Partida Rol por web

tras presentarle a su padre, Samuel Peterson, y a Nathan, un atractivo hombre que trabaja en la granja desde hace unos años, Daphne desensilla el caballo y lo lleva a la cuadra, para luego reunirse de nuevo con todos en el interior de la casa.

Allí, los cuatro se sientan alrededor de una mesa mientras Fátima toma algo de la comida que le ofrecen a modo de cena. Antes de irse a descansar, tienen tiempo de charlar unos minutos.

La aparición de la joven maestra no había sido como ella había esperado. A pesar de aparecer magullada, herida y con una marca de disparo en el abdomen no solo no había sido recibida a tiros....lo cual era mucho más de lo que esperaba, sino que tambien la estaban invitando a comer. Fátima, completamente azorada y con la cabeza baja había aceptado la ayuda de Daphne y su familia. Al ver la familiar estampa la joven sintió una punzada, añorando a sus padres ¿estarían a salvo? ¿Habría llegado la infección hasta ellos? Tampoco pudo evitar preguntarse si habría algo entre natham y Daphne, o que habría pasado con la madre de la joven. Las preguntas que cualquier persona se haría en una situación normal. El simple hecho de hacerse preguntas tan banales hizo sentir a la joven una mezcla de culpabilidad y de bienestar.

No se como agradecerselo comenzó dejando morir las palabras en el aire

A la luz de la vela que hay encendida sobre la mesa, el hombre la observa con gesto serio pero carente de hostilidad. De vez en cuando mira a su hija y vuelve la mirada de nuevo a la recién llegada.

- Tranquila, no hay nada que agradecer. Parece que esta pesadilla no va a ser algo pasajero que se acabe en unas semanas. O mucho me equivoco o esto está totalmente fuera de control y nos vamos a necesitar todos. Al menos todos los que quedemos con vida.

El hombretón compone su sonrisa más cautivadora para dirigirse a la chica.

- Veo que estás herida en varios sitios, ¿te atacaron los zombis?, ¿necesitas medicinas?

Fátima sonrió como respuesta a Peterson y bebiendo del vaso de agua respondió a Nathan mientras un escalofrío recorría su espalda.

En realidad tuve más problema con las perosnas que con los zombies. Los zombies solo me hicieron un par de rasguños...y afortunadamente, parece que no se contagía así porque aquí sigo.—la chica hablaba con expresión lejana, como si hubiese visto más casos— Fueron las personas las que me golpearon e intentaron violarme, y tambien las que me dispararon. Y no por miedo... solo se aprovecharon de que no había nadie para impedirselo.

Salvo yo... no voy a sobrevivir a zombies para que me maten dos moteros macarras

Las heridas creo que poco puedo hacer por ellas mas de lo que hice... ahora solo falta tiempo.

El anfitrión cruza una mirada con Daphne cuando escucha lo del intento de violación.

- ¿Ves por lo que no quiero que salgas sola?. No podemos confiar en nadie que no nos demuestre claramente que no tiene malas intenciones.

- Fátima, ¿qué planes tienes?, ¿hacia dónde te dirigías?. Nosotros planeamos defendernos aquí. Tenemos pozos de donde sacar agua, animales y cultivos para conseguir comida... pero solo somos tres. Tenía otros tres hijos pero...

Una mueca de dolor cruza su rostro.

- El caso es que si quieres, no nos vendrá mal tu ayuda. Podrías quedarte aquí con nosotros y esperar ayuda. Hemos pintado en el tejado unas letras para que los helicópteros nos vean... dentro de unos días o unas semanas todo se habrá solucionado, espero.

Intentaba salir del estado—explicó—tengo miedo de que decidan tomar medidas extremas... ya sabe, bombardeos... Hasta ahora parece que han utilizado otros medios, como acercar a los zombies con música y dispararlos pero si esto se ha extendido no creo que se anden con tonterías.

Fátima sonrió dulcemente antes de continuar, parecía finalmente algo mas relajada y menos alerta que cuando había llegado, aunque aún temía que ocurriese algo a aquella buena gente

Aunque claro, si hacen eso...este lugar no es ma peligroso que cualquier otro, además...parece un buen lugar...y parecen buena gente

Dado que es realmente tarde, todos deciden acostarse a descansar. Como la casa está cerrada a cal y canto con las ventanas tapiadas y además hay un vallado de madera en todo el perímetro de la granja, se sienten lo suficientemente seguros como para no hacer guardias nocturnas. No en vano, en los últimos dos días no han visto ningún zombi por los alrededores de la granja.

