Lállebron dio a luz a una hermosa niña: la futura sacerdotiza. A ella le tendría que transmitir todo lo que su madre le había enseñado, a ella le tendrían que encontrar un protector capaz de protegerla con soltura y lealtad, a ella tendría que proteger.
Pero en el nacimiento de la pequeña Lállebron VI había sucedido algo más. Había tenido una visión. Sabía que no había sido algo que se había imaginado, pero de todas formas había sido extraño y perturbador.
La luna se tornaba de un color verdoso mientras su luz bañaba un cementerio antiguo y los muertos resurgían de la tierra...
Esa imagen la había sumido en un ensimismamiento que ni su fiel Tádeok había podido romper. Él la había comprendido y acompañado en silencio durante todo ese tiempo.
Ahora, cuatro meses después de aquella primera visión, había tenido otra. Prácticamente la misma, aunque había visto algunos nombres que poco le decían al respecto... y algo más.
Una piedra verde sobre un pedestal refulgía con fuerza mientras los muertos vivientes se arremolinaban a su alrededor...
Pero esta vez se lo había contado a Tádeok. Luego de los retos acostumbrados, habían determinado que la Diosa les había enviado una misión. Debían destruir la piedra de la Diosa Taharda. Era claro que se trataba de ella, la enemiga de siempre de Airí.
Las dudas inundaron las mentes del matrimonio, pero pronto la fe prevaleció. Gracias a ello, los fieles ayudaron a que la pareja pudiera juntar dinero y provisiones para comenzar el viaje.
Por las indicaciones que recibieron, Nerdua podría ser un buen lugar para comenzar la investigación y la búsqueda de la gema. Había rumores extraños sobre ese pueblo, y seguramente en Bremie se sabría algo más al respecto ya que se encontraba a pocas horas de marcha.
Si querés podés narrar un viaje de unos días hasta Ávanil... sino avanzamos ;) Sería por puro amor al arte :D
Luego de un viaje sin contratiempos, Lállebron, Tádeok y su hija, llegaron a una Ávanil convulsa. Cuando se estaban acercando, filas de hombres, carretas y jinetes intentaban entrar a la capital dormenia. Por lo que estaban escuchando, la nación Ediria había invadido Eianil con un avance impertérrito. La ciudad portuaria había caído con poca resistencia luego de que una gran cantidad de embarcaciones habían ingresado al puerto sin demostrar hostilidad. Pero pronto eso se convirtió en un baño de sangre.
Parecía que avanzaban sin problemas y ya las levas se estaban levantando por doquier. Un comandante Trilbanson parecía estar realizando un cordón de frenado para las tropas Eridias, pero que parecía estar teniendo muchos problemas.
Cuando llegaron ante la puerta, cinco soldados los detuvieron.
-Razón y equipaje- dijeron con tono cansino como quien ha repetido hasta el hartazgo las mismas tres palabras desde muy temprano...
El tiempo era hermoso, el cielo azul. No parecía que detrás de ese bello día se escondiera tan terrible tragedia.
¿Es acaso el ser humano el único problema? ¿Por qué la guerra siempre es el problema y la solución?
Táedok observaba a su amante caminar, mirando con los ojos llenos de lágrimas. Esto le partía el corazón.-Mi amada- dijo con voz nostálgica.-no os preocupéis tanto, la situación está controlada.-
-Ved el futuro de los hombres, el progreso es el camino más rápido hacia el cielo. Y cuando las escaleras que dirigen a las nubes son lo suficiente altas, como para debilitar su estructura, estas sucumbirán.-
Táedok no logro entender bien esto, aunque una vaga idea se dio.
Lállebron sin perder mucho más tiempo se puso a ayudar a algunos de los heridos que había cerca del campo. ”Tengo que ser fuerte, tengo que serlo…”
-¡debemos de partir! Recuerda que tu misión es más importante que cualquier cosa.-dijo el.
-eres mi sol en la mañana. Mi risa en las tardes. Eres la luz de las estrellas que siempre guían mi camino. ¿Pero como podría seguir así sin más? por lo menos permite que ayude unos pocos, los que vaya viendo y peor estén.-
Táedok sencillamente sonrió. “Jamás podría decirte que no mi amada.”
Ese día se tornó un poco más largo de lo previsto.
En la puerta había cinco guardias armados, y una pregunta con brusquedad hicieron. -¿Motivo de visita?-
Lállebron dio un paso al frente. Armada con su belleza, que se extendía desde lo claro de su pelo, hasta lo dulce de su voz, dijo.-Espero que a pesar de este día tan duro, estén bien. Nobles guardianes de la ciudad, nos dirigimos a Nerdua, estábamos solo de paso por aquí.-
Los soldados de la ciudad se miraron entre ellos, no había motivo aparente para desconfiar de tal aclaración. Más aun, viniendo de una mujer tan dulce y tierna. -Está bien señorita, pero recuerde que el camino está un poco más peligroso que de costumbre. Dejadlos pasar caballeros.- los guardianes con este caos no se percataron que Nerdua, era también conocida como “el pueblo extravagante”. Devolvieron sus pertenencias y les permitieron avanzar.
Una reverencia hacia los caballeros. Y continuaron su viaje.
Esa misma noche se quedaron en la ciudad, pues ya era tarde y si bien todo era un pequeño desorden, lograron conseguir una módica habitación.
Mientras Lállebron daba el pecho a su hija, pensaba. “mi señora, sé que usted no se enojaría jamás por el contratiempo de hoy. Lo más importante es la luz, el amor, la curación. No podemos privar a la gente de esto, por poco que parezca ayudamos mucha gente y libramos de ocupaciones a otros.”
Táedok preparaba una comida, algo sencillo pero había que reponer fuerzas. Al mismo tiempo, observaba el rostro perfecto de su amor indiscutido. Ella parecía estar rezando. “Cuanto más pueda hacer por ti amor, mejor me sentiré. Ahora solo tengo que aguardar pacientemente a que termines tus rezos para que comamos”
-ya es hora de comer y de descansar amada, déjame sostener a la pequeña mientras tú comes.-
-gracias mi valiente marido, la fuerza de tus brazos no es nada comparado con la fuerza de tu corazón.-
La noche termino, y todos descansaron.
Al día siguiente, retomaron la marcha a primera hora. A pesar de los ruidos, el descanso fue pleno. La gente se veía más organizada, parecía que la ciudad no descansaba.
“¿Qué será ahora de la vida de esta pobre gente? ¿Podrán reconstruir sus vidas rápido? habrán perdido mucho para el final de este nuevo día…” era en lo único que pensaba la sacerdotisa mientras se retiraban de esta ciudad.
En el camino hacia Nerdua la joven pareja hablaba sobre las visiones
-y… ¿tuviste alguna nueva visión mi luz?- pregunto con cierto ápice de esperanza Táedok.
-no he encontrado respuesta a mis plegarias, pero quizá sea porque no hice la pregunta correcta. Mientras no tengamos que preguntar seguramente ella no tendrá que contestar. - decía ella mientras veía fijamente a su marido.
siguieron adentrándose en el camino, llegando por fin a Nerdua .
esta todo en tercera persona porque tengo que estar en los dos personajes. ¿o me limito solo a hacer y saber lo de Lállebron? eso me acabo de dar cuenta.
¿o hablo con ella en primera persona y con taodek en tercera?
el próximo post va a estar mejor, ya habiendo saciado estas dudas.