CHARLAINE Y DESMOND
Prisión de ubicación desconocida
Desmond despierta en una lóbrega habitación, iluminada una lámpara cuya luz no termina de vencer las sombras de la estancia. Ve todo borroso, y es ligeramente consciente de que lo han drogado. No recordaba cómo lo habían llevado ahí. Lo último que había hecho era... ¡claro!
Trato de hacer acopio de sus fuerzas, pero lo que fuera que le habían metido anulaba su fuerza. O quizá todo había sido una alucinación.
No pudo luchar más, y se abrazó a la dulce y tibia oscuridad...
Desmond, no postees hasta que lo haga Charlaine.
Me deslizo en la habitación, tratando de hacer el menor ruido posible, y me acerco al hombre que está en la camilla.
Vamos cielo, despierta, tu ángel de la guarda ha llegado -digo con un marcado acento francés.
Teniendo cuidado de que no haya nadie mirándome, me hago visible para que confíe en mi. Le quito las correas que le mantienen sujeto, le quito los tubos y le inyecto la adrenalina, tal y como me dijeron que hiciera. Le tiendo mi mano.
¿Vienes a dar un paseo?
Primero... ¿quién eres? Segundo... ¿donde estoy? Tercero... ¿por qué debería confiar en ti? Pregunto mientras de un salto me siento en la camilla donde estoy.
Me cojo la espalda por un momento, donde el gilipollas me ha aturdido, mientras intento recordar su rostro... sólo por un momento...
Su rostro aparece en mi mente, y allí se queda grabado a fuego. Creo que alguien necesitará una lección pronto.
Un inciso: no viste a Daniel dispararte porque lo hizo desde tu espalda. Puedes hacer las elucubraciones que quieras, pero no tienes ninguna prueba de que fuera él.
Me llamo Charlaine y esto es una prisión de los Estados Unidos para la gente como tú... y como yo. Puedes confiar en mi y salir de aquí o quedarte aquí y servir como cobaya al gobierno por el resto de tu vida. Elige, pero hazlo rápido. No me gusta este sitio y quiero salir de aquí lo más rápidamente posible.
Charlaine se desvanece en el aire, volviéndose invisible. Sólo flota visible su mano tendida en el aire.
¿Vienes, encanto?
Er... bueno... no quiero que mi gobierno haga pruebas conmigo... ni siquiera tampoco sé lo que me pasa. Le digo mientras le cojo la mano invisible.
Vamos, no hay tiempo que perder.
Cuando Desmond toca la mano de Charlaine, desaparece con ella. La sensación era un poco extraña, y el ranger de Texas se sentía un poco torpe.
Salís a un corredor con el techo bajo abovedado. Las paredes de ladrillo están recubiertas de musgo y líquenes, y los fluorescentes del techo parpadean en su mayoría. El aire está cargado de humedad y del hedor a agua estancada. Más que una prisión parece un lugar abandonado.
Avanzáis por el corredor, y guiados por Charlaine subís varios pisos por unas escaleras. Desembocáis a una amplia estancia rectangular, mucho más cuidada que los niveles inferiores. La chica invisible tira del hombre para avanzar, pero este se ha quedado clavado en el sitio. Aunque ella no podía verlo, el vaquero miraba a un joven oriental que avanzaba por uno de los pasillos laterales, comiéndose una manzana mientras observaba unos documentos.
Desmond, el chico oriental es Daniel.
Y por cierto, sé que volverse invisible en una partida de rol no es nada raro. Pero os recuerdo que interpretáis a personas normales y corrientes. Le podéis dar mucho más chicha a eso.
Mira... me he encontrado a un capullo... y mi padre me enseño que hacer con los capullos... Pienso mientras tiro del brazo de mi compañera para cogerla por la cintura mientras me acerco lentamente hacia el chino.
Miro como avanza, lentamente, sin saber lo que le espera mientras paso la palma de mi mano sobre una de mis piernas, para calentar la palma, para que el golpe sea cariñoso... todo lo cariñoso que pueda ser...
Me quedo quieto en el lugar, esperando que el chino, japones o coreano pase por delante mio y me de la espalda, mientras levanto la mano, mientras pienso en el tractor, en el toro, en el camión...
Tenso mi brazo, mientras mis músculos se bloquean y con toda la fuerza que puedo reunir, lanzo un golpe en toda la nuca del oriental, con la palma abierta... intentando que se acuerde de las collejas que seguramente le daban de pequeño... de todas ellas... pero todas juntas de una vez.
Daniel trastabilla del golpe, y maldice por lo bajo. Mientras Charlaine y Desmond giran sobre sus talones para salir corriendo, el rostro del oriental se retuerce en una máscara de odio.
De improviso la francesa y el tejano salen despedidos por los aires, yéndose a chocar contra una pared cercana. Sus manos se desenlazan, y Desmond, atontado por la potencia del golpe contra la pared, es vagamente consciente de que ahora es perfectamente visible.
¡Tú! ¿Cómo demonios has escapado? ¡No te muevas o te hago carne picada! -grita mientras te señala con su mano desnuda- ¡Ayuda, ayuda!
¿Ayuda, ayuda? No pidas ayuda ahora... gilipollas. ¡Ven y pelea como un hombre! Digo mientras me incorporo sacudiendo la cabeza de un lado a otro para quitarme el atontamiento.
Ayudame un momento. Susurro a la chica invisible para que el oriental no me escuche.
Si puedo reconvertirme de alguna manera para poder escapar dando de ostias a quien se me cruce, bien... si no, espero que Charly me de una mano de nuevo. Mira que golpearme aún estándo invisible... tiene tela... xD
Daniel, con el rostro desfigurado en una máscara de odio, hace un gesto con la mano, y la misma fuerza invisible de antes te vuelve a arrojar contra la pared.
Sacudes la cabeza, atontado, y sientes como el oriental te levanta por la pared como si fueras un muñeco.
¿Quién es ahora el gilipollas, paleto? No tienes ninguna oportunidad contra mi. Toda esa mierda de músculos que tienes no sirven contra mi hab...
Suena un golpe seco y el agente oriental cae como un fardo al suelo. Tu haces lo mismo, al ser liberado de su poder.
Evidentemente te pudo golpear porque orientó su ráfaga cinética hacia el lugar de donde vino el golpe. No es nada difícil hacerse una idea de dónde estáis, habida cuenta que sois invisibles pero se os oye correr.
Charlaine, he supuesto que golpeabas a Daniel con la culata de la pistola.
Vuelvo a sacudir la cabeza mientras me reincorporo desde el suelo...
Hijo de puta... Digo mientras escupo sobre su cabeza antes de buscar con la mirada a mi amiga invisible.
Charlaine... creo que es hora de salir de aquí cagando leches.