Partida Rol por web

Miré con muchísima atención al samurai, con clara ira en mi rostro... me había cabreado bastante, no había que ser listo e incluso alguien tan idiota como lo consideraba a él en estos momentos. Pero también noté el intercambio de gestos entre él y Glaius... hasta que al final, parece que ese idiota destapó algo que el nigromante no quería que se supiese, además de defender a la hada como yo. Pero sin duda... su explicación me volvió a cabrear más -¡¿Estabas actuando a ordenes de otro a mis espaldas?!- le pregunté enervada, dando pasos furibundos aproximándome más a él... claramente no con motivos amistosos, pero sin acercarme del todo a él.

Escuché todo lo que tenían que decir, el "plan secreto en misión secreta", todas sus sospechas sobre las hadas, pergaminos de informes de soldados, etc, etc... Todo, me estaba cabreando de forma muy desmedida, ya lo siento, pero no me podía aguantar más. O lo dejaba salir o esto sería peor que lo que habrá pasado al otro lado del porta

Todo ese plan... ese estúpido plan que al parecer fue orden de Glaius... me cabreó todavía más, y por suerte para el samurai desvió mi foco de ira hacia él... aunque no se libraría del todo, tenía palabras para él -No nos sirvió para colarnos, solo hicisteis el tonto, yo lo hubiera hecho bien... Yo hubiera llevado bien toda la misión si no hubiera tenido que ser la niñera de ambos borrachos, lo fingieras o no, me apuñalaran por la espalda siguiendo órdenes ajenas o no. Por algo era mi misión, mi entorno, y mi pasado. Te lo diré para que lo entienda tu cerebro lleno de neuronas ebrias... lo que has hecho es como si cogiera tu colgante, abriera la foto y me cagara sobre ella, y luego te dijera "De nada por ayudarte con ella"... así me siento yo, cavernícola alcohólico...- le dije con gran furia contenida al samurái, pero a la vez con una seriedad cortante e hiriente, muy hiriente.

Pero con Glaius... con él dejaría toda mi ira salir... Empezando por ir hacia él cabreada -¡Y tu cadáver ambulante! Primero la princesa y luego tu, ¿porque mierdas era tan importante vigilar a esos dos? ¡¿Desde cuando tienen más autoridad tus ordenes de mierda que una misión del rey?! ¡¿ACASO TUS ORDENES PRIORIZAN SOBRE MIS MISIONES?! ¡Y YA ME VAS DICIENDO COMO TU COÑO SABÍAS LA MISIÓN CUANDO ERA TOTALMENTE SECRETA Y NO ESTABAS CUANDO LA FAMILIA REAL ME LA DIO! ¿Acaso tienes los oídos amputados por todo el castillo derruido para espiarnos?- le solté una gran batería de preguntas y exigencias, sin esperar respuestas entre ellas para decir las otras -Y preparar con antelación la maldición dices... ¡Hablamos de Fío, que tendrá años de inteligencia pero tiene la voluntad de una piedra y esta cada día demostrando a los reyes lo "útiles" que son! Y lo sigo diciendo joder... ¡Si ha sido Fio con Caos, ese tiene que ser el Caos más preciso, ordenado y milimetrado que he visto en mi vida! ¡ESTANDO BORRACHO!- le dije con furia al nigromante... es más, sinceramente sospecho mucho más de todos los presentes juntos que de la hada... ¡y mira que me producen una aversión enorme!

Y después de todo eso y las palabras de Alessandro, ya sin poder aguantarme más las ganas, con los puños casi echando sangre de lo fuerte que clavaba las uñas en la palma... es que ya no creo que pueda desahogarme solo con palabras. Por lo que cuando Glaius dice que "alguien" del castillo puede responder a las preguntas... ya mi cabreo llega al máximo -¡TU TAMBIÉN DEBES RESPONDER PREGUNTAS AUTONECROFILO! ¡AHHHHH!- terminé gritando, y sin pensarlo, le lancé un derechazo a la fea cara del nigromante digno del mítico Héroe del Puño con toda mi rabia cerrada y acumulada en la palma de la mano.

Alanís realmente no podía reclamar a Cytla el estar enfadada teniendo en cuenta lo que expresaba. Era como si estuvieran trivializando todo su trabajo si eso era verdad. Pero por su parte le sonaba todo demasiado...inusual y conveniente. Todo era demasiado "casual", y alguien presente olía demasiado mal como para que fingiera que no era lo que le parecía. Es decir, ya con la conversación de hoy estaban más que conscientes de que debían estar alerta. Honestamente tenía sus sospechas ya con más peso en uno de los presentes en particular.

-¿Bajo ordenes de quién hicieron está...misión secreta de la que están hablando? No corresponde demasiado en tiempos así, y hay pocas personas que puedan aprobar esa clase de procedimientos.

