¡Bienvenidos a las mazmorras!
¡Gracias a vuestro esfuerzo, hemos conseguido restaurar por completo las mazmorras en su totalidad! ¡Es una gran noticia! ¿Y qué mejor forma de celebrarlo y estrenar sus grandes vitrinas y humeantes calderos que con la prueba de Pociones?
Las instrucciones para la prueba serán las siguientes:
- La poción debe ser original y única.
- Deberéis preparar un pergamino junto a la poción que explique para qué sirve, su elaboración y sus ingredientes.
- La medallas de oro, plata y bronce se entregarán en función de la originalidad y calidad de la poción.
- No se admite la entrega de pociones conjuntas, cada participante debe entregar una poción propia, pero sí podéis ayudaros en el proceso si queréis.
- El plazo máximo de entrega será el día de Navidad.
Si tenéis alguna duda, no dudéis en levantar la mano.
- Con "original y única" me refiero a que os inventéis alguna, no que imitéis alguna de los libros.
- La poción la tenéis que hacer de verdad, es decir, que espero que la realicéis con los ingredientes que incluís en el pergamino y que para entregarla, le hagáis una foto y la subáis aquí.
- La fecha, más concretamente, será el 25 de Diciembre, a las 23:59, hora local del servidor de Umbría.
La lechuza que trae el aviso de que la siguiente prueba va a comenzar no me encuentra en uno de mis mejores días. Lo cierto es que el desafío anterior me ha afectado más de lo que me gustaría reconocer en varios sentidos y hay sucesos a los que no puedo dejar de dar vueltas en mi cabeza: la muerte de Flamel, la pérdida de razón de Vity, mi propia debilidad por Clarisse que se materializó de forma notable en nuestro duelo...
Acudo al encuentro con desgana y mi humor no mejora al descubrir la naturaleza de la nueva prueba. Pociones nunca ha sido mi punto fuerte pero soy demasiado competitivo como para dejarlo correr sin más. Mi ventaja sobre el resto de participantes no es suficiente como para permitirme el lujo de mostrar desinterés por este desafío, incluso sabiendo que tengo muy difícil alzarme con el oro en esta disciplina.
Procuro no entretenerme demasiado con charlas vanas y, tan pronto como puedo, regreso al barco de Durmstrang y me encierro en mi camarote sin más compañía que mi caldero de pociones.
Vitaly no despertó como todo los días.
Abrió los ojos como toda madrugada; tomó sus ropajes y fue al baño, aseándose mientras veía el agua caer en sus piernas. Se puso su uniforme, ajustó su cinturón y guardó su varita de Alerce en el compartimiento. Al abrir el diario color carmesí, el olor a rosas y azufre inundaron su naríz... no estornudó. Con un libro al costado, recostado en el camarote, empezó a escribir algunas palabras, a hablar consigo mismo; palabras provenientes del inglés como un murmullo en sus labios. Tras un momento, cerró el libro y la libreta, sabiendo que había que asistir a la presentación para el siguiente evento.
Se levantó y se dirigió a las mazmorras, donde darían origen al siguiente evento. Mientras iba de camino, advirtió la presencia de tres personajes particulares: Por una parte, Nikolay, quien en sus ojos se reflejaba un notorio malestar, tal vez producido por los acontecimientos recientes y su conversación previa (y como nó, pensó Vitaly, considerando su carácter terco y obstinado), aunque parecía no tan demacrado como la siguiente que vio: Una muchacha de pelaje rubio y ligeramente ondulado; parecía de Hogwarts, y, por lo que recordaba, amigo de Flamel, el muchacho fallecido. Aunque parecía que su temple estaba intacto, notó en ella que sus ojos estaban apagados, como si el único motivo que hubiese sido estar ahí fuese por su deber... en ese momento, Vitaly se acordó, y un suspiro fue su reacción. La tercera fue quien se había encontrado con Nikolay, el día de la lamentable noticia; su sensación al verla fue parecida al de ver a Nikolay, aunque fuese de una escuela ajena y del sexo opuesto, y no dudó en relacionarlos, considerando sus personalidades.
