Meses atrás en Erethor
El bosque, el bello bosque le deslumbraba. Tan perfecto, tan magnifico como siempre. EL soplo del viento purificado por los espíritus que allí reposaban le acariciaban sus mejillas. Se sonrojo y sonrío como no lo hacia en muchos años, en su lejana juventud o quizá en los suspiros de aquel primer y único amor ahora olvidado. El eterno bosque nunca caería, era la atalaya de aquellos que amaban la luz de la vida, de aquellos que aún tenían esperanzas. Ella tenía que ser fuerte como el bosque, firme como la tierra en la que este se posaba y mística como el viento que bamboleaba de una zona a otra.
Un estruendo sacudió sus pensamientos. Rhiann Andherogil miró hacia el este, hacia el holocausto que se acercaba, con aparente impasibilidad. Por dentro, su corazón se rompía y su alma de elfa gritaba de indignación. Los orcos estaban quemando su bosque y aparentemente no se podía hacer nada para detenerlos. Los asquerosos engendros de Izrador morían por miles en sus propias manos, consumidos en el mismo fuego que habían desatado para expulsar a su pueblo. Pero seguían llegando desde el gélido norte, un imparable río de inmundicia y vil corrupción procedente del corazón del dios oscuro.
Sacudiendo la cabeza para disipar esas amargas reflexiones, Rhiann se centró en su misión y se preparó para reunir las fuerzas arcanas que necesitaría para la tarea que se avecinaba, sus hermanos le esperaban.
El aire era más caliente ahora y el humo era como una niebla asfixiante: el borde delantero del fuego se acercaba, y la avatar de la Reina Bruja casi podía imaginar las formas oscuras que danzaban en la tormenta de brasas al otro lado.
Al acercarse a la batalla, lo héroes pudieron comprobar el estado de sus compañeros. De la compañía liderada por Valtarn, solo quedaban un par de sobrevivientes, heridos, pero aún capaces de marchar. EL viejo Valtarn había muerto, su fina armadura estaba destrozada, solo sus hachuelas Urutuk habían quedado como un memorial de la gloria y hazañas de aquel duro enano. Los héroes de la compañía sabían que eran poderosas armas del pacto, a las que Valtarn llamaba como “la ira de la luna y la furia del sol”, por lo que dejarlas allí sería un error.
Del pueblo de la Roca, había en total treinta y tres enanos, entre niños, ancianos y mujeres. Mientras que de entre el grupo de los elfos, solo Barich, Dunkan y Rendell seguían con vida y al menos los últimos dos, ilesos; probablemente al haberse mantenido apartados de las batallas más encarnizadas. Tanto Durghall, como Adam y Eirinn estaban muertos. A Bayal no pudieron encontrarlo hasta que pudieron encontrar sus pertenencias. Su cuerpo estaba destrozado sobre un muro en mole de sangre y carne que se esparcia por doquier.
El enano montaraz de la ciudad se acercó hasta los héroes mientras exploraban la situación – Eirinn era quien tendría que terminar la misión – exclamó Dunkan – los elfos hablaron sobre ello. Tenían un plan, pero la suerte no les acompañó – .
Michani y otros habían acudido directamente hacia Riann, la elfa, quien aparentemente aún seguía con vida y ésta, al verles, les sonrió, aunque sin poder moverse – Nada se puede hacer – sentenció fríamente – mi vida ha sido consumida por la magia, no tenía alternativa. Ya solo la voluntad de Aradil me mantiene con vida. Ella deseaba que hablase con ustedes antes de partir – la elfa mostraba lágrimas en su rostro, y no era por el miedo a la muerte, si no por haber fallado a aquella persona a quien había entregado su vida. – Prometan que el regalo de Wonden será entregado a Aradil, el príncipe les necesita, la resistencia contra la sombra depende de ambos. Tomen las capas, así la reina sabrá donde están – sentenció mientras su vida se iba apagando. En ese momento sus ojos se tornaron con un brillo místico y la voz de Rhiann cambió completamente, como lo hiciera antes – Traigan el estuche a Caradhul, tráiganmelo. Vengan y conocerán el destino que les espera. Aryth les ha elegido para proteger al heredero del dragón y cumplir su destino – pronunció aquella voz que escucharan tiempo atrás. Y tras esto, la voluntad de la reina bruja abandonó a Rhiann. La elfa había muerto.
