Atravesar la atmósfera de Byzantium Secundus suponía muchas cosas. Entre ellas entrar en quizás el planeta más seguro de los Mundos Conocidos, bajo el mismísimo amparo del emperador, pero también significaba entrar en un torbellino de conspiraciones y problemas que se urdían en las calles de la ciudad. La nave Decados comenzó a sobrevolar un distrito de altísimos edificios, que trataban de emular las cristaladas agujas de los Obun. Aunque siempre con su característico toque humano.
Estabas allí para reunirte con alguien. Alguien que, si su trabajo estuvo bien hecho, supondría un paso en adelante a tú plan. Tú plan de reinar cada vez sobre más planetas. Los Hawkwood se habían expandido como un virus, primero gobernaban con fiereza sus dominios, y ahora lo hacían con su emperador sobre los Mundos Conocidos. Y aun así, aun así conocías los planes conspirativos que se hacían a espaldas de tan poderoso hombre. Aun así tú tenías miedo de que esas conspiraciones te incluyesen como enemiga.
Byzantium Secundus. Barrios altos.
La nave se ancló entre varios brazos mecánicos de enorme tamaño. Un hangar que llevaban inteligentemente los Aurigas y los Carroñeros. Gremios... tan bastardos como necesarios. Cabrones listos. Acordaste que te dejarían sola. Confías en el hombre con el que debes reunirte y si algo te pasase por las calles más bajas de la ciudad, sabes defenderte de sobra.
Dejaste atrás una marabunta de sonidos mecánicos, voces de obreros, martilleos, gotas de aceite y combustible... Dejaste atrás un hangar gigantesco que albergaba una nave aun más grande. En solitario te adentraste en la ciudad, descendiendo niveles de la misma, accediendo a los lugares más recónditos de Byzantium... Ahora empezaba tú juego.
Estaba haciendo un viaje a Byzantium Secundus por diversos motivos, tenía cosas que hacer allí, tanto para mi como para mi familia, aunque estas últimas no tenían tanta importancia y las tenía relegadas en un segundo plano dentro de mis pensamientos, o quizás hasta un tercero, pues no me gustaban las conspiraciones y entramados que en aquel lugar se enredaban, la mayoría, por lo que yo sabía, eran contra el emperador, pero la mayoría no son todas y no me gustaba ser objetivo de nada ni nadie, yo era cazadora, no presa.
La entrada en la atmósfera del planeta me había sido avisada primero por las leves turbulencias y después por una sirvienta.
-Ya lo he notado, llegas un poco tarde- dije con un tono algo despectivo, pues no me agradaba tener que prepararme con prisas, debía estar perfecta. Me puse mis ropajes, por encima la cota de malla, me até el cinto con el estoque y la pistola y oculté la daga donde no se viera por si fuera necesario.
A la reunión debía ir sola, por lo que ordené a mis guardias que me dejaran. -A partir de aquí sigo sola, vosotros encargaros de que la nave esté lista y estos indeseables no la dañen- no me importaba si lo oían, si le pasaba algo a la nave lo pagarían con su vida.
Fui avanzando por aquél hangar lleno de ruidos, salí a la ciudad y poco a poco me perdí entre la gente, algo que odiaba, por lo que pronto me aparte y me dirigí a los niveles inferiores de la ciudad, era allí donde se produciría la reunión, lugar al que muchos no se atreverían a ir por miedo a que les sucediera algo, aunque yo estaba muy capacitada, y si todo había ido como esperaba estaría más cerca de que mi plan llegara a buen puerto.
Como te comenté, no conozco la ambientación más allá de lo que has ido poniendo, y desconozco si los ropajes y cubretodo van encima o debajo de la cota de malla con ornamentos de mi casa, y tampoco conozco que es "cubretodo".
Si hago alguna pifiada dime y lo modifico. So sorry.