Realmente solo podía ser otro caballero diamante rojo, o un miembro de la familia real. En lo que pensaba esto, alcanzó a ver qué las cosas pasaban a ser físicas con el nigromante, lo cual le tomo un poco por sorpresa, así que permaneció aturdida en el primer momento.

Respiró profundamente ante la respuesta de Caos, sabía lo que buscaba en el momento en que tomó su mano y no se quejó en ningún momento mientras dejaba que aquel ser le devorase ávidamente. Fío solo era alguien con quien desfogarse, no era nada más que eso y el hada pacientemente le dio todo lo que deseó hasta que Caos se sintió saciada y por fin se separó de el haciendo que la ropa de ambos volviera a aparecer. Por unos segundos el hadita se quedó en el suelo, tumbado recuperando el aliento pero ella no le dejaría simplemente relajarse, no. 

A su alrededor comenzó a dibujarse un círculo mágico mientras que ella le explicaba de qué se trataba. Se arrodilló con la pierna que le quedaba, dejándose caer sobre su trasero en el suelo para poder tener mayor estabilidad y asintió un poco.

-Tenme paciencia... Sé que esto... no será fácil ni rápido pero... Lo conseguiré. Por ti, por Faith y por mi... 

Dicho eso comenzó a hacer lo que le estaba pidiendo. 

 Era imposible saberlo debido a su mascara, pero la manera en la que le seguías pidiendo y pidiendo información empezaba a molestar a Aztora, quién durante breves instantes lo demostraría emanando un aura rojiza antes de volver a relajarse de inmediato.

 -¡Oh! ¿Acaso es eso lo que te preocupa? -comentó al escuchar que aún recordabas lo sucedido la primera vez, soltando una pequeña risa antes de llevarse una mano al pecho. -. ¿Crees que tengo motivos para intentar amargarte la vida con simples tratos? ¡Por favor! No eres tan especial... -dicho eso, soltó otra risa antes de llevar la mano a su sombrero para acomodarlo. -. Iré al grano: estás necesitado... A diferencia de ti, yo puedo irme sin nada y quedar satisfecho, ¿pero tu te atreverías a negar la oportunidad de acercarte más a tu sueño...? Te lo aseguro: si aceptas este trato no haré nada que pueda impedirte llegar al trono y disfrutar de él y todo lo que puede ofrecer...

 Tal vez por última vez, Aztora extedió una de sus manos hacia ti, levantando un dedo de la otra para moverlo de un lado a otro imitando el ritmo de un reloj...

 -¿Que me dices, héroe? ¿Piensas perder más mi tiempo...?

 Cualquiera se daría cuenta de que Cytla estaba al borde, y que no era buena idea interrumpirla, siendo Muramasa quién se tragaría sus primeras palabras sin decir nada al respecto deseando evitar echar más leña al fuego...

 Pero Glaius terminó siendo el foco de atención de la pelirroja, quién empezó a soltarte todas sus quejas en cara, siendo que él no seria quién se quedase en silencio cuando tenía respuesta para muchas de sus dudas...

 -Prefería guardarme esto para cuando estuvieses más calmada, pero creo que es bueno que lo sepas: sin que tu lo supieses, su majestad me informo de tu situación y la misión que llevarías a cabo, siendo ordenes directas del rey que diese ordenes a Muramasa para que se asegurase de que se infiltrasen sin que nadie pudiese pensar que eran caballeros, siendo mi idea el emborrachar a Fío: tal vez algunos no están enterados, pero el rey ya me devolvió oficialmente mi cargo de diamante rojo... -confesó, mirando entonces a Alanís quién, seguramente como Alessandro, no tenía claro en que estaban metidos sus compañeros. Sabiendo que tendría que dar explicaciones, observó hacia alrededor para asegurarse de que no hubiese nadie más. -. Tras los eventos recientes, Cytla informó al rey de posibles infiltrados en el castillo, siendo que ella sabe exactamente quién es el que los maneja... La misión que tuvo hoy solo fue una parte de un procedimiento para atrapar al responsable luego de hacerle confesar como hizo lo que hizo...

 -Es una descripción un poco vaga, ¿no? A mi solo se me dijo que iríamos a investigar a un jefazo de los barrios bajos... -comentó Muramasa.

 -Fueron ordenes de rey intentar guardar la mayor información posible, incluso para los demás caballeros. El tema es que, hasta que Cytla completé su misión, lo mejor es no hablar mucho sobre qué hizo el criminal que investiga, por la seguridad de ella, la ciudad, y la poca ventaja que tenemos para la investigación. Cytla, a mi también me cuesta creer que Fío haya formado parte de todo lo sucedido, pero precisamente tu sabes bien que en estos momentos el castillo no es un lugar seguro, y que son pocas las personas en las que podemos confiar realmente... ¿Deseas defender a Fío? Adelante, cada quién tendrá su punto de vista sobre lo sucedido, pero ninguno de nosotros será quién tome la decisión sobre como actuar al respecto... -declaró entonces el nigromante, escuchando lo que tenía que decir Alessandro antes de proponer regresar al castillo cuanto antes, momento en el que Cytla explotó y fue a propinarle un puñetazo lleno de ira, un desesperado y explosivo ataque que el nigromante no se molestaría en esquivar.

