Partida Rol por web

Observo alli donde mi sire me señala y la veo, - en verdad, creo que esta en problemas - pienso, - sera un placer volver a ayudarla - digo en voz muy queda, mientras me dirijo hacia el acompañante de nuestra querida Aspasia, esperando que su espalda reciba todo el cariño que mi vieja daga sabe dar. Lo ultimo que veo de mi maestro es una orgia de sangre y visceras dignas de su categoria.

22:46:22 ‹Aspasia ibn Abir› Xavier y su aprendiz pasaron cerca de Aspasia ocupados en su propio combate. Aspasia se volvió hacia uno de los atacanter más cercanos y con cara de rabia hundió los dientes en su cuello arrastrando a su presa con ella hacia el suelo. Normalmente visiones de puro placer dominaba esos ecnuentros. Pero no hoy, que habian osado atacarla.

Poco a poco los defensores comenzaron a organizarse, aquí y allí mortales e inmortales luchaban por sus vidas. En el centro de la sala dos seres intemporales chocaban, el tiempo se paró para los presentes. El moro armado con cimitarra y armadura, el príncipe cristiano, armado de sombras que se arremolinaban en torno a su persona.

No muy lejos, Aitor, su chiquillo disfrutaba de la carnicería, en el otro extremo el senescal arengaba a los hombres, allí por donde pasaba su espada, la moral de los defensores subía, lanzándose incluso con las manos desnudas contra sus atacantes.

Digno de mención la actuación del joven Andrei, fiel defensor de su hermano, personifico la muerte para al menos media docena de hombres, sus manos, convertidas en garras abrieron en canal a cuantos se atrevieron a pecar levantando su mano contra el santo padre.

El aguerrido templario cayo al primer embiste del enemigo, poco honorable pero astuto, tal vez llevado por el celo de su fe ataco a aquel que por clemencia le dejo allí tirado, "más vale ser cobarde por un minuto que valiente muerto por el resto de la no-vida".
Digno de mención la magia de los Tremere, especialmente llamativa y ostentosa la del joven Carles, más discreta la de su maestro Xavier, ambas igualmente efectivas y terribles, unos morían electrocutados por los rayos lanzados de manos de Carles, los otros en una terrible agonía, mientras sus cuerpos explotaban en una terrible agonía de sangre a manos de Xavier.

Allí donde era necesitado siempre estuvieron los nosferatu, con sigilo y astucia eliminan a mortales e inmortales, en un misericordioso abrir y cerrar de ojos. Fernando Cabrera, se ocupó de ayudar a defender a los mortales y el acceso a la puerta de servicio, casualmente su camino se entrecruzo con el de Aspasia, ayudados por los Tremere consiguieron dar muerte a sus enemigos, dejando la puerta de servicio libre y accesible, por ella salieron varios mortales, poco más tarde llegaron los soldados de palacio acompañados de Filippe de Firenze y Leonor de Aquitania, junto con Michel LeCour, fiel sirviente de Aspasia, quien a golpe de espada llego hasta su señora sin separase de ella.

Con la llegada de las tropas, la contienda termino, casi tan rápido como comenzó. Los cuchillos poco podían hacer contra las espadas y las armaduras de los soldados, las tornas se volvieron en contra del moro. Fue entonces cuando la edad y a fuerza del príncipe se impuso a la destreza y la osadía del moro. Apresado por una abominación de sombras quedó inmovilizada, poco dura la dicha del príncipe.

Al grito de Alá es grande, Tariq se inmolo dejando al príncipe con la rabia de la ignorancia. Aquellos que podían saber algo desaparecieron dejando a sus peones mortales espiar los pecados de sus maestros. El precio en vida fue terrible, muchos súbditos no volverían a sus hogares, un terrible golpe a la reputación del príncipe, a fin de cuentas que es un príncipe que no puede asegurar la seguridad en sus dominios, alguien debía de pagar y todo apunta a que la responsabilidad recaería sobre su propio chiquillo, Aitor, el alguacil de Barcelona, y encargado de la seguridad de sus dominios.

Una pregunta queda en el aire: ¿como supieron de los festejos?