Partida Rol por web

La hija del posadero le trae a Dulce Loto sus ropas limpias y cosidas los desgarrones del camino, están como nuevas.

Además, le regala dos sencillos kimonos, uno blanco y otro rosa claro.

Cuando Emisario del Dragón se despertó de su ligero sueño, se vistió rápidamente y bajó en busca de Riqueza Efímera y los demás. Al primero que se encontró fue al automatón al que le tendió su escueto equipaje cuando este lo requirió.

-Gracias .

Se dirigió hacia Ríqueza Efímera y lo saludó cortésmente -Los acompañaré, por supuesto. No puedo dejar de intentar averiguar que ocurrió ni en ayudar a Dulce Loto. Aunque Garra de Halcón pregunte a ese letrado, solo encontrará lo que yo sé, y es que necesitamos pruebas sobre lo ocurrido, testimonios. Necesito saber más sobre lo que pasó y hacer que la justicia le de la razón a esa muchacha y la deje en el lugar que le corresponde. Tengo muchas cosas en las que pensar, muchas... pero la respuesta solo la encontraremos en ese arrozal número uno. Partamos cuando lo considere oportuno Ríqueza, nos espera un largo camino.

Cuando me desperté poco antes de despuntar el alba aun tenía presente la conversación que el día anterior había mantenido con Niom Ong Yu. La lealtad y amistad que lo había unido a mi maestro le habían sobrevivido y  ahora lo vinculaban a mí. Una deuda de gratitud tenía con él por todo lo que había hecho y una penitencia sufría por no haber escuchado sus consejos cuando debí debí hacerlo.

Nada más levantarme me aseé y vestí y en cuanto terminé me acerqué a la ventana a tiempo de ver los primeros rayos del Sol herir el oscuro cielo. Junté mis manos y me arrodillé en el suelo dispuesto a rezar. No tenía incienso, ni ofrenda o altar desde el rezar pero imaginaba que poco importaba cuando mi intención no era otra más que honrarle. En la Escuela ya solo quedaban cascotes de lo que una vez había sido su imagen, pero si uno quería verlo no tenía más que alzar la vista a los cielos para poder contemplar su gloria.

Poco después llegó el automatón ofreciéndose para cargar con mi equipaje.

- Gracias, pero nada me queda en propiedad como para que cargue con ello.- respondí su gesto. –Tan solo lo que llevo puesto y poco más. Respecto a mi amigo me temo que tan solo es letrado. Me dijo que iría preparando los papeles necesarios para la reclamación de la herencia de Dulce Loto para tenerlo todo preparado una vez consigamos las pruebas sobre los asesinatos cometidos por su hermano.

Cuando me reuní con todos a la primera que saludé fue a Dulce Loto, aunque no tardé en continuar con el lord carroñero. A quién evité dirigirle la palabra fue al monje; aún había asuntos pendientes entre nosotros y mucho después de que se resolvieran, si llegaban a resolverse, aun conservaría el recuerdo fresco de los abusos que los suyos habían cometido y la defensa de ellos que él había hecho.

Mientras cargaba con los equipajes en el hostal, dio instrucciones al posadero.

- Posadero, por favor, prepare desayuno para el amo Riqueza Efímera y sus acompañantes. Bajarán enseguida.

Tras despedirse con un gesto cortés, llevó cuanto le habían dado a la barcaza.

Allí aprovechó la soledad y el momento de tranquilidad que le brindaba el alba para realizar una oración a Sol Invicto para que les acompañara durante el viaje. Después inició la vuelta.

El Posadero sirve rápidamente té y bolas de arroz dulce como desayuno.

Riqueza se limitó a asentir amablemente ante las palabras de Emisario, consiguiendo que su asentimiento se conviritiera a un tiempo en una leve inclinación de agradecimiento por la ayuda que iba a ofrecerles. De seguido, se dirigió a la mesa en la que el posadero había dispuesto el desayuno, limitándose a beber una taza de té con cuidada meticulosidad mientras su mente vagaba por derroteros imposibles de determinar. Finalmente, emitió un leve suspiro, entrecerró los ojos cuando miró al frente, como si hubiera olvidado dónde estaba y le costara determinar su actual ubicación.

