Partida Rol por web

Aquella reunión fue cuanto menos reveladora para todos los presentes, fue cuanto menos sorprendente saber que los traidores podían ser las hadas. Las pruebas todavía no eran sólidas, claro…a fin de cuentas aún necesitaban algo incriminatorio más allá que sospechas, pero algo le decía al caballero que no iban muy desencaminados.

El Rey no tardó en pedir opinión tanto a Alanís como a él y el caballero dejó educadamente que la guerrera fuera la primera en mostrar sus sospechas. Baeric se cruzó de brazos mientras escuchaba atentamente todo lo que tenía que decir, hasta que finalmente terminó diciendo que prefería pensar a hablar en vano.

-Pues parece que no has dicho ninguna sandez Alanis.-Comentó Baeric pensativo.-Yo…lo cierto es que también tengo mis sospechas sobre las hadas, claramente no trabajan solas si de verdad son traidores, pero tampoco puedo decir con completa libertad y sin duda que son el enemigo, principalmente porque…no las conozco del todo.-Exclamó encogiéndose de hombros.

-Es posible que ambos tengan una agenda en conjunto con alguien más poderoso, tal vez por eso mismo se les tendría que vigilar más atentamente o…separarles.-Sugirió.-Pero hay que tener varios factores en cuenta, entre ellos…¿Qué pueden ganar traicionando a la corona?, es decir…si alguien tuviera intenciones de semejante magnitud está claro que busca conseguir algo, ¿Qué es lo que buscan?, ¿caos, muerte y destrucción?, ¿o simplemente hacer pagar a los humanos por crímenes más viejos que el propio reino?, quien sabe.-Dicho eso suspiró y se rascó la nuca con tranquilidad.

-Sea como sea…si hay sospechas de que las hadas son los traidores…pues habrá que hacer algo al respecto, aunque sea por asegurarse, a fin de cuentas estamos en una situación muy precaria y creo que hay que anteponer todo para poder salvar al reino. -Entonces río con cierto nerviosismo.-Lo siento, yo no tengo esa capacidad de pensar antes de hablar, así que a lo mejor ando muy desencaminado, pero...es mi humilde opinión.

 Tus palabras causaban poca o ninguna reacción en Fair, quién apenas se mostraba levemente pensativo respecto a lo que decías, restando rápidamente importancia a casi todo cuando veía el rumbo que tomaba tu discurso.

 -Tonterías... -decía mientras las ondas de "magia" chocaban contra tu escudo, lo cual a pesar de no llegar a hacerte daño si que te hacía sentir una desagradable sensación de debilidad, similar a cuando usabas mucho de tu poder y empezabas a sentir el agotamiento por falta de mana, lo que para un hada era muy malo. Aún así, fuiste capaz de salir disparada hacia Fair mientras tu escudo de desmoronaba poco a poco, abriéndote paso con un grito para, en el último instante, abrazarle y volar con él hacia un portal que abriste en el momento justo a sus espaldas.

 Al atravesar el portal terminaron volviendo a aquella peculiar sala de cristal, quedando a pocos pasos de aquel cristal central que parecía ser una pieza clave en todo aquel asunto. Por supuesto, Fair se soltó en cuanto tuvo la oportunidad, buscando tomar ago de distancia al agitar sus alas impulsándose hacia atrás.

 -¿Por... ella...? -por primera vez en todo el combate, Fair mostró una expresión de clara molestia. -. ¿¡Que sabrás tu de lo que quiere ella!? ¡Murió en mis brazos, conmigo como única compañía, sin que nadie más se preocupase por ella...! ¿Que sabrás tu de lo que querría Lily...?

 En ese momento el tiempo se paralizó para ti. Aquel nombre recorrió tu mente durante unos segundos mientras empezabas a conectar piezas... Al ver a Fair y su magia de fuego, la silueta dentro del cristal anti-magia, las capacidades del hada criminal para absorber tu magia de luz...  Inevitablemente la imagen de una persona pasó por tu cabeza, y comprendiste entonces quién era "ella".

Tercera hada elemental, Hada Portadora del Fuego, Lily...

