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Kingmaker

Parte Seis: la Rebelión de Rostland

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24/03/2016, 15:03
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Los Aldori Rebeldes

Nosotros los Señores de la Espada Aldori de la Ciudad Libre de Restov, desconocemos lo establecido en el Tratado de Nueva Stetven entre Poul Orlovsky, Rey de Brevoy, y Saeral Dracaris, Rey de Agnia. Las cláusulas que contienen mención alguna de nuestra ciudad son por tanto ilegales, debido a que Restov, al momento de firmado el tratado entre ambas naciones se constituía independiente y por tanto no revestía propiedad de ninguna de las partes.

Queremos hacer saber a Su Majestad, el Rey Dracaris, que, más allá de este malentendido le reconocemos como señor absoluto de sus tierras y propiedades y que gustosos anhelamos acrecentar nuestra relación con vos, tanto económica como políticamente, siempre en pie de igualdad de derechos.

Atentamente, Lord Alcalde Ioseph Sellemius

Esta carta desde Restov me llegó un día en el que me encontraba entre los campos de los Lebeda supervisando la construcción de una importante ruta. Inmediatamente encomendé a mi embajadora la redacción de una carta con una respuesta firme y clara.

Considerando que previamente o durante la Guerra Agno-Brevoyana la Ciudad Libre de Restov no declaró de forma oficial y manifiesta su secesión de la Corona de Brevoy es jurídicamente correcto evidenciar el efecto vinculante de su traspaso de propiedad a la Corona de Agnia. Y considerando también, que por tanto la Ciudad Libre de Restov es legítimamente parte unívoca del Reino de Agnia, Su Majestad el Rey Saeral Dracaris decreta:

Que el nombre de la Ciudad Libre de Restov sea modificado por Ciudad de Restov.

Que todas las partes y personas contrarias a la nueva situación jurídica de la Ciudad cesen toda actividad separatista.

Que todas las autoridades, incluyendo al Lord Alcalde, juren públicamente lealtad al legítimo regente de Restov, Su Majestad el Rey.

Que estas disposiciones sean ejecutadas el tercer día a partir de la firma de este decreto.

Su Majestad el Rey Saeral Dracaris de Agnia, Señor de Altalanza y todo Rostland.

Esta última carta no obtuvo respuesta, luego del tercer día llegó un cuarto y un quinto y mi paciencia se estaba acabando. Ordené que se redactara entonces un último documento.

 Ultimátum:

Como legítimo Señor de la Ciudad de Restov y debido a la ignorancia del último comunicado, yo, Saeral Dracaris de Agnia os ordeno a vos, Lord Alcalde Sellemius, gobernador de la ciudad, que depongáis las armas inmediatamente y que las relaciones entre el Reino de Agnia y su Ciudad de Restov sean restablecidas. Emitid una declaración pública aceptando la legitimidad de la propiedad y subyugaros a la realidad en la que os encontráis.

Os hago personalmente responsable de lo que podría acaecer en los próximos días. De lo contrario, si la Ciudad de Restov mantiene esta estúpida idea de proclamarse ilegalmente independiente haré cumplir la ley por la fuerza, y las víctimas que resulten de dicho conflicto recaerán sobre vuestros hombros, los de su familia y de todas las autoridades de ese gobierno rebelde.

Tiene hasta el atardecer del segundo día luego de recibir esta misiva para responder.

Rey Saeral Dracaris de Agnia

Esta carta tampoco tuvo respuesta, así que tendría que cumplir con lo prometido. Ahora bien, si quería mantener mi palabra empeñada en el Tratado de Nueva Stetven (y no desplegar contingentes armados en las tierras del norte mayores a un millar de hombres) tendría que someter toda la ciudad personalmente, o con una asistencia muy limitada. 

Notas de juego

Guerra con al Ciudad Libre de Restov

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24/03/2016, 23:29
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Visitando la Ciudad Libre de Restov

Me llamó poderosamente la atención que los guardias de la ciudad no fueran ordinarios. No se trataba de soldados de la guardia ni mucho menos, todos ellos, o al menos los pocos que se podían ver en las puertas de la muralla, la plaza pública y el bastión de la ciudad eran todos espadachines aldori hechos y derechos.

