Partida Rol por web

Eres el Cazador: Cada noche, puedes matar a un personaje, buscando acabar con los malos.

¿A quien deseas matar?

No hace falta que lo roles. Si quieres puedes decir como lo matas.

La campana tañía solitaria. El viento soplaba el polvo a los ojos de los únicos habitantes que circundaban en mitad de la calle de aquél pueblo medio muerto y fantasma. Sid se ajustó el sombrero: -Nos has causado muchos problemas, forastera.- Afirmó. Maléfica no podía responderle maniatada y amordazada.  -Esta ciudad es demasiado pequeña para los dos. Vas a llevarte tu castigo. Te vamos a emplumar... y te vamos a echar de esta ciudad para que no vuelvas.- La miró con ojos entrecerrados, ajustando su sombrero blanco de ala ancha.

Sacó de su cartuchera el cuervo, precintado previamente para que no volase. Y acortó el trecho que les separaba.

Las sombras engulleron la víctima que ni siquiera podía gritar.

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De pronto, Sid despertó de aquél ensueño placentero que era su imaginación. Le gustaba la idea y pretendía llevarla a cabo. -Ja, ja ¡JA!- Se le oyó reírse mientras se alejaba...

Ya te puedes cargar a otro ;P

Aquella noche a Sid le costaba reconciliar el sueño, sentía rabia, e impotencia. No solo los menospreciaban a él y a ese grupito de juguetes sino que tenían el descaro de señalarles con el simple fin de deshacerse de ellos. -Está bien.- Gruñó entre oveja y oveja. -Pero al menos nos llevaremos algunos con nosotros.- Poco a poco su mueca de enfado se fue convirtiendo en una sonrisa siniestra, y las ovejas dieron paso a villanos arrogantes, altaneros y engreídos, aunque no por ello cesaban sus balidos.

De repente, se vio a si mismo vestido de torero, imponente, alto sino más bien gigante, y enarbolando un trapo negro con una calavera pintada como bandera. Entró en la plaza el Dios de las mentiras del panteón Asgardiano: Loki. Arrastrándose y corriendo hacia él a cuatro patas con su yelmo de grandes y dorados cuernos. -¡¡Ea!! Tontorrón- Le espetó esquivándolo.

Se despertó feliz, en mitad de la noche y sintiendo el impulso de hacer una vez más sus sueños realidad.

Sid, había vuelto a la vida. Y había visto hacer justicia sobre dos de aquellos personajes, pintorescos y grotescamente formados con demasiada textura, caer.

Pero no era suficiente. Sid se había prometido, al revivir sin saber como, que haría pagar, mientras le quedase aliento, a aquellos que le habían señalado para morir a balazos. Un destello de determinación brillaba rojo en sus ojos. Recibirían su merecido, pues estaba claro que lo habían usado de cabeza de turco para saber qué fines. -Se han equivocado de cabeza de turco.- Murmuró llenó de rabia mientras se dormía.

Luego soñó muy dulcemente, como hacía días que no hacía. Pues los muertos no cuentan cuentos. Ni los sueñan.

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"Pues turco sería" se dijo flotando entre fantasías de hipopótamos con tutu. De repente, se vio a si mismo vestido de turco con una gran cimitarra dorada persiguiendo al único de los que quedaban por pagar su muerte: Rumplestinstinski, o como se llamase.

Sid se reía en su persecución que duró extrañamente por todo el zoco de Agraba, pero, finalmente, conseguía acorralarlo y cortar su cabeza. En recapitulación, la guinda del pastel, fue cuando vistió esa odiosa testa con un sombrero turco, con su correspondiente púa (o así la imaginó el niño).

¿Por cabeza de turco lo habían vendido? pues él les daría cabeza de turco.

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Con una gran, siniestra y metalizada sonrisa se despertó, Sid, en mitad de la noche. Y salió de un salto de su cama, dispuesto a llevar a cabo ese sueño de fantasía...