-Hmph... -Fair se tomó unos segundos para tomar aire y recuperar la compostura, así como su expresión neutral. -. Quieres entenderlo, pero no puedes... Alguien como tu no podría, no en este lugar... -dicho eso, Fair se acercó a una de las paredes para posar su mano sobre ella, empezando a emanar de su palma un aura mágica de fuego que seria absorbida por los cristales que conformaban toda la sala: al haber hecho uso de la magia de fuego, el cristal central empezó a iluminarse en un tono rojizo, luz que iría extendiéndose por todos los cristales dotando a aquel lugar de altas temperaturas. -. Dime... ¿Que estás dispuesta a hacer por saber la verdad...?

 Ciertamente, que Alanís se disculpase por el tiempo que le tomaría explicar su opinión tomó por sorpresa a algunos miembros de la mesa, específicamente al rey y a la princesa, quienes seguramente veían a Alanís más como una guerrera que una pensadora; aún así, nadie intervino ante sus palabras, escuchando con sumo detalle cada cosa que decía. De igual forma, prestaron atención a lo que Baeric tenía para opinar al respecto, siendo que luego de que ambos hablasen la familia real se mantuvo en silencio durante algunos segundos, silencio que seria roto por la princesa.

 -No tenemos más que suposiciones... Ciertamente, Fío parece encajar con el tipo de persona tímida y reservada... -empezó a comentar respecto al primer punto de Alanís. -. Pero es innegable que dentro de ese cuerpo se esconde un cerebro bastante inteligente e ingenioso... De entre las dos hadas, Faith es la impulsiva y Fío el más reflexivo, siendo que es esté quién controla las locuras de su hermana en algunas situaciones... -aunque en esos momentos hablaba de una manera neutral, pronto la princesa adopto una aptitud de molestia mientras cruzaba los brazos. -. Por lo mismo, me parece muy raro lo que acabas de decir, Alanís... Fío utilizo un poder que le dejaría fuera de combate, para acabar con un ejercito de no-muertos... Tal vez sea cierto que quiso evitar en lo posible las bajas aliadas, pero... ¿Por qué no utilizó ese poder contra el ser al que se enfrentaba Alanís? -preguntó empezando a dirigirse a todos. -. Dejando de lado que es alguien infantil, Fío posee una mente sabia y llena de conocimiento. ¿Como es que no se le ocurrió acabar con quién claramente era una amenaza mayor al poder enfrentarse uno contra uno contra un diamante, en lugar de malgastar energías acabando con simples esbirros? No quiero afirmar nada, pues estuve dentro prácticamente todo el tiempo, pero si Fío hubiese acabado con el enemigo angelical que describió Alanís seguramente ella y los otros caballeros podrían haber regresado al castillo y acabar con el ejercito en muy poco tiempo...

 -¿A que quieres llegar, hija...? -preguntó el rey, cuya mirada hacía entender que empezaba a dudar un poco de la princesa.

 -Simple: Fío acabó con el ejercito sabiendo que el enemigo al que enfrentaba Alanís era una pieza especial de a quién nos enfrentamos, una pieza que valía más que todo el ejercito... Tal vez el ejercito solo fue un plan para que él pudiese eliminarnos y fingir estar de nuestro lado, cuando la verdadera amenaza era el ser que salió del núcleo del dragón... -declaró Artanis bastante segura de sus palabras. -. Además, al debilitarse de esa forma Fío daría una excusa para que Faith, la mayor enemiga de los no-muertos, abandonase el combate y no pudiese ir a apoyar a Alanís contra su enemigo...

 -¡E-Eso no es posible! -saltó el príncipe colocando ambas manos sobre la mesa. Al percatarse de su sobresalto, tomó aire durante unos segundos para intentar calmarse y procesar lo dicho por su hermana. -. Ellas... No harían algo como eso... ¿V-Verdad...? -parecía que una parte de Arthas se negaba rotundamente a aceptar hipótesis como esas, más otra dudaba seriamente si lo mejor era creer. Así pues, el príncipe cayó sobre su silla, con una expresión de completa preocupación...

