Partida Rol por web

Nebur escuchó en silencio las palabras del okea, y cuando este terminó se apartó y se acurrucó en silencio junto al tronco de un árbol.

Gaal se acostó a dormir con multitud de pensamientos reboloteando dentro de su cabeza. En primer lugar, la oferta de Damarot le había atraído más de lo que esperaba y la perspectiva de llevar una vida tranquila e intrascendente le había resultado especialmente atrayente. Por otro lado, la petición de Nebur, aunque la había esperado dada la evidente inquietud del chico, le había afectado en gran medida. Dadas las circunstancias, tardó conciliar el sueño y cuando lo hizo, estos fueron turbulentos, llegando al amanecer con la sensación de no haber descansado como es debido.

La reanudación del viaje le sirvió para despejar un poco aquellos pensamientos de su mente, y durante largo rato se dedicó a mantener charlas intrascendentes con los otros compañeros de viaje y a contemplar el paisaje en los momentos de silencio.

El terreno había cambiado ligeramente desde que habían partido de Lid. En primer lugar las llanuras se habían convertido poco a poco en considerables montañas, las cuales fueron vadeando con el paso de los días. A continuación volvieron las llanuras, sin embargo, el paisaje había perdido el color verde intenso que caracterizaba la costa oeste de Karst y se había transformado en un verde más apagado, ocre y un marrón que lo invadía todo. Por su parte, los árboles habían perdido su majestuosidad y donde antes las copas alcanzaban varias decenas de metros de altura, ahora se limitaban a apenas unos cuatro metros, extendiéndose a lo ancho, y creciendo mucho más separados unos de otros.

El día transcurrió sin novedad para los viajeos. Como tantos otros días se detuvieron a comer cuando el sol estaba en todo lo alto, y reanudaron la marcha cuando todos se hubieran saciado.

El sol fue cayendo hacia el horizonte anunciando las últimas horas de Gaal en la caravana, hasta que finalmente, cuando faltaba poco más de una hora para el anochecer, alcanzaron la encrucijada de Barneo. La caravana se detuvo para hacer una pausa y despedir así a uno de sus miembros. Uno a uno, se fueron acercando a Gaal para estrechar su mano y desearle suerte en su viaje. Tront hizo lo propio, aparentemente ajeno a los roces que habían tenido día santes. Nebur se despidió con una voz seca e inexpresiva. Por último Damarot les imitó sin mucho entusiasme a pesar de que se podía vislumbrar la pena en su rostro.

- Que tengas suerte, Gaal. Espero que encuentres a tus amigos y termines con éxito aquello que te propones. Espero volver a verte algún día.

Gaal asintió ante las palabras de despedida de Daramot. - Gracias. Te agradezco mucho todo lo que has hecho por mí. Ya los sabes. -

Antes de marchar, a Tront le indico: - Sé que cuidarás bien de todos ellos. -

Sin tener nada más que decir, se giró y empezó a caminar con decisión en dirección a su destino y sin mirar atrás. Alargarse más en la despedida sólo significaría alargar también la amarga sensación que siempre la acompañaba.

Caminaba con brio. Estaba impaciente por llegar a su destino y encontrarse con sus antiguos compañeros. Además, aquél paisaje era cada vez más sobrio y desolado. Rocas y tierra iban sustituyendo el verdor de los árboles y la vegetación. La vista se volvió monótona, haciendo el viaje aún más aburrido si cabe.

Aunque el paisaje era más árido y menos frondoso, decidió apartarse algo del camino y seguirlo a cierta distancia. Viajaba sólo y desarmado y no quería encontrarse con sorpresas inesperadas. De todos modos, decidió no perder de vista el camino. No deseaba perderse.

Al cabo de unas horas se detuvo sólo un momento. ¿Hacía más calor o sólo se lo parecía?. Quizás había avanzado muy deprisa. Tras beber, utilizó su poder sacerdotal para rellenar su cantimplora. Mientras esperaba, oyó un sonido entre unos arbustos. Durante unos momentos, quedó paralizado por el miedo. Pero entonces un coyote surgió de entre la maleza reseca. Gaal suspiró aliviado. El animál se le quedó mirando un instante, aparentemente espectante, paro luego seguir su camino.

Gaal se levantó y siguió adelante. Miro en todas direcciones, pero no había ya rastro alguno del coyote. Un curioso encuentro, cuando menos. Continuó el camino, a medida que este se volvía más rocoso y polvoriento.

Gaal sintió como si se librara de una pesada carga mientras se alejaba de la caravana. No sabía muy bien de dónde procedía aquel sentimiento, pues había disfrutado de la compañía durante aquellos días, no obstante, no podía evitar sentir que la soledad era su propio hábitat natural.

