Partida Rol por web

Fading Suns - Soles Exhaustos

Usul oj Trier - Las últimas gotas de sangre

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22/11/2013, 14:46
Director

Los latidos de tú corazon se aceleraron. Digan lo que digan esos humanos, eres un ser vivo y tú corazón late igual que el de ellos. Tú daga aun seguía empapada por la sangre del Conde Hawkwood. Te contrataron para un trabajo difícil y lo cumpliste. Aunque en todo momento sabías sus consecuencias. Ahora mismo para ti todo pasa a cámara lenta. Corres a toda prisa, lo máximo que tú cuerpo te permite, por un pasillo repleto de cuadros, una moqueta rojiza y varias lámparas colgadas del techo. La ostentosidad clásica de una familia noble se veía reflejada en la decoración de aquel lugar. De aquella mansión Hawkwood en Byzantium Secundus. La noche del exterior era visible a través de varias ventanas que dejabas atrás. La lluvia también lo era, pues golpeaba con firmeza y ritmo sobre los critales.

Los gritos de aquellos soldados los tenías siempre en la mente y en tus oidos. Palabras que te exigían detenerte distorsionadas por sus cascos voluminosos. Seguían persiguiéndote, incluso alguna ráfaga láser te rozaba la ropa, aunque no llegaba a darte. Contaste alrededor de cinco soldados, quizás podrías con ellos, con tus habilidades combativas y tú insuperable acecho, pero no entraba dentro del contrato.

El final del trayecto se resumía en tú plan de escape. Un balcón que daba a un enorme lago a los pies de la mansión. La caída suponía unos veinte metros o quizás más, pero no tenías otra opción. Por suerte, el agua frenaría suavemente tu caída. Placaste las puertas de cristal que daban al balcón, de un brinco subiste un pequeño banco y saltaste al vacío entre los láseres de los guardias Hawkwood.

Los último que escucharon ellos fue el mismo sonido de una enorme piedra caer contra el agua. Lo último que viste tú fue como tú cuerpo se hundía lentamente bajo las aguas del lago.


El objetivo era sencillo. Matar al Hawkwood y salir de allí sin ser descubierto. Pero aquel niño... aquel niño posicionado en el momento equivocado en el lugar incorrecto. Le apuntaste con tú ballesta, estuviste apunto de apretar el gatillo pero... su rostro angelical, humana, pero angelical, no te lo permitió. Estaba perplejo y tú fuiste sorprendido por los guardias...

Te arrastraste por la orilla del lago. Lanzaste tú vista atrás y viste el enorme palacio Hawkwood al otro lado, pequeño en comparación con el del emperador, por supuesto. Las calles que tenís frente a ti, a este lado, era las propias de un suburbio. Si, incluso el glorioso planeta, centro del imperio, tenía sus suburbios.

Byzantium Secundus - Suburbios de la Ciudad Imperial

Te levantaste y sacudiste tús ropas, las retorcistes para aliviar el peso del agua que cargabas. De fondo escuchabas los soldados movilizándose, pero aun era pronto para que te encontrasen. Varias personas pasaban delante tuya, pero te ignoraban totalmente. Eran vagabundos, gente pobre con una mínima esperanza que les daba igual si los soles se apagaban hoy o mañana. El suelo pedregoso y húmedo por las ya extintas lluvias (aunque amenazantes de volver), y las lámparas con sus débiles llamas cada diez metros. Una encendida... la otra apagada...

Los callejones eran lugares estrechos y peligrosos, pero nadie quería tener nada con un alienígena. Tú condena y tú salvación al unísono. A unos pocos kilómetros se encontraba tú guarida. Un lugar seguro donde podrías esconderte de la guardia que patrullaba la colosal ciudad, y donde en teoria te reunirías con tú contacto Decados, tú cliente.

Notas de juego

Interpreta un poco ;)
 

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22/11/2013, 19:20
Usul oj Trier

La ropa pesaba y estaba helada. El frio de la noche y las gotas de lluvia, se clavaban como agujas en la piel, traspasando su humedad hasta los huesos. Usul comenzó a secar rápidamente su ropa mientras confirmaba que los laser de los guardias no le habían rozado.

"Maldito crio"

Comenzó a andar por las pequeñas callejuelas a ritmo lento pero sin pausa. "La pierna. Ese dolor otra vez" Sabia que ese dolor no se iba sin hacer un alto en el camino.

Los guardias ya casi no se oian e iba a ser casi imposible que le encontraran gracias a todo el laberinto de callejuelas. De todas formas existía un lugar en el cual no le iban a encontrar y estaría a salvo el tiempo suficiente como para que se calmara el dolor, era la taberna de Gourne, el único humano que respetaba lo suficiente como para no rajarlo.

"Maldito crio" Pensaba una y otra vez mientras se acercaba a la puerta de la taberna. "Todo esto es por su culpa. ¿Qué hacia allí? ¿Por qué no lo he matado? No seria el primero"

La Taberna estaba como siempre vacia. Poca luz, cuatro mesas mal puestas con los mismos feligreses de siempre observando la nada mientras engullían vaso tras otro. Alli nadie hacia preguntas, nadie le importaba si eres alienígena, humano o dios... Solo había silencio roto por las toses, y los vasos apoyándose en la mesa. Todo ello era lo que buscaba Usul para calmar el dolor. Se sentó en una de las mesas mientras se tocaba la pierna. Gourne ya estaba allí con su botella y vaso preparado.

"¿Un mal dia? ", dijo rompiendo el silencio Gourne

"..."

"¿Otra vez la pierna?"

"..."

Usul cogio el vaso. mientras Gourne se fue con las mismas respuestas con las que vino.

"Maldito crio", no podía dejar de pensar en él y el porque no lo había asestado con su ballesta.

Repuso fuerzas y siguió su camino hacia su guarida. Ya no llovia, pero la humedad seguía presente.

Abrió la puerta, no vio a nadie. Se dispuso a sentarse y esperar a su visita, cuando por la espalda oyó una voz.

"Llegas tarde"

Notas de juego

Hasta donde debo seguir?