Partida Rol por web

Grind estaba malgastando como de costumbre sus últimas monedas. Pronto tendría que salir a buscar trabajo nuevamente. Pero ahora eso no importaba, sino sólo la jarra de cerveza que había en sus manos.

Hace días que había terminado el último trabajo. No había sido gran cosa, sólo una protección de un comerciante con miedo. Eianil era una ciudad grande, llena de oportunidades para hombres deseosos de obtener riquezas. Y así sería...

-Buenas noches- dijo un harassiano con muy poco acento mientras se sentaba junto a él -¿Grind? ¿Grind el Alto?- preguntó -Mi nombre es Agrimbald, y he llegado hasta aquí buscando una buena espada a sueldo...- soltó el harassiano con confianza y una gran sonrisa.

Agrimbald era un hombre moreno, con una gran cicatriz surcándole el rostro y haciéndolo una persona "difícil de ver". Más allá de eso, sus modales eran impecables y su manera de hablar y su mirada demostraban una gran inteligencia.

Cuanto iban a durar las monedas; no lo sabía... ni me importaba. Por ahora había caldero y eso era lo importante, el presente. No el endemoniado pasado ni el incierto futuro. Lo más probable es que muriera joven como todo los mercenarios asi que para que molestarse. Mejor concentrarse en el presente y sobre todo en la jarra.

Pero alguien interrumpía el presente, forzandome a pensar en el futuro. "Trabajo." Me estire en mi asiento para que comprobara que lo de "el Alto" no era ninguna clase de burla. -Pues a encontrado a una de las mejores. Sientese, invíteme otra jarra y hable.- Dije dándole un rápido final a la que aún tenía en mis manos. 

-Qué bueno, por supuesto que la jarra que viene, y la siguiente, serán de mi parte, no se preocupe...- respondió con la amabilidad del mercader que sabe lo que tiene para negociar -El trabajo que tengo para usted es simple: proteger a un hombre que trabajará para otro hombre, el segundo, un noble...- comenzó contando el comerciante para luego dejar un corto silencio mientras lo miraba fijo a los ojos -¿Cuánta es su tarifa para un trabajo así? No sé cuánto es el tiempo que puede llevar cumplir con tal misión...-

Sonrei complacido mientras me relajaba en mi asiento. Un par de copas gratis siempre facilitaban un mejor acuerdo. -Mi tarifa es algo alta, pero espero que entienda que me juego el cuello.- Dije mientras sonreía alegremente, como si hablara de algo común y cotidiano. -Cobro un escudo de plata por día sin incidentes y 4 escudos si los hay.- Mire al extranjero; seguro en mi interior que estaba forrado hasta los calzones en oro, o al menos su noble jefe. "Más le vale no regatear mucho."

Agrimbald sopesó lo que le decía el mercenario rascándose una herida profunda en el rostro.

-Entiendo que se juega el cuello en esto, ¿quién no se lo juega en estos días?- bromeó el harassiano para luego ponerse más serio -Considerando que usted es un buen luchador, según lo que tengo entendido, y que dicen que cumple sus contratos... podría estar dispuesto a hacerle un trato especial: se queda con la recompensa que vaya a dar el noble... la cual son 3 coronas de oro y su silencio- soltó el Harassiano -Si le fuera a contratar ahora mismo, usted estaría cobrando... como mucho... aún teniendo que ir a Ávanil... una corona de oro...- lo miró a los ojos -¿Qué opina? Sólo debe cumplir las órdenes del noble en cuestión, como si fuera una espada a sueldo normal, pero siempre velando por la seguridad de mi cliente- sonreía grande, como quien ve el trato cerrado -¿Se entendió?- preguntó entrecerrando levemente los ojos.

¡¿3 Coronas?! Me atragante. Para que disimular el asombro si era obvio que hasta el sujeto sabía que era muchísimo dinero. Seguro que apenas volvía alguien del gobierno me lo quitaba todo de un saque. "Si es que vuelvo."

Todo olía raro, pero había un noble de por medio y eso era sinónimo de problemas. Este trabajito de seguro iba a traer más problemas que una horda de guneares borrachos; pero por 3 coronas lo aceptaría cualquier tipo de problemas con gusto. -Ya, algo raro huelo en todo esto, pero por tres coronas cuente conmigo.- Pensé en el viaje y lo "seco" que este iba a ser. Iba a tener que gastar u escudo para "aprovisionarme" bien para el camino; no fuera ser que me muriera de sed.

-Entremos en los detalles entonces.- Dije para que el sujeto empezara a soltar lengua en los detalles finales del trabajo. -¿Donde, cuando?-

Agrimbald sonrió ante la mención de que algo olía mal, pero no dijo nada, sólo mantuvo su sonrisa.

-Perfecto- festejó el harassiano -Mañana mismo saldrás hacia Ávanil, lo demás lo van a recibir de parte del noble- agregó levantándose de la silla.

-Quédate en esta posada por esta noche... mañana a primera hora vendrá tu nuevo compañero de viaje- dijo y le dio unas monedas... que contándolas luego, alcanzaban ni más ni menos para una habitación.

-Mucha suerte, y buen viaje- saludó haciendo una floritura con su sombrero de ala ancha.

Calcule el peso de las monedas, conforme. Hoy tendría una cama gratis también. -Supongo que mi nuevo compañero sabra reconocerme, asi que bueno, buen viaje a usted también maese Agrimbald, donde sea que vaya.- Dije con una inclinación de la cabeza y levantando la jarra a modo de despedida. esta noche cerveza, mañana trabajo.

ESCENA TERMINADA