Partida Rol por web

Alanis fijó la vista un segundo en la lanza. Otra vez esa maldita energía de caos asomaba a sus ojos. Consideraba que habiendo dado un golpe, podía dar por enviado el mensaje de la chica, por lo cual tomo la decisión de descartarla del combate antes de correr el riesgo de exponer a Arthas a la misma. Soltó la misma con suavidad, y le dió un suave impulso con el talón que desentonaba con la violencia mostrada hasta el momento, dejando que se deslizara lejos.

Se sentía un tanto nostálgica.

Esos movimientos...conozco esos movimientos. Realmente estás ahí, Jo.

Primeramente, al ver venir la lanza, golpeó con el dorso de la muñeca por debajo de la misma, levantando la trayectoria. Los pies se movieron para afianzarse en sitio, y a pesar de faltarle el brazo adicional que haría aquella maniobra sencilla, se encontró deslizando la mano que desviaba hacía adelante, formando un puño.

Impulsó el golpe con un paso al frente que hundió el suelo, y girando la espalda para incluir la presión de la misma en el contacto, directo al rostro, con el ojo funcional muy abierto en una mirada de agresiva fiereza. 

De alguna forma, a pesar de estar en su peor estado, ese único brazo parecía tener fuerza infinita en ese momento. Incluso si se presentaba de esa forma y luchaba de forma fea y miserable con lo que quedaba intacto de su cuerpo...¿quien en esa corte podría quejarse de ello? Por esos momentos, solo lamentaba que este fuese el "primer" contacto de Arthas con verle luchar. Amnésico como estaba, probablemente no era lo que había esperado, pero era todo lo que podía hacer. Pensar que hacía no tanto le había visto combatir de una forma similar en la justa, pero incluso así no tan bruta cómo está.

—Samael, entiendo que la vieses sufrir lo indecible, que estuvieses con ella en los momentos más adversos y que eso partiera tu corazón. Pero eso no significa que puedas repudiar las opiniones de los demás. Nosotras somos sus hermanas. Nosotras también estuvimos con ella. Reímos con ella, la vimos sufrir, jugamos juntas. La conocemos perfectamente. Y sabemos que estaría horrorizada por toda esta destrucción.

Las ocasiones anteriores en que habían intentado razonar con él, no había servido absolutamente de nada. Sin embargo, esta vez, su reacción pareció ser diferente. ¡Las palabras de ambos estaban surtiendo efecto! No podía creerlo. El discurso de Faith había sido tan vehemente, tan demoledor, que había logrado lo imposible.

—Sí. Hemos llevado el poder del Caos y el Orden toda nuestra vida. Si alguien puede hacerlo, somos nosotras —dijo Fío, con un brillo de esperanza en sus ojos.

Sin embargo, cuando parecía que por fin iba a entrar en razón, todo se torció de nuevo en un abrir y cerrar de ojos. Múltiples réplicas de él aparecieron. En un primer momento, pensó que serían algún tipo de creación, pero, al observarlas con más detenimiento, enseguida llegó a la conclusión de que no era así. Eso significaba que… ¡No! ¡No podía ser! ¿Hasta dónde podía llegar poder del Caos?

—Son… ¡Son versiones de Samael de otras realidades! —exclamó, paralizado por el miedo—. No podemos luchar con todas. Ni convencerlas…

Nada más gritó Samael en contrarrespuesta, mi sangre hirvió queriendo hacer una y mis cosas, sin embargo aguanté y simplemente le grité respondiendole también - Y NOSOTRAS FUIMOS QUIENES ESTUVIERON CON ELLA EN UNA GUERRA. Viendola tragarse el miedo, viendola sonreir a pesar de que todos los ataques apuntaban a que probablemente nos quemarían nuestro hogar y a nosotras en su interior. Que hayas estado en un trozo de su vida no te da derecho a asumir que alguien no la conoce o pueda comprenderla tanto o más que tu - Por supuesto que no iba a callarme. Lo que estaba haciendo Samael era horrible

Y con ello continué y continué el discurso, siendo que cuando Fio apoyaba mi parte le agarraba de la mano muy fuerte haciendole ver que juntos eramos más fuertes. - Samael, queremos tanto como tu que Lily vuelva a la vida, que sea la hada que hemos conocido todos, tanto tu como nosotras. - Miré a mi hermanito entonces cuando dijo aquello y sonreí - Y eso es cierto. No hay nadie mejor que quienes entienden su propio poder para hacerlo.

