Partida Rol por web

Gror sonrío tanto que se le desencajaba la mandíbula. – Cargad – gritó entonces al tiempo que el mismo con su hacha en mano, ya se lanzaba contra el caído, y tras él cargaban Fuhrin y Cuhrin. El primero iba a su bola, palmo a palmo con Gror; mientras que Cuhrin por su parte parecía más desconfiado y con el escudo en alto, avanzaba tras su líder.

Más atrás, Dunkan se había quedado estático, no parecía convencido y miraba a los alrededores, temiendo una trampa, que se suceder, los tomaría en un momento sumamente vulnerable.

Adam necesitaba poco para que saliera a destrozar a aquella criatura, por lo que saltó detrás de Pel, Wendell y Ulfrin. A pesar de que no era el primero un ansia que sentía dentro, en especial contra aquellos seres, hizo que avanzase algo más rápido que el resto y fuese el primero en atacar al caido.
La inercia que llevaba consiguió que el puñetazo que le atizó tuviera bastante impulso, aún así sus puños parecieron brillar con un aura extraña cuando golpearon al no muerto, y lo cierto es que le hacían más daño de lo que debía haber sido normal.

El defensor no gritaba, de hecho no decía nada, sólo golpeaba una y otra vez al antiguo enano con furia y con la intención de que no volviese a levantarse.

Al ver que todos parecían estar de acuerdo en algo, y que todos salían en tropel hacia el caído, retengo un poco la marcha, observando a mi alrededor.

Quizás ese enano caído solo sea uno de varios, o incluso un señuelo de esos bastardos orcos. Giro la cabeza a un lado y a otro, fijándome en la dirección de la que venían, entrecerrando los ojos para concentrarme, ya que el ruido del combate hacía dificil escuchar nada.

Una vez emprendemos la carga veo a Girolamo actuar con prudencia, cosa sensata desde luego. Con todos los combatientes no creo que mis ataques signifiquen mucha diferencia para acabar con el caido, así que hago lo mismo que el y vigilo el lugar desde donde vino, pero recurriendo a los dones de Aryth para percibir lo que esté oculto

Esta vez Dainn si asintió dentro de su barba; él también había reconocido a las fatas, y el ayudarlas bien podía ser un doble beneficio, al tambien darle paz al colega enano. Se le habían adelantado estos jóvenes impulsivos. Pero con los guerreros que habían tomado la delantera bastaba para ocuparse de ese enemigo. No hacía falta más apoyo por ese lado y en cambio, si prestar atención a sus inmediaciones. Miro a Dunkan y Durgall, alzando la mano.

-Cuiden de Michani y el mediano y alertas por si aparecen más enemigos. +indico en enano, para luego encararse con el joven explorador+ Barich, dejémosle esto a ellos; llévame a donde podamos ver esa aldea desde una posición segura. Quiero hacer una estimación de esos orcos y de que podemos esperar al regreso. +indico. Dejo su mochila para ir más deprisa. Cierto que probablemente el chico era más rápido, pero no lo dejaría tan atrás como pensaba.

Al ver que ya varios corrían hacia el caido, Wendell se detuvo y, sacando una bala de una de sus bolsas la acomodó en su honda, mientras miraba a su alrededor, a la búsqueda de posibles blancos

- Traten de matarlo sin ruido - no puedo menos que susurrar a medida que lo pasaban. Sin embargo el optó por girar sobre sus pies y mirar a su alrededor, más preocupado por la presencia de algún sorpresa adicional que por lo que pasaba con las fatas y el caído - Y asegúrense de no darle a esas "fatas" - aclaró esperando haber pronunciado bien el nombre de las criaturas - Quizás nos puedan dar información sobre que podemos encontrar más adelante -

Tarde del 17° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura   [Turno 8]

Ya antes de la orden de Gror, varios de entre el grupo de héroes se habían abalanzado contra el enano caído; pero Gror, corriendo a toda prisa al ver que se le iban a adelantar en la singular victoria, lanzó su hacha desde la distancia contra el caído golpeándolo por espalda. Aquello fue suficiente para que Adam que ya se la había adelantado a Gror cargará contra el caído aturdido por el golpe, impactándole con el impulso de la carga y dejándolo fuera del combate al instante. Claramente no lo había matado, pues aquellas cosas no estaban vivas, y tarde o temprano volvería a levantarse, esto bajo el poder de la maldición que la sombra ejercía sobre todos los espíritus que habitaban en Eredane.