 -Artanis, empiezo a considerar que tienes algo en contra de las hadas... -opinó el rey, recibiendo una mirada de molestia de su hija antes de proseguir. -. Pero supongo que tienes tus motivos para dudar de ellas y opinar... Aún así, hay un punto clave en todo esto, y el caballero Baeric lo ha dejado claro: ¿Por qué lo harían...? Ellas han servido a la corona desde que Aztora formó la alianza entre reinos...

 -He investigado... -habló nuevamente la princesa, quién llegados a ese punto parecía tener una declaración para cada cosa que se pudiese decir en defensa de las hadas. -. Y las hadas no empezaron a servir a la corona por gusto, si no porque su madre las entrego como "ofrenda de paz"; una orden, prácticamente. En cada reino hay dos hadas de las ocho primeras dadas a luz por la reina, todas sirviendo a los reyes desde el fin de la guerra... Nada dice que no pudieron haber estado conspirando contra el reino desde su primer momento aquí, siendo que poder unirse al castillo como caballeros pudo venirle como anillo al dedo...

 Finalmente, la sala quedó en silencio durante unos segundos, siendo que nadie en la mesa parecía tener palabras para responder a la princesa. Con un ambiente como ese, la reina dirigió una palabras a ustedes.

 -Alanís, Baeric, ahora que la princesa ha dado sus motivos para pensar de esa forma... ¿Que pensáis al respecto...? -preguntó, esperando que vuestra opinión pudiese ayudarles a reducir sus dudas respecto a que creer...

 Al escuchar el agradecimiento de Cytla, Muramasa alzó una ceja un tanto curioso antes de desviar su atención a Fío, más dedicando las siguientes palabras a la chica pelirroja.

 -Todos tenemos algún pasado oscuro que no queremos contar... -concluyó sin darle muchas vueltas, pasando el resto del tiempo emborrachándose con el hada.

 Una vez en el despacho del jefe, Muramasa se mantuvo atrás mientras cargaba a Fío, dejando que su compañera se encargase de toda la charla con el jefazo, aunque él mantendría su propia charla con el hada.

 -¡Claro que si~~! ¡Eres mas bonito que cualquier joyería barata! -le dijo el samurai a Fío con una voz tonta. El alcohol se le había subido muy fuerte a ambos...

 Ignorando el modo de actuar de ambos borrachos, el hombre tras el escritorio se fijó en Cytla, estudiándola durante unos segundos antes de fijar su atención en ese collar que le ofrecía.

 -Bueno... No esperes que cualquier cliente se acerque así como así a alguien que aparenta ser bastante joven, mucho menos con alguien como tu amigo junto a él... Si aún estás interesada, podría pagarte un buen precio por el chico, y ya seria asunto mio ver donde le suelto... -opinó llegando a soltar una leve risa antes de mirar el collar sobre el escritorio, sin llegar a tocarlo. -. Aunque supongo que podría conformarme con el collar... ¿Cuanto quieres por él...?

 Justo entonces, un extraño ruido llamó la atención de ambos negociadores, siendo que al mirar nuevamente hacia el lugar donde estaban ambos hombres disfrazados: bastaba con echar una ligera mirada para percatarse de que Muramasa, sin mucho disimulo, le estaba metiendo los dedos en la boca al hada mientras le cargaba con el otro brazo.

 -...¿Qué...? Tu estás allí, queriendo vender al chico que tanto me costo conseguir mientras me dejas en segundo plano, al menos deja que me entretenga un poco mientras conversas, ¿no...? -se quejó Muramasa de Cytla mientras movía sus dedos en la boca del hada.

 Aquella escena tan... peculiar, terminó provocando una leve risa en el jefazo, quién volvió su atención a Cytla.

 -Bueno, parece que tienes buena mercancía, todo sea dicho... ¿Cuanto quieres por el collar y el chico rubio?