Caminó sin descanso durante horas, despué sincluso de que la noche cayera sobre él, y cuando lo creyó oportuno se apartó del camino, buscó un lugar escondido a pocos metros del mismo, y se echó a dormir en él.

Se despertó con las primeras luces del alba, y después de consumir algunos de los víveres que Dámarot le había entregado se puso en marcha. Si mantenía el ritmo, al día siguiente a última hora de la tarde alcanzaría Willem.

El día se mostraba despejado sobre su cabeza, y lo que en un primer momento resultaron agradables y cálidos rayos de sol sobre su piel, se transformaron en martilleantes ondas de calor que lo hacían sudar copiosamente.

Cerca del mediodía pasó cerca de un pequeño riachuelo, y se detuvo a rellenar su odre de agua. Una vez lleno, sumergió las manos en el agua y acercó la boca para beber. Se apartó de inmediato al notar una presencia y miró alrededor. No distinguió a nadie y aquella sensación lo abandonó. Después de asegurarse de que nadie lo espiaba, introdujo de nuevo las manos en el agua y bebió. Al cabo de dos segundos, aquella sensación volvió, pero al igual que antes, se dispersó en cuanto se incorporó. La tercera vez que arrimó su rostro al agua, se detuvo a distinguir los matices de aquella sensación y se percató que procedía del propio agua. A cinco o seis metros, un pez nadaba distraído aleteando dentro del agua. Aquella era la presencia que había detectado. Se incorporó algo contrariado cuando reparó en el hecho de que ni siquiera había dirigido su mirada hacia el pez, y sin embargo, había notado su presencia.

¿Se trataba de alguna característica okea de la que no había sido informado? Durante varios segundos se debatió entre reemprender la marcha o experimentar con aquel extraño poder introduciéndose por completo en el agua.

Hacía mucho calor, así que no se molestó en quitarse la ropa. Ya se le secaría más tarde. Primero examinó con ciudado el riachuelo tanto rivera arriba como abajo desde fuera. No quería encontrarse con nada desagradable.

Cuando lo hubo hecho, si no había señal de peligro, se intrudujo con ciudado en el agua hasta la cintura. No quería ir a una zona más adentro, no fuera que la corriente le causara problemas. Echó un último vistazo a su alrededor y por fín se arródillo, sumergiéndose por completo bajo el agua.

Al sumergirse por completo bajo el agua, Gaal percibió que algo había cambiado en su percepción desde que había abandonado a los okea. Notó las suaves corrientes acariciando cada poro de su cuerpo, pero también podía sentir aquellos objetos que se encontraban lejos de él. Podía conocer la textura del fondo del río, cada piedra que tenía alrededor. Podía percibir cada pequeño pez o renacuajo que revoloteaba por el agua. Podía sentir un palo tallado a modo de bastón pudriéndose en el fondo a unos metros de él.

Esta percepción se diluía a medida que se alejaba de él de forma que únicamente podía detectar las grandes rocas que se encontraban a más de cuarenta pies.

Gaal disfrutaba de aquella nueva sensación cuando de pronto recordó a Naar, el okea. El recuerdo le acarició la mente con una nitidez asombrosa. Tenía en su conciencia el rostro del okea. Podía ver las tonalidades azules de su piel, podía ver el pelo ondear con el movimiento del agua a su alrededor. Naar abrió la boca y pronunció su nombre, de forma que Gaal pudo también escucharlo.

Sacó la cabeza del agua del río, y todas esas sensaciones se desvanecieron en gran medida. Únicamente quedaba un pequeño rastro de ellas gracias al contacto de sus piernas con el agua.

Algo contrariado e incluso asustado, Gaal reanudó su viaje. Caminó sin mucho afán durante varias horas, meditando acerca de lo que había experimentado, interesado y a la vez asustado por su transformación ¿No había terminado de transformarse? ¿Habría más cambios en el futuro? ¿Cuánto durarían estos? Eran respuestas que en aquel momento no estaban a su alcance, y que no lo estarían hasta que terminase su misión y volviese, si es que lo hacía, a la sociedad okea.

Cerca del anochecer, Gaal se debatía entre pararse a descansar o caminar durante un par de horas en la oscuridad cuando percibió un sonido tras él. Disimuló bebiendo algo de su odre, mirando de reojo hacia el arbusto donde había detectado movimiento, cuando descubrió una pequeña bolsa de cuero asomándose bajo las hojas. No tardó en identificarlo como la bolsa de Nebur, y una cierta angustia por el destino del chico le sobrevino.

