Partida Rol por web

Y el vehículo de Flemming donde está?

-Shhh- dice mientras se acerca rápidamente con el dedo en sus labios y preocupado. -Nos han seguido Miss Stone, debemos darnos prisa- y con afán saca las llaves de su vehículo. -Usted encienda mi auto, debemos irnos ahora y si alguien nos espera atrás...- y saca su derringer del abrigo mientras la carga -...trataremos de librarnos de él...-

La observa fijamente, severo. No había llegado tan lejos para que ahora perdiera todo. -Una vez ambos estemos montados, conducirá usted a toda velocidad, no se detendrá ante nada Miss Stone, no recogeremos a nadie más...- le espeta severo y casi que la guía hacia la puerta de atrás, calculando mentalmente que lograría salir y montarse en el auto con una poca ventaja con respecto a la otra silueta.

-Vamos a escapar de aquí ahora...- ordena. Se aferra a sus cosas, donde está la prueba reina, el pullitzer que vendrá. Al diablo con ese pueblo y los satanistas, él no iba a quedarse más allí.

Os acercáis cin vuestras posesiones, tratando de no hacer ruido, hacia la puerta trasera. Mary la abre despacio, mientras tú oteas, arma en mano, el exterior, en busca de quien ha tomado el camino hacia esa puerta. No parece haber nadie.

Salís despacito, Mary se gira y cierra la puerta con el mismo cuidado con el que la había abierto segundos antes. Vais caminando casi de puntillas, y justo cuando estáis a la altura del coche, tras posar los bultos en el maletero, un hombre vestido con una túnica como las que habías visto en el bosque intenta dar un primer golpe contra vosotros... ¡Con un enorme cuchillo! Os ha pillado por sorpresa, agazapado como estaba tras el coche de Gordon.

No obstante, y pese a la sorpresa, el primer golpe impacta directamente sobre la carrocería del vehículo, en vez desobre gordon. Vuelve a extraer el cuchillo y se enfrenta a vosotros, mientras grita dando la voz de alarma.

-¡Aquí, aquí!- grita. No sabéis si quien iba a penetrar por la puerta delantera le habrá oído, pero cabe una posibilidad de que sí, así que no hay tiempo que perder.

-Enciende este cacharro AHORA... nos vamos Mary!- grita Flemming mientras le apunta y dispara con el arma, de la pequeña pistola emana humo y el oponente sigue intacto. Ahora vendría su amigo y estarían perdidos... al menos tendrían tiempo mientras la puerta del frente es derribada por el otro intruso.

Lo observa fijamente y luego a Mary, necesita solo una oportunidad para que salgan de allí, no iba a exponerse, lanza todas las cosas en el asiento de atrás por la ventana y se dispone a pelear, a esquivarle para lanzarle un golpe en toda la cara, si era necesario, tendría que ganar tiempo. Solo esperaba no ganar en lugar de eso, una puñalada y una esquela en el periódico del otro día.

"Puto pueblo" gruñó mentalmente

Mary se mueve presta hacia la puerta del conductor, llave en mano. Al acercarse a quien os corta el paso, le asesta un brutal puñetazo en toda la cara, haciendo que al hombre le salte un diente. Eso lo hace retroceder un par de pasos, lo que aprovechará la mujer para intentar colarse dentro del vehículo.

Jonas, sorprendido por la conducta de Mary, pues estaba más pendiente de ti que de otra cosa, intenta apuñalarla para quitarla de en medio, pero lo único que logra es golpear la puerta del coche de nuevo, dejándola nuevamente como un colador. Grita, preso de la frustración.

Se encara frente al asaltante. -Ese es mi auto!!- dice con molestia mientras se pone al frente cubriendo a Mary, necesitaban todo el tiempo disponible y a lo mejor podría usar su suerte de pugilista para salvarse el pellejo y a miss Stone.

Apretando sus nudillos lanza un derechazo que el atacante logra evitar, y da dos pasos más, casi perdiendo el equilibrio mientras se levanta y se arremanga. -¡Vamos! quieres un reto? yo fui el que le tomé la foto a tu demonio, ven a por mi bastardo- dijo mientras lo encaraba amenazante, esperando que dejara a Mary Stone tranquila, lo suficientemente cerca como para tentarlo más.