Todos: No es el último bastión de los enanos. Algo más al noreste, la más importante de las ciudades enanas aún resiste con firmeza. Al este hay otro poderoso baluarte del clan Durgis (su capital). Y al sur hay varias ciudades enanas poderosas aún listas para luchar (Michani procede de una de ellas). Al norte incluso, sin que nadie lo sepa (sus personajes sobre todo) hay un pequeño baluarte de enanos que llevan una tarea determinante hacia el futuro de la guerra.
Todos: Arvin no está con ustedes, desapareció en las ruinas tras verle ustedes. No saben si está en problemas, si simplemente anda por su bola o si tuvo que huir de los orcos que había cerca de él.
Todos: Me falta respuesta a Wendell, voy a ello pronto.
Todos: Adam y Durghal no tienen objetos de relevancia, salvo quizá agua y comida.
Todos: Turno de consideraciones finales, aún falta info sobre las decisiones, pero no quiero dejarles ir todo de golpe.
Todos: Prácticamente todas las pertenencias de Eirinn están destrozadas, incluida su capa. Solo queda un carcaj finamente confeccionado con cuero delicado y cocido con cuero de oso de las nieves. Dentro hay 11 flechas del Caraheen.
Todos: De Bayal quedan sus dos cuchillos de lucha Erunsil y un arco largo de maderahielo envuelto con tiras de cuero protectoras que ocultan su apariencia traslucida.
Todos: Finalmente, de Rhiann queda su capa elfica solamente con ella. Aunque en su mochila está otra capa elfica de aquella elfa que muriera en el pasado durante el viaje. Igualmente en la mochila hay una piedra corazón y una botella con 23 raciones de Té de Erethor.
Observando la situación en la que se encontraban y meditando tanto en el destino que les esperaba a ellos como al pueblo sobreviviente, Wendell dirigió palabras a Gror, llamándole Dorith al ser éste el claro sucesor de tal cargo. Su intención no era más que dar consejo y buscar respuestas, pero sus palabras no hicieron más que encender la ira del iracundo enano.
Gror miró con rabia al ereño y amagó con tomar su arma, pero se limitó a levantar su mano y vociferar contra el mientras manoteaba – Maldita sea, deja de llamarme así. El Dorith está muerto. ¿Que no lo ves? ¿No queda nada? Cállate ya maldita sea. Estoy harto de sus estúpidas preguntas – sus gritos, pronunciados en la antigua lengua de los enanos, fueron sumamente claros, incluso para aquellos que no entendían aquel rudo idioma.
Fue Dainn quien acudió para alejar al fornido enano de allí, y tras esto dirigió palabras al resto de los héroes – No creo que Gror esté en condiciones de tomar decisiones sobre si mismo, y mucho menos sobre su pueblo. No creo que este listo para tomarlas en mucho tiempo. Quizá incluso jamas debió ser este su destino – señaló al tiempo que miraba a Cuhrin quien al parecer había encontrado a su hermano gemelo – nosotros tomaremos las decisiones que debamos tomar cuando sea el momento oportuno. Pero a partir de aquí, probablemente no debemos ver más a Gror como nuestro líder – y con ello, otra consecuencia más de la caída de la Roca se estaba gestando.
A lo lejos, Cuhrin cedía a su intento de detener a su enano. Fuhrin se mostraba incontrolable destrozando los cuerpos de los orcos con cualquier arma que encontraba en el suelo. Cuhrin parecía llorar mientras veía a su hermano sin poder ni querer detenerle.
Todos: Creo que ya he respondido a lo que faltaba.
Valtarn está realmente muerto y no hay nada que ninguno de los presentes pueda hacer por él, ni por ninguno de los caídos. Cierro los ojos un momento, por respeto, mientras pronuncio unas palabras susurrantes en el antiguo idioma que todos los enanos compartimos pues él decía pertenecer a un clan ya extinto cuya lengua no puedo honrar.
- "Hasta pronto, viejo amigo."
El enano fue como un hermano mayor para nosotros, un líder, amigo y guía. Nos acogió cuando no éramos nada más que rebeldes sin un norte, esperando a morir de pie y sentando cara al enemigo pero sin esperanza alguna. Nos dio propósito y nos encausó para servir en cosas más grandes que nosotros mismos y nuestra sed de justicia.