 El sonido del puñetazo de Cytla impactando contra el rostro del nigromante causó un breve momento de shock en el resto de presentes, quienes observarían en silencio a Glaius caer al suelo.

 -... -sin haber soltado ni un quejido, el enmascarado se levantó del suelo pacientemente para encarar de nuevo a la pelirroja, momento en el que todos serian testios de como su mascara se quebraba desde la parte del centro. -. Uhm... -con una mirada fría y vaga, aquel hombre se retiró la mascara blnca que tanto tiempo había ocultado parte importante de su rostro, revelando un par de ojos rojos de los cuales uno era cubierto por su cabello negro. -. La razón por la que el rey me pidió un plan para asegurar vuestra infiltración era porque tanto él como el mayordomo real, quién también apoyo mi plan de emborrachar a Fío de manera controlada, desconfiaban en que fueras capaz de controlarte en una misión que está tan relacionada a tu pasado... Tal vez no fue necesario, tal vez las cosas hubieran ido mejor sin tanto secretismo... Pero al menos a mi, y a los presentes, nos acabas de demostrar que no eres capaz de contener tus emociones... ¿Te duelen las mentiras? ¿Que te oculten cosas? ¿Que la vida se te haga complicada por acciones de otros...? Si ese es el caso, creo que el rey depositó mucha confianza en ti con ese título de diamante...

 Y con aquellas palabras, el nigromante se dio la vuelta para caminar hacia su caballo, hablando mientras avanzaba y colgaba la mascara agrietada en su cinturón.

 -Hoy nuevamente han sucedido demasiadas cosas en muy poco tiempo. Volvamos al castillo y esperemos que allá podamos aclarar muchas de nuestras dudas... -tras lo cual, Glaius subiría a su caballo y dirigiría una mirada a todos por encima del hombro. -. También deberemos debatir sobre ti, Alessandro, pero dadas las circunstancias haremos lo posible para que no seas señalado como responsable de algo grave... -finalmente, dirigió unas últimas palabras a todos. -. Marchemos de inmediato, es una orden...

 Ante tu deducción sobre la luz y la oscuridad, Ordinem se quedó pensativo durante unos segundos antes de hacer un gesto vago de "tal vez tengas razón", siendo que pronto le restaría importancia y daría comienzo a la siguiente etapa del entrenamiento...

 Desde una altura considerable, la encarnación de la luz observaba como encarabas a tu copia exacta, esperando que dieses el primer movimiento e iniciases así el entrenamiento...

 En el momento en el que hicieses el primer desplazamiento la copia empezaría a moverse también, manteniendo su mirada sobre ti para estar lista para lo que tuvieses en mente, pero tal vez fue esa atención la que la convirtió en blanco fácil de las luciérnagas que terminarían cegándola.

 -Tsk... -soltaría entonces un muy pequeño quejido, llevándose las manos a los ojos debido a la luz que había logrado cegarle, pero lejos de quedarse de brazos cruzados la copia invocó un hechizo. -. ¡Purga!

 Y recubriéndose a si misma de un aura de luz momentáneamente, sus ojos pronto volvieron a adaptarse al nivel de luz recuperando por completo la vista, siendo que su siguiente movimiento seria mirar velozmente hacia su alrededor para ubicarte...

Muramasa al menos tuvo la decencia de no responderme ni negar la verdad de las soplapolleces que había hecho... Glaius sin embargo no parecía ser muy inteligente haciéndolo. Y es más... lo primero que dijo... de por si ya me cabreó -Claro... el rey te lo contó, aceptó tu plan de emborrachar a un hada-mago del caos, y te devolvió el cargo de diamante rojo... Que pena y que conveniente... que él único que pueda confirmarnos tu historia... ahora no pueda decir nada. Porque el mayordomo no es lo mismo que el rey...- dije de forma tajante y clara. Muy casual que la única persona que hablo de eso con Glaius ahora está muerta, y me importaba una mierda lo mal que sonase, era verdad. ¿Y el mayordomo...? No era el rey... con eso lo decía todo -Si... y gracias a ti solo he conseguido cabrearme hoy aborto de Frankestein- le dije cuando explicó de pasada mi misión... no pudiendo evitar mirar luego a Muramasa ante su respuesta... el sabía bien porque le miraba -Y aún así preferiste hacerle caso a él... gracias...- le dije con clara ironía y rabia.

