Partida Rol por web

Echo a correr con el mismo impulso nervioso que el resto, voy tras Gordon, y no sé porqué

¿ Porqué iba yo también tras aquél paleto endógamo ? A mí no me importaba lo que le hubiese pasado a Charlie, ni me importaban los problemas de este pueblo, la respuesta era curiosidad, no necesitaba saber nada, sin embargo, una posibilidad, una oportunidad tal vez estuviera corriendo delante mío y no iba a dejarla pasar sin más atención

Se dirigía a la iglesia... a qué... Vaya, los Mallard... no sé si tendremos mucho tiempo de pararnos a contarles algo si no nos queremos perder detalle de lo que el tonto vaya a hacer en la Iglesia, no es extraño que tras aquel arrebato le entraran ganas de ir al lugar santo y tranquilo que representaba la parroquia con su amable pastor

Al deteneros por un instante junto a los Mallard, veis como el corpulento hombre con cara alelada se aleja, tomando un senderito que surge entre los matorrales, a la derecha del camino. Os lleva bastante ventaja, lo cual no significa que sea imposible seguirlo.

Por otra parte, Charlie se queda ligeramente estupefacto al encontrarse en medio de dos escenas que no comprende: por una parte, su tío, que parece haber descubierto algo, pese a que el torrente de palabras que suelta lo desconciertan ligeramente. Por otra parte, los dos jóvenes elegantes y el periodista descarado, persiguiendo a un sujeto que nunca antes había visto.

¿Qué hacer?

¿Seguirá el grupo al hombre?

¿Acompañarán a Mycroft a la posada?

En ese momento, repica la campana de la Iglesia. Son las dos de la tarde, hora incluso algo tardía para comer. Vuestras tripas comienzan a rugir con violencia.

Las palabras de Mycroft fueron suficientes. Aunque no estuviese precisamente de acuerdo en admitirlo, entre ir detrás de aquel sujeto y quedarse por una pista más concisa, estaba claro lo que debía hacer. Después de todo, si escribía algo ligeramente apartado de la verdad, ¿quien iba a desmentirlo? ¿El sacerdote?¿El dueño de la tienda de abarrotes?¿Mycroft Mallard?. Sonrió y se detuvo en seco. Mientras respiraba ligeramente agitado y se quitaba el sombrero para abanicarse repetidamente.

-Huff... Huff... dadle caza!- sugirió con una sonrisa girándose hacia el aburrido profesor -¡Buen trabajo Mycroft! ciertamente no pensé que llegase tan lejos- y empezó  a sacar un cigarro con la mano libre, mientras agitaba su fedora con mayor rapidez con la otra, y en medio de su respiración agitada, puso el pitillo en su boca. Una mano fue a dar en la espalda de Mallard, dando repetidamente tres o cuatro palmadas de aprobación -Excelente, excelente- y esbozó una de sus características sonrisas, tan falsas como las monedas de cuero.

-¿A que esperamos? vamos, guíenos Mycroft- dijo con entusiasmo fingido, pero no sin tener ganas de echarle un vistazo al sitio.

Me doy la vuelta al escuchar los elogios del "periodista" y realizo una profunda reverencia, demasiado profunda más bien me honra en demasía con esos halagos "mister" Flemming digo con tono de sorna mientras vuelvo a enderezarme hasta quedarme mirándole fijamente a los ojos, sabedor de mi victoria parece ser que mi método no es peor que el suyo, ¿ve como tratando a sus semejantes con igualdad y respeto puede uno conseguir lo que se proponga? Por contra, veo que su método de acorralar a la gente a base de falsas palabras y constantes preguntas no le a llevado a buen puerto, si no no estaría persiguiendo a ese pobre hombre como un vulgar bribonzuelo mientras le decía estas palabras una sonrisa de triunfo iba dibujándose en mi rostro, cada vez mas amplia según mis palabras iban saliendo de mi boca.

Además, dudo mucho que realmente le interese, pues temo que no vamos a ser capaces de traspasar el umbral de la puerta, ya que no me hallo en posesión de las llaves de la misma comento mientras niego con la cabeza fingiendo decepción, intentando evitar que el periodista venga con nosotros en mi caso simplemente voy para tratar de calmar este viejo corazón con la visión del techo que mi hermano a usado como cobijo durante lo últimos días. Me giro otra vez en dirección a mi sobrino, procurando darle la espalda a "mister" Flemming en señal de desconsideración por eso le preguntaba a mi sobrino si el también quería venir, tal vez eso le ayude a el también a calmar su atribulado corazón, ¿que dices Charlie? le pregunto con la esperanza de que si tenía que soportar la carga de ese hombre, al menos fuera en compañía.

