-Gracias, Liam, pero prefiero hacer yo esta guardia. Alguna tendré que cubrir, y prefiero descansar del tirón antes de nada. Además, tengo demasiadas cosas en la cabeza. Me vendrá bien ponerlas en orden para así poder dedicarme de pleno a la misión.
Los ojos del cabo traslucían cansancio, pero parecía ser que no quería dejarse caer. Quizás porque esos hombres eran ahora responsabilidad suya.
Thrud se había sentado a un costado, el brazo recién curado rígido contra su pecho. Ante las palabras de Gladstone, simplemente asintió. La escopeta y las demás cosas las había dejado a su lado, y apenas iba a agarrarlas cuando Hilda apareció con la taza de café. Le agradeció la suya, y contempló en silencio toda la escena que se daba entre el cabo y su amiga. Bajó la mirada a su taza, dejándola allí lo suficiente para advertir cuán efímeros eran los ribetes de vapor que se disipaban en el aire, demasiado frío para ellos. Resistir, eso era. Así se hacían las cosas, resistir, apretar los dientes y continuar. Para eso estaba ella allí, y por ello no había salido a buscar al último nazi. Quizás, si no hubiese tenido el balazo en el hombro, quizás...
Se tomó la taza con rapidez, pero suficiente lentitud para impregnarse de un momento de calor. Ardió, como le ardía aún el hombro, la piel tirante por los puntos y los músculos cortados. Dejó la taza vacía a un costado, sobre una pequeña mesilla, y levantó la escopeta con el brazo sano. La exploró de la misma forma que Gladstone, sin utilizar su otra mano, recargó los cartuchos, y la cerró con un golpe seco. La dejó apoyada sobre su regazo, mientras abría y cerraba los dedos de la mano izquierda para comprobar que el brazo no se le había adormecido.
- Vamos - dijo a Gladstone.
-Haga la segunda guardia conmigo si quiere, Murray.- sugiere Edvin, sacando unas mantas de una alacena y colocándolas en los sillones para quienes vayan a dormir allí o a hacer guardias.-Está bien, haré las labores de anfitrión. Hilda y Thrud pueden usar la cama de matrimonio de arriba. En el cuarto doble sugiero que vayamos turnándonos para dormir quienes vayamos a estar de guardia, sobre todo, así que empecemos por Murray y yo. En el otro cuarto puede dormir una persona más y aquí abajo tres, en el sofá y los sillones. Si no se les ocurre qué texto enviar a Londres, yo prepararé uno y lo enviaremos a las seis de la mañana.-
A la orden. Terminó el café, guardó la petaca y recogió sus cosas. Iré a dormir entonces. Esperó a que Olsen comenzara a dirigirles a los cuartos para poder seguirle.
- Hare la siguiente guardia- comento Fiske al fin. Con paso taciturno se apoyo en uno de los sofas; no estaba particularmente cansado pero sabia lo importante que era mantener el buen estado mental y fisico para no ser sorprendidos.
Hunt se echó sobre uno de los sofás con gesto cansado.
-Avisadme cuando me toque -fueron sus escuetas palabras antes de cerrar los ojos.
Como algo y me bebo el café calentito. Tras eso y despues de recoger todas las tazas y llevarlas a la cocina y lavarlas rapidamente, vuelvo al salón, me dirijo hacia las escaleras digo timidamente....
- Bueno, yo descansaré un rato. Puedo hacer el ultimo turno y asi ocuparme del desayuno si quereis...
Acto seguido comienzo a subir las escaleras de forma sensual... (*)
Con el tipico movimiento de cabeza de cabello pantene, jejejeje!
Gladstone esperó a que Hilda se fuese y no pudiera escucharle.
-Las mujeres están exentas de hacer guardia. Alguien, que venga conmigo.
Sin más palabras se giró y salió por la puerta.
[Fuera de la cabaña]
Thomas despejó una zona a base de patadas y de cavar con las manos y la culata del fusil. poco a poco intentaba darle forma a un pozo de tirador que le ocultase y protegiese, preparado para cualquier eventualidad.
Una vez terminado, sacó su reloj para poder calcular mejor el paso del tiempo. Dentro de dos horas, con un poco de suerte, su guardia habría acabado.
Thrud se levantó inmediatamente. No pareció ni importarle que Gladstone le hubiese ignorado su llamado anterior, y mucho menos lo que acababa de decir. Tomó la escopeta de su regazo, se la cargó al hombro herido, y salió detrás del cabo sin ninguna palabra.
- Esta noche promete...
Fiske se aparo y se recosto en otro de los sofas cercanos alzando las piernas sobre la mesa y poniendose comodo.
- Que no les muerdan las chinches.
A pesar de su constante atencion al rededor Fiske intento relajarse y descansar un poco antes de proceder a su guardia.
Ves que Gladstone está metido en un pozo de tirador cerca de la puerta y cavado a toda prisa.
Thrud salió al exterior con sigilo, o un intento de ello, mirando a su alrededor fugazmente. Tras cerrar la puerta, avanzó casi de puntillas sobre la nieve, si eso pudiese ser hecho, y se dirigió a un sitio en la nieve opuesto al de Gladstone, aunque en su misma línea horizontal. Con la culata de su escopeta, y usando sólo el brazo derecho, cavó con increíble rapidez para la situación un pozo para ella misma, y se apostó allí, preparando la escopeta para tenerla lista en caso de que debiera realizar un disparo. Luego, se elevó apenas y volvió a echar un vistazo a sus alrededores. Esa tranquilidad extraña hacía presa de las tierras ocupadas, una tranquilidad que sólo se pregunta cuándo volverá la masacre. No había nada, por ahora.
Volvió a su sitio, y en silencio, se dedicó a esperar.
La noche, acortada por haberla dedicado a sobrevivir en este hosco lugar, pasa en la cabaña muy rápida. Apenas cerráis los ojos sentís que tenéis que abrirlos de nuevo para hacer vuestra guardia y someteros al frío nórdico en la trinchera cabada en la nieve por Gladstone delante de la cabaña o bien cuando llega el amanecer y lo que os despierta es la voz de Edvin abajo, retransmitiendo el mensaje a Londres, explicando lo ocurrido, aunque es probable que,perdido el contacto con los aviones, ya estuviesen esperando lo peor.
Con los primeros rayos del sol os vais desperezando y reuniéndoos poco a poco en la planta de abajo, con la cabeza zumbando, cada uno listo para la acción según su preparación.
Pasamos a otra escena, chicos. Ahora la abro.