Pues vaya orden más mala si tu supuestamente sabes tanto porque te lo contó...- continué diciendo con la ira ebulliendo en mi interior, sin duda cada vez más cabreada -Ventaja que tu con tu estúpido plan me habéis fastidiado, no olvides anotar eso- le comenté con sarna. Entonces, cuando dijo lo de Fío y demás, además de decir que son pocas las personas en las que se puede confiar -En eso te doy la razón... Confío más en ese hada y en una prostituta que en todos los caballero diamante rojo juntos...- le dije de forma tajante y concisa. Ya me habían tocado bastante los cojones... y debía de exteriorizar.

Después de darle ese puñetazo... me quedé bien tranquila y sonriendo, disfrutando de verle la cara y de escuchar su máscara resquebrajarse con él en el suelo -Sin máscaras de una puta vez... que ya no se oculte nada...- musité acariciándome el puño... pues le había dado tan fuerte que hasta me dolió a mi. Y cuando le miré, ni me sorprendí de verle los ojos... solo son ojos. Y lo que dijo... simplemente le dije un sonoro -Imbecil- con impetu en cada letra. Me daba igual que el mayordomo estuviera de acuerdo... su plan seguía siendo basura vomitada por un perro y defecada por otro -Yo misma fui quien les informó de eso, y por eso mismo me asignaron a Fío para tenerme controlada... no hacía ninguna falta asegurar nada, y ya ves el sentido que tiene emborrachar al que supuestamente debe tener a raya mis enfados... eres un puto genio...- le dije, terminando esa frase con ironía nada sutil.

Y cuando dijo eso último... volví a apretar el puño como preparando otro puñetazo -Soy muy capaz de controlar mis emociones... ¡Pero te desafío a ti a aguantar a tus hombres borrachos en medio de una misión importante no solo de forma profesional sino personal, y aún así en ningún momento destapé mi tapadera pese a estar sola practicamente! Aunque bueno, seguramente tu no tengas problemas... no te debes preocupar de controlar emociones que obviamente no tienes- quería ser hiriente, me daba igual levantar ampollas o que si después de esto no quisiera darme un ojo funcional -Estás tan muerto por dentro como los cadáveres con los que trabajas... Porque si sintieras, sabrías que las mentiras duelen, ocultar cosas debilita, y las acciones de los otros pueden matarte... Quizás es a ti quien le queda grande el título de diamante rojo... rojo como la sangre que no te circula por el cuerpo ni hace latir tu corazón... si es que de verdad te lo han devuelto claro...- le terminé de decir.

Después de eso me la sudaría cualquier cosa que me dijera más... ¿Quiere llevarme al castillo? Adelante ire... por respeto al rey... pero no porque me lo dijera él. Alessandro me la sudaba, Muramasa me la sudaba... todos ahí me la sudaban porque en ninguno confio... aunque... parecía que en una si -Llevame en tu caballo... por favor...- le pedí a Alanis al final, mirando al suelo y apretando los puños. Seguía muy cabreada... pero en ella, no iba a descargar la ira que aún siento dentro de mi.

 Decidiendo no decir nada al respecto, Caos se mantuvo observadora mientras empezabas a meditar dentro de aquel círculo mágico para concentrar todo el caos en aquel lugar... Debido a experiencias anteriores ya te estabas preparando para sentir una presión indescriptible combinada con un dolor infernal, pero lejos de todo lo imaginable te terminaste sumergiendo en aquel vacío llegando a perder la noción del tiempo: no sentías nada, no llegabas a nada... ¿Acaso estabas logrando algo? Era difícil decirlo, pero no fue hasta que Caos habló que saliste del trance y volviste a abrir los ojos.

 -Ya es suficiente -declaró la mujer, esperando que abrieses los ojos para encontrarte aún en aquel círculo, el cual ahora delimitaba el área de una cúpula totalmente negra hecha de caos puro y concentrado. -. Tardaste más de lo esperado, pero creo que esto es suficiente... -diciendo aquellas palabras, Caos separó sus brazos para empezar a concentrar el caos en sus manos, uniéndolas poco a poco mientras absorbía la esencia caótica de la cúpula hasta concentrarla por completo en una esfera entre sus manos, absorbiéndola poco a poco...

 Tras unos segundos, Caos golpearía el suelo un par de veces con la punta de su pie derecho, momento en el que el piso seria recorrido por una onda que se expanderia hasta el infinito, dejando debajo de ustedes lo que parecía ser un gigantesco reloj reflejado en la nada, encontrándose totalmente paralizado.

 -Este reloj representa el paso del tiempo en el mundo real... Debemos aprovechar cada instante que tenemos para que practiques. Primero debes aprender a no tenerle miedo al caos, mientras sigas luchando contra él y te dejes dominar no llegarás a nada -dicho eso, formaría una masa de caos en su mano antes de arrojarla al suelo, donde empezaría a crecer y moldearse hasta tomar una silueta que te resultaba familiar... A los pocos segundos, la silueta tomaría color, y le verías a él...