 Dejando de lado lo verdaderamente vergonzosa e incomoda que era aquella escena, el hecho de que Muramasa te metiese los dedos a la boca era más que por simplemente estar borracho, y es que mientras Cytla y el jefe se entretenían hablando, el samurai sacó de sus ropajes una extraña y pequeña hoja de algún tipo de vegetación que desconocías. Sin aviso alguno, te metió la hoja en la boca y te hizo tragarla, cosa que seria fácil dado su minúsculo tamaño... Fue prácticamente al instante que sentiste como tu mente volvía a funcionar y el alcohol empezaba a bajar considerablemente... Pero justo los otros dos se dieron al vuelta, cosa que hizo que Muramasa tuviese que improvisar alguna excusa para tener sus dedos en tu boca; de manera disimulada, el hombre te hizo un gesto para que le siguieses la actuación, dejando en claro que te había limpiado de alcohol a espaldas de Cytla y el jefazo a proposito.

-En largo plazo yo iba a vencer a ese oponente, en general me sorprendió que aún estuviera en pie para cuando tuve que regresar ya que sufrió una cantidad considerable de daño. Les pedí a las hadas que se centraran en el castillo y me dejaran ese enemigo a mi, aunque claro...esperaba que regresaran para asegurar la seguridad de sus majestades, no que sucediera eso.

Pausó un momento, sopesando qué decir.

-Ciertamente...quizá investigar con discreción el reino faérico sería bueno para ver su estado actual y postura en cuanto a los acontecimientos. Si fuese algo anunciado sin más probablemente se sentirían ofendidos por la sugerencia que supone. Realmente no suena nada bien ser entregado al nacer a otro reino...especialmente si tus ideales no coinciden con los de paz. Fío y Faith son dos de estas ofrendas...pero, no olvidemos que existen otras. Lo más prudente sería comprobar la identidad, historial y andanzas actuales de las otras "ofrendas". En el mejor caso, sean solo algunos individuos aislados como sugerí...y en el peor sería algo planeado de parte de casi todo el reino hada, con contadas excepciones.

Dios... Muramasa y Fío estaban montando una escena digna de un par de bufones... ¿Es que no podía no emborracharse en una sola misión? ¡Solo una misión! -No digas que es barata, que eso vale más que seguramente tu- le dije simplemente... esperando que eso no devaluase el valor del collar... ¡No se puede ir diciendo que algo es barato cuando se va a vender!

En fin. Escuché a Jonathan hablar de que era normal que no se acercaran al chico... poniendo como motivo a Muramasa -¿De verdad le ves como motivo?- le pregunté mirando al borracho de mi compañero -Ya me encargaré de castigarle luego cuando esté más espabilado por haberme privado de monedas extra... Pero bueno, volvamos al collar- le dije de forma seria sentada ante él.

Íbamos a hablar de negocios... cuando entonces, el dúo borracho continuó haciendo tonterías... esto ya me estaba tocando mucho los cojones... ¡Esto es de todo menos una negociación seria! -Disculpa un momento por favor. Por educación prefiero escuchar primero tu oferta... así que piensala mientras... hablo con los pequeños para que los adultos hablemos- le pedí tiempo al hombre con mucha educación mientras me levantaba del asiento para ir con Muramasa y Fio con cara seria -Esperad los dos. Fuera- les ordené prácticamente con voz seria -Comprobad si este buen señor tiene mercancía interesante que comprar mientras él y yo negociamos... o buscad un café para despejar la borrachera, o lo que queráis; pero no nos molestéis más mientras hablamos de negocios- le dije al samurái con seriedad... a ver si no estaba tan borracho como para entenderme entre líneas: que viese si venden algo proveniente del castillo, a ver si averiguan cosas mientras yo hablo con Jonathan... Y todo sea de paso, estoy cansada de ser la niñera de dos malditos e impredecibles borrachos.

Se encontraba aún molesto por las palabras del tipo cuando Muramasa le dijo la tontería, pero funcionó, sonrió como bobo antes de que el mismo se comenzara a abrir la boca con los dedos... La escena era digna de mención pues Fío se sonrojó muchísimo y comenzó a quejarse de forma un tanto pasiva por el maltrato que le daba el hombre. -¡Mmmfggghh...! A causa de tal metida de dedos en su boca se podía ver que el hada comenzaba a tener los ojos llorosos y uno o dos espasmos, posiblemente soportando el instinto básico de vomitar. 

