La luz del sol atravesaba las ventanas de los dormitorios y fueron testigos, por primera vez en su vida, de lo que significaba despertar en Hogwarts. Cuando abrieron los ojos y vieron la estancia en la que se encontraban, se dieron cuenta de que eran sus salas comunes. La noche anterior había sido muy satisfactoria para muchos, pues gran parte de ellos habían sido aceptados en las casas que deseaban desde la recepción de la carta.
Al terminar la cena, el prefecto de Slytherin, les llevó hasta la sala común. Para ello tuvieron que atravesar una puerta que se encontraba bajo las escaleras de la entrada principal del castillo y que daban a las mazmorras. Allí, en aquel lugar húmedo y tétrico, debido a que se encontraba bajo el lago del colegio, atravesaron unos pasillos que les llevaron hasta la entrada de la sala común. Ésta, un lugar dominado por el color verde y negro, se habían concentrado los magos más prestigiosos y con más elegancia del Mundo Mágico.
La sala, siendo presidida por unos sofás de cuero negros en el centro, estaba adornada con cuadros pintados. Una chimenea calentaba la estancia, delante de los sofás. Detrás de éstos, una mesa negra de roble era rodeada por unas sillas que combinaban. Todo en aquella sala era elegancia. Unas cortinas de terciopelo verde estaban recogidas a los lados, aunque era por motivos decorativos, ya que allí no había ninguna ventana que dejara pasar la luz.
En los tablones que se encontraban a la entrada de la sala común, en un trozo de corcho junto a la puerta, habían sido colgados los horarios que llevarían durante todo el curso. Además, habían anuncios redactados por los jefes de las casas en las que solicitaban a sus miembros su presencia para las pruebas de quidditch, aunque dichas pruebas tenían sus limitaciones. Debían ser constantes, trabajadores y, ante todo, mayores. Normalmente no aceptaban a alumnos de primer curso y eso lo sabían todos los que estaban al corriente del deporte.
En el Gran Comedor estaba listo el desayuno. A lo largo de las cuatro mesas se habían servido varias jarras de zumo de calabaza, de naranja, de fresa y tomate. También, en unas bandejas de plata, habían bollos, tostadas, baicon y huevos fritos. Todo a disposición de los jóvenes alumnos que deberían tomar un desayuno rico en vitaminas para afrontar el día que tenían por delante.
La primera clase la tendrían con Slughorn, en Pociones. Faltaban tan solo treinta minutos para que ésta diera comienzo. El aula disponía de una chimenea para uso propio del profesor. Además, junto a los pupitres, estaban ya los fuegos preparados para los calderos que todos deberían haber comprado en el Callejón Diagon, como material necesario y obligatorio. Ese día, para estrenar el nuevo curso, Slughorn había elegido una túnica y unos pantalones oscuros, además de una camisa blanca con algunos volantes cerca del cuello. Su cabello, su bigote y sus pobladas cejas tenían un tono castaño claro. Sus ojos oscuros miraban ansiosos hacia la puerta, mientras reposaba la espalda en el sillón de detrás del escritorio y sus manos descansaban en la superficie de éste. Su amplia sonrisa daba a su rostro una forma más redondeada de lo que era por naturaleza.
NOTA MASTER: En cuanto vuestro personaje acuda al aula, deberéis postear en la escena "Partida de Rol". Aquí solo escribiréis cuando vuestro personaje se encuentre en la sala común. Para el resto, en la otra escena. Saludos.
Abrí los ojos y tardé unos segundos en ser consciente de donde me encontraba. Recordé la noche anterior, la cena en el Gran Comedor y el recorrido que todos los pertenecientes a Slytherin hicimos hasta la sala común, acompañados de nuestro prefecto.
La decoración era igual que en las fotos o descripciones de mis padres. No había cambiado absolutamente nada y adoraba que así fuera, porque tenía más significado para mí. Toda la familia al completo había pasado por aquellas habitaciones, por aquellos pasillos... Que fuera todo igual me hacía sentir más feliz.
Me apresuré a levantarme para arreglarme. El uniforme de Slytherin me lo había dejado preparado sobre el baúl, que lo había dejado a los pies de la cama. Debidamente plegado, descansó allí durante la noche. En unos minutos me vestí, me cepillé un poco el pelo y me lo dejé suelto, al viento.
Salí de la sala común, rumbo al Gran Comedor...
Me habia levantado de la cama despacio.Di unas vuelats por añlrededor de la sala aun en pijama,intentando memorizar cada lado,cada recodo de aquel lugar.
Sabia que pertenecia alli ,aquel era su lugar y el habia tomado su decision o al menos eso le gsutaba pensar.
Se cambio y se aseo mientras leia el libro de la asignatura de pociones .Aquella asignatura era bastante prometedora y le habia gustado bastante ,aunque no tanto como la defensa contra las artes oscuras .
Cuando termine de todo coji mis cosas y me dirigi al Gran comedor donde encontraria al resto de mis compañeros,que ya se habrian levantado.
Pegue un ultimo vistazo al libro de pociones y lo guarde en la mochila ,mientars me movia hacia mi destino