Partida Rol por web

Lucas entonces tomó nuevamente la bolsa con la esperanza de que sus artilugios pudieran hacer más llevadero el aroma a putrefacción que despedía. Lamentablemente, apenas disminuyó un poco.

Le llevó quizás unas 4 horas llegar hasta el puesto de armas. Ya era de noche, y el mismo estaba cerrado.

Cargando esa asquerosa bolsa, cansado aún porque no repuso del todo sus fuerzas tras haber estado tres días en cautiverio, vio tentador el poder descansar en la posada.

Aun así, apareció un viejo méndigo que estaba tirado contra una pared. Este tenía un pequeño jarro donde tenía dos monedas de oro allí.

Lucas podría intentar buscar información en el viejo, descansar en la posada del puesto de armas y esperar a la mañana que abriese, o bien seguir su camino a Lumen como lo tenía planeado.

Se bajó del caballo y estiró la espalda. -¿Eres de por aquí, mendigo?- dejó caer una moneda de oro en la taza -Busco a unos amigos, un grupo numeroso con varios mercenarios y dos individuos que se ve a leguas que sólo se han ensuciado las manos con el vino y las mujeres. ¿Los has visto?

Le enseñó otra moneda de oro -es tuya si me ayudas. Ahora que lo pienso es casi seguro que el más joven incluso te echara una moneda, es así de generoso.

Se quedó esperando la respuesta del mendigo sin hacer ningún gesto violento que pudiera asustarlo.

El mendigo aceptó la moneda pero no miró a Lucas cuando la recibió. Quizás tardo unos instantes, pero cuando pudo revisarle de cerca, habría notado que el mendigo era ciego.

Hace unos días pasaron por aquí un grupo numeroso de hombres. No estoy seguro de sin los que me dices tu, amigo, lamentablemente soy ciego y no sé si eran mercenarios, caballeros, soldados, campesinos o que fuera. Alguien me dejó una moneda... eso es verdad.

Si son los que tu buscas, creo que tomaron la ruta que va al este de aquí. Te recomendaría hablar con el armero por la mañana, quizás sepa algo más que yo.

Dejó caer la moneda. -Reza lo que sepas por mí, amigo, cuando te lo gastes en vino.

Se dirigió hacia la posada del puesto de armas. Buscó al mozo de cuadras y le dio las riendas del caballo y una moneda -Cuídalo bien zagal- en el último momento se volvió y cogió de la silla la bolsa con la cabeza no fuera a poderle la curiosidad al pobre chico y se liara. entró en la posada y se dirigió al posadero. -Buenas noches, estoy buscando una cama, la más barata que tengáis pues ando corto de liquidez. Otra cosa buen hombre no sabréis de algún grupo de mercenarios que esté contratando hombres por aquí ¿verdad?

Pues, ahora que lo mencionas, ha salido un grupo de mercenarios que se hospedó aquí porque llegó muy entrada en la noche, y querían ser atendidos en el puesto de armas.

Lamentablemente no se a dónde se dirigieron. Es probable que el maestro de armas sepa más que yo. Es un hombre frío, no habla casi con nadie, te costará hacer que te responda.

Tomaba las monedas de Lucas. 

Ve a la habitación del primer piso. A tu izquierda.

- Gracias, os haré caso e iré por laa mañana al armero. Me retiro a descansar.

Se fue a la habitación, se quitó la coraza no sin gran esfuerzo. Después se desnudo para meterse en la cama pero en el último momento decidió meter el resto del dinero en la bolsa de la cabeza. Nunca está de más ser precavido. Menudo susto se va a llegar el que intente robarme. Después se acostó a dormir.