Partida Rol por web

La tormenta del día anterior había hecho que Eduard tuviera que elegir atracar en la ciudad de Einail. Agrimbald había ayudado en la decisión ya que tenía varios productos que quería vender para equipar de mejor manera a los hombres de la Sirena de la Noche.

Atracaron de madrugada, para no tener que dar demasiadas explicaciones. Arald, el contacto de Agrimbald en el puerto, estaba a cargo de esos horarios y hacía la vista gorda, muy gorda, con los productos de Agrimbald.

Pasarían dos días, durante los cuales los muchachos de la Sirena de la Noche tendrían libre para gastar lo ganado durante el último viaje. Agrimbald estaba ocupado en los preparativos y ventas, por lo que Eduard estaría solo a sus anchas... 

Einail... El viento soplaba a sus oídos y las voces de la gente se convertían en un murmullo monosilábico que había llegado a extrañar en alta mar... un poco nomás.

En eso Eduard recordó que había una taberna cerca, era a poco más que una pocilga, pero su dueño la había puesto con el dinero que Eduard le había ayudado a extraer de su antigüo patrón (cuando no era todavía más que un simple campesino), así que seguramente le hiciera precio.

Dejando a sus hombres a sus quehaceres y a Agrimbald con sus negocios, enfiló a la borrachera.

El barullo del muelle era como una dulce melodía para Eduard. Acostumbrado a atracar en puertos de mala muerte para pasar desapercibidos, Eianil era como un salmo a su vista y oídos.

"La Sirena negra" rezaba el cartel. Eduard sonrió ante el homenaje que le había hecho el capesino. ¿Cómo era su nombre? Tanta gente había pasado por los servicios de Ojos de Noche que pocas veces recordaba todos los nombres.

La taberna era poco más que un tugurio de mala muerte. Apenas cruzó su umbral, los gritos y el humo fueron como una trompada en su cara. Era de madrugada, pero allí había muchos que no habían visto salir el sol aún...

Se sentó en una mesa apartada luego de recibir de manos del tabernero, que no era el campesino de aquella vez, una jarra de cerveza y un pequeño plato con pan y un poco de queso.

Recostándose sobre su mugrienta silla, Eduard empezó a comer y beber mientras escrutaba con mirada atenta la habitación, a ver qué cosa nueva había traído ante sus pasos la Dama Destino.

Era ya el segundo día que pasaba así. El anterior le había significado una buena resaca, pero ahora debía tomarse esa cerveza para contrarrestar el efecto de las anteriores diez.

De pronto ve entrar a Agrimbald por la puerta de entrada. El lugarteniente miró hacia todos lados, con la capucha calada, y encontró la mirada de Eduard. Se bajó el embozo mientras se acercaba al pirata...

-Eduard... por fin te encuentro...- le dijo su compañero mientras que con un gesto y una mirada significativa pedía una cerveza -Tenemos trabajo...- y bajó la voz hasta hacerla un susurro -De la Liga...-

- ¿MMmmrrr? Llegó primero a esbozar el capitán, pero rápidamente ensobreció sus sentidos al entender (una fracción de segundo más tarde) la importancia del asunto. - Vamos, no hay tiempo que perder - Agregó, con mirada seria y voz decidida (tal vez un poco demasiado).
 

-Este no va a ser un trabajo fácil, Eduard- dijo Agrimbald serio -Debemos trabajar para el enemigo... Armind Aglazor será nuestro contratista-

Eduard conocía ese nombre. De chico lo había escuchado nombrar...

-Si podemos ganarnos su confianza, seguramente conseguiremos información de primera mano para golpes siguientes- continuó hablando el comerciante -¿Crees poder hacerlo? Yo puedo hacerme cargo de la Sirena... tenemos todavía muchas cosas que descargar y...- dudó un momento -tengo algunos problemas con mi contacto en la guardia- agregó haciendo un movimiento apesadumbrado con la cabeza.

Justo en ese momento, le trajeron la cerveza a Agrimbald, quien no tardó en bajar a la mitad el contenido de la misma.

- Ajá, ¿Algo grave con el guardia? - Dijo, con cierto aire de preocupación. - Y, más allá de eso: sabés que no me gusta trabajar con la nobleza, me producen cierta... repugnancia. Si es la forma de ayudar a dar vuelta la taba estoy dispuesto a hacerme cargo, pero tengo que saber de qué se trata y cuánto tiempo más o menos va a llevarnos, porque no puedo prometer estarme mucho aguantándome de frente a esa gente, hace mucho que no me tocaba mantenerme de corrido demasiado cerca de sus repugnantes modos.

-Nada que no pueda solucionar con algunos escudos...- respondió dibujando una sonrisa cómplice, para luego volver a su seriedad acostumbrada para trabajos importantes -Lo sé, y no te lo pediría si no fuera que te considero el más capacitado para hacerlo... no trabajarás directamente con el noble, sólo con otros mercenarios... que podrás atraer a la causa- agregó con un guiño -El tiempo no lo conozco, sólo sé que ha estado buscando gente para un trabajo que necesita. Gente discreta, por lo que hay secretos de por medio... No he podido averiguar mucho más, pero creo que es una oportunidad importante para nosotros...-

- Grrrrmmmm... Trabajar para un noble... - Dice con el entrecejo fruncido - Bueno, si no hay otra, vamos, pero no perdamos más tiempo. Con algo de suerte pueda encontrar algú contacto que me lleve de vuelta a mi padre, esa sí que estaría buena...

Agrimbald sonrió ante la respuesta del pirata.

-Eso seguramente que poco a poco podamos encontrar la forma de que te puedas vengar...- le dijo tranquilamente -Me tomé el atrevimiento de ya haberte conseguido un compañero de viaje- le guiñó un ojo -Es un mercenario, un ex legionario que dicen tiene una habilidad muy grande con la espada... te vendrá bien como guardespalda por cualquier cosa-

Dejó un pequeño silencio.

-Él estará a tus órdenes, no le pagaremos, sino que será Armind Aglazor quien pague su cuenta- siguió hablando -Y mientras tanto tú puedes atraerlo a la causa... nos vendría bien tener algún legionario como él en nuestras filas, un soldado con su prestigio podría atraer a muchos más... queda en tí.-

-Le dije que mañana a la mañana lo buscarías por la posada "Serpiente marina... Grind "El Alto" se llama... lo reconocerás, seguramente tenga una jarra en su mano- bromeó Agrimbald -Deberían salir hacia Ávanil mañana mismo, tienen que ir a la Hacienda Aglazor de Armind y él les dará más información, no sé más yo- se disculpó -De todas formas es una buena paga... tres coronas de oro. Vendrán bien...-