Partida Rol por web

Turno 319

Edan asintió a las palabras de Larrid, y mientras el resto de sus compañeros fueron a buscar agua y vituallas, el pidió permiso a Larrid para ausentarse unos minutos y buscar un Herrero o una tienda donde pudiese encontrar un arma.

Él también temía los peligros que pusiesen encontrar en Mordor, pero atendiendo a las palabras de Leofred, no hacia mucho que los orientales habían pasado por allí. Apenas les llevaban un día de ventaja, y aunque hubiesen conseguido caballos, probablemente irían peor pertrechados que ellos. Desconocían aquellas tierras, y el miedo y la necesidad los haría avanzar con mayor lentitud de la que su grupo estaba dispuesto para alcanzar. Con suerte, les darían caza antes de llegar a las puertas de Mordor.

No tardó en regresar junto al grupo, con rostro contrariado. Había encontrado lo que buscaba, pero al ir a pagar se había dado cuenta que el precio se escapaba por bastante a sus escasos ahorros. Y ni siquiera buscando entre sus aperos pudo encontrar algo de valor de lo que pudiese prescindir con lo que negociar.

Antes de hablar con Larrid le contó su problema a Freagulf, quien se ofreció a prestarle algunas monedas, algo que seguía siendo a todas luces insuficiente. Solo quedaba una opción. Se acercó al veterano soldado y le hizo señas para hablar con él. No se anduvo con rodeos.

He encontrado una lanza para reemplazar la que perdí en el islote. Pero no dispongo de monedas para pagarla. Si tuvieras a bien concederme un adelanto de nuestra asignación, iré a comprarla y estaré dispuesto para continuar la marcha. Espero unos segundos para ver la reacción de Larrid, pero antes de que hablase dió un último argumento. Todavía tengo mi hacha, pero es probable que la necesite cuando demos alcance a esos salvajes...sobre todo si pretendemos emboscarlos.

El Rohirrim no pretendía suplicar por su arma, pero si había cierto tono de necesidad en su petición. Por pequeñas que puedan parecer, ciertas cosas proporcionan un plus de seguridad a los hombres, y para Edan su lanza, o ir a lomos de un caballo, eran elemento importantes que le harían ganar confianza en el hipotético enfrentamiento que les esperaba.

Turno 319

Mordor era una tierra devastada donde antaño vivió el maligno Sauron con sus millaras de tropas de orcos, trolls y demás ejércitos afines a su causa. Ya no era así, pues hacía tiempo que se le venció, pero la devastación seguro que seguía en aquellas tierras yermas y eso supondría un problema si iban detrás de sus enemigos.

Hay un problema que no hemos tenido en cuenta y es el terreno. En estos caminos marchábamos rápido tanto por el río como por los caminos sabedores de que no nos verías ni dejaríamos señales de nuestro paso. Además la vegetación nos mantendría ocultos y nos proporcionaría un lugar donde emboscarles. 

Ahora es todo lo contrario. La tierra a la que vamos, por lo que me han contado e intuyo, es yerma. El polvo se ha apoderado de todo y no hay vegetación donde ocultarse. Si vamos a caballo, la nube de polvo se verá a kilómetros de distancia y nos hay vegetación que nos oculte. Sabrán cuantos vamos y a cuánta distancia estamos de ellos.

Turno 319

Gwalin se mesó su larga barba mientras pensaba en lo que les había leído Larrid de la nota que había dejado su enlace. Algo iba mal, o por lo menos ese era el sentimiento que tenía el enano. 

¿Por qué demonios los orientales se habían metido en aquel lugar del infierno? ¿Acaso sabían que les seguíamos? ¿O es que habían quedado con alguien allí? Porque ganar tiempo si se dirigían hacia el sur no ganaban nada metiéndose allí -Las preguntas se arremolinaban en la mente de Gwalin quien cada poco emitía un leve gruñido dejando claro que lo que pensaba no le gustaba en absoluto.