Pel, Ulfrin y Keg que habían sido de los primeros en correr para ayudar a aquellas fatas, se encontraban ahora a los pies del caído, que inerte solo parecía ser un cadáver en descomposición; aparentemente inofensivo. Su armadura de mallas estaba destrozada, al igual que el resto de sus vestimentas; una de sus piernas ya no tenía carne e incluso había perdido un ojo. Para aquel momento el resto de los héroes se encontraban ya cerca observando todo lo que ocurría, y la atención principal estaba en la fata, que, en lo alto del árbol, temblaba de miedo ante la presencia de aquellos extraños, balbuceando palabras que era muy difícil de entender.

La otra fata, la que se encontraba lejos, había empezado a correr al ver que todos los héroes corrían hacia ellos dos, y solo se detuvo una vez que notó que estos no parecían querer atacar a su compañero y que a su vez se habían detenido en torno a él tras acabar con el caído.

- Buen hecho - las palabras de Wendell surgieron espontáneas pese a que el defensor no se había terminado de acercar a la zona del combate - Deberíamos asegurarnos que no se vuelva a levantar - añadió sabiendo que a los no-muertos se los llamaba así precisamente porque no podían morir - Quemarlo quizás no es una opción porque las llamas se pueden ver, pero por lo menos cortarle deberíamos la cabeza para... -

Repentinamente el Ereño se calló mientras giraba su cabeza a uno y otro lado - No hay nada de ruido - añadió posteriormente - Nadie lo nota? Ni pájaros, ni viento, ni nada - se explicó mientras mantenía su honda preparada y giraba sobre sus pies, listo para recibir con un balazo a lo que fuera que había provocado dicho silencio.

Una vez que llegaron a la posición de los peculiares seres, la fuerza armada de sus compañeros bastó para dejar inane a la podrida carcasa de quien habías ido un orgulloso Enano. Puso de nuevo el arco corto a su espalda, ya que no había sido necesario de momento y se concentró en lo que los pequeños seres balbuceaban. Se dirigió a sus compañeros en lengua del comercio mientras hacía gestos pausados con las manos.

- Buen trabajo amigos. Guardad las armas ahora, estos seres están muy asustados y temen por su vida. Voy a tratar de hacerles ver que no somos un peligro para ellos así que guardad las armas por favor, si bien tened un ojo sobre el Caído. Chapurrean bastante mal el élfico, espero poder hacerme entender. - Dijo mientras señalaba el cadáver ahora inmóvil.

Se dirigió entonces a al fata del árbol en su mismo idioma, tratando de tranquilizarle a él y que su compañero viera que no eramos una amenaza.

- Tranquilo, nosotros amigos matar malo. - Señala al Enano caído. - Nosotros salvamos fatas, sólo ayudar. No miedo, nosotros sólo querer ayudar fatas. Yo Pel, ¿cómo llamas tú y tú?* -

Gror y Adam no tardan en derribar al caido, no es algo que vaya a durar pero al menos por un momento hemos dado algo de paz a esos huesos, o eso me digo a mi misma.

Siento cierta pena al darme cuenta de que no entiendo a las fatas, me hubiera gustado hablar con ellas pero habrá que dejarlo en manos de Pel.

Y parece que hay consideraciones algo mas urgentes ahora mismo, ante la advertencia de Wendell vuelvo a mirar hacia la espesura, intentando captar mas de lo que perciben los ojos con el don que me concedió Aryth

Aquel ser se sorprendió ante las palabras de Pel – ¿ayuda? – preguntó en el alto elfo, la lengua natal de los elfos del gran bosque de Erethor, - ¿ayudar a Hmjijirt? – reafirmó en la misma lengua, esta vez aludiendo probablemente a su nombre, aunque estás últimas palabras o bien eran impronunciables o bien provenían de otra lengua.