En cuanto Muramasa sacó sus dedos totalmente ensalivados, Fío tragó algo jadeante por el esfuerzo que había tenido que hacer para no vomitar ahí mismo, se había portado bastante bien teniendo en cuenta la situación. - ¿Haaa?... El hada, confundida miraba a Cytla aunque por otro lado parecía agradecido con ella. -Muraa.... ¡no me quiereeen!... se abrazó sonrojándose al hombre, cambiando su postura de saco de patatas a estar apoyado a el como una princesa, se sentía más cómodo así aunque en parte era un show y aquello debía continuar. -Moooh.... Estaba claro que no era el quien tomaría la iniciativa de irse aunque lo mandara su compañera, le tocaba a Muramasa moverse. 

Nuevamente Alanís dio su opinión y un punto de vista cuanto menos admirable, pero a pesar de ello cuando le pidieron la opinión al caballero, el hombre carraspeó levemente.-Yo la verdad es que pienso que mi señora, es decir…su alteza, tiene razón, tiene sus motivos para poder desconfiar de esa forma y yo estoy con ella. ¿Quién dice que todo esto no es un plan urdido por las hadas?, desde luego pudieron unirse a la orden de caballeros como un intento para conseguir sus objetivos, algo que aclararía bastantes cosas que han ido ocurriendo por aquí.-Comentó con calma.

-Claramente aún queda algo muy importante por descubrir…y es el porque.-Murmuró llevándose una mano a la barbilla y rumiando durante unos segundos.-¿Poder, terminar con el reino, acabar con los humanos?, en definitiva pueden tener cientos de motivos, pero tendríamos que dar con ello.-Dicho eso carraspeó.-Por eso mismo creo que su alteza tiene razón, pero hay que seguir investigando y posiblemente algo que nos pueda ayudar…fuera separar a las hadas, eso o espiarlas y observarlas mucho más de cerca.

Dicho eso Baeric no tardó en poner los brazos tras la espalda y carraspear de nuevo.-Se que no está bien desconfiar en los compañeros, la camaradería es uno de los pilares de nuestra orden, pero el reino peligra y hay que tomar medidas y cambiar nuestra forma de pensar, a fin de cuentas…¿Qué hay de malo en desconfiar si con eso a lo mejor podemos salvar a todo el reino?, hay que actuar con cautela y tener en mente un solo objetivo…hay que hacer todo lo posible por proteger a los nuestros.-Sentenció finalmente.

 Por su parte, el jefe de aquel lugar era comprensivo con la pelirroja y le permitiría tomarse el tiempo que necesitase para hacer de aquel negocio uno estable, incluso si eso significaba sacar de allí a sus compañeros.

 -¿Molestar...? -Muramasa clavó su mirada en Cytla mientras Fío se lanzaba a uno de sus brazos. -. ¡Claro! ¡Pero cuando te quito a todos los bandidos de encima durante las emboscadas no dices nada! -se quejó el samurai mientras se daba la vuelta, cargando a Fío en su brazo derecho. -. Vamonos, niño: la vieja necesita privacidad con el señor del dinero...

 Dicho eso, Muramasa se dispondría a salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él...

 Una vez afuera, y con la puerta cerrada, Muramasa se quedó parado delante de esta y empezó a caminar en su mismo lugar, empezando a disminuir la fuerza de sus pisadas para simular que se estaba alejando, hasta que finalmente se detuvo.

 -Muy bien, se lo han tragado... -comentó Muramasa regresando a su expresión de siempre: era como si su borrachera hubiera desaparecido en un instante, y es que seguramente él también se habría comido una de aquellas hojas que te dio, o simplemente nunca llegó a emborracharse realmente. -. Aquí hay un tema delicado relacionado con Cytla. Se que no conseguirá lo que quiere si sabe que estamos con ella, pero tampoco podemos dejarla sola...

 Entonces, Muramasa posó su mano sobre la manilla de la puerta, abriéndola lo mínimo para dejar una muy pequeña apertura.

 -Entra y escóndete, vigila que todo esté bien, yo estaré rondando por aquí...

 Una vez los dos hombres abandonasen la habitación, Jonathan te invitaría a tomar asiento nuevamente, con una amable sonrisa de las suyas que tan bien conocías.

