Partida Rol por web

Toda una cuidad perdida, y centenares de muertos dispuestos a alimentarse de nosotros, que destino tan agradable... Continuo con una sonrisa.

El nerviosismo del hombre me molesta, le pegaría con tan solo que pare de temblar. Me acomodé a una cierta distancia. Faltaba poco para continuar.  

-¿Hace cuánto regresaste de allí? ¿Cuántos crees que eran?

Arnald estaba empezando a impacientarse con las erráticas y poco colaborativas respuestas de su interlocutor.

"No creo que le podamos sacar mucha más información... No quiero ponerme la máscara contigo, maldito desquiciado..."

"¿Lleva la armadura siempre puesta? Este si que esta paranoico. Me pregunto como se salvo del reclutamiento forzoso..."

-¿Los muertos se veían y comportaban todos iguales?- Si eran todos como los de la taberna tal vez podríamos con ellos si los íbamos separando de a grupos pequeños, El problema iba a ser si había muchos tipos de enemigos. Ojala el cobarde este tuviera respuestas.

El explorador miró primero a uno y luego al otro. De pronto, llovían las preguntas.

-Emm... regresé antenoche... creo que deben ser un centenar, tal vez menos, tal vez más... no me quedé demasiado- dijo Káreron con nerviosismo patente -Parecían todos más o menos iguales... muertos, lentos, sin rumbo fijo... aunque a lo lejos me pareció ver algo... más grande- dijo deteniéndose cada tanto, como si tuviera que buscar recuerdos en su mente que le despertaban sentimientos de temor.

Las manos del explorador no paraban de retorcerse. Estaba incómodo y se notaba. Además, parecía ocultar algo, dadas las miradas a los costados y la insistencia en no mirar a los ojos.

"Este se esconde algo! su miedo bloquea su boca, a tal punto que sus dientes muerden su lengua."

El desquiciado hombre parece más criatura que otra cosa, sus actitudes parecen esquivas. Como un roedor se escabulle en la sala. No necesita uno más haciendo preguntas. Me mantengo en silencio, "solo falta que se largue a llorar como un niño" 

Observo mi alrededor buscando que oculta la criatura.  

Más allá de lo que les describí antes, no ves nada nuevo o que te llame la atención.

Lo mire suspicaz, pero también amenazador. ¿Que podría querer ocultarnos el maldito hijo de puta? ¿Habría abandonado supervivientes alli? No se me ocurría otra cosa...

Señale a Arnald con el dedo, especialmente la capucha que le colgaba del cinturón. -No le obligues a hacerte hablar. Deberías estar agradecido que el que hace las preguntas soy yo y no el... no sería un interrogatorio agradable.-

Tense los músculos de mis piernas y regule mi respiración. Como intentara escapar iba a mostrarle lo que nos enseñaban en la legión del sur.

El explorador miró primero al hombre que señalaba el ex legionario. Primero no notó nada que le significara un cambio en su posición... pero luego vio la capucha: ese hombre era un agente de la Corrección. Uno de ellos en su puerta... estaba perdido.

-Emm... es que...- comenzó a hablar aunque los nervios parecían estar descontrolándose a medida que pasaban los segundos -Tuve que matar a una de esas criaturas... tuve que hacerlo... me quiso morder...- sus frases no eran incoherentes, pero se notaba que el explorador estaba dando su mejor esfuerzo.

Las lágrimas comenzaron a fluir por el rostro del hombre: la tensión estaba encontrando un lugar por dónde salir.

-Entré a la hacienda noble... tenía la esperanza de encontrar algo para vender. La guerra se acerca y pronto será difícil conseguir alimento... ¡pero no había nadie vivo! ¡Lo juro!- los ojos enrojecidos de Káreron se clavaban primero en uno, luego en otro, y así... -Me atacó cuando estaba queriendo salir de la casa... pero no me llevé nada... esa criatura me atacó desde la oscuridad... tuve que defenderme... ¡no me llevé nada!-

El explorador dio unos pasos hacia atrás. Las piernas y las manos comenzaban a demostrar claras señas de temblor.

-¡No sé más nada! ¡Váyanse, ahora!- les gritó desde el interior de la casa -Me tengo que ir... me tengo que ir...- murmuraba en una letanía que rayaba la locura.

Arnald ya estaba perdiendo la paciencia. Estaba a punto de entrar en la cabaña para darle una lección de cortesía... en especial por exasperarlo. Pero recordó que e tiempo no les favorecía.

-Con gusto me metería en esa cabaña para ver si se ha robado algo... pero creo que no debemos perder tiempo ni fuerzas con este imbécil. Estará aquí cuando regresemos de terminar con Nerdua... y continuaré con esta charla pendiente.

"Jaaa, sabía que iba a llorar" Puse mi hacha en el hombro, y esperé el momento en que las miradas de mis compañeros solo se viera resignación.     

- El tormento del hombre acabará pronto con su cordura. Cuando regresemos, si es que sucede tal cosa, no quedará nada de él- Continuo con una sonrisa, -Es hora de irnos, ya sabemos suficiente.-  

Al final apenas si habíamos logrado sacar algo de este tipo, aunque ese detalle sobre algo más grande que los demás no me había gustado nada.

-Supongo que tienen razón. Ya suficientes prisas tenemos. Vamos-

Mire a los demás por si las dudas alguno quisiera hacer o preguntar algo más y luego dirigi mis pasos hacia el camino a Nerdua

Si ninguno tiene más nada para decir, en estos días largamos la próxima escena :)