Partida Rol por web

Menos mal que he podido escaparme sin que nadie se diera cuenta de allí. Esto para mí, ya es una tradición. Estaba deseando desde hace días pasarme por la tienda de bromas y disfraces. Este año debo hacer algo bueno, algo que sorprenda y aterre a todos.

No a mis amigos, claro.

Le mandaría un mensaje a Ciel, especificándole que tengo algo preparado para esa noche.

Pero, ¿Qué puedo hacer? Llevo semanas pensándolo, pero todo me parece... ¿Insuficiente? Tendré que echar un ojo en la tienda para ver que puedo encontrar.

Ya he llegado, parece tan tétrica desde fuera, es el sitio genial.

Entro deprisa, y sin dudarlo.

¡Halloween ya estaba a la vuelta de la esquina! Y aunque en Inglaterra no eran tan entusiastas como los de Estados Unidos con la noche del treintaiuno de octubre, no dejaba de ser la cuna de la noche más aterradora del año. Según cuenta la leyenda, en la noche de Halloween la línea que separaba el mundo de los vivos y de los muertos desaparecía y los seres del más allá podían caminar con libertad entre los humanos. Esa noche debías usar un disfraz aterrador para alejar a los malos espíritus, mientras más miedo daba, mejor. 

Siglos después, la tradición derivó a una festividad moderna en la que los niños pequeños se disfrazaban para pedir dulces, los no-tan-niños se disfrazaban de todas formas para asistir a fiestas con alcohol y hacer trastadas. Ah, las trastadas. Los de St. Agnes se creían tan listos haciendo un campamento para impedir que sus estudiantes no se pasen de listos y sembraran caos por los pasillos del internado ¡Ingenuos eran si pensaban que una tonta acampada impediría algo!

La tienda, la más popular entre los adolescentes bromistas de Birmingham, ubicada en una zona que redimía al mítico callejón Diagon. Con la simple fachada medievalesca te podías dar cuenta que entrarías a otro mundo. Elisabeth no tardó mucho y entró al local, haciendo sonar una pequeña campanilla de la puerta, aunque las pisadas sobre el viejo suelo de madera delataban con exactitud donde se encontraba.

El interior, tan antiguo como el edificio mismo, estaba atestado de un caos de disfraces, máscaras y cotillón variado sin ningún orden aparente. Habían un par de personas y ningún vendedor a la vista, supuso que tenía que arreglárselas sola.

- ¡Hola! - La voz de Alfie casi le hizo dar un respingo, el chico le dedicó una sonrisa ladina y le guiñó un ojo en gesto cómplice - También te has escapado ¿Verdad? Yo les he dicho que tenía que comprar una bolsa de dormir para la acampada, serán ingenuos... - Sostenía una máscara de goma de una bruja con nariz aguileña y verrugas varias. - Mira, se parece a ti - Comentó distraídamente mientras se la colocaba para bromear - ¿Qué estás buscando?

¡Disfraces por todos lados! ¡Bromas geniales! Este es mi rinconcito favorito en el mundo...

Llevo todo el año ahorrando para halloween. Me deleito paseandome entre las diferentes estanterias, curiosa mirándolo todo. Quiero hacer algo grande, algo grande de verdad. Sin pasarme claro.

Un "¡Hola!" hace que me acojone, joder, me he muerto de miedo al pensar que algún profesor me pudiese haber pillado, aunque siendo realistas, ¿Qué maestro va a entrar en una tienda así? Me río y niego con la cabeza, es solo Alfie. Lo conozco de vista, es un friki. Pero un friki simpático, al momento le sonrío. 

El chico bromea con una máscara de bruja, mientras me pregunta que hago aquí.

Me recuerda más a Felicia.- Le digo entre risas. Felicia es la chica más popular de toda la institución. Y la más tonta.- ¡Y sí, se las creen todas!  La próxima avisa y nos escapamos juntos.- Esto último lo digo medio en broma, medio en serio.- Pueees... podría decirte que hago aquí, pero si lo hago....- Hago una pausa llena de suspense, mientras me llevo las manos a la cara, poniendo cara de horror.- Serás mi complice...- Me río sin poder evitarlo.- Es un secreto, pero si prometes guardarlo entre tú y yo, te lo cuento. Pero una promesa de verdad, si me traicionas me vengaré.

Le digo achinando los ojos, pero mantengo mi sonrisa. Quizás este chico me ayude a hacer una buena broma.

Alfie se quita la máscara de bruja para revelar una sonrisa de oreja a oreja. - Si, se parece más a Felicia. Mira que es bastante bruja... - Comenta mientras la vuelve a dejar en el estante de donde la había sacado. 

- ¿Si me cuentas tendrías que matarme? - El pelirrojo hace un gesto exagerado de estar aterrorizado. Era un chico divertido, y el que solía hacer el tonto en su curso sin siquiera intentarlo. - Pues yo también venía por aquí para ver con qué aterrorizar a los niñatos, pero una broma que de miedo de verdad... - Confesó a medias con una sonrisita ladina - Claro, guardaré el secreto y seré tu cómplice ¿En qué pensaste?

Mi plan... Llevo pensando en el mucho tiempo, pero no sé si es pasarme de la raya. Desde luego no lo van a olvidar.