"Y ahora nos dejas. Pero vete en paz, tu legado no morirá contigo."
Veo sus armas y las recojo. “La ira de la luna y la furia del sol”, como él las llamaba, servirán a la causa mientras yo viva y espero que otro las tome para continuar la lucha el día que yo caiga también.
Respiro hondo, haciendo un esfuerzo para no ceder a las emociones que tengo y me dirijo donde la elfa que aún parece respirar. Escucho sus últimas palabras antes de que esta muera también. La veo con lástima, pues eran valientes que dieron su vida por su pueblo y su causa. Merecen el respeto por su lucha y su sacrificio.
"Sacrificio que hicieron por los sobrevivientes de mi gente: Niños, mujeres y ancianos enanos. No sabía que los elfos morirían por ello."
Pienso en lo que dijo la elfa y miro al gnomo Rendel y le pregunto en la Lengua del Comercio, pues se me ocurre que debe ser uno de los pocos que conoce más lugares en este mundo:
- "¿Caradhul? ¿Donde queda eso?"
No estoy seguro de saber a que lugar se refiere pero supongo que es donde la reina bruja tendrá a su gente esperándonos. Al parecer, ella ya sabe de la muerte de Rhiann y los otros, por lo que también debe estar al tanto de todo.
Pero de pronto, Gror le contesta a Wendell y las palabras que pronuncia no son las que se esperan de él. Le miro y el desprecio se dibuja en mi rostro.
Escucho lo que dice Dainn y escupo al suelo antes de contestar en el idioma del clan Durgis:
- "No está en condiciones. Nunca lo estuvo, porque nunca ha sido digno de eso."
Me giro al resto, mientras mantengo el rabillo del ojo en el bárbaro por si decide defender su honor, y hablo en voz más alta, en la lengua antigua de los enanos:
- "Quizás la Roca de Durgis ya no exista pero la Compañía del Trueno sí, existe mientras uno de sus miembros viva y Valtarn creía que la esperanza vivía en nosotros. Planeo que honremos esas esperanzas. La Compañía del Trueno se fundó para reunir a los héroes que estuvieran dispuestos a luchar contra la Sombra y no seré yo quien lo decepcione. Si están conmigo, seremos la Compañía del Trueno y ya tenemos una primera misión, así que es hora de movernos y seguir nuestra lucha."
Miro a ver quien está dispuesto a reunirnos y continuar repartiendo la esperanza en estos tiempos oscuros y en los lugares en los que ya no queda. La Roca de Durgis ha caído pero no permitiré que nuestra esperanza se hunda con ella. No permití que lo hiciera cuando perdí a mi pueblo y mi familia, no lo permitiré ahora.
Me quedo con las Urutuk de Valtarn.
Mi busqueda de alguien que salvar es desalentadora, ni siquiera Rhiann, que aun se movia, ella ya está mas alla de mi poder.
El vacio pesa en mi pecho, pero la sensación se mitiga por las palabras de la elfa. Aun hay esperanza, la sombra será detenida. Y si por el camino hay que hacer amargos sacrificios así será.
-Te lo prometo, llevaremos el estuche hasta Aradil- respondo con total convencimiento, hablando de nombres de lugares y personas que no conozco. Si eso ayuda a detener ha Irador así será.
El momento queda roto por la subida de tono de Gror, y la respuesta de Ulfrin tan desafortunada. No creo que ninguno de los compañeros haya intentado realmente comprender a Gror
Agotada como estoy camino entre los dos enanos antes de que alguno haga una tontería
-No eres Dorith Gror, lo sabemos. El clan Durgis tendrá un nuevo Dorith, pero eso lo decidirá el clan Durgis. Tu, Dunkan, Cuhrin y Fuhrin habrán de guiar a los supervivientes a la capital de vuestro clan, al este. Va a ser un viaje dificil y peligroso. La supervivencia de estos niños, mujeres y ancianos dependen de vosotros, no hagais que el sacrificio de todos los que han luchado por rescatarlos sea en vano-
Ahora me acerco a Gror -Aquí se separan nuestros caminos. Tu has de velar por la supervivencia de tu clan, sea como Dorith o como guerrero. Pero yo he de ser fiel a mi promesa. E incluso sin ella acompañaría a la compañía de Trueno en su misión. La sombra ha de ser detenida. Te deseo buena suerte y que encuentres tu destino en paz- finalmente abrazo al barbaro y le susurro algo al oido
Tras eso voy con Ulfrin
-Nunca he sido parte de la compañia del trueno, pero si me aceptáis os acompañaré.- sonrio -y si no también-
después de esto recuperaría las pertenencias de Rhiann
Ante el exabrupto de Gror, Wendell cerró los puños y estuvo tentado de usar los mismos para responder a sus palabras. Sin embargo, tras respirar profundamente optó por no hacerlo. La sombra había matado a demasiados sobrevivientes como para agregar al estúpido enano a la lista.