- Dulce Loto aún no ha abandonado su habitación - dijo sin dirigirse a nadie específicamente -. Patán, sube a su habitación y despiértala si es preciso. Es necesario saber si nos acompañará o permanecerá aquí. Por mi parte, ya he acabado - señaló apartando la taza vacía de su lado -. Me dirigiré ahora mismo al muelle, a la barcaza y esperaré allí, mientras hago una ofrenda al dios Hu. Nada debe entorpecer nuestra marcha, especialmente ahora que nuestro fogoso Martillo Blanco no slleva delantera. Confío en que su viaje le haya sido propicio y no haya tenido problemas.

Dicho aquello, se levantó, se despidió de los presentes, incluido el posadero y su hija y abandonó la posada.

Riqueza dejó atrás la posada. Su sueño había sido ligero e intranquilo, consecuencia de la imprevista marcha de Martillo Blanco. Una marcha que no había podido evitar y a la que no había querido objetar, arriesgándose a revelar aquello que debía ocultar. Sin embargo, ello había hecho que su humor, normalmente alegre, se hubiera oscurecido. Era consciente de que aquel aspecto tierra que constituía el joven guerrero poseía una especial fortaleza y resistencia y que era capaz de haber desgranado la distancia hasta las tierras de la familia de Dulce Loto antes de que ellos pudieran llegar al mismo destino. Ello, en sí, no le preocupaba, pero la fogosa naturaleza de aquel guerrero y su impaciencia, jugaban en su contra. De hallarse con Bambú, se enfrentaría a él, ciego a cualquier otra consideración como la de un posible exorcismo. Y no solo estaba el riesgo de un enfrentamiento. Lo peor era que muy posiblemente vencería a aquel demonio. Riqueza gruñó por lo bajo. No deseaba su derrota, pero por un instante, suspiró porque el guerrero hubiera tenido un encuentro que el retrasara. Nada grave, pero sí lo suficiente molesto como para hacer coincidir sus llegadas a los arrozales.

Su paseo concluyó junto al muelle del río Hu. En una esquina, un pequeño templete de piedra, verdeado por la humedad y el tiempo,  con una imagen del dios mirando orgullosamente hacia el río reclamó su atención. Pausadamente se dirigió al mismo y sonrió a aquella imagen de la amiga divinidad.

- Volvemos a vernos, viejo amigo y vuelvo a pedir tu favor - dijo inclinándose antes de arrollidarse. Con la parsimonio que caracterizaba sus medidos gestos, encendió varias varitas de incienso, cuyo olor pronto se extendió ocultando los otros propios de aquel muelle. Entonó una oración y, finalmente, extrajo varios billetes de dinero falso para ofrendarlos al dios fluvial. Los colocó sobre una pequeña bandeja de latón, ennegrecida por las pasadas ofrendas y acercó la llama de la vela que siempre reposaba encendida a un lado. Pronto ardieron, con una voracidad que no sabría determinar si era la propia del fuego o la del dios, y las llamas consumieron el papel convirtiéndolo en ceniza. Tras unas últimas peticiones solcitando un buen viaje, Riqueza se puso en pie, se inclinó una última vez ante el templete y se alejó en dirección a su barcaza.

La criatura se muestra ante la Visión Espiritual de Riqueza Efímera, invisible para todos los demás, incluso para los sentidos mágicos de Patán Sabio.

Como suele ocurrir con esta clase de seres, se comunica con una voz telepática.

"Acepto tu ofrenda, Sideral. He cumplido mi promesa, ningún ser Ajeno al Tapiz ha cruzado mis aguas. Cinco duendes lo intentaron el año pasado, procedentes del norte. Uno murió, y su sangre infecta de Kaos corrompió una charca, cuatro escaparon.

En algunas partes mis pequeños súbditos se quejan y gritan sus súplicas. El espíritu menor que velaba por una familia en un arrozal ha sufrido quemaduras. Afirma que sus amos mortales sufrieron tormento y una muerte prematura a manos de un demonio. Sus palabras no eran coherentes, nada se pudo sacar más en claro.

Hay rumores, los dioses de los caminos y de los pueblos hablan de mortales inocentes siendo devorados vivos en secreto por todo el Bajo Hu.

Elevé una queja a Yu-Shan y me respondieron: tu solicitud ha sido cursada, pero era innecesaria, debes confiar en el poderoso Trueno de Jade..." -

Despierto sin saber dónde me encuentro, abro los ojos, no reconozco el lugar, por un instante no lo reconozco, hasta que recuerdo, me siento en la cama y encojo las piernas, hasta terminar abrazándomelas, las rodillas unidas al pecho, mi cabeza apoyada en ellas, no quiero llorar de nuevo, pero no puedo evitarlo, no se qué va a ser de mí ahora, no se qué va a pasar. Ni siquiera me doy cuenta de la salida del sol, sólo cuando la hija del posadero entra en la habitación trayéndome agua para lavarme y los dos kimonos levanto la vista, agradeciéndola todo lo que está haciendo.

