norte, no estaban satisfechos, aunque veían en aquella actitud algo encomiable dudaban de que pudiera servir y acatar las órdenes.

El dúnadan, en una de sus escapadas, viajo al norte. Vagó por los caminos, por poblados y ciudades. Buscaba los antiguos asentamientos élficos que imaginaba hermosos y con esplendor. Pero no encontró ninguno, tan solo ruinas olvidadas, descuidadas y completamente vacías. Era consciente de que el mundo había cambiado, y que orcos y trasgos casi habían desaparecido por completo. Consternado, viajo al este, acompañado de su fiel arco, regalo de su padre, que a su vez lo recibió de un guardián elfo del bosque negro como agradecimiento a sus servicios y protección. A Ional se le fue entregado antes de partir a su último viaje, su padre sabía que eso cambiaría su vida y que tardaría en volver, si es que lo hacía. Necesitaría toda la ayuda posible

Había salido hacía ya un buen tiempo, cuando comenzó a escuchar rumores de algo que ocurría al este. Puras historias exageradas. No obstante, quiso indagar. Ahora, ante él estaba la cuidad de Tir Anduin

Aunque pequeña, aquella ciudad que se alzaba ante él era grande. Imponentes muros de piedra, torres y muchas casas que se agolpaban juntas. Todo un espectáculo de tejas rojizas y piedras talladas que, aun sin haber llegado, hacían empequeñecer al dunadan. Decidido, se acercó. Hombres del este, orientales, salvajes… Era lo que oía aquí y allá en las ajetreadas calles de la ciudad. En el camino ya había sabido algo de ellos, rumores sin fundamento, que ahora se hacían realidad. Tenía que informar antes de que fuera tarde, pero antes debía saber más.

En una de las posadas, había varias, busco alojamiento. El lugar donde antes o después todo el mundo acababa, era un filón de noticias, rumores y chismorreos. Allí fue donde supo, tras beber alguna pinta de cerveza y mezclarse con los parroquianos, que hacía poco que una buena cantidad de estos orientales había perecido bajo el acero de los soldados de la ciudad. Habían recuperado una villa invadida por ellos, que estaba más al norte. No quedo uno con vida.

Fue también el lugar donde supo que un comerciante esgarothiano, buscaba a algunos hombres que lo acompañasen en su empresa, al parecer aquellos orientales les habían robado algo. Si aquello era cierto, vio la posibilidad de compartir su camino con ellos, conseguir pruebas de aquellos orientales y presentarlas ante su capitán, seria inmediatamente aceptado con sus compañeros de Norte. Todo eran rumores, historias, aun tendría que dar con Agranil, que era el nombre del comerciante y este aceptarlo…

Turno 001
(Introducción)

*Me encontraba en una mesa alejada de la puerta y aprovechando el calor que desprendia la chimenea..., compartía la mesa con algunos parroquianos del lugar que sabian todo lo que se movia en esta pequeña pero esplendorosa ciudad..., apoyado en el espaldar de la silla, mi pipa encendida mirando al vacio... pensando en todo lo que habia caminado hasta llegar a este lugar..., una sonrisa se escapaba de mis labios... al parecer una gran oportunidad aparecia frente a mi para demostrar al capitan y ami padre..., que podria ser un Montaraz de pleno derecho... entonces mientras las risas se escuchaban y yo disfrutaba con ellos..., era hora de descubrir quien era ese mercader que necesitaba hombres...

Señores... una cerveza excelente la que ponen en este lugar verdad??? hace mucho que no disfrutaba de esto... pero... no puedo evitar preguntaros algo... he escuchado de que hay un mercader en esta ciudad que necesita hombre para una partida..., me gustaria saber mas de ese hombre... y donde podria encontrarlo... me podriais ayudar con eso??

*Seguia recostandome en mi silla y volvia a darle una buena calada a mi pipa... esperando que alguno de ellos me diera mas información...

Turno 001

Tras invitar a algunos tragos, parecía que la lengua de los parroquianos se iba soltando poco a poco. Al principio había un poco de desconfianza para con un extranjero, pero el alcohol desinhibía lo suficiente como para volver charlatán al mas callado.

-  Si, muy rica - dijo mintiendo uno de los tipos. Uno bastante feo y de tez sonrosada por la cerveza. 