Lo bueno de todo aquello es que dejarían de lado el río y se adentrarían en una tierra seca. No irían más encima de una gabarra ni surcarían los rápidos de ninguna corriente.

El comentario de Ional le hizo reflexionar y asintió a las palabras del muchacho.

-Deberemos ir con cuidado Si bien será difícil esconder nuestro paso, también será fácil encontrar el de ellos -dijo encogiéndose de hombros.

Turno 319

- Entiendo que penséis que la mula puede sernos útil, no ha de llevar jinete, y toda su capacidad puede ser de gran ayuda - comenzó a decir - Pero nunca un animal así, podrá competir con un buen caballo, incluso cargado, Leofred lleva razón - aseguró, el también conocía las monturas - Tenemos ocho caballos, podremos repartir todo y avanzar rápidamente - dijo con firmeza. - Quedara a buen recaudo, podremos recogerla a nuestra vuelta... - dijo dejando las últimas palabras en el aire, con si se le hubiese ocurrido algo. - Podríamos quizás contratar a alguien, que nos siguiese a un paso más lento llevando la carga - expuso su idea - pero dudo que nadie quiera aventurarse en aquellas tierras si llega el momento de hacerlo - vaciló según lo dijo - Sigo pensando que no sería necesario, los orientales no deberían saber que los seguimos e incluso cargados, podemos darles caza, debemos dejar la mula - Estaba convencido de ello.

- Ional, sé que no todo está a nuestro favor, pero tenemos una oportunidad. Trataremos de que no nos vean, pero si lo hacer, seremos más rápidos que ellos. - trataba de infundir animo - No todo en esa tierra es polvo y arena, hay vegetación, zarzas leñosas de enormes púas, negras hiedras en la roca, y oscura hierva casi yerma en la pradera - hablaba como si hubiese estado allí - Muchas son las incursiones que se han hecho desde la caída del Oscuro, y aun no se ha limpiado, y dudo que se logre nunca, el mal esa tierra. - su voz era grave - Haremos cuanto esté en nuestra mano, lo lograremos - Tenía que ser así - Los cogeremos antes de llegar allí, es nuestro objetivo…

- Estoy de acuerdo Edam - dijo buscando en su bolsa de monedas - el pago de tu arma servirá como adelanto - le tendió las monedas necesarias. - Ahora, ultimemos los preparativos, y marchemos.

Turno 319 (replica)

El chico rubio fue invadido por una duda. Fue como si le hubieran dado un pellizco en el pandero, e incluso hizo el respingo como si hubiera sentido el dolor: - ¿Y sabemos como vamos a entrar? No conozco la zona, pero, se que hay una gran puerta, y todo son cordilleras infranqueables. No tenía idea de como había que entrar allí, y eso le hacía pensar … y dudar más. - ¿Y luego como salimos por el otro lado?

Empezaba a sentirse inquieto. No tenía miedo, ya que hasta cierto punto confiaba en el "líder" del grupo. - Si lo propone es que algo sabe. Él no tenía ni idea. Su pueblo no era escalador, y para Fragulf sólo había montañas y montañas, había escuchado los cuentos que decían que eso eran yermos secos y polvorientos y... nada más. No sabía de nadie que hubiera cometido la osadía de ir, ni tampoco de alguien que hubiera regresado, así que para él, todo lo que contaban … podían ser mentiras. - Igual decían eso los viejos para asustarnos, pero si hubiera ido alguien, y regresado para contarnos, sería toda una leyenda sabríamos su nombre o algo de él. ¿Igual Larrid si ha estado allí?

Turno 319

Un nuevo escalofrío recorrió su espalda. Cada vez que mencionaban las tierras oscuras en aquél tono sombrío era como si sus temores se volvieran reales por momentos. - Seamos positivos por un momento y mantengamos la esperanza de que tal vez no haga falta que nos adentremos en ese lugar. Nos sacan un día de ventaja, pero si nos movemos con rapidez podemos recuperar el terreno. - Ni el mismo Leofred creía realmente que llegase a ser así, pero de algún modo tenía que mantener su propia moral a flote.