Mary se mete en el coche a toda prisa, y trata de ponerlo en marcha para tenerlo listo para partir en el mismo instante en que tumbes a Jonas Rochelle. Al verte fallar, exhala un suspiro de desesperación.

-¡Jonas, aléjate del auto, o salgo del coche y te arreo otro puñetazo igual al anterior!- exclama, furiosa.

"¡Malditos seais todos! Necesito un cigarro tanto o más que salir de esta aldea de locos" piensa Mary, mientras os ve luchar. Más bien, mientras os ve lanzarle golpes al aire, pues Jonas vuelve a apuñalar tu vehículo en su nuevo intento de herirte.

"¡Dios! ¡Parece una pelea de gatos! ¡Mucho hablar, pero pelean peor que dos niñas histéricas".

De nuevo una puñalada fallida va para el carro. Y él es un hombre irritable, seguramente debería haberle dado ya un golpe a Mycroft Mallard, pero ahora era un asunto de vida o muerte.

-¡¡Que te dije de mi carro, pedazo de salvaje!!- dice mientras sus nudillos se aprietan y mueve con fuerza el brazo para encajar su puño en la mandíbula del hombre con gran fuerza. Casi como lo había hecho con Cage, pero ahora el tiempo se les acaba, el otro podría estar rodeando la casa, no iba a esperarlo y tratando de empujarlo se intenta montar a su vehículo.

-Arranque ahora Miss Stone, no pienso esperar al otro- dice con verdadera prisa, la prioridad era huir de ese maldito lugar a cómo diese lugar. Cuando llegase a Boston, se compraría una botella de buen vino, algunos habanos, y disfrutaría de publicar su artículo...

Pero ahora tenían que huir cuanto antes.

Jonas Rochelle, tras recibir el impacto del puño de Gordon, cae redondo al suelo. No está muerto, pues se nota cómo su pecho sube y baja lentamente, pero está totalmente ko.

Mary respira aliviada, y arranca el coche a toda prisa. En cuanto el coche se pone en funcionamiento, Mary pisa el acelerador como si le fuera la vida en ello. No es que lo haga porque esté asustada, ciertamente, siempre conduce así.

Gira por la posada, y se coloca en carretera. En frente, en medio de ésta, y cortando la salida, se encuentra un Mi-Go. Mary jamás había visto uno, y los ojos se le quedan como platos.

-¡MadredeDiósperoquécoñoeseso!- exclama, a todo volumen. Eso sí, la impresión no es la suficiente como para que pierda el control del coche. Frena bruscamente (porque ibas bien sujeto, que de otra forma habrías salido volando) a cierta distancia del "bicho", y te mira, consternada.

-¿Qué hago? ¿qué hago?- le temblaban las manos. Estaba al volante, incapaz de pensar qué hacer. Esperaba que tu voz la ayudase a tomar la determinación adecuada.

-Mierda- dice cuando tiene que sostenerse apenas por la frenada intempestiva. Es la misma figura del bosque, el demonio al que adoraban los sectarios, había venido hasta aquí para destruirlos. Sonrío, maldiciendo su suerte.

"Aún no... no te será tan fácil" dice mientras frunce el entrecejo, tratando de que la visión de aquella monstruosidad, una visión que ningún hombre debería ver en ningún momento, no le afectara. Era como desear que las llamas del infierno no lo carbonizaran mientras imaginaba que se iba a condenar por esto toda la eternidad.

"Nunca creí en Dios después de todo" dice mientras se acomoda para ayudar -EL ACELERADOR A FONDO MARY, NO TENEMOS MÁS SALIDA!!- Ordena mientras él mismo trata de ayudar para que el carro se lanzara en frenética carrera en contra de aquella aberración pretenatural, vomitada por el hades y adorada por los enfermos habitantes de aquel pueblo.