Para cuando llegó al salón, se sentó donde sus compañeros y dieron las instrucciones. Miró atentamente a la directora, quien explicaba los detalles para la prueba, pero cuando sus ojos se desviaban a la fila de Beauxbatons, sentía sus uñas clavándose en sus nudillos, haciéndole mirar nuevamente el rostro de la directora de Hogwarts. Para cuando terminó, su mirada se clavó al suelo, llevándose ambas manos en sus bolsillos y caminando hacia la biblioteca.
Llegando ahí, se limitó a pedir unos libros; se sentó en un asiento alejado de la entrada, en un territorio recóndito el cual utilizó para estudiar en tranquilidad, mientras anotaba en un cuaderno todo tipo de ingredientes y pociones ya inventadas.
La emoción que me producía esta tercera prueba se veía encandilada con la muerte de Artemis. A cada minuto me sentía tentada de usar el encantamiento obliviate, pero pensaba que sería un atentado a su memoria así que tenía que aprender a vivir con ello.
Me dirigí a la torre de astronomía para pensar con claridad en lo que iba a hacer para la prueba de pociones y tuve la suerte de no encontrar a nadie que hubiese tenido la misma idea. Por el camino sólo encontré a Peeves, pero como estaba molestando a la señora Norris no se percató de mi presencia.
Vitaly pestañeaba. Veía a aquella al frente suyo...a una niña de cabellos dorados, que le miraba en sus ojos como dos espejos, dos luceros que hacían al joven muchacho caminar hacia ella. Los ojos verdes de la niña brillaban a la vez que sentía que, mientras más se acercaba a ella, sentía... mayor satisfacción. El placer al ver dichos ojos hermosos, aquella risa apagada pero bella, aquella tez blanca, aquellos cabellos rubios adornados de campanillas y margaritas, y aquellas facciones suaves lo acercaban cada vez más hacia ella. Sus pies estaban mojándose, mas no le importaba; sintió un grito, un alarido atrás suyo, mas no quería despegarse de aquellos ojos... aquellas manos blancas que ella tenía, ligeramente cubiertas por dicho vestido tan suave como la seda, se acercaba al muchacho... sólo eran unos centímetros, unos centímetros para así tocarla, para así sentir su cálida mano tocar la suya.
Mas el destello de una luz verdosa hizo que él cayese al suelo, sus ojos sólo viendo un color verde impregnado en su retina.
Vitaly despertó: sudando frío, vió su libreta carmesí abierta al frente suyo con anotaciones respecto a su labor para la prueba de aquel momento. Suspirando, el muchacho vió que muchas de las pociones que había anotado se referían a sentimientos: Pociones calmantes, Filtro de la paz, Filtro de amor, Amortenia... el muchacho cerró el libro y suspiró, sintiendo el azufre y las rosas impregnándose en su naríz. Para cuando sintió ambas en su nariz, el muchacho miró hacia al frente, y entonces, en una apresurada reacción, junto cada uno de los libros y fue directamente a la entrada de la biblioteca, dejándolos ahí y yendo inmediatamente a las mazmorras. Para su llegada eran las siete de la tarde, y el salón estaba completamente vacío. Con un suspiro, vió el suelo de la sala de pociones lisa y limpia, pero al caminar hacia una de las mesas vacías sintió el sonido del crujir de la nieve, un sonido que se desvaneció al igual que la sensación de que aquel sonido hubiese sido real.
Solitario, Vitaly empezó a caminar donde estaban los ingredientes expuestos para la prueba, y, elegido algunos, empezó a probar.
Por fin tenía decidido lo que quería hacer y la idea me vino en relación a mi enfrentamiento directo con el kappa.
Busqué un sitio tranquilo para elaborar mi poción y calma pasé la mañana elaborándola. Al mediodía ya la tenía terminada y con el pergamino preparado para entregárselo a la directora Mc Gonagall.