Lo que ocurrió a continuación si que fue inesperado. Ver que cientos de versiones distintas pero iguales a Samael aparecían alrededor se convirtió en una escena un tanto bizarra y de gran temor la cual pensar que podría ser nuestro final... Sin embargo había algo en común entre todo lo que aparecía... Todos querían salvar a Lily, resucitarla, hacer un mundo perfecto para ella. Todos tenían el mismo defecto, todos habían generado la misma historia... Esa voz que tenía Samael en su interior, no era para nada quien le guiara a la resurrección de nuestra hermana, sino a la destrucción de todo el mundo.

Por ello me aferré bastante a Fio, tratando de buscar la mutua protección que podiamos tener entre ambos y agarrando las manos de mi hermanito - Tienes razón Fio... no podemos vencerle, y puede que no convencerle si seguimos intentandolo... Pero podemos hacerle ver la realidad. - Volví entonces mi rostro a Samael sin bajar la guardia, para que después de su locura me viera a mi y atendiera a mis palabras - ¿ES QUE NO LO VES SAMAEL?

Alcé entonces una mano señalando a todas sus copias - Cuantos tus lo habrán intentado antes. Cuantas versiones distintas de lineas temporales habrán querido resucitar a Lily, o habrán destruido definitivamente el mundo por querer traerla de vuelta. ¿No te das cuenta? - Y volví a mirarle con tristeza - No hay una forma en que tu puedas traerla de vuelta. Solo puedes ayudar a hacerlo, si nos dejas ayudarte Samael. Si no lo haces, terminarás igual que todos los demás, repetirás lo mismo que todas tus versiones. Por mucho que esa voz en tu cabeza diga que eres el único que puede, acabarás fracasando si le haces caso. Por favor, SAMAEL, ABRE LOS OJOS. - Grité finalmente esperando que aquello que veía y le decía fuera más que suficiente para que dejara de esforzarse en querer "matarnos"

El castillo era un caos, el camino laberíntico... se notaba que el Caos había hecho de las suyas por aquí. Trataba de no perder detalle del camino a la vez que seguía concentrándome... aunque ni idea de si me estaban ignorando o no funcionaba... que asco de magia.

Y cuando llegamos al trono... -Esto tiene que ser una broma...- dije de forma nada disimulada viendo aquello. ¿Por que mierdas era Baeric el que ocupaba el trono del reino? -Cállate- interrumpí de malas formas al heraldo para que se ahorrase todos esos títulos inventados... O por lo menos a mi me parecían inventados -Protocolo y una mierda, no pienso escuchar nombres absurdos que te hayas inventado ni tratarte como algo que no eres- dije, escuchando a Baeric con esa condescendencia diciendo lo feliz que harían nuestras cabezas al pueblo y todo lo demás -¿Esto que clase de broma es? ¿Eres otra copia corrompida, gilipollas y barata de Baeric creada por Aztora o que es todo esto? ¿Usurpas un puto trono y ya te crees rey y ya te crees lo que el pueblo quiere...? ¡Acaba de haber un puto estallido de Caos y tu estas sentado en un puto trono que no es tuyo!- sinceramente estaba por sacar la espada y liarme a espadazos con esta versión pesada, cruel y gilipollas de Baeric... a menos que Jonathan me callara la boca y frenara mis manos.

"¡Por favor Glaius, espero que me estés oyendo, hay un Baeric gilipollas al que quiero matar diciendo tonterías como que es el rey!"

