Herber navegaba con su viejo Cladestiniam por aguas tranquilas, cuando el tiempo empeoro de repente. Poseidon esa noche no deseaba que ese barco navegara por sus dominios y se lo advirtió con truenos y gritos de arpías. Pero Herber el apuesto capitán del barco; con mas de una chimenea, no se dejaría derrotar tan fácilmente. Viro a estribor, después paro motores y cuando la ola mas grande pareció engullirlo, hizo sonar su bocina para que sus motores volvieran a encender y atravesar, literalmente, aquella ola traslucida. El agua le mojo los bajos y la barba, probo la salada mar y era sabrosa como el mejor de los Perlova, eso le trajo leves recuerdos de su casa lejana en tierra firme, pero sus recuerdos fueron borrados cuando Poseidon envió una de sus hijas para acabar con el. Un pulpo grande y negro con una boca llena de plumas húmedas que no dudaron en atacarlo el primero.
-VOTO A BRÍOS!-Dijo antes de despertar en el salón principal, con los pantalones mojados por el Vodka que su hijo le había dado y Big nani; esa gorda, arpía y negra se alejaba contoneando su también gordo culo.
Contrariado por la actual situación giro la cabeza para hablar con su hijo, pero no estaba a su lado. Así que guardo sus comentarios solo para el.
-Maldito servicio, que mal hixo padre en darles cobijo y donde esta Ambrosio hace rato que no lo veo..-Con ojos cansados y casi habiendo olvidado que tenia los pantalones mojados buscaba al mayordomo de la familia, sin exito.
*Intente calmar un poco a los invitados, ofreciendoles algo de beber e intentar ayudar a las personas mas nerviosas, luego mareando un poco la copa de mi coñac, observo en silencio los comentarios de cada uno, quizas acertados o no, pero de repente la historia se estaba volviendo un poco tensa, pero de pronto llego algo que estaba afectando a mi casa, se hablo de acusar a nuestra casa de matar a gente por saber cosas y de repente garraspeo un poco la garganta y me dispongo a romper mi silencio...
Señores y señoras, por favor esto ya se esta volviendo algo violento, gracias al asesinato que hemos prenseciado, pero hablar de que en esta casa se mata a persona por saber mas o menos casa..., en mi casa no hay secretos mayores, los tipicos de cualquier cosa por favor no llevemos este de conversacion a algun lugar mas... conflictivo, tranquilizaos y beber algo para refrescaron e intentar calmaros.
Acepto la copa de la mano de mi primo, y la miro con desconfianza, luego de ver lo que el alcohol le hizo a mi padre siempre tengo miedo de volver a recaer, pero el olor al alcohol era muy seductivo, y además no iba a faltarle el respeto a mi familia, y más en una situación así.
Me llevo la copa a los labios y escucho que tiene Gerald para decir.
Al fin de todo tiene razón, conozco a mi familia y no creo que ninguno sea capaz de hacer algo tan horrible, o tener un secreto tan oscuro que lleve a matar al mayordomo.
Gerald tiene razón, somos una familia, nos conocemos entre todos durante casi toda nuestra vida, y no podemos desconfiar totalmente del otro solo por esta situación. Primero vamos a calmarnos y a bajar las revoluciones, pero tampoco podemos bajar la guardia del todo, el asesino sigue por la casa, y en una casa vieja hay muchos lugares para esconderse.
Sam se encoge de hombros, lo bueno y lo malo de ser el criado negro de la casa es que los señoritos nunca le hacen ni caso, así que no toca el cuerpo, tal como le pide su hermana y se queda quietecito, mirando a los señores y a las damas blancas presentes (es mejor que estar cargando pesados cubos de agua).
-Como se 'ota que ló señoritó no t'enen que limpiá la sangrer...-murmura, algo indignado. No es que no le supiera mal por Ambrosio, pero el muerto al hoyo y el vivo al bollo y ahora mismo su bollo, o mejor dicho su patata caliente, es la futura enorme mancha de sangre en el suelo que los señoritos le reclamarán a grito pelao que limpie y que no quede ni rastro, porque eso sí, los señoritos de maniáticos para eso lo son un rato largo y la Srta. Amanda no siempre los tendrá a todos cegados con su belleza de niña blanca. En algún momento, después de que dejen de gritar histéricos, querrán que toda prueba desaparezca del suelo y a quien se lo mandarán? Pues al menda y a su hermana!
Ambrosio era para Harold, un buen hombre, un buen sirviente y un gran amigo de la familia. Ambrosio había sido algo más que un amigo, un confidente tal vez. Sabía muchas cosas sobre él y confiaba que todo aquello se lo hubiese llevado a la tumba. La terrible pérdida le había hecho quedarse callado, triste y meditabundo. Algo que no era común en el dueño de la casa. Aquella cena había dejado de ser una gran fiesta para convertirse en un funeral...
La cara de disgusto del señor de la casa se podía apreciar por todos los miembros de la casa...
Siento la tardanza, una semana muy ajetreada, pero he llegado justo a tiempo.
Cabeceo en agradecimiento a mi cuñada y le devuelvo el apretón. Observo a Harold pero parece petrificado al igual que lo estoy yo.
Nuestro hijo sin embargo está llevando bastante bien la situación, lo observo fijamente, un sentimiento de orgullo brota en mi interior, a pesar de todo intenta que mantengamos la calma y suaviza la situación. Se está convirtiendo en un gran hombre y esta noche lo está dejando bastante claro.