Partida Rol por web

Una gélida y desafiante mirada fue la única respuesta que esbozó Ryan ante los mordaces comentarios del sujeto de cabellos negros. Casi de inmediato, pudo sentir que una desagradable y amarga sensación iba ascendiendo por su garganta, haciéndole crujir los dientes y apretar los puños. No era rabia, por supuesto. Ni tampoco furia. Pues el indolente muchacho no poseía un carácter demasiado propenso a tales efervescencias. Pero estaba claro que no sentía la menor simpatía por aquel arrogante personaje.

Afortunadamente, la frágil presencia de Jane, sumada a la oportuna intervención del llamado Robert apaciguó un tanto el malestar de Ryan, y lo hizo sentir un poco más a gusto en medio de aquellos extraños. Quizás por ello, el desgarbado joven tomó finalmente la decisión de unirse a la mesa, sentándose en el lugar que recientemente acabara de abandonar el tal Tony.

- ¿Y quién es ese Preston? – murmuró Ryan luego de un largo silencio. Hablaba en un tono bajo y algo dubitativo, que casi daba a entender que no terminaba de sentirse del todo cómodo en aquel lugar. - ¿Tiene algo que ver con todo esto?

- Si es abogado, tal vez pueda preguntar por él. Tengo un amigo abogado. Un buen amigo… - sentenció luego de permanecer algo pensativo durante unos instantes - … y conoce a mucha gente. ¿Creen que ese tal Preston pueda ayudarnos?
 

- Jacob Preston es el dueño de la casa donde estuvimos encerrados... err, bueno, más bien era el dueño, ahora está muerto - dije recordando lo que habían dicho en las noticias.- Debió morir en el incendio... pero Attila dice que colaboraba con alguien de la universidad y estaba relacionado con un bufete de abogados de la ciudad, puede que tu amigo le conozca... Yo creo que hasta el momento es la mejor pista que tenemos, eso y el tipo que acaba de irse.

-Yo no esperaría mucho del tipo que acaba de irse... parece más divertido por la situación que otra cosa. ¿Qué tal si empezamos a investigar por ahí con un poco de cuidado? Según este tipo pueden matarnos si nos cogen y yo no quiero correr ese riesgo.

- Quizás sea un poco tarde para empezar a hacer llamadas, a estas horas no creo que nadie nos coja el teléfono - dije mientras comprobaba en mi reloj cual era la hora exacta.- No estoy seguro de si la policía tiene o no acordonada la zona del incendio pero, a lo mejor encontramos allí alguna pista - me encogí de hombros.- No tengo muchas esperazas, pocas cosas sobreviven a un incendio, pero odio quedarme cruzado de brazos.

Ryan escuchaba con atención los comentarios de aquellos extraños, con un rictus de severa preocupación dibujado en el rostro. Los demás podían notar algunos signos de desconfianza en su mirada, pero también un ligero aire de intriga.

En verdad, era como si una terrible curiosidad, o algo peor, se hubiera apoderado de aquel misterioso personaje, pero su propio carácter reservado y cauteloso le impidiera dar rienda suelta a sus desbordantes anhelos.

Finalmente, tras lo que pareció un largo e incómodo silencio, Ryan volvió a sucumbir ante sus ansiedades y habló.

- Yo no me acercaría de nuevo a ese lugar. Pero supongo que es mejor que nada… - no muy convencido, observó con aire distraído el gran reloj de manecillas que adornaba una de las paredes del local - Aunque tal vez no sea demasiado tarde para hablar con mi amigo.

- Por cierto… ¿en qué día estamos? Ni sé cuanto tiempo pasamos en ese lugar…

Miro a los demás debatir sobre nuestro futuro.

Yo apoyo la idea de ir a casa del abogado, aunque dudo que yo sea capaz de encontrar nada. Está claro que no es lo mío. Pero, si no es eso, poco más tenemos que hacer. ¿Alguien sabe quien nos hizo esto? Yo el último recuerdo que tengo es salir del club, pero poco más...