 Al entrar en contacto con el suelo, la palpitante energía caótica brillaría en el interior del arma, la cual por fortuna contuvo cualquier reacción desastrosa y se corrió a un lado ante tu movimiento.

 El choque no se hizo tardar, con Yurrax acortando las distancias con una estocada que, a pesar de la situación, podrías desviar con destreza y provocar una abertura con la cual abrirle paso a tu puño hacia su rostro, a la vez que el propio rubio reaccionaba a soltar la lanza mientras aún tenía el impulso de la estocada en el brazo para corresponder tu ataque, presionando los pies en el suelo de forma que un cráter se crearía bajo ambos debido a la fuerza que ejercían, misma que se presentaría como una onda expansiva cuando sus puños se encajaron respectivamente en los costados de sus rostros.

 -¡Tsk...! -se quejaría levemente el hombre antes de que ambos se acabasen apartando por cuenta propia debido al impacto.

 La escena era impactante para todos, pero seguramente para quién más lo sería no se trataba de otro que Arthas, quién en esos momentos empezaba a recobrar la consciencia, abriendo los ojos lentamente antes de terminar por abrirlos de golpes al ver la situación.

 -¡Alanís! -gritaría desde su posición.

 Sin darse el lujo a tener distracciones, Yurrax no se cortaría al dejar atrás también el escudo para poder acercarse a ti y poder tomarte con ambas manos, usando su fuerza para levantarte y dar un par de vueltas con las cual impulsarte antes de arrojarte hacia arriba, saltando instantáneamente detrás de ti con esa fuerza bruta que abriría el suelo y le haría salir disparado contigo, haciendo atravesar un par de plantas antes de que lograses contrarrestarlo y darle vuelta a las tornas, compartiendo juntos puños y ladrillo hasta atravesar el punto más alto del castillo.

 En la cima de aquella estructura, ambos podrían ser testigos de como el mundo se venía abajo: partes de la ciudad se sostenían en el aire mientras se terminaban de hacer pedazos, el cielo rugía en oscuridad mientras el horizonte era devorado por llamas negras.

  Por parte de Yurrax, además de las heridas provocadas en su cuerpo, este también se encontraba cubierto ahora por escamas de aquellos dos elementos que luchaban por el control en su interior: mitad lumínica, mitad oscuridad, dos elementos que nunca estuvieron destinados a estar juntos y ahora representaban el estado máximo de la abominación en la que fueron convertidas las personas usadas en su creación.

 -¿Por qué la odias tanto...? -preguntaría entonces, con una expresión neutral de molestia y confusión a partes iguales. -. Ella intentó salvarte: incluso siendo nada más que una segundona en su familia quiso salvarte del peso que pusieron sobre tus hombros al nacer... ¿Y dices que estás dispuesta a luchar igualmente...?

  Al verlo en ese aspecto tenías claro algo: estabas hablando con el verdadero Yurrax, o al menos en lo que se había convertido tras aceptar que compartía cuerpo con otras personalidades. En aquel estado había logrado abandonar su naturaleza oscura y aceptar una parte del poder que le otorgaba tu familiar, convirtiéndose en un monstruo más allá del límite dragonico... Pero si él había logrado abandonar su oscuridad, ¿qué había de ti...?

 -Silencio, ¡Silencio...! -gritaba Samuel al escucharles argumentar vuestra propia conexión con Lily: se cubría los oídos como un niño pequeño que no quería escuchar algo, más sus ojos permanecían bien abiertos, como si a pesar de todo no pudiese evitar ver la verdad.

 Pero a pesar de todo la locura de Samael le estaba llevando al borde, provocando que hiciese aquel llamado correspondido por él mismo, el único en el que podía confiar, el único que realmente podía ayudarlo, tal como Fío había deducido...

 Claramente, el escenario era abrumador, pero como la chispa de luz que era Faith no se dejaría pisotear fácilmente, tomando la existencia de tantos fallos de Samael como un impulso para hacer que él no fuese el siguiente.

