Partida Rol por web

   Te despertaste cuando un relámpago agudo de dolor te recorrió el cráneo. Antes de abrir los ojos te diste cuenta de que estabas atado a una cama. Te dolía hasta el último músculo de su cuerpo, y tenías una sensación de flojera como si te hubieran hecho tragar un bote entero de tranquilizantes. El mero hecho de intentar recordar lo sucedido te producía una sensación de mareo.

   Cuando abriste los ojos la luz te resultó dolorosa. Como te imaginabas, estabas en una especie de prisión. Era una habitación grande pero desprovista de muebles, aparte de la cama en la que estabas atado, una silla, un inodoro y un lavabo. Tres de las paredes eran de hormigón armado, la tercera parecía algún tipo de luna blindada desde donde te observaban algunas personas con bata, un hombre con uniforme de combate como el que te trajo allí y un hombre trajeado.

   Desde la nebulosa de tu estado fuiste vagamente consciente de que el hombre trajeado pidió pasar. Una mujer de bata blanca tecleó un código de acceso y la puerta de cristal se abrió para dar paso a todos. El hombre trajeado cruzó la estancia, arrastró la silla y la acercó junto a la cama. El resto aguardaba expectante junto a la puerta.

   --Profesor Albie, le debo una sincera disculpa en mi nombre y en el de todo mi equipo por su estado actual y por el modo en el que ha sido traído --suspiró el hombre--. No esperábamos que estuviera allí pues, de otro modo, no habríamos enviado a esa agente. Sé que no le servirá de mucho consuelo, pero la hemos expedientado --el hombre abrió las manos en un gesto elocuente--. Estoy muy interesado en sus habilidades y en su trayectoria, profesor. Estoy seguro de que todas estas medidas de seguridad son innecesarias, y vengo aquí para ofrecerle comenzar de nuevo. ¿Estaría dispuesto a hablar conmigo en términos menos... excesivos?

Sonrío... ¿Dónde está Phoebe? Y claro que estoy dispuesto a hablar con usted, le diré más. Sé de una cafetería al lado del TC Garden (el pabellón de los Celtics) que es la hostia...

Tu interlocutor echó una mirada a los médicos con bata blanca.

--Parece que nuestro personal ha subestimado su tolerancia a los sedantes --comentó el hombre, sorprendido por la lucidez de tu respuesta dadas las circunstancias--. Lo cierto es que eso no será posible, profesor. Ya no está usted en Boston, sino en una base militar secreta. La señorita Tyler también está aquí, entre nosotros, aunque en otra sección del edificio. Esta es la zona de máxima seguridad, donde tenemos recluidos a los especiales más... peligrosos. Para evitar que se hagan daño a si mismos y hagan daño a los demás. Estoy seguro de que este no es su lugar.

El hombre hizo un gesto para que el personal médico te librara de tus ataduras. Mientras el hombre con uniforme de combate no te quitaba un ojo de encima, el hombre trajeado continuó hablando.

--Ahora lo llevarán a su habitación, que compartirá con otro especial. Dentro de una horas le haré llamar para que venga a hablar conmigo a mi despacho. Mientras tanto, póngase cómodo --el hombre se cruzó las manos a la espalda--. ¿Alguna pregunta?

Tengo tantas preguntas... y tan pocas respuestas... pero ya que se disculpa y me trata usted con cortesía haré un par de ellas... ¿soy libre de irme? ¿dónde está el chico? ¿el baño está al fondo y a la derecha?