Y la verdad, era que estaba totalmente en blanco. Ni sabía que hacer, ni por donde empezar... ni nada. Esto no era lo mío pero bueno, seguro que los demás tendrían más idea que yo. Al menos el Attila tenía pinta de listo.

- Hoy es 26 de Enero, calculo que nos tuvieron encerrados un día más o menos, y han pasado dos días desde que escapamos - le expliqué a Ryan.- Bien, si dices que aún puedes llamar a tu amigo entonces creo que eso será lo mejor, en función de lo que pueda contarte acerca de Jacob Preston podemos decidir nuestro siguiente paso. Yo creo que podemos darnos una vuelta por la casa, pero con cuidado, si aún hay policía por allí será mejor no arriesgarse ¿Estais de acuerdo?

-De acuerdo.-Respondo.-Aunque si queréis puedo ir yo por delante. Desde la noche de la huida puedo ver en la oscuridad más absoluta.

El reloj de la muñeca de Richard marca las 2:36 am. exactamente.

Vuestro encuentro hasta el momento ha estado bastante fructífero. La misteriosa aparición de Tony, con mejores o peores intenciones os ha confirmado lo que, algunos con más evidencias que otros, ya temíais.

Además, al poner en común vuestros hallazgos habéis descubierto algo de información sobre vuestro captor. Su nombre: Jacob Prestor y una posible relación con un despacho de abogados cuyo plan de investigación ya habéis puesto en marcha*

Finalmente vuestra reunión concluye abriendo un nuevo flanco de investigación: Falta algo más de 3 horas para que amanezca pero todavía tenéis tiempo para hacer una rápida visita a la casa del secuestro.

¿Iréis todo al lugar de los hechos? ¿Cómo os desplazaréis hasta allí? De estas sencillas decisiones dependerá que tengáis más o menos tiempo de investigar o de exponeros al riesgo de no tener tiempo de volver a vuestros refugios a tiempo antes de la salida del sol. Si creéis lo que dijo Tony, esto no sería bueno para vuestra supervivencia.

En caso de que os separarais ¿Os habéis dado algún modo de contactar entre vosotros? Conocéis vuestros nombres de momento. Robert y Jane tienen parte de vuestros teléfonos fijos, pero esto es todo. 

- Me temo que no os voy a acompañar.

Dice con claros signos de cansancio y preocupación en el rostro

- Quiero dormir algo. Si tengo que... descansar un poco. Lo siento chicos.

Dice a modo de despedida

- Espera, Jane - dije antes de que se marchara.- Es un poco tarde para que vayas sola... te llevaré y después iremos a la casa de Preston, a estas horas no debería haber mucho tráfico.

Me giré hacia los demás para apremiarles a ponerse en marcha, había tiempo pero teníamos que aprovecharlo correctamente.

- Vamos, chicos... puedes llamar a tu amigo mientras vamos en el coche - le dije a Ryan.

¿Cabemos todos en tu coche entonces? - digo, viendo que ya teníamos plan decidido para el fin de la noche - Si es así vamos, a ver que podemos encontrar en casa de ese tipo

Me levanto de la mesa y hago ademán de irme - Vamos, que la noche ya no es tan joven.

Jane sacude la cabeza afirmativamente. Aquella últimas horas había estado inusualmente callada.

Y tas la invitación de Robert de cederte el teléfono móvil; subís todos a su camioneta dodge azul.

Jane se despide de vosotros distraídamente con otra sacudida indecisa de su cabeza en la puerta de su casa. Tras ello volvéis a subir una vez más al barrio de Wstminster donde fuisteis secuestrados.

Aparcáis en las cercanías mientras Ryan consigue que le descuelguen el teléfono *ver privado*

Finalmente llegáis al lugar de los hechos. La casa calcinada des de fuera no ofrece muy buen aspecto: las paredes de construcción están ennegrecidas y son prácticamente lo único que se mantiene en pié. Las ventanas quemaron por completo y hay trozos de la puerta quebrada y chamuscada en el suelo. El suele alrededor esta repleto de maderas rotas y una parte de las tejas que no parece cubrir mucho sigue sosteniéndose en lo alto, mostrando algunas vigas de la estructura todavía en pie.