 -Vaya par más interesante... -comentó entre leves risas. -. Entonces, quieres escuchar mi oferta por el collar, ¿no? Que te parecen.. ¿Dos monedas de bronce...? -dijo sin tapujos y con una sonrisa de oreja a oreja. -. Es lo más que puedo darte por unas piedras de imitación que quieres hacerme pasar por diamantes... -tal vez fuese la situación, y que el ambiente empezaba a volverse pesado como cuando algo iba a salir muy mal, pero pudiste ver en los ojos de Jonathan un destello de malicia mientras él te observaba directamente. -. También podría darte un par de monedas de oro por el chico, si sigues interesada en venderlo, aunque ahora que parece querer escuchar ofertas... ¿Le interesaría un trabajo? Usted y ese hombre de antes podrían ser útiles para hacerme un favor, uno que pagaría muy bien...

Una vez estando fuera, suspiró pesadamente y miró a Muramasa. - ¿Pretendíais venderme? Eso no está bien... Susurraba bajito, para que no se enteraran. Cuando Muramasa abrió levemente la puerta y le comentó aquello, se pegó a el y negó mucho. - Si hago eso... No puedo, no pu... La mirada del tipo y el hecho de que mantuviera abierta la puerta daba a entender que le importaba tres carajos en ese momento la opinión del Hada, y si le importaba, Fío no se había dado cuenta. Muy rojo, se volvió pequeñito de 15 centímetros y en ese momento Muramasa pudo ver claramente por qué rogaba el no hacerlo... Toda la ropa cayó al suelo y de la misma salió un Fío totalmente desnudo y apurado que del disfraz solo mantenía el corte y color de pelo y ojos. -mmgh... Se tapó sus partes más nobles y totalmente avergonzado, sintiendo la presión de la mirada del ahora ENORME Muramasa, entró intentando pasar desapercibido, al ser tan chiquitito no se podía ver, pero... Estaba sollozando ligeramente, rojo por la vergüenza y el apuro.

En esta misión, cada vez que hablo con Muramasa más ganas me dan de darle una patada en los huevos -Si, molestar... y dar dolor de cabeza- le dije con voz seria -En esos momentos prefiero pelear con los bandidos que agradecerte que hagas tu trabajo- le dije con frialdad como si de verdad fuera su jefa, ante lo cual al final por fin se fueron -No me déis más quebraderos de cabeza por favor- les terminé diciendo como despedida.

Volví a tomar asiento cuando Jonathan me invitó a sentarme... arrugando el cejo cuando escuché su oferta -¡¿Solo dos monedas de bronce?!- le pregunté sintiéndome ofendida... hasta que me dijo que eran piedras de imitación, y cual artista del engaño aparenté sorpresa -¿Que?- le pregunté cogiendo el collar mirándolo fijamente, buscando las señales que en realidad ya conocía que indicaban que era falso... y me enfadé -¡¿Todo el trabajo para una mierda de imitación?!- exclamé tirándolo al suelo, cabreada... aunque reconozco que para estarlo no me hacía falta fingir, solo dejar salir la ira acumulada de compartir misión con esos borrachos -Perdón... soy una comerciante seria... y odio hacer perder el tiempo- me disculpé con Jonathan tratando de recobrar la compostura.

Ante la oferta por Fio, negué con la cabeza -Por dos monedas de oro no dejo ni que le mires, sin ofender... ese chico es mercancía de calidad de verdad, no como ha resultado el collar...- rechacé su oferta con educación, inclinándome en la silla al escuchar lo del trabajo, mostrando interés -Continue- dije simplemente.

  Ciertamente, todos parecían compartir la idea de que se debería realizar una investigación respecto a las hadas por despejar dudas y evitar futuros problemas, siendo que incluso se podía considerar que no solo fuesen Fío y Faith, si no personas con más influencia en el reino de las hadas; aunque las hadas no fuesen la raza gobernante del reino del este, si que poseían el poder e influencia para considerarse un reino mismo, siendo que si estaban involucrados todo aquello podría pasar de un atentado individual a un problema entre reinos...