De entre todos los héroes, solo Pel estaba entendiendo lo que sucedía, y por ello, intentaba traducirles a todos las palabras de aquel lo mejor que podía. – Hmjijirt querer irse, necesitarlo. ¿Hmjijirt poder marchar? – preguntó señalando a una dirección en el horizonte, dando a entender que quería que le dejaran irse a quizá su hogar o algún otro lugar al que necesitaba acudir con presteza.

Pel entendía a duras penas el chapurreo de la fata, y tuvo que escuchar su nombre por dos veces antes de pensar siquiera en pronunciarlo. Traducía las palabras de ambos al resto para que supieran de qué se estaba hablando y tenían algo que aportar.

- Si querer marchar, poder marchar. Pero nosotros querer ayudar Hmjijirt y su amigo. Somos buena gente, tener comida y poder proteger. ¿Querer marchar? Poder, sí. Pero a Pel y amigos gustaría hablar con Hmjijirt y su amigo. Nosotros tener comida y poder proteger, ¿sí? -

No sabía si los seres, que aparentemente estaban en una carrera por algún motivo aceptarían hablar con ellos, pero a Pel le resultaba increíble encontrarse una criatura salida de las propias leyendas, y quería saber más al respecto de su naturaleza y lugar de origen.

Una vocecilla de tono cascado le susurró a Pel que todo esto podía ser una trampa, una estratagema del Enemigo que usaba a estas criaturas legendarias como espías para descubrir a otras comunidades y sus debilidades, pero el arcano decidió no hacer caso de esa voz esta vez. Se negaba a creer que algo tan sagrado pudiera corromperse sin destruirse.

Al final todos se habían movilizado para dar alcance al Caído, siendo derribado entre Gror y Adam. Mientras algunos miraban alrededor para asegurarse que no habían más Caídos en las cercanías y Pel se disponía a comunicarse con aquellas fatas, Keg se acercó al cuerpo del enemigo y le despojó de las armas, quedándose al lado con la espada apuntando en su dirección para atacarlo si veía que intentaba moverse nuevamente.

De momento, escuchaba las palabras que traducía Pel disfrutando del musical sonido de aquel idioma desconocido. Asintió fervientemente cuando Pel tradujo lo que le estaba diciendo a los fatas, esperaba que las criaturitas aceptaran, sería interesante conocer su historia. Ah, pero también tenían que seguir el camino. Hm...

Una vez derriba la criatura Adam se calmó un poco. Esas cosas eran un anatema para él, y de hecho estaba entrenado para acabar con ellas. Pero como había dicho, no solían venir solas. Y las palabras de Wendel no hacían si no confirmar sus sospechas.

El defensor trató de concentrarse por si había más caidos cerca, pero sus aptitudes no llegaban para abarcar mucha zona. Salvo aquella noche nunca había podido detectarlas a más de un par de metros.

Tanta tranquilidad no es normal. A menos que el bosque ya estuviera así de desierto antes. Pero sinceramente eso no lo sé. Claro que lo del poblado cercano siendo atacado podría tener algo que ver también.

Adam estaba preparado para volver a pelear si se daba el caso, y no le prestaba mucha atención a Pel y las fatas. Tampoco las podía entender, así que prefería estar atento a otras cosas que pudieran ser más peligrosas.

Mientras Pel habla mantengo mi vigilancia por si llegan mas enemigos, venciendo mi curiosidad por obserbar mejor a esas criaturas

-si querer irse o si querer hablar con nosotros deberiamos hacerlo en otro sitio. Aqui esta muy expuesto- digo en comercial, bastante orgullosa de como va mejorando con las prácticas que estoy haciendo con Pel

- Es cierto, este lugar no es bueno - aseguró Wendell, todavía preocupado por el innatural silencio que los rodeaba - además debería ir a buscar mi mochila, la dejé caer al lado de la mula - se explica - cortémosle la cabeza a ese caído para que no vuelva a levantarse y salgamos de aquí -

Sin soltar la honda que mantenía cargada y lista para usar, el defensor, mientras hablaba continuaba mirando a su alrededor, esperando que el silencio fuera solo eso, silencio.

Escuchando la sugerencia de Wendell, Keg descargó su espada al cuello del Caído, esperando poder así darle el descanso que merecía.