Con sus voz más almibarada contestó en el único idioma que el enano parecía capaz de entender, el propio de su raza - Disculpadme si os he ofendido. Nunca fue mi intención dar a entender que teníais la capacidad de liderar a vuestro pueblo. Estamos todos de acuerdo en que ha sido un error siquiera suponerlo -
Sabiendo que el enano no era lo suficientemente inteligente como para entender el insulto que le acababa de hacer, meneó la cabeza antes de dirigirse al esto del grupo aceptando las palabras de Ulfrin - Que sea pues la compañía del Trueno. Será un honor seguir los pasos de Valtharn en su lucha contra la oscuridad. Ese enano, como estos elfos, nos demostraron con su ejemplo que todavía hay esperanza. Contad con mis puños para completar la tarea. No se donde quedará ese lugar, Caradhul, pero estoy dispuesto a emprender la marcha. -
Al escuchar a Michani sonrió, tratando de poner algo de esperanza en un ambiente por demás macabro - Creo que todos los presentes te consideramos parte de la compañía. Después de lo que vivimos juntos, eres una de nosotros - le aseguró - No creo que nadie pueda decir lo contrario. Y si alguien lo intenta, mis puños le ayudarán a olvidarse de esa idea -
Una congoja tal atenazaba el corazón y la garganta de Pel que no pudo sino asentir a las palabras que Rhiann pronunció. Llevaría a buen puerto la que era la voluntad de la Reina de Erethor si con su vida o con su muerte podía cumplir la misión. Le pesaba que los elfos hubieran perecido en esa lucha tan lejos de su casa. Al menos en las tierras del Bosque Sagrado sus espíritus hubieran encontrado solaz en la virtud de la floresta. El nudo se transformó en asombro cuando escuchó la voz de la propia Reina Bruja, la cual sólo dio firmeza a sus propósitos.
Sin embargo las palabras que había pronunciado se grabaron a fuego en su mente. - ¿El Príncipe necesitaba el estuche? ¿El heredero del Dragón? - Ciertamente había fuerzas en juego que Pel sólo podía intuir; el destrozo realizado por la magia de la Reina Bruja en los golem a través de Rhiann desde medio mundo de distancia hablaba de las fuerzas que había en juego. Sólo eran como briznas de hierba al viento comparados con estos colosos, pero hasta un viento caprichoso podía cambiar el curso de una batalla.
Pel ayudó a Michani y al resto para recoger los bienes que pudieran tener utilidad para su viaje, incluyendo las armas y objetos de los elfos, los cuales trató con el máximo de los respetos. Además el canalizador guardó un mechón de cabello de cada uno de los elfos atado con hilo de diferentes colores. Se había propuesto que al menos un fragmento de aquellos valientes descansara en el Bosque Eterno, así que viajaría hasta allí para enterrar esos restos mortales de los elfos. Después de todas esas tareas, encontró de nuevo voz en su interior, y se dispuso a contestar algunas cuestiones que se habían planteado.
- ¿Caradhul dices, Ulfrin? Es el corazón del Bosque de Erethor, hogar de los elfos y el destino actual de los restos de la Compañía del Trueno, como bien se ha señalado. Ya he cruzado el mundo en una ocasión, ya que mi zona natal está relativamente cerca de la linde del propio bosque. Con la ayuda de Aryth os podré llevar de vuelta.
En cuanto a ti, amiga Michani, no puedo estar más de acuerdo con Wendell. Eres ya parte de de la Compañía del Trueno. - Pel lanzó una mirada al malogrado Valtarn. Él mismo acababa de ser aceptado en su filas, para repentinamente ser parte de un grupo casi extinto.