En el castillo se respiraba un aire de tranquilidad, probablemente debido a que todos estábamos con la confección de la prueba. En el pasillo de la segunda planta vi a lo lejos a la directora y me acerqué a ella si vacilar.
Disculpe directora dije en tono amigable aquí le entrego mi poción para la tercera prueba y el pregamino.
Abscondatium:
Es una poción que neutraliza el olor corporal y te hace pasar desapercibido para cualquier criatura.
Ingredientes:
. Flores de lavanda
. Infusión de espino blanco
. Dos frutos del ricino
. Nitrato de plata
. Hojas de mirtilo
. La semilla de una zarzamora
. Raíz de jengibre
. Calciferol líquido
. Un miríapodo negro seco
Procedimiento:
1.Se calienta un caldero peltre medida 2 a temperatura baja durante 5 minutos.
2.Se agregan 400 ml de infusión de espino blanco y esperamos a que hierva durante 3 minutos exactos.
3.Le añadimos la raíz de jengibre pulverizada y lo removemos. Subimos el fuego durante 7 minutos y medio y volvemos a bajar.
4.Escachamos el fruto del ricino y lo mezclamos en un mortero con el miriápodo y las hojas de mirtilo. Lo añadimos al caldero e infusionamos durante 9 minutos.
5.Vertemos 20 gotas de calciferol y 50 de nitrato de plata. Cuidado en este paso, pues el nitrato de plata reaccionará con el jengibre pudiendo ocasionar una subida de la temperatura.
6.Ahora removemos en el sentido contrario a las agujas del reloj durante 32 minutos sin dejar de remover hasta que cambie a un color amarillento como el ámbar.
7.Llegados a ese punto agregamos 72 flores de lavanda, bajamos el fuego al mínimo y damos golpecitos en el caldero para que las flores vayan bajando al fondo del caldero.
8.Cuando empiece a borbotear añadimos la semilla de zarzamora justo en el medio del caldero y sabremos que la poción está en el buen camino porque se tornará de un color ligeramente azulado.
9.Para saber que está bien hecha su olor debe ser neutro con un ligero sabor a menta.
Clarisse llegó al Gran Comedor donde poco tiempo antes había estado recibiendo la noticia de la muerte de un compañero. Desde entonces entrar en aquel lugar hacía que se le revolviera el estómago. Aún así, hoy era un día especial. Hoy anunciarían la última prueba y eso le hacía sentir de lo más animada. Tomó asiento para escuchar atentamente a lo que McGonagall tenía que decir, los nervios se arremolinaban en su estómago.
Unos segundos antes de que McGonagall hablara, giró su cabeza hacia el lugar donde los alumnos de Dumstrang estaban. No lo iba a negar, era obvio por lo que miraba ahí. Para ver si veía a Nikolay. Desde la ceremonía de la segunda prueba no se habían vuelto a ver, y en cierto modo, había estado preocupada por el chico, pues el último día se había ido con muy mal aspecto. Quería hablar con él, pero no lo veía. ¿No había ido? Seguro que andaba por ahí. Pero ella no podía estar mucho rato buscándolo con la mirada, la gente se haría preguntas. Giró la cabeza hacia la profesora la cual comenzó a contar en que consistiría la última prueba. Aquello de que no podrían participar por parejas... Un nudo se le cogió en el estómago apartando de un zarpazo los nervios. Creía que esa sería la excusa perfecta para volver a aliarse con su antiguo compañero. Pero no. El plan a la mierda. Y encima, para colmo, la prueba era una poción.
Se mordió el labio como solía hacer cuando no estaba del todo a gusto. Como venía a ser el caso. Esperó a que terminara de comunicar lo que debían saber para bastante exasperada salir del lugar. Al final, le terminaría por coger asco a esa maldita sala. Salió del Gran Comedor como alma que lleva el diablo sin importarle si chocaba contra un par de chicas que entraban. Apenas gruñó en respuesta mientras casi corría en dirección al carruaje de su casa.
