- ¡Argh! ¡Joder! - dije mientras cerraba los ojos y me tapaba los oidos.
En cuanto había activado los sentidos todo se había amplicado excesivamente haciendo que aquella música machacona me taladrase el cerebro y las luces parpadeantes me hicieran ver chiribitas. Enseguida lo desactive, aunque me costó un momento recomponerme. Poco a poco la visión se recuperó y la música salió de mi cabeza.
" Así que es así como funciona... - pensé."
Estaba demasiado ocupado con aquello como para hacer caso al comentario de Richard, además esta vez parecía que el tipo trataba de ser simpático, a pesar de todo no parecía tan mala persona como me había parecido al principio.
Un frío glacial recorrió la columna del desgarbado joven mientras atravesaba el portal que daba ingreso al club. Hacía años que no entraba en un lugar semejante, y se sentía bastante incómodo de solo merodear por allí. Aunque quizás “estúpido” fuera una palabra más adecuada.
Por supuesto, no era solo por su raída chaqueta o sus pelos revueltos, sino que tenía sus buenas razones para mantenerse alejado de ese tipo de locales. O al menos creía haberlas tenido en el pasado. Después de todo, ¿qué podría hacer un pobre diablo sin dinero y sin amigos en un lugar como ése?
Por fortuna, aquella noche no parecía ser de las más concurridas, y el monolítico mastín que custodiaba la puerta apenas si se dignó a echarle una mirada de supremo aburrimiento. Probablemente la situación hubiera sido bien distinta de tratarse de un sábado o un viernes por la noche. En cualquier caso, Ryan decidió no tentar demasiado su suerte, y se internó lo más rápido que pudo en la confusa oscuridad del interior.
Una vez dentro, sus ojos escrutaron con cierto esfuerzo la viciada atmósfera, y no tardó demasiado en localizar a aquellos que buscaba. Sus compañeros de penurias se encontraban junto a la barra, algo apartados del tumulto principal, y hacia allí dirigió sus pasos el desalineado personaje.
No dijo una sola palabra cuando llegó junto a ellos, y simplemente se limitó a saludar a cada uno con un veloz asentimiento. También dedicó una de aquellas furtivas reverencias a la muchacha que hablaba con sus compañeros, pero no consideró oportuno extenderse aún más en las presentaciones.
Aprovechando que Richard había llamado a Candi para preguntarle una cosa, decidí preguntarle algo yo también, no era muy probable que supiera contestar pero había que intentarlo.
- Oye, Candi, Tony nos ha hablado de un tal Edward pero no tenemos ni idea de quién es ese tipo ¿sabes algo sobre él? aunque sólo sea su apellido ya sería de utilidad.
Entonces llegó el que faltaba, y recordé que no nos había contado nada de la conversación que había tenido con su amigo, aquella podía ser la pista que necesitábamos.
- ¡Hey! ¿Cómo estás? - le saludé animadamente.- Parece que Tony no se ha pasado por aquí aunque nos ha dejado algo - le pasé la nota para que pudiera leerla también.- Por cierto, hablaste con tu amigo ¿verdad? ¿Conseguiste averiguar algo?
- Pues siempre hay algún que otro de sus amigos...
Alarga el cuello para echarle un vistazo a las mesas cerca de la pista de baile
- Parece que no es vuestro día chicos. No, no veo a ninguno
Luego se encoge de hombros y menea la cabeza a ambos lados
- Edward... ¿amigo de Tony? pues no me suena
Luego mira arriba a la barra de la balconada del local
- Bueno chicos, me tengo que ir. Que hay gente que trabaja en este local. Cuidadme a Tony, ¿vale? ¡Chao!
Se despide escaleras arriba
Motivo: ¿Amigos de tony?
Dificultad: 6
Tirada (3 dados): 2, 1, 7
Éxitos: 0 Fallo
Sin decir una palabra, el recién llegado tomó el pequeño papel que le ofrecía su camarada y lo observó detenidamente durante algunos instantes. En ese tiempo, apenas si prestó atención a la bella joven que parecía haberlos reunido, y ni siquiera se dignó a echarle un vistazo cuando esta, al retirarse, les ofreció casi sin darse cuenta una inmejorable panorámica de sus talentos más portentosos.
- Tengo algo. – dijo finalmente con una voz seca y rasposa, intentándose hacerse oír por sobre el estruendo que dominaba el lugar – Bueno, al menos creo que tengo algo. Es una pista firme, aunque no nos llevará por un camino muy directo. Tal vez solo sigamos dando vueltas… Supongo que peor es nada.
- Como sea, si decidimos seguirla, tendremos que andar con cuidado. Es una información que pocos conocen, y no quiero poner en riesgo a mi contacto.
Incluso hablando a tan poca distancia de sus compañeros, Ryan no estaba del todo seguro de que pudieran oírlo con claridad, y por ello forzaba la voz hasta desgañitarse. Quizás fuera ese el motivo de las continuas muecas de fastidio que desencajaban su rostro de tanto en tanto. O puede que se tratara de algo más. En cualquier caso, estaba claro que el joven no se sentía a gusto en aquel lugar.