Mary te mira dubitativa durante unos segundos que te parecen horas. Sin embargo, cuando la horrible criatura comienza a avanzar hacia vosotros, Mary mete la directa y pone el vehículo en marcha a toda pastilla. El insecto de proporciones bíblicas ni siquiera trata de evitar el vehículo, al contrario, corre hacia él, como si desease intentar bloquear su avance con su cuerpo. Pero... Es que Mary iba conduciendo como una salvaje. A la velocidad a la que iba, arrolló al insecto, dejándolo medio aplastado en el suelo, inerte, sin vida.

-Nunca creí que me dedicaría a matar cucarachas gigantes con el vehículo de uno de mis clientes- dice, asustada, le tiemblan las manos. Como a medio kilómetro de distancia del atropello, detiene el vehículo- Estoy demasiado nerviosa, y necesito echar un cigarro- te dice, en verdad se la ve blanca como la leche- ¿Le importa si cambiamos y conduce usted? A fin de cuentas, es su coche.

Te mira impaciente, esperando una respuesta.

Respira tranquilo, el golpe era lo de menos. Había... atropellado a ese demonio, fuese lo que fuese. Si lo llegase a contar, seguro no se lo creerían. Tomó aire y durante unos segundos, sonrió confidente, mientras sacaba unos cigarros de su bolsillo.

-Lo ha hecho usted muy bien... nos ha salvado- dice mientras mira hacia atrás, como si temiera que una horda demoníaca se levantara desde las entrañas de la tierra a perseguirlos. -No tengo problema, démonos prisa, no me sentiré seguro hasta que lleguemos a Boston- dice cambiándose de lugar rápidamente.

-Recuérdeme invitarla alguna vez a un Whisky, conozco algunos sitios en donde se paga bastante, pero se está a salvo...- dice mientras inicia la marcha de nuevo, esta vez esperando continuar sin contratiempos hasta Boston.

-Esto... ¿Y sus amigos? ¿Y Anne Rochelle? ¿Y María Dosantos? ¿Cree seguro abandonarlos a su suerte en el pueblo?- pregunta Mary, sacando un cigarrillo y encendiéndolo. Tras una calada, parece más relajada- Vale que la policía esté en camino, pero... ¿Cree que debemos continuar a Boston sin más, sin esperar a ver qué les sucede?

-¿Cree usted seguro regresar y enfrentarnos a eso, con una vara y un paquete de cigarros?- pregunta con sarcasmo -Miss Stone, esto ya es asunto de los federales, creo que ya vio que estamos lidiando con... "cosas" no normales. Esto no es una pandilla, es un grupo de locos adorando al demonio, o lo que sea...- comentó mientras empieza a manejar con una velocidad entre la prisa y la urgencia.

-... lo mejor que podemos hacer es avisar en Boston y rogar porque ellos estén bien y puedan cuidarse solo en lo que tarden las autoridades...- comenta solamente -Esperemos que estén bien y tengan la prudencia como para buscar un sitio seguro. Tendrá que tener algo de fe... lo que haremos ahora es lo más que podemos hacer...

Se sentía estúpido dando consuelo, una vez llegara a Boston, avisaría, pero estando a salvo, publicaría la gran historia. Trató de no sonreír mientras el auto avanzaba.

El auto avanza a toda velocidad por la carretera, hacia Boston. Mary, por fin algo más relajada, tras fumar unos diez cigarrillos seguidos, acaba acomodándose en el asiento, quedando dormida con la cabeza apoyada en el cristal.

Mientras tanto, Gordon prosigue conduciendo, sin titubear, sin dar un paso atrás, y sin arrepentirse de dejar al resto a su suerte. ¿Sobrevivirán? Lo dudaba, pero no le importaba. Había salido con vida, llevaba una buena foto en su cámara, una magnífica historia que contar en el periódico, y una testigo que, además, era la única persona con la que parecía haber congeniado medianamente a lo largo del escaso tiempo que pasó en Yokelville.

¿Qué más podía pedir? Ya vislumbraba el artículo que escribiría, en su casa en Boston... Sería artículo de portada, lo sería... Y además, le valdría un ascenso, de ello también estaba seguro.

Por fin, aquel periodista a la sombra de Mallard iba a cubrirse de gloria, y todo gracias al propio Charles...