Partida Rol por web

El salto es algo que ya has practicado varias veces, la diferencia es que ahora llevas más peso que en los entrenamientos y que va totalmente en serio.

Caes, el avión pasa de largo sobre ti, pero soy hay a cientos y pronto lo pierdes de vista sin saber que futuro le depara, el paracaídas se abre y te da una sacudida tremenda.

Ya no se escuchan los motores del avión, pero el viento azota tu cara, hay gran oscuridad, imposible ver a tus compañeros ni tampoco a donde iras a caer, de vez en cuando unas explosiones de antiaéreos lejanas hacen que puedas la silueta de los árboles, podrías caer en cualquier sitio, ahora te preguntas si vas a poder orientarte para llegar a tu objetivo.

Lo primero en llegar al suelo sin romperse nada, cada vez estás más cerca del suelo, te preparas para pisar terreno francés detrás de las líneas enemigas, ahora todo esto parece una locura, estas sólo, pero tienes un objetivo.

Walter intenta fijarse bien en el terreno, sobretodo mirando alrededor a ver si desde el cielo encuentro en algún lugar la granja donde debo reunirme con el resto.

Te fijas por si ves la granja objetivo, te parece ver una a un kilómetro aproximadamente ¿Será esa? Sólo hay una forma de averiguarlo.

Tu caída es limpia, perfecta, demás dispones de todo tu equipo, subfusil Thomson, dos cartuchos de repuesto, dos granadas, el cuchillo de combate, la oscuridad es total, lo primero que hay que hacer es quitarse el paracaídas.

Tras tomar tierra y alegrarse por seguir en vida, se dio cuenta de que no había tiempo para la felicitación. Esto era la guerra.

Cookie sacó su cuchillo y rajó las ataduras del paracaídas. Mucho más ágil ahora se preocupó de intentar ver dónde iban cayendo sus compañeros e inició la carrera en dirección a la granja que vio desde la altura.

Comienzas a correr en dirección a la granja, el ruido de los aviones y las explosiones aunque lejanas prosiguen como una música de fondo.

Ves una estela rojiza por el rabillo del ojo que te llama la atención, es un avión en llamas, un avión aliado sin duda, te horroriza pensar en los compañeros que deben de haber dentro.

Pero pronto todo eso pasa a un segundo plano, te das cuenta de que el avión en llamas se dirige justo a donde te encuentras ¡jodida mala suerte! ¡Hay que correr para ponerse a cubierto!

-¡Me cago en la puta! -exclamó Walter tan pronto como se dio cuenta de la situación en la que estaba... Y echo a correr. Tanto como pudo.

Toda su vida pasó por delante de sus ojos mientras escapaba en cámara lenta. Hasta el último de sus recuerdos le vino a la mente mientras intentaba apartarse del avión... Karen con ese vestido blanco con estampados; su madre, en el porche de su casa, meciéndose; su padre, con la camiseta en el hombro mientras labraba el campo... Pero ahora estaba delante de una imagen estremecedora... Corría como un loco mientras el avión en llamas venía devorando el aire en su dirección.

Notaba el calor y la presión en cada célula de su cuerpo y corrió con todas sus ganas... Justo al final, cuando estaba apunto de estrellarse, saltó desesperadamente para evitar un horrible final...

Te haces una buena carrera, pero más que tirarte al suelo, tropiezas y te caes.

El avión pasa pocos metros por encima de ti y se estrella en una gran bola de fuego, el fogonazo hace que por un momento te moleste el calor, casi jurarías que se chamuscaron algunos de los pelos de tu brazo, pero pronto pasa.

Menuda bienvenida, te levantas para acercarte al lugar, es un amasijo de fuego y hierros incandescentes es imposible que haya ningún superviviente.

Viendo el avión siniestrado, pensó que pudo haber sido el suyo... Y que aun así, sin serlo, casi pierde la vida también. En la guerra no hay ni un momento para el descanso.

Tras sacurdirse bien para asegurarse de que no tenía ascuas en el uniforme, aprovechó la luz que daba el fuego para orientarse y seguir su marcha hacia la granja. Puede que sus compañeros ya estuvieran allí.

La deflagración provoca un pequeño incendio, optas por alejarte de allí cuanto antes pues no deja de ser un lugar que pueda ser inspeccionado por el enemigo.

Te diriges a la granja, tal y como te vas acercando te das cuenta de que no es el objetivo, no tienes ni idea de que granja es ni donde estas, está con las luces apagadas y todo es calma.

Maldita sea -susurró al darse cuenta de que esa no era "su" granja...

Walter miró a todos lados. Estaba confuso y nervioso. No conocía aquello y no tenía mucha idea de a dónde dirigirse...

Intentó hacer memoria del mapa. Si está en una granja... Debe aparecer en el mapa. Quizá así...

Definitivamente Walter no sabía donde se encontraba, habían cientos de granjas por toda la zona y lo único que sabía era que esta no era la suya ¿Entonces donde había ido a parar?

Un caminito de tierra llegaba hasta la granja, una opción era seguirlo, en esto pensaba cuando le pareció ver la silueta de alguien en la ventana, pacía alguien con casco alemán ¿Qué haría nuestro intrépido soldado?

No estoy seguro...

Walter no quería empezar la campaña matando a un francés inocente. No, mejor no hacer nada. Había que buscar la granja... ¿Pero cómo? Necesitaba la ayuda de algún francés.

Se acercaría a otra granja. Quizá el dueño tuviera un mapa donde pudiera mostrarle cuál es la suya y cuál buscaba. Tenía que darse prisa. No sabía cuánto tiempo esperarían sus compañeros por él.

Con sigilo y agachado para que no se le viera en la oscuridad, se desvió y comenzó a buscar otra granja.

Prefieres no arriesgarte y tomas el camino de tierra que parte desde la granja, el camino serpentea hacia abajo y tras poco más de un kilómetro llegas a una carretera.

Intentas orientarte y más por el rumbo de los pocos aviones que aún quedan parece que la carretera va en dirección Norte-Sur, hay que tomar una dirección.

Sin salir a la carretera, Walter se detuvo un instante a pensar.

Miró a los aviones y luego a la carretera... Norte-Sur... Solo cuadra con una carretera... pensó mientras recorría el mapa mentalmente. Debería ir al sur... A las muy malas llegaré al cruce y luego con subir ya estaría bien encaminado...

Cada vez estaba más convencido. Ahora solo tenía que darse prisa. Aligeró el paso, siempre alejado de la carretera pero sin perderla de vista.

Te asomas un poco a la carretera pero sin llegar a meterte en ella, cada vez se escuchan menos aviones en el cielo, pero se escuchan sonido de ametralladoras lejanas y alguna que otra explosión.

Apenas debe de ser aún la 1 de la madrugada del día D y ya a muerto gente en la invasión, hay que darse prisa en alcanzar el objetivo pues los chicos de los desembarcos os van a necesitar.

De pronto escuchas un sonido, como si algo hubiese caído al suelo a unos veinte metros al norte de tu posición, te giras pero no ves nada.

Apartado de la carretera y sin acercarse, Walter grita.

-¡Rayo!

Di trueno... Di trueno, maldita sea...