Partida Rol por web

Tras deambular un rato y pensar cuál será la mejor opción Beredor se retira mientras tararea una canción Wolfriend y Owen se acercan para ver de cerca los pictogramas y ven como Urik pasa entre los dos y pulsa el orden que el enano y el enorco han acordado.

En ese momento del techo empiezan a llover lanzas sobre todos vosotros excepto Beredor que está más retirado. En un momento sois ensartados por una lanzas oxidadas que penetran vuestras armaduras. Wolfriend y Doinosh se llevan daños serios pero es Lodbrog el que está a punto de morir cuando una de las lanzas se clava en su hombro al lado de la yugular.

Doinosh se echa para atrás en cuanto siente la lanza clavarse en su pierna. El corte es feo pero sobrevivirá. Mira a sus compañeros y luego a Urik por su precipitación.

Quizá deberíamos apartarnos la próxima vez que Urik decida emprender un curso de acción por su cuenta y riesgo...

Al ver lo que acaba de ocurrir, Beredor entra rápidamente a la gran gruta, esquivando lanzas y gritando como un poseso!
Que! Que ha ocurrido aqui!
Cuidado!
Recorriendo la sala en una de sus veloces corridas ya conocidas, el enano llega hasta el malherido enorco, y sosteniendo la punta de la lanza con cuidado, le pasa un brazo sobre su propio hombro para ayudarlo a llegar hasta la seguridad de la entrada.

Beredor entra corriendo en la cueva y empieza a tirar de Lodbrog pero parece que la lluvia de acero ha terminado...por ahora.

Doinosh comienza mirar las heridas de sus compañeros y las suyas propias con la intención de que lo que han sufrido no les impida seguir hacia adelante.

Ánimo, esto no va a detenernos.

Casi como si la carne y la sangre obedeciese al joven las heridas dejan de manar y el dolor disminuye.

-Salid; ahora que sabemos lo caro que esto puede resultar, creo que me quedaré solo a resolverlo. Indícame el orden que crees el correcto, Beredor. Probaré suerte con él. Si no funciona, veré si puedo desactivar el dispositivo al completo. Y si no, supongo que tendremos que marcharnos.- decide Urik, haciendo gestos para que se aparten.

EL enano, al ver que solo Urik permanece en la habitación, entra y comienza a empujarlo hacia afuera.
Mrrrrf...a ver a ver...fuera de aquí, esto es cosa de enanos. Mrrrrf.
Será mejor que esperen todos allá. Voy a probar mi forma.
Acercándose al muro, sostiene el escudo en alto, para protegerse de posibles lanzas(*), e intenta con la combinación que le parece correcta, en base a sus recuerdos de la infantil canción.

Orcos desde el Norte,
balanceo mi hacha.
Orcos desde el Sur,
balanceo mi hacha.
Orcos desde el Este,
balanceo mi hacha.
Orcos desde el Oeste,
balanceo mi hacha.
Con ellos viene la Muerte,
balanceo mi hacha.

Tras susurrar el canto y pulsar los pictogramas en el orden correcto, Beredor consigue que la roca se huna unos centímetros y a continuación empiece a rodar a la derecha en algún hueco en el interior de la pared de la montaña. Respiráis aliviados y empezáis a escuchar gritos de orcos que proceden del camino por el que habéis venido; rápidamente os coláis en el refugio del otro lado de la roca y ésta se cierra tras vosotros.

Ahora estáis a salvo ¿o no?