  No la escuches                                                    Yo...                             ELLA ES MIA                          MENTIRAS
                                                    SILENCIO                                                                  No la escuches
                         CALLATE                                             No la escuches                                    BASTA

NO LA ESCUCHES

 -¡CALLENSE! -con aquel grito, el caos en el interior de Samael se descontrolaría, provocando una explosión que al extenderse por todo el lugar no solo corrompería y provocaría la desaparición de sus otros yo, sino que también destruiría el espacio que conformaba aquella mina, fragmentando el suelo y las paredes haciendo que se separasen unas de otras, quedando múltiples fragmentos de lo que alguna vez fue la mina flotando en un espacio infinito donde el tiempo no existía y los planetas eran devorados.

 -¡Puedo solucionarlo! ¡Confíen en mí! ¡Puedo ser útil, puedo salvarla! -pediría entonces Samael, visiblemente afectado por todo lo sucedido al punto de haber descuidado durante unos segundos el peligroso entorno en el que se encontraban, pues entonces uno de muchos escombros voladores golpearía aquel donde él y Lily se encontraban, provocando que uno saliese volando lejos del otro. -. ¡Lily! -gritaría, empezando a perseguir el cuerpo de su amada que flotaba en la nada.

 Por su parte, Jonathan observaría con cierto asco a Baeric cuando este realmente intentaba actuar como si fuese el rey, pero no fue luego de que Cytla explotó que él también abrió la boca.

 -¡Has llevado esto demasiado lejos! ¡Si de verdad tienes algo que ver, y no estás siendo usado como marioneta, detén ahora esta locura! -le gritaría, esperando que el caballero grifo reconociese lo terrible que era toda aquella situación.

 Pero lo que ni él ni Cytla sabían era que Baeric era más que una marioneta: era un rey, uno que había traspasado la muerte y que ahora estaba de regreso para tomar lo que era suyo, y erradicar a quién se interpusiese…

-Estoy...de vuelta, príncipe. Disculpe la demora. -dijo esto con aire estoico mientras sentía que la herida recientemente curada a las prisas se abría nuevamente con los movimientos bruscos hasta ese momento. Miraba hacia adelante, concentrada a pesar del cansancio. Para luego acudir al nuevo choque,  notando cómo rápidamente perdía ventaja.

Alanís había preparado un nuevo gancho para cuando le sujetaron, pero terminó arrojada antes de poder concretarlo entre los giros. A pesar de que el puñetazo lo aguantó bien, sin una armadura propia el golpe de la espalda hizo retumbar el cuerpo al romper la primera pared. Por un momento temió que se le rompiera la espalda, mientras agrandaba los ojos y gritaba de forma entrecortada debido a la sangre que le subía por la garganta producto del impacto.

-¡¡GAHH....AHHHRRGHH!!

El sonido se perdió en pisos superiores, cuando recupero la compostura y comprobó que no había daño permanente. Le escuchó mientras adoptaba una postura más estable, y respiro hondo, exigiéndole más a su cuerpo para que manifestara su propia herencia dracónica. Escamas blancas y perladas con reflejos tornasolados, asomaron de los costados del rostro, y las sintió debajo de la ropa surgir con cierto picor incómodo, recubriendo las heridas y algunas zonas de interés primordial para la supervivencia,.como el vientre y el cuello.

-No...la odio en absoluto. Siempre admiré que tomara el camino en el que creía. Josephine no es ninguna segundona...nhhh...por eso...no puedo contenerme. Un espíritu libre no desearía estar aprisionado en esa prisión de carne.

Pateó parte de una columna en su dirección tras moverla levemente con el talón, iniciando las hostilidades nuevamente. Sus ojos se elevaron al cielo, y al panorama de fondo con confusión y hostilidad.

-...¿que hiciste? Este reino...es como si se estuviera desgarrando. Y esas llamas...avanzan. Necesito... apresurarme.