-Oh no no!- dijo mientras sonreía y encendía su cigarro, para darle una profunda calada -sería bastante indecente por mi parte adjudicarme la autoría de esta hazaña, cuando en realidad sus artífices fueron el señor Rowlandson y el señor Strawberry. Yo por mi parte solo me uní a su persecución para ayudarles, tras haber terminado mis propias pesquisas. De hecho, me disponía a recopilar algo más de información, justo antes de emprender carrera- comentó despreocupadamente y lanzando humo, como una chimenea, mientras hablaba.

-Por mi parte, puedo decirle que este pueblo está lleno de trogloditas y truhanes, y la ley parece haberse olvidado de este rincón. Así que le aconsejaría que se cuide la espalda, estos pueblerinos podrían en cualquier momento intentar algo en algún arrebato xenófobo, y nadie podría ayudarnos...- lo miró con una sonrisa gatuna -Y no queremos que nos suceda nada ¿verdad?- dijo mientras calaba una vez más el cigarro y lanzaba el humo sobre su interlocutor.

-¿Desde cuando las puertas han representado un obstáculo insalvable para los hombres, Mycroft?- dijo mientras metía las manos en sus bolsillos -Cuando un hombre desea algo, pocos son los obstáculos que pueden detenerle...- dijo encogiéndose de hombros. Gordon no era precisamente un prudente y taimado periodista, sino que se acercaba más al tipo fisgón y descarado, que no se quedaba atrás con facilidad.

-¿Donde ha dicho que está la habitación donde se hospedó Charles?- preguntó con una de sus falsas sonrisas.

Envolviendo entre sus brazos la bolsa llena de deliciosos panecillos Alan sigue tras en hombre. Tras un instante de duda el gruñido de su estómago le obliga a meter la mano en la bolsa y empieza a devorar uno de ellos con un ansia feroz mientras trata de mantener el paso.

No puedo dejar que se me escape, parece la única persona dispuesta a decirme algo sobre Mallard.

Acelera el paso sin quitarle ojo y tratando de no perderlo.

Con profundas inspiraciones Jason se detiene junto a Mycroft

Como corre el subnormal

Todos me observan con los ojos como platos al ver como Alan sigue corriendo

¡No! Él no, el que va delante

Aclaro, por si acaso

Bien, bueno, aunque no esperemos que en el lugar donde se hospedó Charles nos brinden demasiada información, este pueblo es....

El silencio deja a la imaginación de cada uno un adjetivo adecuado a nuestra percepción del lugar, pero tras dejar unos segundos para que en la mente de cada uno aflore el final de la frase yo concluyo la mía

Siniestro, sus habitantes hostiles no parecen desear que nadie forastero se acerque.... ¿porqué?

Si alguien tiene la respuesta a esto sin duda es el subnormal que va por allí corriendo, espero que Alan consiga arrancarle alguna respuesta

No me puedo creer lo que mis oídos acaban de escuchar, ¿no pensara acaso...? Siendo este sinvergüenza no sería de extrañar que realmente pretenda... me doy la vuelta bruscamente y me vuelvo a encarar al periodista, esta vez con rostro serio y mirada semi-furibunda "mister" Flemming, espero que esas palabras no signifiquen que vaya usted a intentar algún tipo de intrusión en la casa del difunto marido de miss María, porque como sea así me veré obligado a tomar medidas drásticas. El que según usted la ley se halla olvidado de este lugar no significa que podamos saltárnosla nosotros también. Las leyes existen igualmente halla o no agentes que la lleven a cabo, y es nuestra responsabilidad mantenernos dentro de ella. Además ella se ha comprometido a enseñarme su interior después de la comida, así que si desea echar un vistazo más a fondo, sea paciente, pues la paciencia siempre tiene recompensa.

Este hombre realmente saca lo peor de mi, empiezo a pensar que no pertenecemos a la misma especie. Bueno, si al menos vamos más personas, dudo mucho que intente ninguna insensatez, y al parecer si mi sobrino decide acompañarnos, ya seremos tres, suficientes para controlar cualquier arrebato que pueda tener. La respuesta es sencilla mister Jason: porque desde que estamos en el pueblo no hemos hecho mas que atosigarlos a preguntas de mala manera respondo a la pregunta algo mas calmado tras la reprimenda sin ir mas lejos, yo mismo acabo de tener una agradable conversación con la dueña del bar y de la casa en la que se hospedo mi querido hermano, miss Maria, y puedo asegurarles que es un encanto de mujer. Si cuidamos las maneras, estoy seguro de que podremos obtener la información que necesitamos de manera mucho mas satisfactoria. Ahora, en cuanto mi querido sobrino decida si nos acompaña o no, le mostrare el camino hacia la última residencia conocida de mi hermano.

-Te acompaño, tío, no lo dudes- le digo, sin pensarlo ni por un segundo- Aunque después quizás deberíamos ir a comer algo, ya me rugen las tripas- me llevo las manos al vientre, que acaba de soltar un rugido como el de un león- Veamos la casa, y luego almorecemos.