Partida Rol por web

Después de mis palabras, Gror toma una decisión y me parece una buena idea, a la que el elfo le aporta algo que no está de más pero entonces, Dainn aparece e indica que ha escuchado ruidos provenientes de la Roca, ruido de pasos atronadores y caída de muros. Miro extrañado pues, si todavía falta un par de horas para llegar a la fortaleza, no debería ser posible escuchar algo así.

Miro a Dainn pero me abstengo de preguntarle directamente si eso podría significar que hay enemigos de camino a la Roca o si el ataque ya está sucediendo allá.

Entonces se discute si nuestro avance sería de utilidad para los habitantes de la Roca de Durgis o no. En lo personal, no tengo ningún miedo de morir pero no quiero hacerlo si sé que no significará nada. Miro a Gror y entiendo que nada obtendremos de él en su estado actual.

"Nos derrumbamos y si la Roca cae, no seremos más que parias con el mismo fin pero sin ningún plan."

La idea de volver a vagar por estas tierras queriendo luchar contra la Sombra pero sin ser capaz de hacer nada por no contar con una organización que pudiese planear a mayor escala no es una buena perspectiva. Es el destino de morir tarde o temprano sin significado.

Entonces, la elfa ve a Barich que se acerca y sus palabras no me parecen mal. Avanzaremos, rápido al principio y luego con cautela pero listos para evaluar y, eventualmente, unirnos a la batalla aun sea la última.

Tras un par de largos minutos en que un jadeante Barich pasó de casi desmayarse ante el esfuerzo a ir recobrando el aire, éste pudo emitir de nuevo palabras, aunque no fueron nada claras – h h visto – y luego respiró hondo un par de veces para esclarecer sus ideas y tomar oxigeno – Nos hemos topado con un orco en el camino. Dunkan se ha quedado a vigilarlo a la distancia. Deambulaba de forma torpe y está malherido; caminaba por el camino a la Roca, aunque venía en nuestra dirección. Se ha desplomado súbitamente mientras le observábamos, parece balbucear algo en la lengua de los orcos, pero a la distancia Dunkan no ha podido entender nada. Hemos amagado con capturarlo, pero quizá sea un trampa, por lo que he venido a dar el aviso y esperar órdenes – explicó el montaraz ereño aún jadeante tras el largo recorrido realizado – lo encontraremos a poco mas de dos millas – el montaraz ya no dijo más si no que se quedó a la espera, observando tanto al inestable Gror como a sus consejeros, Dainn y Michani.

Si alguno tenía algo que comentar, esperaban consejo o si los mismos consejeros querían debatir el tema, Gror no se los impidió, sino que, con el hacha en lo alto, ordenó que se dieran prisa y avanzarán. Sus palabras fueron emitidas en la lengua del clan Durgis por lo que muy pocos entendieron lo que decía, no obstante, era claro que ordenaba avanzar.

Los gemelos no tardaron en seguirle, avanzando cada uno a su costado y con las armas afianzadas, lo cual dificultaría el detenerle por la fuerza.

Con un leve encogimiento de hombros, mire a Wendell y Uffrin, viejos compañeros ya de otros viajes, antes de seguir al resto entre las montañas. 

Mientras caminaba, toqueteaba la ballesta. Algo me decía que iba a tener que volver a usarla de nuevo.

Gror ordena emprender la marcha y yo me acerco al agotado Barich que solo se ha enterado de la mitad, apoyo mi mano en su hombro y le explico en mi tosco comercial

-La Sombra ataca Roca ahora. Ese orco debio escapar de la batalla ¿si?. Descansate un poco y nos movemos-

Me quedo con el montaraz un momento mientras se recupera de su carrera y luego camino junto a el, hacia la Roca, hacia la incertidumbre.