Era evidente que la última guerra les había dado un golpe duro. Restov había levantado dos mil hombres que lucharon (y murieron) en la batalla de Bajo Rostland, eso dejó su marca, especialmente entre la población masculina de la ciudad. Los únicos varones que se veían eran los nobles espadachines aldori (que con insuficiencia parecían vigilar las calles), los ancianos y los ahora muy activos (laboral y sexualmente) adolescentes que no fueron a la guerra.

¿Cómo demonios se permitieron enfrentarse a mi voluntad? Eso no tenía sentido, quizá el Lord Alcalde fuese más idiota de lo pensado. Me colé en la ciudad con otro rostro, todavía no había decidido como encararía la situación pero por cómo estaba la cosa parecía bastante fácil de solucionar. ¿Era posible que el Lord Alcalde apostara todo a mi imposibilidad de traer a mi ejército? Si era así, era demasiado imbécil para gobernar mi ciudad.

El bastión era una fortaleza poderosa, pero en la actualidad carecía de los hombres para guarnecerlo con propiedad. Solo un espadachín aldori vigilaba la barbacana de la muralla desde su solitaria cima. Dentro el silencio inundaba el patio. Logré contar y suponer quizá la presencia de unos doscientos o doscientos cincuenta espadachines en la ciudad. Considerando su población, calles y edificios, apenas daban a vasto para mantener el orden entre sus deprimidos habitantes.

Tenía una aliada dentro de la ciudad, o eso suponía, se trataba de la semi elfa que me había comunicado hacía varios años sobre la desaparición de la gente de Varnhold. Se trataba de una Señora de la Espada Aldori, sus conocimientos sobre la ciudad y su política me ayudarían a resolver el problema con mayor facilidad, eso si lograba convencerla de ello.

Me dirigí a su escuela de duelo y pregunté por ella. Allí estaba Jamandi Aldori (fighter 14) una espadachín excepcional, si me ayudaba y era lo suficientemente capaz, sería la próxima Capitana de la ciudad.

Notas de juego

Jamandi Aldori parece ser la mejor opción para resolver el conflicto.

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25/03/2016, 00:41
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Una Vieja Aliada

Ingresé en la escuela y me encontré con ella, le pedí que nos reuniéramos fuera luego de su clase. Al cabo de unos minutos apareció, era una guerrera impresionante, su espada era ágil y sutil, suave en el aire y letal en el filo. Cuando me preguntó quién era y qué deseaba no hice más que contarle la verdad. Ya estaba camuflado y me sería muy fácil cambiar de rostro si ella decidía delatarme.

-El Alcalde está dispuesto a sacrificar las vidas de mucha gente inocente solo para cumplir con sus caprichos -dije, no fue muy difícil comprobarle que era yo en realidad-. Lo que necesito es que me ayudes a encontrar una forma de solucionar esto de la mejor manera. Sinceramente sería muy sencillo para mí acabar con él o hacer llover fuego sobre esta ciudad hasta que no quedara ni una piedra sonde guarecerse pero mis intención es llevar justicia a los culpables de esta tontería. No deben pagar los justos por pecadores.

-Debemos reunirnos al caer el sol, aquí mismo -respondió con tono grave-. Vivo en el tercer piso de la escuela. Traeré, si no te molesta, a otras personas que estarán igual de interesadas en lo que tengas para decir. ¿Está bien?

La reunión tuvo lugar en medio de la noche. La casa de Jamadi, un sitio grande y bien decorado, recibía ahora a seis individuos. Contandome a mi y a la dueña de casa los invitados incluían a Andrae Tutski, Maestro Espía de Restov, Elena Uls, una influyente hechicera aldori, Rowanda Anis, una de las duelistas más famosas, y Malik Osard, Jefe del Gremio de Herreros.

Todos los presentes compartían una especial preocupación por el futuro de la ciudad y hacían serios cuestionamientos al liderazgo del Alcalde, lo hacían antes de la guerra y ahora más que nunca.