- ¿Y que hay de ese tal Tony? Esto me suena a que no habrá necesidad de esperarlo… - dijo mientras alzaba significativamente el pequeño papel por delante de todos – Yo digo que mejor nos vamos de este lugar. Siento que el tiempo corre en nuestra contra…
Si no estaban ni Tony ni sus colegas no teníamos nada que hacer allí, nos había avisado y listo, ya nos encontraríamos con él el domingo si es que ese tal Edward no decidía salir a buscarnos. En cualquier caso, Ryan parecía tener buenas noticias y una nueva pista.
- Tienes razón, aquí ya no pintamos nada, vamos fuera y nos cuentas lo que has descubierto ¿vale? - le respondí a Ryan.
Dejé unos billetes sobre la barra, suficientes para pagar mi copa (que ni siquiera había tocado) y la de Richard. Ya estábamos listos para salir y lo cierto es que estaba muy intrigado por conocer la información que había obtenido Ryan.
Dejo la copa sobre la mesa, decepcionado. Pensaba que podría codearme con algun otro vampiro y enterarme de algo, pero seguía siendo una rata en aquella sociedad. Incluso con el desprecio que suele traer ese estatus. De todas formas, no era del todo raro en mi vida.
Si, será mejor que salgamos - digo, mirando a todos los compañeros - Veamos que ha descubierto nuestro amigo.
Y me pongo en marcha hacia la salida.
Fuera del local corre el aire calmado y fresco de las noches de Denver; se escuchan los bajos enlatados de la música sonar dentro del "24th Diocese" y la melodía sube de volumen cada vez que se abre la puerta principal del club con el ir y venir de algunos clientes que salían a fumarse un cigarrillo y se quedaban conversando frente la entrada.
Vosotros en cambio estabais algo más apartados formando una pequeña piña un tanto inusual de cuatro hombres detrás la luz de una farola en aquella misma calle.
La sensación que se os ha quedado después de leer el mensaje de Tony no es para nada buena y una vez más os encontráis solos ante el peligro
Me apoyé en la puerta de mi coche, esperando que Ryan nos contase lo que sabía. Había dejado el coche un poco apartado de la entrada del local, de modo que no creía que nadie estuviera por allí merodeando.
- Bueno, pues tú dirás - le dije a Ryan, lo cierto es que le había dado un tono tan misterioso que me habían entrado ganas de saber lo que había descubierto.
Ryan apuró el paso para abandonar pronto aquel lugar. En cierto sentido, estaba casi agradecido de que ese tal Tony hubiera faltado a la cita. Así no tenían necesidad de permanecer mucho tiempo en el club.
Al desgarbado joven nunca le habían gustado demasiado ese tipo de antros, y su nueva condición solo había profundizado aquel involuntario y a la vez insuperable rechazo. No solo era por el estallido de ruido y luces que brotaban a cada instante su alrededor, los cuales parecían tornarse aún más estridentes e insoportables que nunca en su nuevo estado. Sino también, y principalmente, por la gente.
Pues lo cierto era que Ryan seguía sin sentirse cómodo en medio de semejante amontonamiento de cuerpos tibios y sudoroso, tan rebosantes de vitalidad… tan macabramente apetitoso. Aunque, claro, en esta oportunidad, poco tenían que ver aquellas viejas dudas de adolescente en sus fobias antisociales. Esta vez era otra cosa. Algo infinitamente más terrible y poderoso…
Era la ansiedad. El hambre. La sed. Esa insufrible desesperación que amenazaba con consumirlo desde adentro, y que se hacía más fuerte a cada instante. Ryan no sabía cuanto más podría mantener a raya, y temía por las consecuencias que su propia debilidad pudiera acarrearle. A él y a todos cuantos se cruzaran en su camino.
Por todo ello, se sintió profundamente reconfortado cuando pudo al fin respirar el fresco y límpido aire de la noche.
- Esto es lo que he averiguado… - dijo finalmente en un quedo susurro, mientras observada de tanto en tanto a su alrededor, como a la espera de alguna sorpresa desagradable – Parece que ese tal Prestor no era abogado después de todo. Aunque igual tenía sus recursos.
- Hace un par de años, apareció con medio millón de dólares en las oficinas de un prestigioso corredor de bolsa de la ciudad, un sujeto de nombre Whitman… Aynsley Whitman, y los dejó a su cargo para que éste los administrara. La mayoría de ese dinero fue invertido en propiedades diversas, todo a lo largo de la ciudad, y gracias a ello el bueno de Prestor ha vivido de rentas desde entonces.
- Creo que eso explica de donde salía la pasta para sus extraños experimentos. Y quizás también cómo diablos hacía un simple profesor de universidad para pagar semejante palacio.
- Si es que realmente era un profesor…
Salgo del local ligeramente decepcionado. Esperaba pasar al menos una noche medianamente tranquila pero nuestra pista había vuelto a perderse y encima esta vez traía de regalo una amenaza de muerte. Cada noche se volvía aún mejor y eso que acababamos de empezar. Tampoco había avisado de que hoy faltaría al trabajo, creía recordar, así que también me esperaría otra bronca. Tendría que acabar por dejarlo. ¿Había pensado esto antes? No me acordaba. Demasiadas emociones en tan poco tiempo.