- Estas gentes tienen guardianes, buenos Enanos que les protegerán en el exilio hacia un refugio enanil cercano que les acepte. Que cada uno lama sus heridas y llore sus pérdidas, pero sabed que las pérdidas de uno son las de todos en este caso. Guardad las palabras amargas. -
Si algo bueno había salido de allí, era que los dos hermanos seguían con vida y se tenían el uno al otro. Había un grupo de personas necesitadas que necesitaban ayuda, y ellos podrían darles esperanza. Por otro lado habría que ver quienes se quedaban con los refugiados y quienes emprendían el largo viaje hacia el oeste. En la separación, Pel entregaría tanta comida como fuera necesaria para que los refugiados tuvieran algo que llevarse a la boca.
Recogemos las cosas de los elfos y Pel entrega raciones a los refugiados.
Hace un pequeño relicario con mechones de los cabellos de los elfos, el cual tiene previsto enterrar en Erethor.
Gror señaló con el puño a Ulfrin, pues si bien había entendido lo dicho por Wendell, Ulfrin, siendo un enano, le había dado de frente – Por mis ancestros, juro que no olvidaré tus palabras, hijo de Aryth – le respondió, aunque tal parecía que no se atrevía a retarle en aquel momento.
Luego mirando a todos de forma altiva, con un avivado orgullo, les gritó – Mi padre me ha dado una misión y daré mi vida por cumplirla. Lo juro sobre las ruinas de la ciudad que amo, sobre la tumba de mi padre y sobre todos mis ancestros, quienes dieron su vida luchando contra la sombra. Pero escuchadme bien todos ustedes que se hacen llamar héroes de Aryth, y todos ustedes que vivieron bajo el resguardo de estas murallas. La tarea me fue dada a mi y yo habré de cumplirla. Cualquiera que se interponga entre mi y mi destino morirá bajo la ira de las armas de mi padre – hizo una pausa exaltado, con los ojos enrojecidos tanto por la ira como por un llanto ahogado.
Puso entonces su atención en Wendell – si la compañía del trueno, o como quieran llamarse, desea acompañarme, adelante, son bienvenidos, de lo contrario, harían bien en hacerse aún lado y no estorbar – concluyó al tiempo que Cuhrin su escudero se ponía a su lado sin decir palabra alguna. El rostro del mas serio de los enanos gemelos estaba también enrojecido por la ira y el llanto, aunque los motivos eran muy distintos a los de Gror. El otro gemelo, Fuhrin, se encontraba en el suelo llorando un mar de sangre y lágrimas.
Dunkan dio un paso al frente entonces poniéndose a un costado de Gror, cosa que sorprendió incluso al mismo Gror, pues su enemistad era bien conocida por todos. – En el nombre de Woden, he de respaldar a Gror. Creo que todos pueden viajar juntos pues los elfos han dicho que ustedes también tienen que ir. Yo escoltaré a todos los sobrevivientes hasta la Veta de Plata, donde el Dorith de la ciudad les dará refugió, y quizá puedan tener paz durante algunos años – y con sus palabras Dunkan buscaba la paz y anunciaba que les dejaba, no obstante, igualmente les advertía que cualquier acción contra Gror implicaría una afrenta contra todos los enanos de la ciudad que aún quedaban en pie.
Dainn, en el centro de todos, tomó palabra en aquel momento – Pel, Michani, os debo la vida. Es una deuda que espero pagar antes de que la sombra absorba mi alma como lo ha hecho con todos aquellos a los que he amado. Pero no puedo romper mis juramentos. El estuche lo tengo yo, y como fiel servidor del difunto Dorith Woden de la Roca, he de acompañar a su hijo en la última misión que le ha asignado – luego levantando su hacha en lo alto y mirando a todos gritó con voz firme – juro que acompañaré a Gror hijo de Woden, le protegeré y le daré consejo. Mi vida estará a su servicio hasta que la misión sea cumplida o caigamos en el intento – sentenció el montaraz enano para luego poner una mirada dura sobre Gror – y tras ello, la deuda con tu padre estará saldada – y sin dejarle responder, tuvo entonces palabra para los héroes – si en ese entonces me consideran digno, me gustaría unirme a la compañía y avanzar con ustedes en la senda que Aryth nos ha marcado al llamarnos –. Al igual que Dunkan, Dainn se ponía de lado de Gror, aunque al igual que otro montaraz, era más por un tema de juramentos y obligaciones.