- Yo los he visto con mis propios ojos  - afirmó otro mientras casi perdía el equilibrio, hablaba de los comerciantes del norte

- Si, creo que Agranil es su nombre - dijo esforzándose por no caer - Esta en la ciudad, aunque no se donde, ¡seguro que borracho, como nosotros! - termino por decir antes de estallar en una risotada, que pronto se contagio al resto

Turno 001

*Parece que la lengua ya la iban soltando a medida que mas cerveza entraba por el gaznate..., un poco de alcohol siempre ayuda a una investigación..., aunque mucho no le estaban contando... podria ser verdad lo que dice... o imaginaciones por exceso de cerveza, en cualquier caso, Ional iba a echar un vistazo al resto de la taberna mientras intentaba sonsacar a estos parroquianos un poco mas para que me facilite la busqueda de ese mercader...

Bueno... y como ese es mercader... recordais que pintas tenia..., pelo largo o corto... si tenia barba o no... y que ropa llevaba, porque ese mercader no es de esta ciudad verdad o si??

*Mientras el Dunadan intentaba sacar mas información, le dio otra calada a la pipa y expulso el humo de manera tranquila y continua, su mirada se concentraba en el resto de las mesas e incluso en la barra, intentaba ver que mas personas se encontraba en el lugar a parte de los tipicos parroquianos de la ciudad... alguien o algo que llamara la atención en ese lugar...

Turno 001

​Los parroquianos alargarían la conversación, siempre esperando que Ional les pagase una ronda, o dos o tres en el mejor de los casos. No parecían pobres, pero tampoco los mas pudientes del mundo, por lo que aprovecharían cualquier oportunidad de beber gratis a cambio de información.

- Un viejo, aunque se nota que ha vivido bien - Contaba uno elevando el tono de voz - Y si, creo que tenia barba, canosa y... - añadió mientras pedía otra jarra - Supongo que a esta invitas tu, ¿no?. - Se reía pícaramente

RESOLUCION TURNO 001
 

Los clientes de la posada se citaban allí día tras día, tras una jornada de trabajo. Entre ellos había de todo, la mayoría simples campesinos de manos callosas. También se daban cita allí panaderos, carniceros y algún pequeño tendero de los alrededores. Amigos para emborracharse tras una dura jornada de trabajo.

Ional había entablado con ellos una pequeña relación, ellos bebían a su costa a cambio de información. Realmente podría parecer que no era muy de fiar, pero al final todo el mundo sabía que una lengua hinchada por el alcohol, solo escupía verdades. Pero había un riesgo en todo eso, y es que siguiera contando cualquier cosa que se le pasara por la cabeza con tal de que se le llenara la jarra de nuevo. Era un juicio que el dunadan tenía que saber diferenciar.

La taberna era, como muchas otras, era austera. Paredes de piedra, con vigas de madera vista. Había sido pintada de color azulón, así como las que recorrían el techo. Una gran lámpara colgaba del techo, con varias velas encendidas cuya luz se difuminaba con el humo del tabaco. Otras velas en candelabros de dos o tres brazos descansaban apagadas sobre las mesas. Era de día, y aquella posada tenía un gran ventanal junto a la puerta, su luz inundaba todo, aunque la lámpara del techo ayudaba a alumbrar la parte más alejada de la ventana.

Cuando la puerta se abría, una gran bocanada de aire frio entraba en la sala, refrescando un cargado ambiente de humo y olor a alcohol. Un fuego ardía en el centro del salón, las mesas habían sido colocadas a su alrededor para que su calor diese a todo el que se sentase. Las banquetas, bastas, hacían juego con unas mesas desgastadas. Sin embargo, por alguna razón, todo estaba limpio a pesar del uso.

 El lugar lo regentaba un amable posadero, servicial, que atendía con rapidez a todo el mundo mientras su mujer preparaba ya un buen guiso en la cocina. Ambos aguantaban las risotadas, bromas y tonterías de la clientela con buena cara. Eran los que pagaban y mantenía aquello abierto. Los mismos clientes que podrían darle algo de información a Ional.

Turno 002

*Continuo intentando sacar Ional trataría de seguir sacando  información a los clientes de la taberna, que estaba interesados en seguir bebiendo a cambio de algo de información...

Turno 002

En aquella posada cada uno iba a lo suyo. La mayoría, ya desinhibidos a causa del alcohol, reían y se contaban anécdotas pasadas mientras daban buena cuenta de toda la cerveza que caía en sus manos. El posadero, hábilmente, les suministraba sin cesar jarras llenas para que aquel ansia no decayera y poder llenar su bolsa.