Abro la ventana, el sol ya ilumina la ciudad, no puedo seguir doliéndome así. No. No puedo. Me pongo el kimono blanco y envuelvo los otros dos con cuidado.

Suspiro, esto son todas mis posesiones ahora mismo. Y son las que entrego al automatón cuando llama a la puerta de mi habitación, ya que todavía no he bajado.

Aún me quedo unos minutos más, mirando por la ventana, intentando encontrar en algún sitio de mi interior esa fuerza que apenas siento, para volver a mi casa, con esa gente que me parecen algunos conocidos de hace largo tiempo, y otros tan sólo desconocidos preocupándose. Tampoco puedo escoger demasiado.

Termino de colocarme el obi y mi manto de viaje antes de abrir la puerta de mi habitación y bajar las escaleras hacia la sala principal.

Patán Sabio se había quedado en la planta baja de la posada esperando a que bajaran los demás, después de que Riqueza Efímera partiera a la barcaza.

Ya iba a subir a buscar a Dulce Loto cuando apareció bajando las escaleras. Parecía triste y cansada. Eso despertó ciertos instintos programados en él.

- Buenos días, señorita Dulce Loto. Ese kimono la favorece mucho. Hay té y bollos de arroz. Es importante que coma algo. Riqueza Efímera está ya en la barcaza preparado para partir cuando haya terminado de desayunar, pero no se preocupe, hágalo tranquilamente. Además, una vez en la barcaza podrá seguir descansando.

Miro al automatón, miro el kimono, blanco. Suspiro.

Gracias, un poco de té estará bien, no tengo... mucha hambre.

Termino de bajar las escaleras, pero me paro justo antes de entrar en la sala común. Le miro, extiendo la mano para tocar la placa central de su pecho, pero antes de terminar el gesto me paro, mis cejas bajan un poco, sin llegar a fruncirse. Niego, bajo la mirada.

¿Eres consciente o tan sólo cumples órdenes?

No realizo la pregunta que quiero hacer, saber cuánto tiempo hace que lo montaron, cuanto hace que es, o lo que sea, no, no hago esa pregunta.

PATAN SABIO, DULCE LOTO:

- Los Automatones tienen memoria y personalidad, y son capaces de memorizar muchos datos.

- Se ha teorizado que no tienen inteligencia propia, que se limitan a seguir su programación original, pero que no saben distinguir los datos importantes de lo que no lo son.

Desde que dejé mi habitación había temido que llegara el momento en el que tuviese que pagar por el alojamiento. Había pocas cosas que detestara más que dejar algo a deber a alguien, y era la razón por la que la noche anterior había dado mi palabra de que pagaría a la hija del posadero por todo lo que había consumido, pero al bajar había descubierto que nada debía ya al posadero. No sabía quién ni por qué, aunque estaba decidido en cuanto pudiese a devolver a quién hubiese sido hasta el último Koku.

Cogí un par de bolas de arroz para calmar el estómago, que desde el juicio no había disfrutado más que algo de sake, y tras saciar la sed con un par de sorbos de té vi llegar a Dulce Loto. La paz que de ella manaba seguía ahí, intacta. Bajé la mirada un momento al fondo del recipiente en el que el té humeaba, bebí, y entonces en pie esperé con pretérito orgullo a que estuviera lista para partir al lugar en el que había nacido su más reciente pesadilla.

- Salís de la Posada y llegáis a la barcaza guiados por Patán Sabio.

- Riqueza Efimera ya ha realizados las ofrendas auspiciosas al dios del río y está levando amarras para zarpar.

- Pasa una hora del amanecer cuando la barcaza de Riqueza Efímera surca las aguas del Río Hu. El viento es favorable, aunque el viaje transcurrirá contra corriente, pues el río fluye de Este a Oeste, hacia el Mar Interior.

- Hay un diminuto camarote para Dulce Loto, y otro igual con litera para Maestro Garra de Halcón y Emisario del Dragón. Aparte está el Camarote del Capitán, que ocupa Riqueza Efímera. Patán Sabio ocupará la cubierta para este viaje, pues él no necesita dormir, le basta sentarse y recostarse contra el mástil para descansar.