Tras sumergirse bajo el agua y sentir aquella extraña de "empatía", intentó comunicarse con Naar. Deseaba preguntarle si había averiguado qué era lo que el sacerdote Okea había percibido sobre él durante la ceremonia en la que se había convertido. También deseaba trasmitirle a Naar que se encontraba bien, y saber si Naar estaba también bien.

A parte de la aquella nueva y extraña forma de depercepción adquirida sobre la que estuvo meditando, Gaal se sumergió de nuevo y decidió tomar del fondo la madera con forma de bastón que había sentido bajo el agua. Tras sacarla y, a pesar de estar descomponiéndose, Gaal decidió golpearlo contra algún tronco, eliminando las partes podridas, hasta quedarse con lo mas sano.

Carecía de arma alguna, y aquél "bastón" le ayudaría también a caminar en los tramos difíciles.

Gaal continuó el viaje usando el palo sumergido como apollo, y al detenerse percibió la bolsa de Nbur no muy lejos de él - Maldito muchacho - Pensó para sí - Es un maldito obstinado, sin duda. -

Sin andarse con rodeos, Gaal se dirigió directamente hacia donde había visto la bolsa. Sin darle apenas tiempo, le soltó un palazo al joven en la cabeza con su nuevo "garrote". Le dió fuerte, pero no demasiado. - Sal de ahí, Nebur. Hasta un Goblin tuerto te habría descubierto -

Al ver al muchacho salir de entre la maleza, entre ayayayais y uyuyuyuyus, mientras se frotaba el coscorrón de la cabeza, Gaal le increpó - ¡¡O sea que además de imprudente, eres desobediente y cabezota; por lo que veo...  ¿No te dije que mi viaje podía ser peligroso? El pantano de Sobremundo no anda lejos. ¡¡Suerte has tenido de que un orco no haya surgido de él para matarte y comerte asado!! -

Miró al muchacho fíjamente antes de añadir - No puedo volver atras a la caravana, maldito crio estúpido. He de seguir adelante ¡El tiempo apremia! Me temo que me veo obligado a llevarte conmigo, al menos hasta que lleguemos a Willem, supongo. - Mostró un gesto de disgusto aparente - A partir de ahora no te alejarás de mi lado, y cuando te de una orden, la obedecerás sin rechistar ¿esta claro? Eso podría salvarte la vida -

- Anda, Nebur. Date prisa y recoge tus cosas. No hay tiempo que perder. - En cuanto se dió la vuelta, cuando el muchacho no pudo verlo, no pudo reprimir una sonrisa.

Cuando Nebur se dio cuenta de que había sido descubierto ya era demasiado tarde. El palo de Gaal cayó inexorable sobre su cabeza golpeándole y provocándole un prominente chichón. El chico salió de detrás del arbusto tambaleándose mientras se frotaba el lugar del golpe. Gaal le echó una buena reprimenda.

Nebur se mantuvo serio y cabizbajo en un primer momento dando un respingo al escuchar la palabra "orco", pero no pudo evitar una pícara sonrisa cuando Gaal le dijo que debía ir con él. No dijo nada, y en cuanto el okea se dio la vuelta, el muchacho lo siguió de cerca.

Gaal continuó su camino de forma mucho más amena con la compañía de Nebur. El chico se había expuesto a muchos peligros acompañándole, sin embargo, el okea no podía evitar sentirse, de alguna manera, agradecido por la alegre compañía que suponía el chico.

Charlaron de forma distendida durante el resto de la jornada, y el tiempo pasó mucho más rápido para aquella extraña pareja, no obstante, los kilómetros pasaban, y pronto llegó el momento en que la mente de Gaal se centró en su inminente destino.

Sus amigos estaban cerca. Willem se perfilaba en el horizonte a lo lejos, pero el okea no estaba preparado para lo que estaba a punto de ocurrir antes incluso de alcanzar la ciudad-templo.

Lo de cambiar de ficha supongo que te refieres a cambiar en la Sección de Personaje el nombre de "Calypso Darren" por el de "Gaal" así como su  imágen de ávatar. Por cierto ¿en la sección de Clase de personaje qué pongo? ¿Submarinista Okea? :P

Recuérdamelo cuando sea, por favor, que si no se me va la olla.

De todas formas, no habrá sorpresa ninguna. Al fín y al cabo, se hará visible que el PERSONAJE Gaal está asignado al JUGADOR Guy Fawkes.

Guy, ha llegado el momento de postear en la otra escena, pero antes de hacerlo, debes cambiar tu avatar y el nombre de tu personaje. Te había avisado por email y MP la semana pasada pero no debiste leerlo pues no me has contestado. Espero que lo leas pronto o tendré que penejotizarte y sería una pena llegado este punto.

Un saludo