Una mañana más os levantáis. Os vestís y bajáis otra vez al salón. Teméis lo que os podéis encontrar allí, aunque vuestros ojos ya se han acostumbrado a la muerte.
Al llegar, veis que el reverendo Tatcher está muerto, al lado de la joven Lynda. Pero no sólo eso. Los muertos, que estaban escondidos en las sombras, aparecen todos caídos, sin el menor rastro de "vida" que el día anterior parecían poseer.
Amanda se adelanta al mendigo y a Big Nani, con la mirada llena de terror, sin comprender lo que ocurre. Pero una risita nerviosa le hace volverse, sabiendo lo que se va a encontrar.
El Mendigo está jugando con un cuchillo. Los mismos cuchillos que tienen clavados las víctimas nocturnas. Big Nani tiene la sartén en la mano y se acerca a Amanda. Antes de que la joven pueda reaccionar, Big Nani le golpea con tanta fuerza que la tira al suelo.
La pobre Amanda queda mareada y, antes de que pueda reaccionar, el mendigo está encima. Sin pararse mucho a pensar, comienza a clavarla el cuchillo en el corazón, repetidas veces, hasta que la sangre de la joven le mancha la cara...
Y ese es el final de esta triste historia. El asesino, por una vez, no fue el mayordomo.