- Si es solo un orco podemos capturarlo y que nos de información - comentó Wendell en la lengua del comercio ante las palabras del explorador - Y eso empieza a parecerse a un plan -

Tras un momento, buscando las palabras en su ahora-no-tan-horrible lengua enana intentó explicarle su idea a Gror - Mejor no matar orco. Seguro puede dar información de que estar pasando en Roca - Esperando que el irascible enano lo hubiese entendido continuó - Yo intentar golpear sin matar, para solo herir. Así poder explicarnos que pasar -

El viaje de regreso estaba siendo mucho más pesado que el de ida. La ereña, que había comenzado a trabar cierta camaradería con uno de los enanos gemelos que acompañaban al líder, se había mantenido seria y silenciosa, tensa por lo que pudieran encontrar en el camino ahora que tenían con ellos el paquete que habían ido a buscar.

Quedaba poco para llegar a la Roca, sería el final de su misión y a saber que nuevo camino la esperaría a partir de allí, si seguiría con el mismo grupo o no. Pero no tuvo mucho tiempo de pensar en las posibilidades, puesto que en minutos se había pasado de comenzar a preparar todo para descansar esa noche a avanzar con premura para enfrentarse a lo que parecía ser un inminente ataque en el lugar de destino. Las palabras de la elfa no sirvieron mucho para elevar los ánimos de Keg. Tal parecía que la misión había sido una misión suicida después de todo, y comenzaba a preguntarse cuál realmente había sido el propósito de todo.

Empuñó su espada y comenzó a avanzar con el resto del grupo, atenta a las instrucciones y sugerencias que se iban proponiendo en el lugar. De momento, según las palabras de Barich, el orco estaba tan herido que no podría defenderse, pero podía ser algún tipo de emboscada, así que intentaría percibir cualquier cosa extraña en los alrededores que pudieran confirmarles si realmente se trataba sólo de un orco.

No tenía claro que un orco fuera a hablar, tanto por miedo a los Legados como a Izrador, el único dios que podía comunicarse con Aryth. Si bien, su naturaleza un tanto cobarde quizás pudiera valernos, siempre y cuando supiéramos sacarle partido.

En este momento lamenté que ese taimando no estuviera con nosotros. Con un buen disfraz de legado seguro que podríamos engañarle fácilmente.

No creo que viendo a enanos hable demasiado. Seguramente prefiera morir a hablar. Solo con algún tipo de truco podríamos intentar engañarle, y se me está ocurriendo algo. Pero sería conveniente que solo estuviéramos humanos y yo, para que el engaño fuese levemente plausible. Si no podía encantarle con el poder que la tierra me habia otorgado, solo mi labia lo conseguiría, y como ya había comentado, si veía a sus enemigos naturales, dudaba que fuera algo posible.

Barich llega a nuestra posición y relata acerca de un orco malherido y deambulando que proviene desde la Roca. Si bien parece una buena oportunidad para saber qué es lo que está sucediendo, el olor a trampa que aquello tiene es difícil de ignorar. Pienso en que los seguidores de la Sombra son tan despiadados que no dudo ni un instante en que serían capaz de dañar de muerte a uno de los suyos y enviarlo de vuelta solo para seguirlo de cerca y atrapar posibles enemigos en la retaguardia.

"Ellos no aprecian nada, ni siquiera a sí mismos."

Escucho al resto pero las palabras de Girolamo me dan vueltas en la cabeza. Un engaño, sobre todo uno plausible o apoyado con magia sería la forma más efectiva y rápida de obtener respuestas, en vez de una larga y agotadora sesión de tortura. El resto, por supuesto, tendríamos que vigilar desde las cercanías para atacar en caso de que el engaño no funcione.

Aun así, me parece el mejor plan hasta ahora.

Orcos. No era nada extraño. Escuchando las palabras de Barich y tras haber visto lo de la aldea, era más que previsible. Pero se necesitaría una fuerza muy superior a aquellos imbéciles colmilludos para derribar los muros de la Roca...

Sin embargo, no era tiempo de pensar en eso. Como un superviviente, sabía que ahora su deber era ir allá y ver que podía salvarse. Pero en particular, quedarse junto a Gror. Estaba claro que el muchacho embrutecido querría ir a partir cráneos, pero no era eso para lo cual estaba destinado. Evitar que hiciera una locura seria la parte más difícil, pero Dainn estaba comprometido a ello, así que en cuanto retomaron la marcha lo hizo caminando justo atrás de este, con el ceño fruncido y la mirada atenta a los pasos de su discípulo..

Atardecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 3]

Dunkan les indicó que guardasen silencio y que se acercasen lentamente. Tal como había dicho Barich, Dunkan se encontraba a poca distancia de ellos, y a unos cien metros más adelante se encontraba un orco. En un inicio pensaron que estaba muerto, pero luego escucharon que balbuceaba algo o incluso maldecía. El orco se levantó entonces con gran dificultad para apenas dar un par de pasos y tras trastabillar, caer de nuevo en el duro suelo de las montañas Kaladrum. Hacia algo de frío en aquella noche, el invierno ya estaba cerca y todos sabían que las fuerzas de Izrador descenderían con mayor fuerza en las noches más frías y largas. Pero la sombra gobernaba todo, por lo que no era raro que, sin temor a la derrota, hubiese iniciado una gran ofensiva contra los enanos desde el otoño actual.

– Lleva así largo rato – explicó el enano montaraz – le he rodeado y no he encontrado indicios de alguna trampa o de la presencia de más enemigos, salvo el rastro de otros orcos que avanzaron por aquí antes, una docena probablemente. Una pequeña patrulla – explicó el enano seguro de sí mismo.

Keg avanzó primero, mirando a los presentes. Habló para todos en el lenguaje del comercio, esperando que los enanos tradujeran a Gror. -Conozco el idioma de los orcos. Lo manejo, poco, pero quizás suficiente para entender lo que pueda decir.- Miró entonces a Wendell. -Vamos tú y yo. Girolamo también si se maneja mejor con el idioma o tenga alguna manera de ponerlo de nuestro lado. El resto que nos cubran en caso de ser necesario-.

Estaba usando el plan propuesto por el gnomo, y sólo esperó algún asentimiento por parte del otro ereño para comenzar a moverse en dirección al orco.

Asiento a Keg vayamos rápido a ayudarle, así pensará que vamos en su ayuda. Rápido digo haciendo señales a Wendell y Keg y a Pel si quisiera venir también

Obtener información siempre es útil, pero sigo nerviosa. No porque piense que es una trampa, sino porque nos retrasa. A saber como será la situación en Roca Durgis.

Aun así el plan de Girolamo es bueno y debería ser rápido, asiento aprobando el plan y me acerco a Gror hablandole en enano antiguo en voz baja

-solo será un momento y podemos conseguir información valiosa-

- Cuenten conmigo - asiente Wendell antes de aclarar - Pero es un orco, dudo que piense que queramos ayudarlo - se explica - Quizás sea mejor prometerle que lo mataremos sin torturarlo primero. Ese es un lenguaje que puede llegar a entender -

Más allá de que la tortura, cualquier tipo de tortura, era algo que le desagradaba, Wendell tenía claro que tratándose de un orco, podía llegar a intentarlo. Por lo menos podía intentar amenazarlo con torturarlo. Solo esperaba que el estado del orco no lo matara antes de que las amenazas surtieran efecto.

Adelantándose al grupo se dejó ver y esbozó la que esperaba que pareciera un sonrisa siniestra - Parece que tenemos alguien con quien divertirnos - comentó en voz alta, en la lengua del comercio, esperando que el herido fuera capaz de comprenderlo - Voy a disfrutar cada golpe que le dé - añadió mientras, con gesto fiero, golpeaba su puño cerrado contra la palma de la otra mano 

Calla Wendell digo regañando a mi compañero. No me agradaba lo que acababa de hacer, pues los humanos en muchas ocasiones son aliados de los orcos, muy a nuestro pesar, y los gnomos más todavía. No entendía por qué no le había dejado hablar y continuar con su plan, pero ya había hablado y había que continuar con ello

Igual si le curamos podemos ganarnos el favor de sus señores y con ello salvar al pueblo. Para eso hemos estado siguiendo a ese ejército digo contestando en común, haciendo como si pensase que no me entendía. Luego, levantando las manos, a una distancia prudencial, me dirijo al orco en su idioma 

