La noche ya amenazaba con cubrir la poca luz que hacía visible aquel lugar….
La niebla seguía siendo densa, y con ella la lluvia comenzó a hacer acto de presencia, inundando con su sonido el lugar…
Nada se veía entre los muros de aquel antiguo castillo… una presencia parecía rodearlas con fuerte ansia de sangre… Todas se giraban intentando ver aquello que las amenazaba, pero sus sentidos no tenían respuesta, pues la lluvia y la niebla los cegaba….
Cada una de ellas luchó con su arma o poder, contra aquella presencia, entonces un rayó inundó el lugar… y ante la visión incluso la lluvia ceso… El cuerpo de Yidorac… inerte entre todas, su cuerpo parecía haber recibido una gran batalla… pues grandes heridas irrumpían en su piel…
Su mirada vacía, dejaba claro que aquel viejo cuerpo, con aspecto de una joven doncella había abandonado la vida…
Su sangre rauda y sin reparos llegó al pebetero…
Y esta vez el blasón esmeralda se hizo presente ante vosotras…
La lluvia, tras aquel comento de comprensión comenzó de nuevo a caer… esta vez son suavidad, dejando un hilo de cordura entre las vivas…
Y entonces un rayo de luz inundó la instancia, uno de los cuerpos caídos se llenaba de luz, en aquella noche oscura, y llena de niebla…
Poco a poco se levantaba, aún con paso quebradizo y entumecida por el paso por la muerte… pero al menos otra vez viva… Shaira Aira, volvía a la vida…
Y poco a poco la niebla cesó, dejando tras de sí un recuerdo a vida y muerte…
Cuando vi caer el cuerpo de Yidorac, me llevé las manos a la boca para reprimir un grito, más muertes, esta vez por un cónclave ciego. Estaba claro quienes eran, el hecho de que la caída fuera alguien que me defendió decía muchas cosas, tenía toda la pinta de que yo era la siguiente... Las traidoras habían engañado a la mayoría y con las pocas que quedábamos veía mi muerte y su victoria cada vez más cercanas.
De repente vi a otra bruja levantarse, se veía que Vikonia había estado ocupada... Bienvenida hermana - dije símplemente.
Nebaleth contempló el cuerpo inerte de Yidorac, tendido en el suelo. Se quedó allí unos segundos, incapaz de reaccionar, hasta que sus puños se cerraron con fuerza y un tono de voz nunca antes visto en la mujer abandó sus labios con furia. La lluvia no llegaba a cubrir a la hija de Eglantine, evaporandose antes de llegar a tocar su ardiente cuerpo. Nebaleth estaba fuera de si...
- ¿¡QUIEN HA SIDO?! Se giró hacia el resto de brujas. Ni Conclave merecían llamarse: unas sucias traidoras, unas vendidas, unas desgraciadas ladronas que jugaban con su mente derramando sangre inocente. Se acercó a Eowin como un perro de presa hambriento. ¿Acaso has vuelto a cambiar aquel que debía morir para tu beneficio, bruja?
Vikonia, la uncia hija de Gió viva, observaba aquella escena, mientras su pelo se desenredaba solo, sin comprender nada realmente.
-Que ha sucedido. No comprendo nada. El viento no me da respuestas y la votación esta nublada...-Se puso las manos en jarra, no esperaba la muerte de Yidorac.
-¿Acaso ella misma a decidido rendirse?-En ese momento Shaira volvía a la vida y no era un buen momento.
-¿Has regresado en mal momento Shaira, dinos, tienes algo que aportar a lo que acaba de suceder?-Estaba nerviosa, pero no deseaba mostrárselo a las demás.
Te recuerdo querida Nebaleth, que mi don consistía que en el momento de mi muerte, lo cambiaba, no antes, así es como es mi don y ya te dije que ya lo había agotado la primera y última vez que lo hice. Y por último, mi don sólo era defensivo, con el no puedo matar directamente.
Eowin miró a la hija de Englatine retándola a explicarle a ella misma sobre su don, cuando era ella quien lo sabía.
Shaira parecía conmocionada.
He... regresado de la muerte... Sin duda se avecina la batalla final y necesitaréis a la mejor de las guerreras a vuestro lado.
Poco puedo aportar, pues del extraño lugar del que he regresado, donde ni se vive ni se muere, todo era caos y confusión. Creo que solo queda una de las traidoras en pie, aunque supongo que eso también lo imaginarías vosotras...
Su mirada parecía perdida, aún intentaba acostumbrarse a estar viva de nuevo.
Nebaleth, que había estado callada hasta aquellos momentos sumida en un profundo y tenso silencio, volvió a hablar con una voz que sonó como un volcán.
- Vikonia, hermana. Su mirada fogosa se clavó en los ojos de la bruja, antes de que se levantase y comenzase a andar hacia a ella con un paso determinado más propia de una guerrera de clan. Si las palabras de Reis son ciertas, trae a Kaleshie ante nosotras con el don que le robaste y creéme que tu hurto pasará inadvertido cuando se reescriba la historia de como las traidoras del Conclave cayeron bajo nuestros pies.
Espero que lo haga - respondí mirando a Nebaleth - Pero lo dudo... Robó mi poder, robar es malo, por tanto desconfío de que no lo quiera para nada bueno. A menos que ella haya traído a Shaira, en ese caso, podría empezar a creer en sus buenas intenciones para con lo que robó.