Partida Rol por web

Las puertas de la muralla aún cerradas y la escasez de edificios alrededor hacen que me plantee si salir huyendo o plantarle cara. Una carrera en un espacio abierto sería poco productiva, amén de que ya me ha visto y sería difícil perderlo de vista. Miro a mi espalda y veo el granero, quizás sea mi única posibilidad para partir con ventaja si hay enfrentamiento.

Camino de espaldas para hacerle notar a mi enemigo que pienso plantarle cara, pero será en mi terreno, así que será él el que tenga que arriesgar si de verdad anhela tanto lo que parece querer de mí, mi cuerpo, mi vida. Entro en el granero y cierro la puerta con la palanca y me coloco en alguna zona oscura donde pueda controlar cada posible entrada. Saco mis armas y aguardo escuchando cualquier sonido que provenga de los alrededores.

Cuando apenas llevas unos segundos en la pequeña choza y ya has desenvainado tanto tu espada como la extrañada daga, la puerta de la misma se abre con cierta lentitud, dejando entrar la tenue luz de la mañana y por tanto distinguir con claridad al extraño ser de expresión malévola que mira el interior buscándote con avidez.

Casi no he terminado de sacar las armas cuando la puerta del granero cede bajo su fuerza. El tablón que había colocado no ha sido lo suficientemente resistente y mi enemigo se encuentra a escasos metros de mí, pero a distancia suficiente para lanzar una estocada. La mejor defensa es un buen ataque y no tengo tiempo que perder.

-Te dije que no quería luchar contigo y aún así sigues detrás mía. Huye lejos de aquí ¡y vuelve al infierno del que has venido!-Me lanzo en carrera hacia él tratando de clavarle ambas armas en un rápido movimiento. Primero lanzo la espada para intentar hacer el mayor daño posible antes de usar la daga que viene a continuación como un rayo. Ambas armas se clavan en el cuerpo de mi oponente y me retiro un poco para ver los efectos de mi ataque mientras preparo el siguiente movimiento.