Amigos. digo abarcando a los que estábamos nosotros podemos ayudarte, si tú luego nos ayudas ¿sí? ante la naturaleza de los orcos, era casi seguro que aceptaría. De momento, tenía que hablar para poder convencerle de que estábamos de su lado

Nosotros os hemos seguido para intentar ganar vuestro favor, pero no queríamos luchar, no somos tan fuertes como vosotros, pero ahora podemos ayudar

- Es un orco! - exclamó Wendell meneando la cabeza, sorprendido por la actitud del gnomo - Pero supongo que tu tienes más experiencia que yo - finalizó encogiéndose de hombros - Vale, no lo golpearé. Por lo menos no lo haré excepto que tu me digas que lo haga. Te parece bien? Creo que es un error, pero, por esta vez, te haré caso - completó de mala gana

- Pero si hay que golpearlo yo seré el que lo haga, queda claro? - insistió reacio a dejar que el orco pensara que no corría peligro - Y no dejes que te engañe - finalizó, siempre en común "Y espero que entienda esa lengua, sino mis palabras no sirvieron de nada" se planteó mientras escuchaba como Girolamo se dirigía al herido en la gutural lengua de los orcos "A saber que le estará diciendo" pensó manteniéndose a la vista del orco con el ceño fruncido "Pero sea lo que sea, que vea a alguien que quiere golpearlo supongo que será de ayuda"

Keg mantenía una posición amenazante junto a Girolamo y Wendell, aunque ella no había dicho palabra alguna, pero la sonrisa perversa que se le dibujaba en los labios no auguraba nada bueno para el orco en caso que no quisiera colaborar. No estaba segura si la estrategia al final usada iba a ser efectiva, pero en caso que no, tenía la mano en la empuñadura de su espada, dispuesta a rebanar la cabeza del orco cuando estuvieran seguros de que nada podrían sacarle.

Atardecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 4]

Temerosos de lo que Gror pudiese hacer en el estado en que se encontraba, tanto Wendell como Girolamo decidieron actuar de inmediato, aunque cada uno siguiendo un plan distinto. Wendell fue el primero en llegar ante el orco y con sus palabras duras y su mirada siniestra, intentó intimidar al maltrecho orco, el cual apenas y podía amagar con levantarse. Aunque aquello no funcionó pues el orco se limitó a reír, aunque con dificultad pues acabó tosiendo sangre y con una mueca de dolor en vez de la sonrisa inicial.

No obstante, lo hecho por el defensor ereño, el gnomo tenía su propio plan y tardo en ponerlo en práctica, intentando borrar todas las palabras dichas por Wendell. El orco en un principio se mostró confundido, pero poco a poco en su mente se fue formando la idea. Aquellos eran guerreros que habrían de ayudarles en la batalla.

El orco trago algo de saliva con sangre para poder hablar – la batalla está ganada, he luchado en ella. Por la eterna gloria del salvador – exclamó en la tosca y gutural lengua de los orcos – ¡Allá!, más adelante – explicó con dificultad el orco, estaba mal herido y no parecía tener fuerzas para mantener una larga conversación. – La ciudad enana … pronto caerá. Los golems ya deben estar a las puertas – dijo mirando al gnomo buscando una cierta aprobación o complicidad.

Wendell dudaba entre sus ganas de golpear la orco que les relataba como la ciudad enana estaba cayendo y las instrucciones de Girolamo, por lo que respirando profundamente siguió haciendo lo que estaba haciendo. Esperar.  Sin embargo era consciente que si realmente los golems estaban involucrados en el ataque no podrían hacer demasiado. Ya habían descubierto, a la fuerza la potencia de dichas criaturas.

Solo esperaba que los enanos hubieran podido huir, porque si se enfrentaban a ellos, estarían perdidos. Meneando la cabeza, esforzándose en no acabar con el orco herido flexiono sus puños una y otra vez mientras su mirada se fijaba en el gnomo que, de alguna manera había convencido al orco que eran aliados.