RESOLUCION TURNO 002
 

Tras las preguntas iniciales, Ional se quedó algo apartado de la conversación. Los parroquianos empezaron a desvariar, contando historietas pasadas, muy graciosas para ellos, pero sin demasiado sentido para el dunadan. Fumaba en su pipa, aspirando profundamente y expulsando el aire lentamente, ayudando a enviciar un aire ya enrarecido.

El montaraz no hizo más preguntas, tenía la esperanza que los propios campesinos fueran hablando de Agranil, de los comerciantes o de cualquier cosa que arrojara luz en su búsqueda. Lamentablemente estos, bien borrachos como iban, desvariaban en sus historias, cuando las pronunciaban de una manera mínimamente entendible.

El tiempo pasaba y no parecía que fuese a salir de ellos ninguna palabra. Habría que arrancársela a golpe de cerveza, formulando las preguntas adecuadas, y no dejando pasar demasiado tiempo o caerían inconscientes. Tendría que pensar en alguna alternativa, por si aquellos hombres no contaban lo él quería oír, quizás lo que le pudieran contar no fuese de fiar, dadas las circunstancias.

Turno 003

Tras un buen rato observando la posada para poder descubrir algo extraño..., dejo la conversación de los parroquianos en el mismo rumbo que seguia llevando sin necesidad de intervenir por tanto se acerco a la barra, intento captar la atención del tabernero para poder hablar con el..., espere un instante y cuando lleguo, Ional saco su bolsa de dinero y le dijo...

BUeno..., es hora de sufrir la estocada buen hombre..., sigo esperando a Agranil... ese maldito mercader tenia que haber venido ya..., iba a participar en su partida que iba a realizar en unos dias y quedamos aqui para cuadrar los terminos..., amigo no sabria decirme algo de donde podria estar Agranil..., tiene que haber algun motivo por lo que no ha venido o no lo he visto aqui..., sabes algo amigo??

Voy soltando unas cuantas monedas sobre la mesa..., calculo por encima cuanto seria el coste de ellas y suelto un par de monedas extras por si eso ayuda a refrescar la memoria del tabernero...

Turno 003

- Claro que se por que no has visto a Agranil aquí... - dijo cogiendo todas las monedas que Ional había dejado, parecía algo molesto - Este no es lugar para comerciantes con cierto respeto - ahora ya sabia el motivo - Esos burgueses van a posadas mas "respetables", o se quedan en los cuarteles tras pagar una buena suma - dijo con cierto rintintin -  no quieren juntarse con la gente común - añadió.

Maldita sea... ese Agranil y su mania de no mezclarse con el pueblo llano..., ya hubiera especificado en que posada se quedaba, me podrias decir en que posada se podria quedar alguien tan exquisito como nuestro amigo Agranil

Ional le guiño un ojo de forma amistosa por la ironía de lo de "nuestro amigo", para intentar que le diga mas información sobre el resto de posadas de esta pequeña pero esplendorosa ciudad de donde se puede esconder tambien este mercader...

Turno 003

- Ya se lo he dicho, lo mas seguro es que esté en los cuarteles o en una posada mas respetable - dijo el posadero resignado - La posada se llama "Rosa de los vientos" - le informó antes de recoger las monedas.

Después dejo allí a Ional mientras metía las monedas y volvía a sus quehaceres. Al principio no le hizo gracia aquellas preguntas, pero las monedas mitigaban cualquier sentimiento.

Turno 003

Ional asiente con la cabeza al posadero y guarda su bolsa de monedas en el cinto, acontinuacion se aseguro de cojer todas sus cosas  y le volvio a dar otra calada a la pipa mientras salia de ese lugar. Cuando salio fuera del local, apago la pipa y la limpio adecuadamente para guardarla en su sitio. Se acicalo un poco el pelo y con las indicaciones del posadero se dirigio a la otra posada donde tenian otro tipo de clientela... probablemente destacaria de mala manera al entrar pero la situación asi lo requeria. Con ojo avizor en las calles por si algun ladronzuela tuviera las manos muy largas y quisiera acercarse a la bolsa de monedas, continuo caminando hasta encontrar la Posada de "La Rosa de los Vientos".