 A ti mismo, para ser exactos. Sonriendo tranquilamiente mientras el caos de su "pierna" se sacudía de manera salvaje...

 -Esta es una extensión de tu corazón, una representación de ti mismo. Para aprender a controlar el caos debes aprender a controlarte a ti mismo... -dicho eso, Caos empezaría a flotar hasta elevarse varios metros, observando sentada en el aire. -. Adelante, inicia cuando te sientas listo...

Alanís observó en silencio, claramente más estresada de lo que su mirada denotaba. Le gustaría poder tener toda la verdad de lo que estaba sucediendo. 

-Cada día que pasa, cada vez sabemos menos en quien confiar... -cerró los ojos- Las personas responsables están jugando bien sus cartas.

...

-No quiero decir que nadie tiene razón completa o está equivocado...la frustración, el enfado...son aceptables ahora mismo. Pero...por un lado Cytla tiene razón en que no tomaste en cuenta sus sentimientos. Entiendo que estamos en una situación de emergencia pero, aún así. Este reino no se fundó con esos métodos...sino en el bienestar de todos. 

Se dirigió a su caballo, tomando las tiendas del mismo con suavidad.

-Y por otro lado...venimos de haber tratado de salvar al rey, Cytla. Yo, él, Baeric, tratamos de sacar el caos de sus majestades pasándolo a nuestros cuerpos. Hay cosas que son sospechosas aquí y allá, pero ahora mismo...creo que el dividirnos más solo hará más daño.

Montó el corcel, ofreciendo a la pelirroja una mano para que subiera.

-Pero no voy a decirle a ninguno como debería pensar. Ambos son adultos, si lo deciden quiza puedan hablar nuevamente en condiciones más tranquilas. Ven, regresemos para que todos puedan tener un buen descanso...personalmente quiero volver junto al príncipe cuanto antes, Baeric está con la familia real ahora, pero...estoy preocupada. No podemos descuidar a la familia real, ahora más que nunca.

Por supuesto no pensaba dejar que me encontrara de forma tan sencilla. Tenía que valerme de mi agilidad volando y que ahora tenía la iniciativa de que no sabía donde estaba. La idea era simple mientras me cargaba de magia de luz. Localizar su espalda o flanco desde no me viera al dar dicha vuelta tratando así de acercarme lo máximo posible. Aunque con la ceguera no debió de ser mucho pues podía ponerme contra su espalda mientras se lanzaba mi propio hechizo de purga.

-LUMINARIA - invocando así uno de mis pocos hechizos de ataque, esperaba que no pudiera defenderse pues aegis no le serviría a esa distancia con el mismo tamaño

Alanís se sintió extremadamente inquieta, aunque hizo su mejor esfuerzo por permanecer en control. Ya había tenido un pequeño desborde hoy, y las emociones de todos estaban desbocados de una u otra forma. El poder mantenerse estable era algo necesario para apoyar a sus colegas más sentimentales. Podía hacer eso, al menos.

Pero volviendo sus pensamientos a Arthas, se ponía cada vez más ansiosa. Quería estar cerca cuando despertara... porque el mundo iba a caer sobre sus hombros. 

Las cosas serán muy duras a partir de ahora para él...

Nada más comenzar a concentrarse, el dolor y la angustia se apoderaron de el provocando sus gritos contenidos solo por el cierre de su boca, dejando salir así gemidos de desesperación que indicaban el enorme mal trago que estaba sufriendo el hada. Aún así, a pesar de que todo su ser gritaba parar, de que para el estaba pasando una eternidad no cejó en el empeño pues había hecho una promesa y para el las promesas eran inquebrantables e inamovibles. Solo una voz lo hizo salir de su doloroso e indescriptible trance, la de Caos hablándole e indicándole que ya podía parar. Abrió los ojos, rápidamente apoyando las manos en el suelo y sintiendo como todo le daba vueltas, aguantando la sensación de arrojar todo lo que sus tripas albergaban. Tragó, respiró jadeante y por fin alzó la mirada mientras el ser en forma de mujer se dedicaba a absorber todo aquello que había soltado, dando un respingo cuando la misma decidió pisar con fuerza el suelo de la nada haciendo aparecer un reloj comenzando una nueva explicación. 

Asintió a sus palabras, sin hablar, estaba expectante a la par que asustado porque lo que decía era el inicio de algo que sería muy duro para el, lo sentía en todo su ser y no se equivocaba pues pronto se pudo ver a si mismo, como si de un espejo se tratara. De nuevo las palabras de Caos le sacaron de sus pensamientos y le indicaron que comenzara... ¿Comenzar el que? No tenía instrucciones, solo a si mismo como si de un espejo viviente se tratara. ¿Pretendía que se agredieran? ¿Que luchara contra si mismo? pero aquello era contraproducente, nada tenía sentido, nada era como debía ser y aunque la pose del ser era totalmente de alguien que esperaba una pelea el no podía dejar de pensar que no podía atacar.

