Turno 005
La Rosa de los Vientos hacia honor a su nombre, además de mostrar un aspecto impoluto, desprendía un olor fresco y revitalizador. Casi como si los cuatro vientos del mundo confluyesen allí para dar la bienvenida a los viajeros cansados.
El gris de la fachada agradó a Edan, pues pensaba que hacia juego con su particular manera de vivir. Pero cuando entró se dio cuenta de que toda similitud terminaba en el Umbral de la puerta.
Bueno días tenga usted. Respondió al posadero cuando este se le acercó. Y algo ruborizado se quitó la capa, sucia del polvo del camino y húmeda por el rocío.
Al menos el emblema de los Rohirrim sobre el gris ceniza de su cota de mallas presentaría un aspecto pulcro y distinguido que no desentonaría tanto en un lugar como aquel.
Pongame una jarra de Hidromiel por favor, acabo de llegar a la ciudad tras una larga caminata y necesito algo para reanimar mis piernas.
Se sentó junto a la barra y se puso cómodo mientras colocaba la capa sobre el respaldo de una de las sillas.
Esperó a que le sirviesen la bebida y cuando lo hicieron preguntó por Agranil, pero se cuidó de no dar su nombre de primeras. Si no era necesario no quería dar a entender lo necesitado que estaba de aceptar aquel encargo.
En el centro me han dicho que hay un comerciante en la ciudad que busca hombres fuertes para recuperar una mercancía robada por esos malnacidos orientales...psss! uno ya no puede estar seguro ni a este lado del rio. Divagaba entre trago y trago.
Me preguntaba si se habría dejado caer por aquí... Hablaba intencionadamente en voz alta y de cuando en cuando levantaba la cabeza para observar la gran sala y examinar al pequeño grupo de personas que allí se reunían. No tenia mucha idea de cual sería el aspecto de Agranil realmente. Solo sabia que era un Comerciante, aparentemente de cierto prestigio y que procedía de Esgaroth.
...por una buena suma estaría dispuesto a acompañarlo y devolver esos culos amarillos al agujero de donde han salido.
De algún modo pensaba que mostrar abiertamente su desprecio por los orientales, le pondría en sintonía con el sentir del pueblo y por ende, posiblemente del propio Agranil.
Pues nada. De momento procuro no parecer demasiado de la plebe xD. Pero sin excesos, tampoco pretendo parecer aburguesado.
Me pido la primera y con calma le pregunto al posadero por el comerciante, en alto por si se encuentra en la sala que pueda oírme.
Por cierto, que me fijo un poco más en los dos que no parecen encajar. Aunque no tengo nada concreto en mente, quizás alguno sea Agranil(?) y también miro si hay alguien jugando a algo en la Posada. (Por aquello de integrarme con algo que se me da bien^^. A ver si alguien me paga las cervezas que sino voy a quedar pobre XD⁾
Turno 005
Edan se sentó junto a la barra, en una pequeña mesa cercana. Dejo sus cosas, se quito la capa para dejar ver su cota de malla. Pensaba que así tranquilizaría al posadero, no todo el mundo podía permitirse una.
Cuando fue a su mesa, una joven, llamada Wilda, le sirvió la jarra de hidromiel que había pedido - Aquí tiene - le dijo la muchacha, algo seria. La actitud, quizás demasiado abierta, intimidaba a la camarera. - Disculpe, yo no se nada - dijo excusándose antes de marchar, parecía impaciente por hacerlo.
El rohir echó vistazo a su alrededor, para ver la reacción de la gente cuando pregunto por el comerciante. No pudo evitar fijarse en que ambos tipos ponían su atención en él .
No, no hay nadie jugando a las cartas XD
Ah, y en ningún momento tu personaje ha servido en el ejercito, no llevas los emblemas de los rohirrim, tan solo una cota de malla sencillita XD.
Turno 005
La bebida estaba fresca y realmente deliciosa. Edan se entretuvo degustando el liquido en pequeños sorbos al tiempo que sacaba su pipa y preparaba algo de hierba para fumar.
La camarera se mostró un tanto seca con él, pero no le dio demasiada importancia. Mientras la chica se alejaba, su mirada se perdió unos segundos en el trasero de la joven y su mente se distrajo imaginando situaciones que difícilmente llegarían a ocurrir.
¿y usted? insistió en su pregunta al Posadero tras dar una profunda bocanada a su pipa.
Fue entonces cuando reparó en los dos huéspedes que permanecían solos en sus mesas. A pesar de los pequeños biombos que separaban las mesas pudo fijarse bien en sus ropas y su apariencia y apreció en ellos más parecido consigo mismo que con cualquier otro cliente de La Rosa de los Vientos. Estaba claro que aquellos hombres tampoco eran de la ciudad.
¿Será Agranil alguno de ellos? se pregunto rápidamente, para desecharlo por completo solo un par de segundos después. Hasta donde había podido averiguar, el comerciante Esgarothiano era un hombre pudiente y ya llevaba un tiempo en la ciudad.
De cualquier forma, aquellos extraños parecían tan interesados en su persona como él lo estaba en ellos y su reacción cuando Edan mencionó al comerciante no ofrecía lugar a dudas.
Tal vez lo conozcan
Cuando el Posadero le contestó, se giró hacia el centro de la sala y los señalo con la Jarra de Hidromiel.
¿Que hay de ustedes amigos? ¿Han oído hablar de... su mirada se perdió en el horizonte como cuando uno intenta recordar algo que tiene en la punta de la boca ...como era su nombre...Arnil?...err...Adrahil...? Titubeo fingiendo no recordar el verdadero nombre del comerciante.
Cita:
buen punto, no había pensado en eso. Borraré esa parte de mi descripción.^^
XD ¿Ya puse de mala ostia a la camarera? T.T Pues sin propina se queda xDD
RESOLUCION TURNO 005
Edan se había sentado en una mesa, al extremo de la barra. Al otro lado de la sala estaban dos extraños tipos. Uno de ellos era un tipo de pelo largo, negro con barba, de tez oscura, que se tapaba bajo una raída capa verduzca. Dos mesas a su izquierda, estaba un tipo rubio, con el pelo recogido en trenzas, y vestido de curiosa manera. Llevaba ropas de lino normales, pero cubiertas de cuero, con adornos de colmillos, a su lado descansaba un curioso yelmo que parecía una cabeza de huargo.
El rohirrim había entrado como solo él sabía hacerlo, hablando en un buen tono, pero soltando afirmaciones, indirectas, e incluso mostrando desprecio por los orientales. Wilda, la camarera, le sirvió una jarra de hidromiel, tal como había pedido. Pero a la muchacha no le hizo gracia el desparpajo que tenía Edan, y fue algo brusca con él.
El rohir observaba, hablaba en voz alta adrede, para que aquel todos lo escuchasen, y determinar así, cuál de los presentes pudiera conocer al esgarothiano. Todos lo miraron, los dos hombres solitarios, y el grupo tambien se le quedo observando. Las formas de Edan llamaron la atención más allá de sus preguntas.
► Continuamos en el “Cap 0: La Rosa”