Necesito sacar a Arthas de aquí.

Baeric se mantuvo sentado en el trono, sin moverse ni un solo centímetro mientras escuchaba a esos dos miserables que se encontraban frente a el.-Este trono es mio…este reino es mio y su gente hará lo que yo diga…yo soy la ley.-Gruñó mientras se levantaba del trono, mostrando unos ojos que pronto empezaron a brillar con intensidad, tomando un color azul y pronto su cuerpo comenzó a emanar un vapor azulado, como si fuera energía que liberaba su cuerpo.

Pronto tomó un enorme espadón y con el señaló a ambos.

-Si estáis contra mi…estáis contra mi reino…-Dijo con voz grave.-Cualquiera se oponga a mi...será aplastado y sufrirá un castigo acorde...-Y tras eso con un rápido movimiento clavó el espadón en el suelo. Al principio no ocurrió nada…pero las runas de la espada comenzaron a brillar lentamente pero iban ganando intensidad de forma progresiva…también comenzó a emanar de ella aquel vapor azul y finalmente Baeric clavó más hondo la espada provocando entonces que todo comenzara a temblar con intensidad.

Pronto se escucharon gritos allá en la distancia, los muertos comenzaban a salir de sus tumbas, los soldados caían de rodillas llorando y suplicando piedad antes de que sus almas abandonaran sus cuerpos y comenzaran a alzarse para ir con su señor, Baeric. Incluso los soldados presentes en aquel momento cayeron rendidos mientras sus almas les abandonaban.

Pronto cientos de auras azuladas surcaron los cielos, entrando en el cuerpo del Rey halcón, el cual se mantenía inmóvil. Entonces empezaron a surgir enormes púas de hueso, allá en la ciudad, atravesando edificios y ruinas como si fueran mantequilla…alzándose gloriosamente mientras apuntaban al cielo.

-Suficiente…-Murmuró el rey antes de arrancar su espada del suelo y alzarla hacia el cielo. Las almas que contenía la espada comenzaron a escaparse de esta, girando violentamente, rodeando a su señor…y antes de darse cuenta desaparecieron, mostrando ya a un Baeric que no era el caballero halcón…no, ahora era otro ser.

Una enorme armadura negra ahora recubría el cuerpo del Rey, un casco con cuernos y con forma de calavera cubría su cráneo…una enorme capa oscura caía por sus hombros y ese aura azulada seguía emanando de su cuerpo.

Una voz demoniaca escapó de aquel enorme yelmo astado.-Yo soy el rey...y vuestro castigo...es la muerte.

Al ver que se levantaba del trono -Jon, detrás de mi. Ya- le dije con seriedad a mi compañero mientras agarraba la empuñadura de mi espalda, pues hasta él había en parte explotado viendo a ese idiota realmente creyéndose un rey -Ese trono no es tuyo, ni el reino... Y un rey de verdad nunca impondría su palabra a su reino- dije con voz seria no intimidándome... Por mucho que él empezara a apuntarnos con aquel espadón -Tu no eres el reino... eres gilipollas. Y con sumo gusto me opongo a tus locuras y te castigaré por usurpar un trono que no es tuyo- dije de forma agresiva.

Desde luego aquel espectáculo no me lo esperaba. Los gritos, los muertos, los propios soldados cayendo de rodillas muertos... mientras todas las almas iba hacia el cuerpo de Baeric -¡Mantente pegado a mi!- le dije a Jonathan, no queriendo que le absorbieran también su alma a él. Fuera de esta sala iban surgiendo enormes púas que atravesaban todo a su paso... todo me helaba la sangre, al igual que la transformación de él a un ser de armadura y -De puta madre... Lo que faltaba en este mundo de guerras, un puto rey exánime...- dije molesta y cabreada mirando al "nuevo Baeric" -Odio la magia...