- Además, esta vez tendremos un rastro claro que seguir, sobre todo si nuestro nuevo amigo Ibenar nos facilita la tarea. Si llegamos al extremo de tener que cruzar donde antes estaba la puerta negra... bueno, ya tomaremos esa decisión cuando llegue el momento. -

Turno 319

-Gggrrrrrrrmmmmmmmmmm -Gwalin gruñó alto, incuso para el enano. Algo no le estaba gustando y lo hizo notar a su manera.

-Lo malo de todo esto es que tendremos que cabalgar...cabalgar a galope -relacionó por lo dicho anteriormente tanto por Larrid como por los demás compañeros-. Y un enano no es muy ducho en esas lides...algo más que navegando por un río, pero no mucho más.

-Así que veo dos posibilidades si algo malo pasa cabalgando...en mi caso, claro. Que os retrase y me tengáis que esperar al final no consigamos alcanzar a los orientales. O que me retrase y me dejéis atrás con lo que seré de poca ayuda. Pero bueno, eso solo es si algo malo pasa cabalgando.

Turno 319

Edan agradeció las monedas y se marchó directo en dirección al centro. Al rato, apareció con una gran sonrisa y su nueva lanza en las manos.

No hay tiempo que perder... dijo finalmente ante el cariz sombrío que estaba cogiendo la conversación. ...les daremos caza, eso es seguro. De nosotros depende hacerlo antes de que alcancen la seguridad de las montañas. Partamos cuanto antes.

Y envainando su lanza. Se dispuso a subir a su caballo que ya había sido preparado con su parte de la carga.

Antes de espolear a su montura, miro al enano y con media sonrisa se dirigió a él.
Razón de más para no entretenernos con cháchara señor Gwalin. Por que no ensilla ya? Usted abrirá la marcha entonces. Así no podremos dejarlo atrás

El rohirrim bromeaba con aquel asunto, pero internamente se preguntaba cuanto de verdad había en las palabras del enano.

RESOLUCION TURNO 319
 

Como ya repitieron varias veces, no había tiempo que perder. Mientras ajustaban las ultimas cargas, y se preparaban para partir, Leofred y Larrid se acercaron hasta los establos, donde pactaron acomodar a la mula durante su viaje, conviniendo poder recogerla a su vuelta. Por supuesto, parte del pago se hizo por adelantado. Los tramites fueron rápidos, apenas se demoraron quince o veinte minutos.

Cuando volvieron todos estaban ya preparados, subidos en sus monturas, y dispuestos a emprender un difícil camino. La dificultad estaba en la velocidad que debían mantener, más que en el camino en sí. Esto, al menos, para la primera parte del viaje. Si no lograban dar con su objetivo antes de llegar a la Puerta Negra, se verían obligados a penetrar en la tierra de Mordor, donde el mal aun pervivía. Dispuestos, picaron los caballos para tomar la calle principal en dirección a la salida este.

Fueron despacio al principio, no podían correr hasta salir de la ciudad, incluso tendrían que alejarse un poco de ella antes de poder cabalgar. En ese trayecto, Larrid tuvo tiempo de explicarle a Freagulf como la Puerta Negra había caído, y donde estaba, ahora solo había ruinas. Seguían refiriéndose a aquel lugar con aquel nombre. No tendrían problema alguno para pasar. El soldado no pretendía salir por el otro lado, no creía que pudieran tardar tanto en coger a los orientales. Sin embargo, contó que existía un paso al sur, aunque no recordaba su nombre, declarando que nunca había llegado tan lejos y dejando entrever veladamente que ya había estado en la Tierra de la Sombra.

Atravesaron las puertas, y se alejaron.