-Buenas noches a todos -saludé al entrar, dejando ver mi figura original-, me encuentro hoy ante ustedes para solucionar un problema que nos incumbe a todos y que preferiría resolver de la forma más pacífica y eficiente posible. La independencia total de la ciudad no es una opción, y tengo que decir que tampoco es buena idea para la ciudad. Ciertamente Restov recibirá más beneficios de su anexión a Agnia que la propia Corona. La ciudad es vulnerable e incapaz de defenderse por si sola de amenazas externas, apenas pudiendo soportar el caos que está por estallar de un momento a otro. Además, lo que solicito a cambio es realmente muy poco, reducir ligeramente la autonomía de iure mientras la autonomía de hecho permanece incambiada. 

-¿Qué tienes en mente? -pregunto uno.

-Lo mismo que en las otras ciudades bajo mi autoridad -respondí-. La instalación de un consejo de gobierno con autonomía total dentro de la jurisdicción de la ciudad, reservándome la comandancia de la seguridad interna y externa de la urbe. Ha funcionado en Pitax, funciona en Nueva Stetven y en todas las llamadas Ciudades Rojas, funcionará también aquí. No es muy diferente al sistema que han tenido hasta ahora y no supone ninguna agresión a sus tradiciones o formas.

-¿Puedes contarnos que hacemos aquí si ya sabes que vas a hacer? -preguntó otra.

-Porque necesito la ayuda de todos ustedes para poder realizar el traspaso de mando lo más delicadamente posible -contesté-. Aquí Andrae será el único miembro del actual gobierno de la ciudad que efectivamente conservará su puesto, el resto será muerto mañana o encarcelado. Además, el Consejo deberá estar conformado por las personas más poderosas de la ciudad, generalmente los representantes de los gremios, casas de comercio y familias nobles más influyentes. Tengo en mente que Jamadi, una persona de mi confianza, lidere la Guardia y que muchos de ustedes participen en el consejo. Es necesario que los actuales guardias comprendan que el cambio de mando es inexorable y que mayor derramamiento de sangre es innecesario, inútil e improductivo. ¿Me ayudarán? 

Hubo un rumor aprobatorio.

-Mañana por la mañana existirá una reunión del Lord Alcalde con sus principales oficiales -dije, mirando al Maestro de Espías que me devolvió un gesto aprobatorio-. Me presentaré y dominaré a todos en la sala, al salir entregarán el mando de la ciudad y de los Espadachines Aldori y ordenaré su arresto provisional y su traslado a la capital para su juicio. Inmediatamente (no quiero perder un solo segundo) nombraré públicamente a los miembros del consejo y a la capitana de la guardia. Necesito una lista con los integrantes del consejo y la garantía de que todos y cada uno jurarán su lealtad absoluta hacia mi en ese preciso instante.

La reunión llegó a su fin tras asegurar que todos los presentes estaban en la misma página, entendiendo el plan y el objetivo que perseguiríamos. A la mañana siguiente el plan seguiría como había sido planeado.

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25/03/2016, 03:27
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Restov de vuelta en el Buen Camino

El Lord Alcalde Sellemius se reunió con su Tesorero, su Castellano, su Capitán de la Guardia y el Sacerdote aquella mañana. Cinco minutos más tarde el mismo alcalde ordenaba a los oficiales que se reunieran en el patio del castillo y que comunicaran a la gente que hiciera lo mismo en la plaza pública.

Junto a mi y con absoluta decisión Sellemius entregó la Capitanía de los Espadachines a Jamadi y la ciudad a mi. Entonces ordené que él y sus ministros presentes fueran encerrados por sus crímenes de traición. La capitana dio la orden y los soldados titubearon un segundo hasta que la duelista soltó un grito y encadenaron a los culpables. 

Luego, acompañados por la guardia hicimos lo mismo en la plaza pública, donde varios cientos de personas vieron como el Lord Alcalde era encadenado por sus propios hombres luego de rendir la ciudad a su legítimo rey. Encomendé al consejo (que fue nombrado allí mismo) el gobierno de la ciudad y a la Capitana Jamadi Aldori la comandancia de las tropas. Comuniqué que los traidores serían llevados a la capital para ser juzgados y hubo algunos gritos en contra, pero poco pudieron hacer, luego de eso la rebelión de Restov había terminado, y sin sangre derramada...

Los cinco traidores fueron juzgados en la capital y sentenciados a muerte, siendo ejecutados a los seis días de su arresto.