Partida Rol por web

Himmund envainó su arma. 

-Ahora es cuando yo os dejo inconsciente, os ato, y os entrego a las autoridades- Respondió al guardia. 

Acto seguido, fue noqueando a los guardias en primer lugar. Después a los investigadores. Mientras, Krysta les iba atando con las mismas cuerdas y cadenas que habían usado en sus víctimas. 

-Ya puedes soltarle, Gal- Se dirigió al mago. -Si quieres. Este desgraciado a acabado con la vida de muchos vecinos tuyos. No te detendré si quieres que lo pague con su vida-

Le empujo un poco y le digo que camine. Lo llevo a un sitio donde pueda atarlo con cadenas al techo para que ni se pueda soltar ni pueda moverse. Y mientras hacía esto, le dijo: -¿Ves lo que les has hecho, no? A ellos, a cada uno de los habitantes de la ciudad. Pero yo no voy a ser tan duro, solo voy a darte un aviso- Cuando terminé de encadenarlo agarré con fuerza mi daga y le hice una cicatriz en el pecho de una G con una línea vertical tachándola. -Así ya no olvidarás el dolor que hiciste padecer a tantos inocentes-

Conforme terminó de hacerle la marca empezó a llorar y salió fuera del almacén "¿Ha merecido la pena hacer todo esto por ella?" Se acurrucó al lado de la puerta y hundió su cabeza entre las piernas y sollozó sin hacer ruido alguno

El encargado lloraba, suplicaba a Gal por su vida, porque no le rebanara el pescuezo. Este, sin embargo, fue mejor que eso. Lo ató en lo alto del almacén, grabándole con su daga una marca en el pecho. Muy despacio, para que la disfrutara. 

Tras acabar su obra se fue a un lugar apartado para estar un rato a solas, "pensando"

Se acercó al muchacho. Los pesados pasos de su armadura probablemente delatasen que era él el que se acercaba, por lo que no se presentó. 

Se apoyó en la pared, junto a Gal, con los brazos cruzados y sin decir nada.

Tras varios minutos rompió el silencio. 

-Eso que has hecho... Has obrado bien. Es muy fácil buscar venganza y cargarse a todo aquel que te ha hecho daño. Pero un error no se arregla con otro. Matar a sangre fría siempre está mal. No importa el por qué- Resopló, incómodo. -En fin, Krysta me ha obligado a venir y decirte que buen trabajo. Nos has facilitado mucho las cosas y ahorrado una pelea- Se irguió. -El Rector acaba de llegar con un grupo de soldados. Van a apresar a todos los involucrados. Y podrán usar la cura para salvar a todos los que puedan. Gracias a ti. De haber seguido el plan original, habríamos reducido todo a escombros y no habríamos salvado a nadie- 

Y con esas palabras, dejó a Gal.

Levanté un poco la cabeza y antes de que fuera hacia dentro le dije -​​​​​​Gracias por dejarme ayudar a solucionar esto. Y perdona por lo que ocurrió en el otro almacén- "No parece mala persona" 

Se detuvo en seco en cuanto Gal habló, volviendo ligeramente la cabeza para escucharle. 

-...De nada. Y no tienes que disculparte, te empujé al limite a propósito para ver como reaccionabas. Por mucho que el Rector te avale, tengo que comprobar como es la gente realmente antes de trabajar con ellos- 

Dicho eso siguió su camino. No sin dedicarle unas últimas palabras. -Cuando estés listo, ve a verle. Imagino que tendréis cosas que hablar-

Estuve un rato más fuera, sentado, hasta que me levanté y me sequé las lágrimas de la cara. "A ver qué me tiene preparado el Rector"  Desaparecí en las sombras por un lateral del almacén y me fui directo a la posada en la que se hospedaba Wordsworth

En cuanto llegué a la posada fui a la puerta de su habitación y tras quitarme de la cabeza cosas del pasado, toqué a la puerta con los nudillos y dije esperando una contestación

-¿Señor Wordsworth, puedo entrar? 

