Hasta la llegada de la mujer, no puedo más que buscar una cómoda piedra, y esperar. Mis huesos están cansados de tanta tropelía y parece que hoy todavía queda mucho por recorrer.
A ver qué noticias trae cuando regrese, o, mejor aún; igual hasta vuelve con mi pupilo y su corcel.
Al cavo de un rato (no demasiado,) la figura de Melanctha aparece entre los árboles ya de regreso. Vuelve ella sola en la noche, y se acerca a Aetos y Aristocles....
Melanctha se acercó a sus compañeros para relatar lo que había encontrado.
- La bestia y el resto de las yeguas que componen su manada están por allí.- dijo, indicando con un dedo.- Se están dando un festín con lo que parece parte de un cadáver, no lo he visto bien. Vamos, os llevaré hasta donde está Néstor vigilando. Seguidme en silencio.
Asintiendo a la muchacha, me limito simplemente a seguirla, mientras me aferro con fuerza a mi bastón. Sólo espero que el cadáver no sea el de la princesa de los dáctilos o entonces sí que habrá una auténtica guerra en este lugar.
Parece que la curiosidad de Aetos por encontrar a la criatura está a punto de ser saciada. El hoplita empezó convencido de que la misteriosa bestia era una leyenda de pueblerinos, aunque parece que esta vez la explicación cabal ha resultado ser la incorrecta. Asiente con la cabeza a Melanctha y la sigue de cerca, apremiando al resto a acelerar el paso, aunque no tanto como para hacer ruido.
Los tres iniciaron una silenciosa caminata por el bosque. Empezaban a notar el cansancio de haber permanecido todo el día y gran parte de la noche sin descansar, salvo Aetos, que se había pegado una buena siesta mañanera hasta que casi el sol estuvo en su punto más alto. Sin embargo, sabían que al fín el objetivo de su búsqueda estaba cerca, y eso les daba ánimos.
Melanctha los guió apartándose aparentemente del rastro que antes siguiera, en al dirección por la que había vuelto de su exploración.
A medida que avanzaban en esa dirección, todos pudieron oír claramente el pifiar y relinchar de criaturas équidas más adelante. A pesar de que la noche era clara, son lunas y estrellas, las copas de los árboles llenaban el suelo de sombras, aunque podían vislumbrar que a la zona por la que ahora caminaban el suelo estaba repleto de hojas.
Aunque en la noche el sonido de animales no era tan ruidoso como durante el día, si que habían oído algún animal nocturno, como un búho ulular o un roedor escurriéndose entre la maleza. Ahora, sin embargo, esos animales parecían haberse silenciado o largado a otra parte...
Solicito una nueva tirada de Sigilo (Evadir peligros) por parte de ustedes tres contra la Carga del personaje.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 3(+16)=19 (Exito)
Innecesaria, ya que la paso siempre. Pero por chulear... :-)
Motivo: Evadir Peligros
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 6(+7)=13 (Exito)
Ahí está.
Motivo: Sigilo (evadir peligros)
Tirada: 1d20
Dificultad: 19+
Resultado: 3(+6)=9 (Fracaso)
[PENEJOTIZADO]
El grupo avanza en la penumbra del bosque siguiendo los pasos de Melanctha. Hay sombras entre los árboles bajo cuyas copas yace el manto de hojas caídas. Intentáis caminar despacio para no realizar demasiado ruido.
Al de un rato empezáis a notar un olor a sangre y carne intenso, bastante desagradable, como en el sacrificio de un cordero. Al mismo tiempo, veis unas siluetas moverse más adelante, no demasiado lejos.
Parecen caballos. Relinchan, y sus crines ondulan al ritmo del viento suave del bosque. Sin embargo, hay algo extraño en sus miradas.
Entre las criaturas équidas, hay una de ellas que destaca sobre las demás, por ser más deslumbrante y ominosa. El ser equino es más alto entre los suyos. Su cuerpo es fuerte y poderoso. Su piel es oleosa y azulada, casi infernal.
A cada paso que da, las huellas de sus cascos, expontaneamente, arden en llamas, para apagarse casi al instante. De sus cascos no surgen llamas, empero. Son las huellas que deja al avanzar las que arden en llamas.
Y de algunas de las mandíbulas de esos seres cuelga algo que están masticando. Están devorando algo, retos que yacen en el suelo entre las hojas. Sea lo que sea, eso no es un vegetal.
Intentáis ocultaros, pero las figuras parecen reaccionar enseguida a vuestros movimientos, enfilando en vuestra dirección.
Haced tiradas de iniciativa.
Llevas un buen rato esperando y contemplando a esos seres seguir alimentándose, cuando oyes un sonido venir de la misma dirección por la que se marchó Melanctha.
Ves aparecer a tus compañeros Aristocles, Melanctha, Aetos, y el salvaje que les acompaña.
Aunque intentan no llamar demasiado al atención, la armadura de Aetos parece que no le permite la comodidad suficiente como para pasar desapercibido.
No eres el único que se percata de la llegada de tus amigos. Las criaturas équidas, incluida la bestia flamígera se giran para enfilarles en cuanto les oyen llegar. Les han visto.
En caso de enzarzarse un combate, tú tienes un asalto de sorpresa libre, pues esos seres no se han percatado de tu presencia (dirias que Aetos, Aristocles y el salvaje tampoco saben donde te encuentras).
Para ahorrar tiempo, puedes ir tirando tu iniciativa para el siguiente asalto a la vez que declaras lo que haces en este "asalto sorpresa" de ventaja que tienes (si es que quieres hacer algo).
Ves también a Nestor agazapado en el mismo escondrijo en el que lo dejaste, a un lado el claro. Dirías que las criaturas no le han visto aún, al igual que tampoco tus compañeros Aetos, Arisctocles (y el salvaje que os acompaña) tampoco.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+14)=19
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+16)=24
Melanctha maldijo por lo bajo. El clanc-clanc de la armadura de Aetos los había delatado...
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+17)=32
Néstor permanecía agazapado cuando notó la presencia de sus compañeros. Por fin venían a su encuentro y le ayudarían a afrontar la situación. Sin embargo... todo parecía precipitarse, aquellas bestias también habían advertido el acercamiento de sus amigos y se dirigían a su encuentro.
Debía hacer algo... pues aquella lucha parecía desigual. Fui consciente de que el factor sorpresa estaba de su lado, pero debía ser preciso, debía ser inteligente. Esperó a que las bestias estuviesen a punto de pasar a su lado y, en el momento que la bestia flameante se disponía a pasar a escasos metros de él se lanzó con las dos espadas en ristra, directo al abdomen de aquella abominable criatura.
Sólo cabía esperar que la suerte estuviese de su lado.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+19)=39
Motivo: Ataque Sorpresa
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+9)=28
Motivo: Ataque Sorpresa
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+9)=17
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 2
He tirado dos ataques por aquello del arma predilecta, aunque en el primero salió 19.. por si acaso :P
Continuamos la partida en la CAPITULO TERCERO: DESENLACE FINAL (Todos)