-No... Tú misma lo has dicho, si sigo luchando jamás conseguiré nada. Sonrió levantándose sobre su pierna buena, y comenzó a revolotear hacia su reflejo. - Pero tampoco me dejaré dominar... Sabía que muy posiblemente no funcionaría, que Caos era una retorcida criatura y que posiblemente se riera en su cara de su gesto, ¿Pero qué tenía por perder? Estaban solos allí los dos, nadie más podía verle y soportar las risas burlonas de aquella mujer serían poco en comparación de la satisfacción por ver que no se equivocaba si todo salía bien. Respiró profundamente recordando a su hermana, aquella hada que con su enorme afecto le demostraba a todo el mundo que jamás se dejaría doblegar ni siquiera por su amado hermano y que aún así le entregaba su amor con devoción y efusividad. El no era de los que demostraban tales actos, era más bien de los que se quedaban callados ante ellos, avergonzados pero... Su hermana tenía quizá la respuesta. No era una lucha, no era dominancia lo que debían buscar, era respeto y comprensión mutua, que solo se lograba...

Se abrazó a si mismo, abrazó al ente caótico que se alzaba frente a el y lo besó en los labios, intentando traspasar cualquier sentimiento puro que Fío pudiera tener en el. Era el primer beso de amor verdadero, más allá de los que le pudiera haber dado a su hermana porque... Por primera vez en su vida, después de aquellas horribles semanas y horribles experiencias Fío se estaba amando a si mismo. No se sentía un desperdicio, no se sentía como una amenaza, solo era el, con sus virtudes y defectos encarando lo que toda su vida le había dado miedo y que ahora, la luz guía de su hermana le dejaba ver. No era su peor enemigo, no era su maldición... Caos, el mismo eran su mayor regalo y le daba igual si se había equivocado y debía realmente pelear contra aquel reflejo de quien el mismo era, porque sabía que jamás lo volvería a hacer con rencor si no como acto de redención hacia si mismo, como una disculpa profunda y sincera. 

Aquel canalla…iba a ser imposible sacarle el maldito trato de esa boca, pero aún así no podía hacer nada más al respecto, el quería llegar a lo más alto, iba a gobernar un reino y sería aclamado, querido y temido por todos, nadie podría con el y menos contando con la ayuda de Aztora, cierto era que el enmascarado podía liquidarle en cualquier momento, pero si así era…no tendría nada que objetar, se enfrentarían y ganaría el mejor.

Con un gruñido el caballero terminó extendiendo su mano.-Entonces cerremos el trato de una vez…quiero ver como me sienta la corona sobre la cabeza.-Masculló. Estaba nervioso y en cierto modo tenía…¿miedo?, ¿era aquella la sensación adecuada?, no había otro camino, quería cumplir su sueño.

-Adelante, hazme rey, ha llegado la hora de un cambio para este mundo.

 A pesar de que llevaba una mascara que cubría todo su rostro, podías asegurar que Aztora sonreía de oreja a oreja cuando finalmente estrechaste su mano.

 -A sus ordenes, su majestad... -y soltando una leve risa, la mano de Aztora empezó a desprender un ligero aura oscura que se extendería a tu brazo como unos tentáculos, los cuales se introducirían sin dolor alguno y sacarían... Algo, algún tipo de energía o esencia que había en tu interior, la cual pasaría entonces a formar parte de Aztora... -. Solo ten un poco de paciencia, sabrás de mi...

 Y tras decir aquellas palabras, el sonido de varios pasos acercándose a la enfermería provocaron que Aztora, en un pestañeo, se esfumase nuevamente...

 Ciertamente, no habías sentido dolor ni ninguna sensación desagradable... Pero irónicamente te sentías extraño...

 Era claro que las declaraciones de Cytla no le agradaban a Glaius, quién incapaz de quedarse callado continuaba respondiendo en su defensa.

 -Te diría que vayas a preguntarle a la reina cuando despierte: ella fue quién me hizo esto -tras lo cual, el nigromante sacaría de sus ropas un emblema de diamante rojo, similar al que tenía Alessandro. -. Pero debido a la situación tan dura que la familia real va a pasar en cuanto despierten, espero un poco de paciencia y comprensión de tu parte; aunque  viéndote, no me sorprendería que realmente si vayas a preguntarle... -habiendo añadido eso, guardaría el emblema.

 Muramasa, por otra parte, se notaba claramente afectado por la ira de Cytla, siendo que no parecía tener nada para decir, o al menos no era capaz de hacerlo.