Todo el patio alrededor de la casa esta acordonado por una cinta de la policía y varios plásticos cubren la puerta de entrada con las señales de "peligro" "no pasar" bien representadas. A pesar de ello, no parece que haya policía en los alrededores ni que nadie haya entrado en el lugar des del día de los hechos.

Una voz femenina agarra descuelga el teléfono

- ¿Si, dígame? ¿Ocurre algo?

La voz ronca y desorientada te indica que probablemente la mujer estaba dormida

Aparqué el coche en un lugar un poco alejado, no convenía que nadie nos viese llegar, y después nos acercamos andando hasta la zona acordonada. No parecía que hubiera nadie allí, a pesar del cordón policial, probablemente porque el que estuviera de guardia se había quedado dormido o algo así, no parecía lógico que aquel lugar no estuviera vigilado. Antes de dedicir si entrábamos o no eché un vistazo a los alrededores, buscando posibles policias ocultos o alguien que hubiera podido seguirnos.

- Vamos a entrar - dije en voz baja.- Pero debemos estar bien atentos, no me creo que no haya nadie vigilando este sitio - miré a Attila.- quizás seas capaz de ver algo, ya sabes, con tus super-ojos.

Nada más llegar al edificio, empiezo a mirar alrededor en busca de algún tipo de vigilancia. Aquello parecía desierto, pero una casa quemada no suele estarlo casi nunca. Si no hay policías habrá alguien merodeando en busca de algo que robar. Debemos andar con cuidado.

-Vale, lo intentaré, pero no te acojones.-Respondo a Robert bajándome las gafas mientras me concentro para activar mis ojos.- Dan un poco de miedo.

Dicho esto, abro los ojos, miro fijamente a Robert y después empiezo a buscar entre las sombras algún rastro de presencia humana.

- Ehhrrr… si… esteeee… disculpe las molestias señora… ehh…

Era la primera vez que Ryan llamaba directamente al hogar de Howard Nordwood. Y, de hecho, la primera vez en todos aquellos años que trataba de contactarlo fuera de su acostumbrada reunión de los viernes.

Casi sentía que le transpiraban las manos, y la mente se le había puesto repentinamente en blanco. Como si no pudiera evitar que un profundo sentimiento de incomodidad lo abrumara por completo. De repente, había retornado a su adolescencia, y tenía que invitar a la despampanante Jenny Kindle al baile de promoción.

Por supuesto, esa vez tampoco había funcionado…

Es que aquello estaba mal. Sencillamente mal. No podía aún identificar los motivos, pero podía sentirlo en las tripas. En su mandíbula apretada por la tensión contenida. En sus movimientos furtivos y nerviosos. En las tres veces que tuvo que rediscar el número. Era como irrumpir abruptamente en terreno consagrado, o como quitarle las galletas a una dulce niña exploradora.

Si tan solo no hubiera estado tan desesperado…

Claro que no era solo por la hora, aunque eso tampoco ayudaba. Pues, aún cuando Ryan no había podido evitar que un escalofrío de nerviosismo recorriera su columna vertebral al descubrir el viejo reloj en la pared del bar, sabía bien que Howard vivía siempre pendiente de su trabajo, y que no era extraño que lo importunaran en los momentos más intempestivos. Precisamente, sobre eso versaban la gran mayoría de sus charlas de los viernes. A pesar de su buen pasar y su acomodada posición, el bueno de Howard simplemente no podía dejar de enfrascarse en la mierda.

Y aquí estaba su gran amigo Ryan para darle otra nueva dosis. Una como nunca había tragado en su vida.

- Si, esteee… estoy buscando al doctor Norwood. Sé que no es un horario adecuado, señora, pero es importante. Urgente, casi. Si es posible, dígale que Ryan Blake quiere hablar con él. Del estacionamiento… donde guarda el auto...