En cuanto estuvo "a salvo" en su dormitorio se dejó caer en la cama exhausta. Había llegado finalmente corriendo. Por alguna razón aquel enfado hacía que el nudo subiera por su garganta haciéndole tener ganas de llorar. Y por si acaso, si se daba el caso de que sus lágrimas irrumpieran sin previo aviso, prefería estar en el calor de su dormitorio. Se quedó tirada en la cama un rato, concienciándose de que debía de preparar la poción. No tenía demasiado entuasiasmo ahora por la prueba. Hacer aquello sola no tenía gracia, era mucho más aburrido y en fin, no podía compartir la gloria con nadie.
— ¿En serio, Clary? ¿En serio estás pensando en que compartir la gloria sea algo bueno? ¿¡Qué demonios te está pasando!? — Se llevó la almohada a la cara y gritó contra esta. Se estaba portando como una auténtica desconocida. Ahora ni ella se conocía. Y eso hacía que se cabreara con ella misma y sobretodo con el mundo entero. Poco después llegaron las lágrimas. ¡Al fin! Esa angustia de tener ganas de llorar y no hacerlo era una sensación horrible.
Pasó un buen rato hasta que se hubo cansado de llorar con los ojos irritados y la garganta dolorida. Se levantó de la cama y fue a la lavarse la cara. Una vez se miró en el espejo y se recordó lo idiota que estaba siendo, decidió poner fin a aquella actitud tan mediocre. Ella no era una chica cualquiera para actuar así. Era Clarisse Delacroix. Arregló un poco su rostro y sonrió aunque de una manera demasiado fingida para ser convincente. Pero eso le valía. Había que hacer la dichosa poción. Le serviría para pensar en algo, mantenerse ocupada. Y además, así, terminaría pronto. No le atraía en absoluto.
Los siguientes días los pasó buscando ingredientes para hacer la poción. No tenía claro que era lo que pretendía conseguir con esa poción. Pero se hacía una idea. Si algo quería en ese momento era la atención. La atención de una persona. Pues la atención de cualquiera... bah, ya la tenía. No quería una poción de amor. La poción de amor todo el mundo sabía que no creaba amor real. Era más bien una obsesión. Y no era eso lo que quería. Necesitaba una poción que se acercara más al concepto de amor. Y ella creía que ese podía ser la atención. El prestar tu tiempo a alguien. El querer saber todo de esa persona. Hacía por consecuente querer estar con ella. Y eso era el amor. ¿No?
Finalmente, tenía todos los ingredientes. Los anotó en el pergamino como bien había dicho la profesora y se dispuso a hacer la receta siguiendo los pasos según ella creyó conveniente.
Conseguir el agua del lago fue lo más fácil, claro está. Vertió 33 cl en un pequeño caldero de latón y comenzó a removerlo mientras cogía temperatura. En cuanto vio que comenzaban a salir burbujas echó en el agua, 15 g de polvo de hada. Esto había sido quizá más difícil de conseguir. Nada más y nada menos, que de el despacho de Snape. Pero claro, ella no había sido quien lo había robado. Lo había hecho otro alumno por ella, ella sólo había tenido que sonreírle al chico para conseguirlo. Seguidamente y sin parar de remover añadió una pequeña vasija que contenía ceniza de fénix. Conocía a Fawkes de alguna ocasión y había pensado en él. Si quería algo apasionado, ¿qué mejor que las cenizas de las que renacería segundos después un fénix? No sabía la cantidad exacta que había utilizado pero calculaba que quizá unos 40 g. Ahora venían tres huevos de Ashwinder congelados. Había leído que estos eran muy útiles para pociones y creía recordar que también mencionaban pociones amorosas. Pero de esto último no estaba del todo segura.