 Ciertamente, Glaius tenía que admitir que algo de razón tenía Cytla, pero ni porque Alanís lo dijese él admitiría algo, no en aquella situación, decidiendo callar su opinión sobre los métodos que se usaron para fundar el reino. Dirigiendo una última mirada penetrante a la pelirroja luego de que le tachase de muerto viviente por última vez, el nigromante se dio la vuelta y fue a su caballo, esperando a que Cytla subiese con Alanís, y Muramasa con Alessandro, para partir de vuelta al castillo...

 El ambiente en la ciudad y el castillo era tranquilo en general, sin nada que pareciese gritar "el rey a muerto"... Era duro pensar cuanto tiempo duraría esa paz, y mucho más pensar que tanto podría escalar aquella desgracia...

 Dejaron los caballos en manos de quienes los llevarían al establo para dirigiros cuanto antes con la familia real, quienes descansaban en la enfermería bajo el cuidado de otro caballero diamante...

 Llegando a la enfermería acompañados por Cytla y Muramasa, el nigromante y los dos caballeros que habían salido con él regresaron para reunirse con Baeric y la familia real. A simple vista los miembros de la realeza parecían bastante bien, siendo que Alanís y Baeric ya podían asegurar que habían recuperado el tono normal de piel y que sus respiraciones estaban controladas... Pero era claro que esto no incluía al rey, cuyo cuerpo yacía sobre una de las camillas mirando al techo: su piel, cubierta de un oscuro trono negro, era recorrida por varias grietas que emitían una débil luz purpura desde su interior...

 -Fío y Faith huyeron, o los raptaron: algo que debatiremos luego con tiempo... -explicó rápidamente Glaius a Baeric antes de apartarle y aproximarse a las camillas donde estaban el príncipe y la princesa, deseando examinarles cuanto antes. -. Uhm... Parecen estar bastante mejor, no deberían tardar mucho en despertar... -anunció antes de ir a examinar de igual forma a la reina; sus estudios consistían en tomas de temperatura, pulso, buscar reacciones en los ojos... Aunque era claro a simple vista cuales miembros de la familia real estaban recuperándose y cual había caído ante la corrupción...

 Y tan pronto como Glaius lo había anunciado, la princesa empezó a toser y a reaccionar, sentándose en la camilla mientras intentaba controlar su garganta antes de tomar una bocanada de aire y, de manera vaga, mirarles.

 -¿Q-Qué rayos...? -inevitablemente, también vería el cadáver corrompido de su padre en otra camilla, lo que haría a Artanis abrir los ojos como platos y, forzando una expresión de molestia y "control", clavar su mirada sobre Baeric. -. ¿Qué... sucedió...?

 El siguiente en despertar fue Arthas, quién a diferencia de Artanis se lo tomaría con más calma al quedarse recostado, restregando un poco sus ojos como si hubiese sido una siesta cualquiera antes de mirarles a todos: su expresión, más que dolor, tristeza, o cualquier otra cosa que se pudiese esperar respecto a la escena, expresaba únicamente... confusión.

 -¿Q-Qué me paso...? -fue lo primero que preguntó el príncipe mientras se llevaba una mano a la cabeza.

 Por último, la reina parecía que se tomaría un poco más de tiempo en despertar...

 Para cuando la imitación tuvo intenciones de ubicarte y prepararse para atacar, pudo escuchar el Luminaria que invocabas justo detrás de ella, provocando que los rayos de luz penetrasen en su cuerpo provocando que liberase un pequeño quejido...

 -Argh... -pero lejos de permitirte aquel ataque y quedarse de brazos cruzados, la copia se dio la vuelta de inmediato mientras juntaba las manos delante de ella. -. ¡Luminaria! -y tal como tu le habías lanzado aquel hechizo ofensivo aprovechándote de la distancia para inutilizar Aegis, ella haría exactamente lo mismo.

 Mientras tanto, Ordinem observaba desde las alturas, mostrándose pensativo y un poco... ¿Decepcionado...? Era difícil fijarse en él mientras se llevaba a cabo un combate.

 Aunque se mostraba un poco desinteresada respecto al encuentro, Caos no pudo evitar enarcar una ceja al escuchar tu temprana conclusión, viendo como te acercaba más y más a tu reflejo...

 Una vez entre tus brazos, la imitación de tu persona intentó separarse rápidamente, con unos inútiles esfuerzos que terminaron con sus labios juntos. Aquel acto no solo dejo los ojos abiertos a la copia, quien sorpresivamente correspondería, si no que haría a Caos saltar de su "asiento".