RESOLUCION TURNO 003
 

Ional finalmente hablo con el posadero. Lo tenía por un hombre más fiable y por ello no dudo en preguntarle. Una vez obtenida la información que buscaba, Agranil debería de estar en el cuartel, o en la posada “La Rosa de los Vientos”. El dunadan pago las bebidas de los parroquianos, y un poco más como agradecimiento para con el posadero, antes de despedirse. Salio en busca de la posada.

El sol brillaba en lo alto, y aun así el punzante frio hacia recordar que al invierno aun disponía de varias semanas para mostrar su ferocidad. En los días anteriores había llovido, y en las calles aún se acumulaban multitud de charcos. No todo estaba empedrado, cuando se salía de las arterias principales de la ciudad, el barro se hacía dueño de las calles. Las casas de piedra, y sus techos cubiertos de tejas, aguantaban bien los rigores del clima y mantenían a la población bien asilada de las temperaturas extremas. El mediodía había pasado, y las gentes comenzaban a preparar sus guisos. El aire olía a pan caliente, y a pescados y carnes cocinándose.

Ional tuvo que preguntar un par de veces, antes de encontrar la posada a la que se dirigía. Estaba en un buen barrio, sus calles estaban bien empedradas, las casas cuidadas y hasta olía más fresco, como si no hubiese mierda de caballo acumulándose en las esquinas.

Llego ante el local. Una fachada de piedra gris claro, más que los edificios que la rodeaban. Tenía tres pisos con tres ventanas cada uno, su atura sobresalía de entre el resto de casas. Una gran puerta doble, de madera y pintada de azul oscuro, descansaba bajo un gran cartel. Era, como se podía esperar, una gran rosa de los vientos tallada en madera y pintada de vivos colores. Dos grandes ventanales, con cortinas finas de un azul más claro que el de la puerta, impedía ver en el interior a la vez que dejaba pasar la luz del sol.

Ional empujó la puerta para entrar. La primera impresión fue sobrecogedora, nada tenía que ver con el “Tejón Azul”, la posada donde había estado antes. Aquí el suelo estaba bien cubierto por una brillante madera laminada, algo desgastada del uso, pero impoluta. Las sillas y bancos estaban tapizados con telas de diversos colores, todos vivos y con motivos florales. Las mesas, bien ordenadas contra las paredes, estaban separadas por biombos bajos y dejaban un amplio espacio hasta la barra. Era muy luminoso, a pesar de las cortinas entraba una gran cantidad de luz. Varias lámparas estaban encendidas en las zonas más alejadas de las ventanas, logrando que apenas se notara que allí no llegaba la claridad exterior.

El posadero estaba tras la barra. Era un tipo vulgar, aunque bien vestido, llevaba un limpísimo delantal blanco puesto bajo su uniforme negro. Fuera, una muchacha joven y hermosa, con buen cuerpo, servía alguna de las mesas que estaban ocupadas. No había demasiada gente, tan solo un par de grupos de dos o tres personas.

Turno 004

*Al llegar a la fachada de la posada, Ional ya sentia que estaba como en otro lugar..., hasta el aire que se respiraba el distinto al que habia alrededor en la anterior posada, las paredes impolutas a pesar de las condiciones del exterior y la gente que pasaba se veian que eran distintas. Cuando llego a la posada, antes de abrir la puerta el montaraz dio un par de toquecitos con el tacon con las dos botas para liberar un poco de barro del viaje, aqui habia que guardar un poco las formas... cuando se dispuso a entrar el ambiente mejoro por momentos, no hay mucha gente pero estaba muy bien cuidada la posada, habia una hermosa mujer sirviendo en las mesas y 3 mesas ocupadas con personas de mejor estatus al parecer. Sus pasos se dirigieron a la barra para hablar con el posadero, me acerque a el mientras le decia...

Buenos dias posadero, vengo a vuestra posada ya me habian recomendado un buen vino que servis a vuestros clientes, ademas de que habia quedado con un amigo aqui para disfrutar de ese vino, su nombre es Agranil y es comerciante que me se hospedaría aqui en vuestra posada, sabeis si esta aqui??

Turno 004

- Buenos dias - dijo amablemente. - Mi nombre es Rovis, ¿te sirvo algo? - Solo deseaba no tener que echarlo, que pudiera pagar sus consumiciones.