Cuando me acerqué al coche de Robert, esperé atento a que Ryan terminara de hablar. Al menos había un ligero rayo de esperanza: un nuevo nombre.
- Bueno, tenemos una nueva ruta gracias a nuestro compañero - digo, apoyando mi mano sobre el hombro de Ryan a modo de gesto reconfortante - ¿Sabes donde vive ese tal Whitman? Supongo que podríamos hacerle una visita para preguntarle. Si no, podemos mirar en el listín telefónico o algo así. ¿Que os parece? - digo, mirando al resto.
Ryan giró lentamente su cabeza a un lado y, durante largos instantes, observó con ojos fríos y desapasionados su propio hombro derecho, justo donde descansaba amistosamente la mano fraternal de Richard. No era una mirada de desprecio, ni mucho menos de furia. Parecía más sorprendido que otra cosa, o quizás confundido. Como si aquel simple contacto hubiera desencadenado en él un remolino de sensaciones encontradas. Y no particularmente placenteras.
En cualquier caso, aquella gélida mirada se desvaneció tan pronto como había llegado, y simplemente se limitó a responder al afectuoso gesto de su compañero con un ligero y distraído asentimiento.
- Puede ser… - dijo finalmente con aire pensativo, aparentemente desentendido ya del asunto en su hombro derecho - Es una firma grande, después de todo. Deben gastar sus buenos billetes en anuncios y esas cosas.
- Pero habrá que conseguir una buena excusa. Es gente poderosa, y si las cosas se ponen feas, pueden ser más peligrosos que ese tal Edward que nos anda buscando.
- Yo empezaría por algo más chico. Quizás esa universidad donde trabajaba. Debe tener amigos o compañeros de trabajo. Quizás familiares. No se… no he podido averiguar nada sobre eso.
Hay que tomar una decisión sobre que camino seguirá vuestra investigación. Tenéis bastantes pistas y flancos donde indagar, quizás mas de lo que creéis a simple vista. Pero todo comienzo es bueno.
Cuando me digáis qué vais a hacer yo narraré movimiento.
Por cierto. Las universidades por la noche suelen estar cerradas, así que tendréis que ser específicos en vuestras acciones si quisierais hacer lo que dice Ryan de buscar contactos universitarios. Aquí Attila sería de gran ayuda, pero creo que lo tenemos bastante perdido ^^'
Medito durante unos minutos, y doy con mi respuesta.
- Sinceramente, se me da mal colarme en sitios - digo, dandole vueltas a ir a la universidad o cualquier lugar del estilo - Creo que podríamos separarnos. Ir a un corredor de bolsas sin levantar sospechas. Tengo un cheque con algo de dinero de mi ultimo trabajo. Quizás podría valer de excusa. Podriamos ir dos a cada lado, estando siempre en contacto, ¿no os parece? - digo, saltando mi mirada entre todos mis compañeros.
Weno, a espera de que terminen vacaciones o lo que sea, dejo ahi mi opinion / movimiento :P
Escuché con atención a mis nuevos compañeros de fatigas, tenían buenas ideas para continuar y era precisamente eso lo que nos hacía falta. Faltaban varios días para reunirnos de nuevo con Tony, si es que la próxima vez se dignaba a aparecer, y nos encontrábamos aparentemente en un callejón sin salida.
- Si, puede que haya llegado el momento de dividirnos, así abarcaremos más terreno - dije asintiendo.- No sé si será de gran ayuda, pero tengo un amigo que lleva un bar y a veces se entera de cosas. El garito de ese tal Edward queda fuera de la zona pero puede que Joey sepa algo acerca de él, y si no puede que alguien en el bar le haya visto o se haya pasado alguna vez por allí.
No se me ocurría nada mejor, aunque quizás Jane tuviera alguna idea, para estas cosas era verdaderamente astuta. En realidad no quería involucrarla demasiado en este asunto, había tenido la suerte de no haberse visto afectada por aquella maldición, pero sabía perfectamente que iría a hablar con ella aunque sólo fuera para ver cómo estaba.
- Bien chicos, podéis llamarme en cualquier momento, por si necesitáis ayuda o lo que sea... y sobre todo si tenéis hambre, ahora no podemos arriesgarnos a llamar la atención con un nuevo cadáver, si os entra hambre yo os diré dónde podéis alimentaros sin causar daño a nadie ¿entendido?
-Por mi parte creo que es posible que pueda indagar algo acerca de sus actividades en la universidad.- Digo con media sonrisa.- Tengo algunos contactos. ¿Qué os parece? Por otro lado, no me vendría mal algo de comer.
- Si lo que necesitas es "comer" - dije haciendo el gesto de las comillas con los dedos, pues lo que hacíamos era más parecido a beber que a comer.- Entonces será mejor que vengas conmigo, después puedo dejarte dónde quieras... Espero que pronto consigamos algo de información, no me gusta andar por ahí sabiendo que hay un tipo que quiere matarme.
-Bien.-Respondo.-Si después me dejas cerca de casa, no hay problema.