 -¿¡QUÉ!? -sin palabras para describir su sorpresa, Caos descendió velozmente para separarles, empujando a la copia hacia atrás para hacerla desaparecer justo antes de volver contigo y tomarte del cuello de la camisa con ambas manos, empezando a zarandearte como nunca te habían zarandeado en tu vida. -. ¿¡Pero a ti  que demonios te pasa!? ¡Se supone que debías pelear, perder, y cuando la copia de ofreciese ayuda y la aceptases, yo diría "nuevamente, dejándote dominar tras perder ante el caos", no que le besases! ¡Los hombres no se besan! -con una mezcla de verguenza, sorpresa y confusión, Caos finalmente dejó de agitarte, clavando su mirada en ti mientras apoyaba su frente en la tuya, más de manera amenazadora que otra cosa. -. Debes estar loco...

 Claramente molesta por algo, Caos te soltaría y se apartaría, volviendo a formar otra esfera de caos en su mano que arrojaría al suelo, pero esta vez a varios metros de distancia de ambos, dando entonces un par de pisadas al suelo para hacer desaparecer el gran reloj.

 -Se supone que esta es la última prueba para quienes quieren dominar el caos, pero tu quieres "hacer las paces", muy bien... -señalando entonces aquella masa de caos, esta empezaría a moldearse y tomar esta vez la forma de un tipo de diana, totalmente circular y negra a excepción de su centro más exacto, en donde se podía distinguir, con mucha dificultad, un minúsculo punto purpura. -. La diana solo se romperá si golpeas ÚNICAMENTE el centro; es decir, debe ser un ataque de caos preciso y concentrado -dicho eso, hizo un movimiento de mano haría a la diana alejarse más y más, hasta quedar fácilmente a medio kilometro de ti. -. ¿Te gustan los cuentos donde "el poder de la amistad" gana y todos son felices al final? Adelante, me las arreglaré entonces para tenerte aquí dentro hasta que logres romper la diana. No me importa si en el mundo real pasan horas, días, años... Está en tu decisión si querer confiar en un poder que ha destrozado a todos y cada uno de sus portadores, o hacer lo único que los controladores del caos saben hacer: intentar controlar el caos por la fuerza...

Nada más lancé Luminaria, pensando que sería una batalla normal, escuché el quejido de mi doble y... algo quebró en mi extrañamente. Tenía que superar mis limites... pero lo que yo quería era curar.

Curar a los demás, calmar las dolencias, proteger a los que me importan, ayudar a los demás... Aprendí los hechizos de combate por mi hermano, y no por mi... No debería ser yo quien decidiese quien debe sufrir, y mucho menos ser lo contrario a lo que quería ser... Por ello aquel estremecimiento al oirla... al oirme... Me recorrió todo el cuerpo dejandome quieta y viendo la realidad de lo que pasaba, aceptando así el ataque de mi doble.

En parte me lo merecía... pues ahora entendía un poco más las palabras de Ordinem... - Superar mis limites... Amar a todos los seres... ¿Como lo iba a hacer si ni siquiera era capaz de amarme a mi misma? ¿Por eso me has duplicado Ordinem? Porque soy mi peor enemigo...

Desde el suelo, donde me habia dejado caer tras dejar que el luminaria me impactara alcé una mano hacia mi copia sin siquiera mirarla aceptando pues así que había errado desde mi primer movimiento - Luz sacra - Vertiendo pues mi magia luminosa en mi copia para sanar las heridas que yo misma le había hecho - Puede ser una copia hecha a imagen y semejanza y... ver una pequeña pureza y no seguir matandome... O puede ser una copia maligna y acabar conmigo... Pero no quiero cometer más errores.

Cuando se abrió la puerta y Baeric vio a Cytla, Muramasa, el nigromante y al resto de la tropa no pudo evitar soltar un suspiro, no le hizo falta escuchar a Glaius para fijarse que ambas hadas no estaban ahí.-Más bien debieron de huir…no creo que las fueran a raptar.-Gruñó levemente mientras se hacía a un lado para que el nigromante pudiera atender a la familia real…o al menos lo que quedaba de ella.

La princesa fue la primera en despertarse y como era de esperar se asustó, encontrándose con una situación complicada, ya que su padre el rey, se encontraba en la camilla muerto.

Cuando el caballero halcón sintió los ojos de la princesa clavándose en el…no pudo evitar suspirar y negar con la cabeza.-Las hadas…es una larga historia, pero ahora mismo alteza…tenéis que tranquilizaros, descansar, ya habrá tiempo luego para hablar.-Murmuró preocupado por ella.

Incluso cuando escuchó al príncipe no tardó en ponerle una mano en el hombro.-Se que ahora es todo muy confuso para los dos, pero de verdad…necesitáis descansar, luego…estoy seguro de que os podremos poner al día y todo lo que haga falta, pero ahora…ahora es el momento de tranquilizarse.

Esperaba que sus compañeros estuvieran de acuerdo, era mejor tomarse la situación lo más friamente posible, había que actuar con cautela.