Todos: El clan Durgis ya tiene un líder, vive en Kardoling, no me acuerdo de su nombre. Woden era el Dorith de Roca de Durgis, que viene a ser como el gobernador/comandante de la ciudad (como si fuera una casa noble). Por ello Gror no puede heredar el puesto tan fácilmente pues tendría que rehacer la ciudad y su población. Ser jefe de un grupo de ancianos, niños y mujeres tras todo el contexto de la partida, no es algo que alguien quiera tomar. No olviden, en este trasfondo no existen los héroes a la usanza clásica, o al menos no son normales.
Gror: No es un buen líder, es demasiado arrebatado y quizá un tanto bestia. Y si bien no es un genio, tampoco es tonto xD.
Todos: No olviden que Dainn tiene el estuche. Y Dainn es del clan Durgis, tutor de Gror y amigo de Woden.
Todos: Los enanos hablan en la lengua ancestral de los enanos, que supongo la mayoría les entiende.
Pel: ¿Cuáles raciones y cuantas?
Pel y todos: Ahora respondo a lo de los ítems.
Todos: Respecto a Rendel. El personaje sirve como un recurso de guía gnomo (pícaro) para su viaje. Pero dado que ya cuentan con Girolamo y que en cierta medida Pel conoce el camino, bien podrían dejarle atras. Es decir, podemos inventar que se va por su cuenta. Esto lo comento por el tema de que sentían que eran muchos PNJs. A Barich lo mantendré con ustedes más que nada por que no hay arquero, e igual vuelva a ser un pj.
Pensar que el destino del mundo, por lo menos de los elfos que eran quienes realmente seguían combatiendo a la oscuridad, podía depender del irascible enano no era algo agradable. Wendell se mordió la lengua para no contestar a Gror como realmente se merecía y tras una pausa le contestó en su propio idioma - La compañía irá. O, por lo menos, yo iré. Si lo que dijeron los elfos es verdad, no tenemos otra alternativa - se explicó.
Pasando a la lengua de comercio observo a los presentes y sabiendo que algunos no comprendían del todo las complejidades del idioma enano aclaró, sin preocuparse por el hijo del Dorith - Gror cumplirá los deseos de su padre y nos da permiso para acompañarlo siempre que no lo estorbemos - Aprovechando que le daba la espalda al enano elevó los ojos en un caro gesto de impotencia - Sin embargo creo que la tarea es demasiado importante como para nos neguemos a hacerlo - añadió más seriamente - No se donde queda Caradhul, ni cuan lejos está, pero creo que debemos asegurarnos que ese estuche llegue hasta el príncipe elfo. Los elfos murieron defendiendo a estos enanos. Y creo que lo mínimo que le debemos a Rihann es cumplir su último deseo -
Confiaba en que Gror recuperara algo de sentido común, pero la ira aun arde en su interior y lo cierto es que es su deber cumplir la última voluntad de su padre
-Gror, es tu deber cumplir la última misión que te dio tu padre. Pero el viaje es largo y peligroso y me parece que ni siquiera sabes el camino a Caradhul. Sin duda lo mejor será que viajemos todos juntos si no queremos que la misión fracase-
Mas adelante tendrá que asimilar que no es el lider. Cuando lo comprenda espero que se calme un poco, mas nos vale a todos
Dicho esto me dirijo a Dunkan
-guiar a los supervivientes también será dificil y peligroso. Te deseo la mejor de las suertes y que los espiritus de Aryth os ayuden-
Dicho esto me paso la mano por la cara con cansancio, el agotamiento de la batalla aun me pesa, pero tenemos que movernos
-pronto la sombra caerá de nuevo sobre este lugar, debemos movernos-
Sostengo la mirada de Gror mientras realiza su juramento hacia mí, con un semblante completamente neutro. No estoy del todo seguro si planea hacer las cosas bien o es simplemente que defenderá su "honor" sin habérselo ganado.
"Espero precisamente que no olvides jamás mis palabras, a ver si decides probar que me equivoco en vez de seguir siendo la mierda que has sido hasta ahora."