- La embarcación es un diseño antiguo, mezcla de sampan y barcaza, espacioso y muy navegable.

- Bajo cubierta hay una bodega abarrotada de trastos en la que hay un carro que se puede sacar mediante una amplia pasarela.

Había habido suerte con las ofrendas y los vientos eran favorables, con lo que Patán no tenía que tirar de la barca desde la orilla. Y hacía sol, así que Patán podía quedarse en la cubierta, simplemente sentado, disfrutando del calor del sol.

Patán aprovechó uno de los momentos en que Riqueza subía a la cubierta a dirigir la barcaza mientras los demás descansaban.

- Riqueza... Hemos conseguido juntar a todos menos a Mazo, y eso que no parecía el más difícil. Espero que no tengamos problemas para reunirnos con él. Y Dulce Loto todavía parece traumatizada por lo ocurrido. Quizá, después de volver a su hogar con nosotros pueda tranquilizarse y superar esos temores. ¿Podemos hacer algo más?

RIQUEZA EFIMERA:

- Técnicamente hablando, te sería posible utilizar Astrología Sideral para alterar el viaje de Mazo. Podrías por ejemplo utilizar el Colegio de la Máscara para ocultarle temporalmente el camino y que se pierda, retrasándole así unas horas.

- Complicaciones:

a) Supone un ritual complejo que no debe ser interrumpido.

b) Supone pedir favores a las Arañas del Patrón y a los dioses de la Casa de los Secretos, favores que quizá te pidan más adelante que se los devuelvas.

c) Supone que si eres descubierto/observado por tus compañeros de viaje sospechen que eres mucho más que un simple mago menor humano.

d) Supone un gasto de materiales de ritual (los tienes disponibles, pero no en cantidad ilimitada).

e) Supone un riesgo, pues no hay garantía alguna de éxito, e incluso podrías provocar una Paradoja y sufrir el Azote de las Arañas del Patrón.

f) Supone alterar el destino de un Exaltado, lo cual es siempre más difícil y complicado que si se tratase de un humano normal.

- Reunir nos reuniremos, Patán, pero temo que lleguemos tarde - dijo no sin un asomo de ligero fastidio en su tono de voz. Se había sentado sobre un rollo de cuerda junto al automatón, que refulgía suavemente bajo el sol -. Mmm, ¿es esto una mancha de óxido? - preguntó rascando con una uña una pequeña mancha parda de su espalda -. No, tan solo era algo de suciedad - dijo con alivio -. Lo de Martillo Blanco ha sido un verdadero imprevisto, pero no quería ponerme en evidencia ni desvelar más de lo debido. Y ahora ya es tarde. No podía desdecirme e iniciar un viaje de noche y ahora mismo me encuentro bastante atado de manos. Podría probar a alterar su viaje mediante la Astrología Sideral, pero el proceso es costoso, no ofrece una seguridad total y es largo, con lo cual, el riesgo de una interrupción y que mi identidad sea puesta en tela de juicio es demasiado alta.

Riqueza se levantó, se estiró y después tomó una pequeña bolsa de donde extrajo un paño y una botellita de aceite.

- Vamos, Patán, ponte en pie. Vamos a bruñir esa vieja carcasa y hacer que brille bajo el sol - dijo empapando el paño con un poco de aceite y empezando a frotar el cuerpo de Patán. Aquella labor mecánica le ayudaba a concentrarse y dejar de lado las preocupaciones -. Confiemos en que sea el propio destino quien obstaculice su camino y ralentice su paso, aunque algo me dice que para cuando lleguemos ya se habrá enfrentado a Bambú. Y puede incluso que lo haya vencido. Pero bueno, no podemos ni debemos lamentarnos por lo inevitable. Hablé con el viejo Hu - dijo cambiando de conversación mientras frotaba con fuerza el torso de Patán -. Me comentó que cinco duendes habían intentado cruzar sus aguas desde el norte y que uno había muerto. El resto consiguió escapar. Pero eso no fue lo más preocupante. Hizo mención a la muerte de la familia de Dulce Loto. Estoy casi seguro por su descripción, pero la cuestión es que todo el Bajo Hu está sufriendo un ataque sistemático. Los dioses de los caminos y de los pueblos hablan de humanos que son devorados vivos en secreto. Patán - dijo deteniéndose un momento con el paño en la mano -. Las cosas se van a poner difíciles y necesito conseguir que todos ellos formen un grupo unido.