Cuando Gal llegó a la habitación del Rector, pudo verle ocupado hablando con varios hombres vestidos de uniforme. Les hizo un gesto con la mano para pedirles que le dejaran hablar. 

-Un momento. En seguida estoy contigo- 

Y volvió a lo que estaba.

Pasados varios minutos, esas personas abandonaron la habitación y el Rector se sentó en el mismo sitio en el que hablaron por primera vez.

-Permíteme que te de mi más sincera enhorabuena- Estrechó su mano con un apretón firme y sincero. -Has superado mis expectativas con creces. Cuando Krysta y Himmund me contaron como abordaste la situación no podía creérmelo. Convencista a los guardias para abrir la puerta. Hiciste que el encargado te hablase sobre lo que hacían, sobre la cura y el tal Krugger. Y rematar, evitaste un derramamiento de sangre y sus dolorosas consecuencias. Bravo- Aplaudió. 

Fue hasta el escritorio que se había improvisado, firmó un par de cosas y las dejó en la mesa frente a Gal. Un billete de tren a la ciudad de Acadia y un salvoconducto para poder entrar en ella.

-Entonces, ¿Qué vas a responder acerca de mi oferta? ¿Vas a quedarte aquí? ¿O prefieres ir a la academia?-

-Me gustaría saber un par de cosas antes de decir nada:

¿Cómo es que me conoce y sabe sobre mis capacidades? Segunda, ¿qué es lo que se supone que haría en la academia? 

Y tercera, ¿cómo se supone que voy a dejar la ciudad teniendo aquí todo lo que tengo? 

Me acomodé en una silla para tomarme todo con calma y tranquilidad y ver si el rector decía todo lo que quería saber y no ocultaba nada. 

El anciano se inclinó hacia delante, apoyando la cabeza en sus manos entrecruzadas, atento a lo que el joven tenía que decir. 

-En respuesta a tu primera pregunta, ya te lo dije. Tengo contactos en todas las ciudades que me informan sobre jóvenes con talento en lo que sea. En cuanto a quien me ha hablado sobre ti en particular, me temo que no voy a desvelarte su identidad. Con respecto a la segunda, en la academia Krypteia aprenderás más sobre la magia, sobre tus poderes. Desarrollaras al completo tu potencial como mago. Como "pago" por la enseñanza, por llamarlo de alguna forma, tú y otros alumnos cumpliréis las misiones que os asigne. Pueden ser parecidas a esta o totalmente diferentes. Pero te adelanto que exigirán que des todo de ti. Y en cuanto a la tercera. Tu bodega estará a buen recaudo. Sellaremos las puertas con magia hasta tu regreso. Nadie podrá entrar-

Con un tono amable y jovial -¿Y cuando se supone que salimos para la academia? "creo que me vendrá muy bien cambiar de aires y de compañías" 

-Me temo que saldrás tu solo. Yo aun tengo sitios a los que ir. Podrás ir en tren desde aquí hasta la estación del Valle. Allí podrás hacer transbordo y coger otro tren hasta Arcaia-

Tras decirle al rector que iría a la academia, me fui a mi taberna, mi hogar y guardé la poca ropa que tenía en una maleta de madera pesada y cuando iba a cerrar la maleta, del armario se abrió una puerta oculta y dejó ver unas extrañas vestimentas de color azul y negro, con toques plateados. La saqué con cuidado y leí la nota:

"Espero que uses este traje cuando estés listo, no estás solo, no eres el único. Nunca lo olvides Gal." 

Me puse el traje y me recorrió un leve escalofrío por la espalda, me estaba como un guante. Cerré la maleta por fin y salí por las puertas que me habían visto crecer, era de noche, así que nadie o casi nadie estaba por la calle y me dirigí a la estación. Esta podría ser la última vez que vería la tierra que tanto conocía, pero era necesario cambiar para avanzar. Ya nunca sería el mismo, no desde ese momento.