Cuando menciono a Agranil pareció tranquilizarse - No, no esta aquí - le informo - Pero puede sentarse - le señalo con la mano abierta una de las mesas libres - Le serviré ese vino - dijo mientras preparaba un vaso de cristal y una botella a la camarera - Wilda se lo llevara, tome asiento - dijo afable

- Es pronto para Agranil, pero suele venir por aquí - dijo orgulloso mientras con señas le indicaba a Wilda que lo acompañase a la mesa

RESOLUCION TURNO 004
 

Ional se vio, casi sin poder rechistar, sentado en un de las mesas mientras Wilda, le servía un vino en un vaso de cristal. Aquel posadero sabía hacer su trabajo. La amable camarera, tras ponerle el vaso de vino, le informo del menú que estaba preparado, un sabroso guiso de carne con verduras y pan recién hecho. El olor que le llego a al dunadan confirmaba que el menú podría estar delicioso. Pidió un plato, ni siquiera sabía si podría pagarlo, pero Wilda era muy persuasiva, y el aroma invitaba a probar aquel guiso.

La muchacha se retiró y se fue la otra mesa para ofrecerles también la comida. Fue entonces cuando entro un extraño hombre. Era rechoncho, de tez blanquecina y ojos azules. Su pelo estaba recogido en dos trenzas y lucía un graciosos mostacho. Tenía una desgasta capa de lana y sus ropas no eran para nada lujosas. Desde luego, un primer vistazo, bastaba para saber que no encajaba en aquella posada. Ional no pudo evitar prestarle atención, más aún cuando pregunto al posadero por Agranil. No sabía quién era, pero sí que buscaba a la misma persona que él, el esgarothiano.

El dunadan cruzo la mirada con aquel tipo, y la apartó rápidamente cuando se dio cuenta de que sopesaba quien podía reaccionar ante el nombre de Agranil. La mesa de al lado, con tres hombres entados, ni se dio cuenta de la pregunta al posadero que había hecho el recién llegado, quería saber si se hospedaba allí. El posadero, como al propio dunadan, le respondió con una negativa, pero también que era probable que esa tarde pasase por aquella posada.

Turno 005

El recién llegado se sentó en una de las mesas, dejando una de separación hasta Ional. El dunadan había tratado de enterarse que decía, quien era, pero no alcanzo a escuchar nada mas de la conversación con el posadero.

En un par de ocasiones echó un furtivo vistazo hacia aquel tipo, pero en una de ellas, el se dio cuenta. Se limito a levantar su vaso, bebía también vino especiado, y hacer una especie de saludo a Ional con el.

Apareció entonces la joven Wilda con una bandeja un par de platos y dos pequeños recipientes. - Aquí esta, no hemos tardado tanto, ¿Verdad? - dijo amable mientras dejaba al recién llegado, un plato, unos cubiertos, una de aquellas fuentes.

Después continuo hasta la mesa de Ional, para dejar otro plato de guiso. - Espero que le guste - dijo amable. El plato tenia buena pinta, patatas, apio, judías, zanahorias, flotaban en un caldo alrededor de unas buenas tajadas de carne de ternera. Olía estupendamente, y en aquel pequeño pote de barro tendría incluso para repetir, si así lo quería.

RESOLUCION TURNO 005
 

Ional trataba de enterarse, no demasiado disimulado, de quien o que quería el tipo que había entrado. Un tipo rechoncho, de rubio pelo recogido en trenzas y ojos azulados. Sus ropas eran curiosas, vestía de lino basto, aunque se cubría con una armadura de cuero, colmillos y un peculiar yelmo con la forma de una cabeza de huargo. Desde luego que no pasaba desapercibido en esa posada. Había preguntado al posadero por Agranil, cosa que llamo la atención del dunadan.

Aquel extraño tipo se sentó en una mesa cercana, dejando una libre entre ellos. Ional lanzaba furtivas miradas, curioseando, tratando de averiguar quién era aquel tipo que buscaba al esgarothiano. Pero el rubio tambien lo miraba, el propio dunadan tampoco encajaba allí. Lo sorprendió mirándolo, el hombre alzo su copa a modo de saludo, sobre todo para decirle que sabía que lo observaba.

Llego Wilda con la comida, primero sirvió a aquel tipo y luego a Ional. Éste opto por disfrutar del guiso y no prestar tanta atención al otro cliente. Tenía buena pinta y no podía dejar que se enfriase su comida. La degusto de buena gana, estaba deliciosa. Mojo pan, bebió vino, disfruto como hacía mucho que no lo hacía. Tras la comida, la Wilda recogió su plato.