 -No poseemos pruebas definitivas que puedan llevarnos a acusarles de manera formal, por lo que se llevará a cabo una investigación por encima, pero muy cuidadosa -declaró el rey con la cabeza algo agachada. -. No podemos permitir que, si estamos equivocados, el reino del este se enemiste con nosotros por haber desconfiado de ellos...

 -Glaius hablará con todas las hadas hoy en la noche para hablar sobre la reunión y el uso del hechizo para proteger la ciudad. Tal vez él pueda intentar averiguar algo... -comentó la Reina, un tanto dudosa.

 -Es lo mejor que tenemos... Si se da la reunión, tendremos a todas las hadas elementales aquí... -exclamó el rey, alzando nuevamente la vista. -. Es una oportunidad única: si es un intento de acabar con Aztora y devolver la guerra al mundo de Danhir, harán su movimiento durante la reunión, si no... Deberíamos considerar que tal vez nuestras sospechas sean equivocadas... Hasta entonc... ¡Cof...!

 Interrumpiendo sus palabras, el rey empezó a toser de manera más notable, llevándose el puño a la boca a modo de reflejo, logrando únicamente que pronto su mano se manchase de la sangre que brotaba de su boca con cada tosido.

 -¡Padre! -se alarmaron los príncipes mientras la reina colocaba sus manos sobre su esposo, intentando ayudarle y ver que tenía...

 Justo entonces, las puertas de la sala se abrieron de golpe, revelando a Glaius entrando con prisas, observando de inmediato la situación en la que estaba el rey.

 -¡Mierda, llegue tarde! -exclamó, claramente molesto, dirigiendo entonces la palabra a todos los presentes, incluyéndoles. -. ¡Todos, de inmediato: trasladad a la familia real a la enfermería!

 -¡Glaius! -se levantó la princesa, clavando su mirada sobre el nigromante. -. ¿¡Que demonios pasa!?

 -¡No tengo tiempo para explicar! ¡Muévanse, o tal vez toda la familia real esté muerta esta noche! -más que un tipo de amenaza, sonaba a una advertencia sobre lo que sucedería si no le seguían de inmediato...

 El hecho de haber tirado el collar de diamantes al suelo hizo que Cytla quitase por unos momentos su atención de el comprador, siendo que entre el cabreo y la situación como tal no pudo evitar escuchar como la puerta se abría muy levemente... Al girar no llegó a ver a nadie, y es que el propio jefe también se asomo a un lado para poder ver que es lo que sucedía, pero lo único que se podía decir era que Muramasa había cerrado mal al salir y se había abierto la puerta por si sola... O al menos esa era la imagen que daba.

 -Por favor, no te preocupes por eso... -aclaró el hombre riendo un poco ante el enfado de la pelirroja, restando importancia a lo de la puerta. -. A todos nos han engañado alguna vez. Supongo que también me habré confiado mucho ofreciendo una cantidad de dinero tan baja por mercancía como la que traes, creo que lo del collar falso bajó un poco mis expectativas... -dicho eso, se recostó sobre el espaldar de su silla para continuar con su oferta. -. Verás... Hay un objeto que necesito recuperar. Quise enviar un mensaje, y estoy seguro de que la persona ya lo recibió, pero necesito recuperar lo que había con él... ¿Conoces la tienda de la Buitre mercantil? En alguna parte debe tener una gran y hermosa espada que me pertenece. No exagero cuando digo que seria capaz de pagar cien monedas de oro por ella...

 Al hablar con un nivel de voz normal, el hada que se había infiltrado en la habitación, midiendo no más de 15cm, podía escuchar todo atentamente desde su escondite, siendo este un grupo de cajas donde perfectamente podría pasar desapercibido.

Corrió hasta unas cajas apiladas que había y se escondió tras ellas, no podían verle, no solo porque estaba desnudo si no porque sentía que moriría si lo hacían. Ese hombre daba miedo, pero la mirada molesta de Cytla cuando los sacó fuera le decía que el descubrirlo ahí dentro sería malo para su salud física...  Se dio la vuelta para mirar hacia la puerta que había quedado ligeramente entreabierta, maldiciendo mentalmente a Muramasa por hacerle pasar aquel calvario, se estaba tapando sus partes nobles con una mano y lo peor es que por culpa de la influencia de su madre y hermanas, sobretodo de Faith... Se estaba sujetando el pecho como si tuviera nada que esconder.  Aún lagrimeaba y sentía arder sus mejillas de tanta sangre que había acumulado allí, la rojez era enorme y sus alas temblaban no solo por el frío que sentía de estar desnudo, si no por la pura vergüenza. 