Esto lo había dejado cociendo una hora entera. Removiéndolo cada aproximadamente 15 minutos. Una vez acabado ese tiempo y comprobado que los huevos habían pasado a formar parte de la poción, continuó con esta. Quedaba por último 4 gotas de sangre de Bundiman. Ni siquiera recordaba de donde narices había salido eso, pero lo tenía en su baúl donde guardaba las cosas de pociones. Quizá lo hubieran pedido para clases o quizá se lo hubiera dado su tío. Su tío siempre le daba cosas extrañas solo por el placer de coleccionarlas. Recordar a su tío era algo que no debía haber hecho, pues otra vez enfureció. No sabía como iba a sentarle a este las noticias de los sentimientos recientes de Clarisse. ¡Ah! Pero no tenía por qué enterarse. Clarisse terminó al fin su poción y la dejó enfriar por todo un día.
Al día siguiente la vertió en una bonita botella pequeña de cristal y la tapó. La echó en el bolsillo de su túnica y se dispuso a entregarla junto con el pergamino anudado. Esperaba ganar al menos una medalla. Pero tampoco tenía mucha fe en ello. A saber...
Aline acudió al Gran Comedor algo más animada que días atrás, pero seguí sintiendo una pequeña opresión en el pecho debido a todo lo que se habían enfrentado en tan solo un par de días. Esperó sentada en uno de los bancos que la reunión comenzase. Escuchó con atención a la directora, quien les proporcionó las instruccciones para llevar a cabo la prueba de Pociones. Según terminó de hablar, salió del Gran Comedor y se fue a dar un paseo en los terrenos de Hogwarts. Necesitaba pensar en algo que resultase útil. Divagó durante un par de horas sobre cuál sería una poción apropiada, hasta que llegó a la conclusión de que un brebaje que atorgase una virtud temporal sería bastante interesante ya que, en numerosas ocasiones, las personas necesitan un pequeño empujón para seguir adelante. Se dio cuenta de que se hallaba bastante alejada del carruaje de Beauxbatons después del largo paseo que había dado, así que volvió corriendo para ponerse manos a la obra. Cuando llegó a su dormitorio, sacó el caldero del baúl, un papiro, y elaboró una lista de ingredientes apropiados para la elaboración del brebaje. Se dirigió hacia la entrada del bosque para recoger unos cuantos tréboles, hojas de sauce, bayas, entre otros, y probar a elaborar la poción. Algunos ingredientes funcionaban, pero otros no, así que los descartó. Pasó un par de horas preparando pociones, entre vapores, hasta que se dio cuenta de que era ya de noche, por lo que continuaría al día siguiente. Siguió preparando la poción y, tras varios experimentos fallidos, consideró que debía reducir el número de virtudes a cuatro. Un brebaje que otorgase cada una de las características positivas resultaba demasiado complejo para crearlo en tan poco tiempo, y ella era solo una aprendiz, aunque la idea le atraía y no descartaba preparar una poción de tal calibre en un futuro.
Volvió la tarde del día siguiente al Bosque para recoger más ingredientes, aunque no encontró las flores de vinagreta que necesitaba. Afortunadamente, se hallaban allí por lo que, contenta, las recogió, y se dirigió de nuevo a su cuarto. No obstante, continuó el día siguiente elaborando la poción, pues se hallaba cansada de tanto ajetreo. Finalmente, consiguió terminarla poción, por lo que la introdujo en un frasco, y redactó en un pergamino toda la información relativa a la misma que había anotado en un borrador.
Una aclaración ^^ Los ingredientes "alternativos" para cada una de las modalidades de la poción (la hoja de roble, la de valeriana y las dos de acebo) son los que consideré que serían apropiados, pero no los tengo, ni los usé, ni nada por el estilo. Simplemente me imaginé que mi PJ los recogería y probaría para elaborar los otros tipos de pociones, y que funcionarían, aunque solo presente una. Lo digo por si no es válido que me haya sacado eso de la manga. Siento el lío ^^U