No eres el rey. No eres más que un monstruo usurpando un trono que no es tuyo...- le dije con seriedad. ¿Un guerrero que ha absorbido no se cuantas almas de gente y de los muertos contra una mercader que apenas sabe controlar un arma mata-dioses que solo puede usar desde hace un día? Tenía que valer, porque la alternativa era nuestra muerte o algo peor -No se si serás el Baeric de verdad o no; pero te pienso quitar la tontería y los aires de grandeza a ostias como siempre he hecho. Un rey no utiliza así a sus subditos, un rey no "redecora" su reino con púas que destrozan todo a su paso... un rey no eres tu ni nada de lo que representas capullo enlatado- le dije con seriedad... empezando a desenvainar la Rompe-tormentas y empuñándola con las dos manos con fuerza y firmeza, lo más lista que puedo estar para batirme en duelo y proteger a Jonathan a toda costa -Esta espada fue creada con el fin y la meta de proteger a los reyes... Y ahora verás el poco reparo y lo poco que le importará romper tu nueva armadura edgy para que te saque de ella. Porque... ¡NO. ERES. UN REY. Y NUNCA LO SERÁS SI SIGUES SIENDO ASÍ DE GILIPOLLAS!

 Tan pronto como Cytla se lo indició, Jonathan se colocaría detrás de esta sujetándose a ella con una mano mientras su mirada seguía clavada en Baeric, quién no dudaría en hacer demostración de su nuevo poder al adoptar una nueva forma y sumir a la ciudad en un estado peor al que ya se encontraba.

 Así como el nuevo Baeric había tomado su nueva forma y mostrado su espadón, Cytla desenfundaría su arma que, a simple vista, no era más que una espada bastarda común y corriente, así como la espada larga que Jonathan desenfundaría para apoyar a la pelirroja.

 La historia había llegado a su climax, y el destino de sus protagonistas solo estaría en manos de ellos mismos, y con él, el destino de un mundo que debió desaparecer hace mucho tiempo...

Hmph...

Baeric ni se inmutó ante las palabras de Cytla, tan vacías y estúpidas como de costumbre. Simplemente alzó su espada de nuevo y musitó un par de palabras.-Bien, entonces morid.-Rápidamente describió un amplio arco con su espada, buscando acortar distancias entre el y los traidores.

Aquel enorme  espadón crepitaba y distorsionaba el aire a su alrededor, como si no fuera algo de este mundo, y volvió a clavar el espadón en el suelo, girando el pomo de la espada y partiendo roca mientras aquel aura azul que le envolvía comenzaba a crecer hasta convertirse en fuertes llamas azuladas que se expandieron, estallando para que entonces Baeric arrancara su espada del suelo, preparándose para el enemigo.

Pese a la delicada situación en la que se encontraba, ambas hadas se mantuvieron decididas y no se dieron por vencidas. Continuaban tratando de hacerle entrar en razón, pese a que parecía imposible. Fío exponía su opinión de forma comedida, mientras que Faith continuaba manifestándose elocuentemente, como solo ella sabía hacerlo. Poco a poco, parecía que estaban logrando provocar una reacción en Samael, aunque éste quisiera disimularlo.

Fío apretó la mano de su hermana con fuerza cuando ésta tomó la de él. Ahora, más que nunca, debían permanecer unidas y hacerle frente. Asintió con decisión ante sus palabras, mirando a Samael.

—Lo haremos —afirmó nuevamente.

Cuando aparecieron todas aquellas versiones alternativas de Samael, Fío pensó que no tendría ninguna oportunidad. Pero, por suerte, Faith se mantuvo impávida, y continuó tratando de razonar con él. Para la sorpresa de Fío, aquello fue increíblemente efectivo, tanto que Samael se volvió contra sus otras versiones, haciéndolas desaparecer. Pero eso trajo consigo una consecuencia inesperada y catastrófica: todo el espacio de alrededor fue destruido, dejándolos en un entorno que parecía el caos en su estado más puro.