Pero sus palabras siguientes prometen que cumplirá la misión que su padre le dejó, la de llevar aquel sobre a las tierras de los elfos, al corazón de su bosque encantado. Me parece bien, no me da demasiado gusto continuar en la compañía Gror un tiempo más pero lo aguantaré pues es cierto que es su misión y no la nuestra expresamente.
Escucho las palabras del resto, como la respuesta que da Wendell y hablo también:
- "Pues así será entonces, la Compañía del Trueno acompañará a Gror en su misión. Le protegeremos en su viaje y le ayudaremos a conseguir su objetivo, pero atendemos sus palabras y no estaremos a sus órdenes."
Miro al resto pues supongo que todos estarán de acuerdo con ello. Miro a Michani y le respondo:
- "Te consideramos como una de nosotros y felices te aceptamos formalmente como tal, Michani."
Así, con las hachuelas de Valtarn en las manos, estoy preparado para continuar y ser guiados hasta Caradhul. Pel parece conocer el camino y con eso basta para mí. Ahora, sabiendo que Dunkan llevará a los supervivientes hasta Veta de Plata, podemos continuar en paz.
La compañía del trueno había tomado una decisión, ellos marcharían junto a Gror y los otros enanos hasta el corazón de la tierra de los elfos, donde la reina bruja les estaba convocando. Su misión era llegar hasta allí llevando aquel estuche del dragón que Woden, el fallecido Dorith de la Roca de Durgis les proporcionase.
Un cuerno de guerra retumbó lejano sacando a todos de la discusión y sus pensamientos. Un cuerno orco retumbaba en las lejanas montañas. Eran un recordatorio de que aquello apenas comenzaba, de que el peligro aún no había terminado y quizá jamás sería así. Era también un aviso de que los orcos se movilizaban y llamaban a las arcas; quizá para organizarse rumbo a un nuevo asalto más al norte, o bien para retornar a la roca de Durgis.
Fuese cual fuese el caso, no podía quedarse allí. Apurando su andar, el grupo recuperó la vieja carreta de Girolamo, la cual trajese desde los ya lejanos días cuando conoció a Wendell y poco tiempo después a Ulfrin. La carreta iba bien cargada, lo cual preocupaba a algunos, quizá iban demasiado cargados como para cruzar todo Eren central sin ser detenidos, aunque quizá igualmente, sin todo ello, fuese imposible cruzar. De alimento y agua iban bien, aunque igualmente sabían bien que el alimento escasearía una vez se acercasen a las ciudades humanas dominadas por los orcos y los siervos del señor oscuro.
Regalando algo de sus alimentos a los enanos supervivientes, los héroes despidieron a Dunkan, quien acompañaría al resto de los habitantes de la caída ciudad hasta la veta de plata, donde esperaban que el Dorith de aquella ciudad les recibiese como hermanos. Rendel, el gnomo comerciante les acompañaba también, pues tenía intenciones de llegar hasta Kardoling, la actual capital del clan Durgis.
Los héroes por su parte habrían de emprender la marcha hacia el bosque, aunque era dificil decidir por donde empezar, salvo por lo más claro, que era alejarse de la ciudad de las hordas de orcos, por lo que al menos durante los primeros días, marcharían por las montañas hacia el sur. Así, iniciaron su viaje el defensor ereño Wendell, el guerrero enano Ulfrin, el arquero y montaraz Barich, el montaraz y herbolista Dainn, quien era igualmente el maestro de Gror. También marchaban con ellos la barbara ereña Keg, el picaro gnomo Girolamo, la canalizadora enana Michani y el canalizador y montaraz ereño Pel. Todos ellos siendo acompañados, o quizá acompañando a los tres enanos de la Roca, Gror, hijo del fallecido Dorith, en quien había sido confiada una parte de la misión; Fuhrin, el malhumorado enano cuya esposa e hijas habían muerto en la caída de la Roca, y finalmente el hermano gemelo de Fuhrin, su hermano Cuhrin, de carácter más templado, aunque igualmente serio y de pocas palabras.
Atrás quedaba la Roca, y con ella Adam, Durghall, Valtarn, Woden, Rhiann y los otros elfos. Sus almas perdidas estaban a condenadas a sufrir bajo el tormento del Dios Izrador, el único Dios que ceñía su poder sobre aquel mundo. Condenadas a sufrir por la eternidad, salvo que la luz de la esperanza volviese a surgir de entre la oscuridad del mundo.
FIN DE LA PARTIDA