Mira mi plan se divide en dos parte....- Le explico llena de emoción, siempre contar tu plan malvado es excitante.- Primero, en la acampada está la costumbre de contar historias de terror sentados alrededor de la fogata. Ahí pensaba inventarme una historia de terror sobre unos asesinatos que supuestamente se dieron tiempo atrás. Obviamente, diría que el asesino quedo libre y aún vaga buscando víctimas.- Gesticulo esforzandome por explicar todo correctamente.- Segunda parte, cuando ya todos se vayan a dormir había pensado hacer unos ruidos que hagan a los populares salir de sus tiendas. Y conducirlos al bosque, llamándolos con un modulador de voz. Y allí, le esperaría el supuesto asesino, que podemos ser tú o yo, ¡Morirán de miedo!- Me río un poco.- Sobretodo Felicia. Será demasiado divertido, ¿Qué? ¿Te apuntas? Faltan pulir detalles, y cosas pero la base está bastante bien, ¿No crees?

- ¡Me has robado la idea! - Se queja Alfie fingiendo una gran decepción. Suelta una risa pueril y le da un suave codazo a su nueva compañera de crimen. - Yo contaré una historia de terror en la fogata antes de irnos a dormir. Me gusta la idea, es mejor que lo que tenía pensado yo.

Rápidamente el pelirrojo se pone a maquinar planes estrambóticos que sólo podían tener lugar en su cabeza. Después de tantas películas de terror y comics, podía tener la certeza de que algo bueno saldría de todo esto. - Si, sí, tu serás la asesina y yo les llamaré por el móvil. Me he bajado una app muy chula que sirve para eso ¡Se van a morir de miedo! Tenemos que conseguirte un buen disfraz, que quedes completamente irreconocible ¿Una máscara quizás?

Me gustaba la velocidad con la que este chico ideaba planes. Me gusta la idea de ser la asesina, parece realmente divertido. Veré en directo como Felicia muere de miedo ante mí.

¡Me parece perfecto una máscara!- Así nadie me reconocería, todo va a salir tan bien...- Ah, pero tengo dos condiciones. Una es... le diré a mi mejor amiga, Ciel, que tengo una broma preparada, no el qué pero se lo diré. No quiero que pase miedo. Segundo, nada de pasarnos. Quiero que quede en una broma, no quiero heridos ni nada así.- Todo esto último lo digo seria, pero acabo sonriendo. No suelo ser demasiado seria, aunque lo intentara.- ¡Estoy deseando escuchar tu historia! Miremos que máscaras tienen...- Me paseo por la tienda, sabiendo que él me sigue.- Quiero una terrorífica, que tengan pesadillas con ella semanas.

Alfie suspiró y sus labios formaron formaron una fina línea recta - Ugh. - Puso sus ojos en blanco y relajó sus hombros. - No le digas nada, seguro correrá la voz y echará todo a perder. Dale un vago indicio de que algo sucederá, pero nada más. - No quería que el plan se echara para atrás culpa de una bocazas. Se venía una gran noche encima y nada podía salir mal. - Y no nos pasaremos, Eli, no planeo matar a nadie ¿Tu si? - Y con su sonrisa de bribón le dio su palabra. - Además, tu eres la asesina.

Siguió a Elisabeth por el pasillo de la tienda, haciendo rechistar las viejas maderas al compás de sus pisadas. - Tiene que ser algo austero, el gore ya no da miedo. - Afirmó, mientras barría con su mirada los estantes con las múltiples máscaras. - ¡Eh! Esta es cool, te pones un vestidito antiguo, un cuchillo bien grande, te paras a la distancia y das un susto que cagas leches.

Alfie tomó la máscara en cuestión entre los estantes y se la alcanzó a Elizabeth. - ¿Qué te parece?

Me resulta raro que me pida que no le cuente nada, creo que se lo toma muy en serio. 

Bueno, le contaré un vago indicio.- Murmullo, aunque seguro que conociéndome sabrá que hay algo más. Me río ante el comentario de la asesina.- Tienes razón, ¿Sabes que podría ser más genial? Lleva una cámara, y grabemoslo, ¡Quiero ver la cara de Bill cuando pase terror, ¡Y de los seguidores de esa cabeza hueca!

Me quedo en silencio al enseñarme la máscara. Es perfecta. La agarro y la miro con cuidado, no puedo evitar pensar en lo genial que será, ¡Se hablará de esta broma durante años!

Es hora de irme, compro esto y veré que ponerme.- Camino alejándome de él.- Tengo varias cosas más que pillar. Nos vemos en la acampada, amigo.- Le guiño un ojo de forma coqueta.

Llego a la caja y el dependiente ya había vuelto. Le pago la máscara y la guardo, esto promete demasiado.

Veo a mi pelirrojo ver cosas con una sonrisa, está tan emocionado como yo. Al salir, decido escribirle un mensaje a Ciel. No me gusta mentirle... Pero esto no se considera mentira, solo le oculto parte de la verdad.

- Nos vemos ahí, compañera. - Alfie le guiñó el ojo a Elisabeth, despidiéndose de ella. Estaba seguro que sería una noche inolvidable, y estaba más que satisfecho de ser uno de los que se encargaría de que así sea.

Elisabeth salió de la tienda con la máscara y se dirigió al centro de la ciudad para seguir haciendo un par de compras más. Sentía curiosidad por oír la historia de terror que contaría Alfie en la fogata, pero más ansias tenía por llevar a cabo su plan. Era una buena broma sí, definitivamente todos se morirían del miedo. Nada podía salir mal.