—¡No, Samael! ¿No ves que no puedes controlar nuestros poderes? ¡Haznos caso! ¡Devuélvelos y nosotras la traeremos de vuelta! —pidió Fío, tratando nuevamente de apelar a su sensatez.

Las cosas se complicaron aún más cuando un meteorito impactó sobre Samael y Lily, catapultándolos al vacío.

—¡No! —exclamó asustado al ver que su hermana se alejaba.

Temiendo que eso pudiera suponer la desaparición definitiva de Lily, Fío salió a toda velocidad en su busca, esquivando los escombros que flotaban en el aire y podían golpearlo en cualquier momento.

Intentando hacerlo de forma disimulada, no pude evitar chasquear con la lengua viendo a Rompetormentas en mis manos -^{_{Esperaba que se encendiera o hiciera algo al desenvainarla...}}- musité para mi misma, seguramente siendo escuchada por Jonathan... seguía siendo muy novata en esto de tener un arma legendaria, un ojo de nigromante y todas esas cosas. Pero pese a ello, me prepararía y me mostraría aún segura de mi misma dispuesta a pelear contra Baeric y a proteger a Jon tras de mi -No tienes porque sacar la espada... soy yo la que supuestamente debe protegerte...- le dije a Jonathan que desenvainó tras de mi... Aunque sabía bien que no podría convencerle de lo contrario.

Si si... ya me he enterado las tres veces anteriores de que quieres matarnos...- le dije a Baeric cuando me dijo que entonces debíamos de morir y todo eso. Me prepararía para recibir algún ataque de ese espadón intentando pararlo con Rompetormentas en guardia... Pero su ataque fue diferente... y era mágico -¡Jon, pegado a mi YA!- le dije a Jonathan detrás de mi para que se pegara lo más posible a mi espalda, mientras alzaba mi mano como si con eso esperase detener las llamas azules que venían hacia mi...

Y si, eso hice. Las llamas cruzaron por mis lados como si yo fuera algo que no pudieran atravesar y tenían que rodear. Eso si, el guante se me chamuscó bastante... dejando mi mano al aire, y con esto mi anillo anti-magia que me había protegido a mi y esperaba que a Jonathan también. El cual irónicamente ya me ayudó a desenmascarar a un Baeric falso... y ha empezado ayudándome con este -Que calorcito más desagradable...- dije agitando levemente mi mano antes de volver a tomar mi espadón con dos manos.

Sin perder tiempo en frases ingeniosas que le avisaran de que iba a atacarle, indiqué a Jonathan que siguiera bien pegado a mi, lanzándome contra Baeric espadón empuñado para atacarlo sin piedad, lanzándole un ataque en principio pareciendo descendente de arriba a abajo... pero el cual movería en arco de forma que se convirtiera en un tajo horizontal hacia a la derecha, tratando de engañarle con mis movimientos e intenciones... y rezando porque esta espada despertase o hiciera algo aparte de ser una espada.

 _{-No podía ponerse a lanzar luces al cielo ahora que la necesitamos, ¿no? -}comentaría Jonathan también por lo bajo luego de escuchar el comentario de Cytla sobre el arma que portaba, siendo que claramente era una bofetada del destino que las cosas no saliesen como uno pensaba.

 Tan pronto como Cytla le dio indicaciones, Jonathan se mantuvo detrás de ella pegándose lo más posible, básicamente abrazándola con la mano con la que no sujetaba el arma, observando como las llamas se acercaban ferozmente. En cualquier otro momento habría sido él quién se hubiese puesto entre las llamas y la pelirroja, pero entendía que en ese punto no era más que un acompañante para ella, y que debía confiar en todo lo que le dijese, siendo de ese modo que el intenso brillo de la gema mágica en el anillo de Cytla se haría cargo de disipar las llamas dirigidas hacia ella, evitando que fuese alcanzada tanto ella como Jonathan gracias a que se mantuvo allí.