"Que esto acabe pronto, lo suplico..."

Respiró profundamente y se apoyó con cuidado contra la caja, sentándose para seguir escuchando y que no se le viera...
"Gracias a dios que ya controlo algo mejor el Caos... Esto sería un..." Parecía que incluso en sus pensamientos se quedó -callado- por unos segundos, ser tan redundante no le gustaba pero al final el hilo de pensamiento siguió. " caos..."

Alanís se quedó un solo momento de piedra, pero luego se movió. Podían haber mil dudas ahora, pero...

-La sangre del rey habla por sí sola. ¿Veneno...? -dijo tensamente, avanzando hacia el monarca- ¡Su majestad Freya, mi rey, con su permiso!

Dijo esto inclinando levemente la cabeza, para recoger al rey en brazos. No sabía si podía caminar en general ahora mismo, o si era conveniente, y no iba a arriesgarse.

-Baeric, por favor mantén un ojo a mis espaldas. Reina, príncipes...si aún se sienten bien, por favor acompañen sin demora. 

Por supuesto, estaba tan ciega en la situación como todos los presentes, pero Glaius transmitió lo justo y necesario como para darle una idea de que esto mismo podía y probablemente iba a pasar a los otros tres integrantes de la familia real. Podía preguntarse cómo, pero luego. Por ahora, se aproximó a la puerta observando que la familia real siguiera y hacia el frente, alternando el mirar atrás y adelante de forma casi frenética.

Cualquier duda que tenga sobre Glaius, probablemente pueda despejarla ahora mismo dependiendo de lo que suceda. No puedo confiar a medias en alguien del castillo.

Después del ruido de la puerta, no pude evitar mirar hacia allá... temiéndome que me tendría que enfadar de verdad con esa pareja de borrachos, y repartir unas cuantas ostias de verdad para espabilarles y que se les bajase . No vi nada... aunque eso tampoco me dejó tranquila -Por favor que no hayan hecho ninguna estupidez...- recé dentro de mi cabeza de que ninguno de los dos haya hecho nada.

Ya había hecho perder demasiado el tiempo a Jonathan... así que sería mejor prestarle toda mi atención -No acostumbro a que me engañen a mi... al menos agradezco que no me haya echado de una patada- le dije, aún pareciendo resentida en el orgullo por lo del collar falso, pero tratando de relajarme para escuchar aquella oferta de trabajo.

Entonces... no pude evitar sorprenderme... y luego reír cuando me dijo aquello de donde debía de hacer ese "trabajo" -¿La Buitre Mercantíl? Justo hoy dejé ahí cosas en consigna... ya sabes, nunca se sabe si habrá gente como nosotros por las calles- le dije al hombre echándome para delante, mostrando interés en ese trabajo, más aún en el precio que dio -Ya sabía yo que este viaje sería productivo...- dije sonriendo, pero también pensando en que necesitaría para ese trabajo... Me metía en el papel, e incluso pensaba en como robar mi propia tienda... reconozco que eso lo hacía incluso antes, para así poder idear medidas de seguridad. Me quedé pensando unos minutos -Necesitaré un dibujo preciso de cómo es la espada, porque ahí vi muchísimas. Toda la información que tengas de la Buitre Mercantil... Y claro, un plazo para saber cuánto tiempo tengo para planear, y saber cuánta cancha tendré. Por el asunto del collar... Solo te pediré un diez por ciento como adelanto...- le dije a Jonathan con seriedad, mirándole con una leve sonrisa -Pero tengo que preguntar... ¿Porque enviar una espada tan valiosa a alguien para luego querer recuperarla? ¿Y de dónde sale una espada tan valiosa?- le terminé preguntando... A ver qué respondía.