 Y tan pronto como las llamas dejaron de venir, momento para el cual Baeric ya había sacado su espada del suelo, aquella pareja correría hacia el proclamado rey, sincronizados para abrirse paso velozmente, sin separarse y, al momento de atacar, no estorbar el uno al otro. Como una danza, ambos se coordinaban perfectamente para alcanzar su objetivo.

-Mediocre..-Dijo Baeric bloqueando aquel ataque de Cytls como si no fuera más que una mosca que le molestaba.-Típico de la más débil de los caballeros reales...

El rey no le dio demasiadas vueltas al hecho de que tenían un anillo mágico, ya se lo arrancaría de sus manos frías y muertas cuando terminara con ella y lo lanzaría al abismo, pero ahora eso le traía sin cuidado. 

Pero el ataque de Jonathan si que dió en el blanco...y aquello enfureció al Rey.

En vez de blandir su espada en dirección a Jonathan, los ojos de Baeric refulgieron y crisparon antes de que de su cuerpo escaparan diversos fragmentos de huesos en todas las direcciones, como si de un ataque defensivo de tratara.

Tras eso retrocedió unos pasos mirando a aquel pequeño usurpador, su próximo ataque se dirigiría a el.

Me molestó que Baeric pudiera bloquear mi ataque... pero ante sus palabras, intentando llamarme "mediocre" me hicieron sonreír con superioridad obviamente nada afectada por sus intentos de provocarme -Se llama trabajo en equipo...- le dije, siendo que Jonathan desde detrás de mi sabría aprovechar que Baeric bloqueó mi ataque para encadenarle el suyo y golpearlo.

Ambos nos alejamos un poco de él después de encadenar nuestros ataques, momento en el que aprovecharía para meter mi mano en mi bolsa... siendo que luego sacaría mi guante eléctrico para dárselo a Jonathan -Toma...- le dije para que se lo pusiera. Le vendría bien tener esa ventaja a la hora de enfrentarnos a este idiota... yo al menos tengo una espada mata-dioses, supuestamente... aunque ahora parezca estar de siesta.

Volvió a brillar sus ojos... dudo que fuera otro ataque mágico, al menos no uno donde los proyectiles lo fueran. Entonces... vi las púas salir del cuerpo de Baeric, y vi como miraba a Jonathan... No me gustaba -¡JON NO!- rápidamente me lanzaría corriendo hacia delante suya para parar cualquier ataque que fuera a lanzarle a él. Obviamente no iba a dejar que le hicieran nada... y me daba igual cuantas púas me atravesaran el cuerpo, yo iba a continuar luchando contra él.

 Aprovechando la abertura creada por Cytla al atacar a Baeric, Jonathan seria capaz de acertar un feroz corte que, si bien habría provocado daños en el ente esquelético, seria necesario mucho más para acabar con él.

 -Hmph... -seria en ese breve momento durante el combate que la pelirroja prestaría una de sus reliquias al chico, quién asentiría mientras se la colocaba, momento aprovechado por Baeric para desencadenar una lluvia de huesos en dirección a ambos. Para cuando el chico alzó la vista luego de colocarse el guante, Cytla estaba delante de él con múltiples fragmentos de huesos clavados en el cuerpo. -. ¡Cytla!

 Apretando los dientes con ira, Jonathan se lanzaría nuevamente tras Baeric con su espada, olvidándose completamente del guante eléctrico, siendo seguido de cerca por Cytla y su fuerte voluntad por permanecer en pie, después de todo, ella no luchaba únicamente por su propia vida...

 Alrededor de la ciudad las personas luchaban contra los soldados corruptos por el caos, intentaban salvarse de los daños ocasionados por los escombros que volaban constantemente, las familias intentaban mantenerse juntas aunque fuese unos segundos más...

 Tristeza, lamentos, ira y dolor... Tantos sentimientos, tantas emociones florecientes en un momento trágico de la historia del reino, una última muestra de que incluso haciéndose pedazos las personas podían continuar luchando...