A la mañana siguiente, es hora de tomar algunas decisiones de futuro...

La chica se levanta risueña, le da a su padre un beso en la mejilla y revisa lo que hay para desayunar. Las gallinas proporcionan un buen suministro de huevos y cree que hoy pueden permitirse el lujo de desayunar como Dios manda con la jóven que rescató anoche. Daphne se siente estupendamente, como una heroína que ha salvado de la muerte a una persona.

- Buenos días a todos. ¿Cómo te encuentras esta mañana?, espero que hayas descansado. -luego se gira a su padre y sigue hablando- Papa, ¿hora de rastrear las ondas con la radio o encendemos el generador y ponemos la tele un rato a ver qué dicen?

Luego se detiene un segundo pensativa...

¿Fátima habrá estado al tanto de las noticias estos días?

- Fátima... ¿has oído la radio o visto la tele mientras intentabas salir de Birmingham?

Fátima había saludado a la peculiar familia despues de su primera noche de sueño profundo despues de que comenzase todo. Aún tenía ojeras, pero tenía la cara mucho menos demacrada que el día anterior y llevaba la otra camiseta, de un tono azulado que había metido en la mochila, en previsión de lo que pudiese pasar. La camiseta verde oscura, sucia de sangre, a la que había bautizado como  "camiseta de la violación" a pesar de que no habían logrado consumarla, habia ido a parar al cubo de basura.No quería saber nada más de ella. El chaleco antibalas, las armas, el casco y la demás parafernalia de seguridad que había adquirido tras el tiroteo estaba junto a su cama... no así su arco, que lo llevaba como si se tratase de un amuleto y descansaba a sus pies.

Por primera vez desde el incidente, Fátima se las vio tambien con un desayuno decente al que ella añadió el pequeño queso que aún no había consumido. Cuando Daphne hizo la pregunta, Fátima se quedo callada unos momentos con la mano en la sien. Pensativa y dando vueltas a collar con la mano.

La radio— murmuró —La radio...la verdad que no se hace cuanto tiempo hace que no oigo noticias... La última vez que oí algo fue el mismo día del incidente. Yo estaba en el instituto con los chavales y Matt Murphy estaba informando de lo que ocurría. Después las comunicaciones se cortaron por la falta de electricidad. —Fátima comprendió de pronto que contar su historia para explicar lo que sabía era demasiado largo así que abrevió— como sabía que Matt Murphy estaba vivo, fuí hasta la estación de radio donde emitía porque...bueno, supongo que porque no quería estar sola y porque sabía que estaba encerrado con dos zombies. No podía pasar junto a la  radio y no hacer nada.

Cuando llegue estaba moribundo, pero me contó que los aeropuertos y carreteras estaban cerrados, que había habido algún caso en la capital y que querían poner en cuarentena el estado y el país al completo en estado de emergencia. Despues de eso... no sé nada. Solo lo que ví que fue como intentaron matar a todos los zombies con esos helicopteros. Se que me vieron, pero no hicieron nada por ayudarme—la maestra se encogió de hombros—al menos no me dispararon y vi los cierres militares de la carretera. Pero también ví un soldado zombie en el exterior.

Fátima sin saber muy bien que más decir o esperar concluyo intentando poner una nota de humor a pesar de que no tenía ninguna gana de reir.

¿Me he perdido alguna "buena" noticia?

Nathan pone cara de circunstancias.

- Me temo que no han dado ninguna buena noticia. De hecho, la tele dejó de emitir por los canales normales al segundo día, y la señal fue reemplazada por el servicio de emisiones de emergencia, o algo así creo que se llamaba... no importa. Eso también dejó de funcionar ayer, así que lo de probar suerte con la tele creo que es una pérdida de tiempo, ¿no jefe? -se gira hacia el señor Peterson.

El hombre asiente con gravedad.

- Cierto hija, ayer no te lo dije cuando volviste. El canal de emergencias ha dejado de emitir tambien...

El hombre coge la taza de café caliente con ambas manos y la mira como si pudiera encontrar en ella la inspiración para lo que va a decir.

- Hija, Nathan... Fátima. Quiero que me escuchéis, porque he estado reflexionando esta noche. Ayer Fátima dijo una cosa que no ha dejado de darme vueltas en la cabeza. ¿Y si no estamos seguros aquí, a pesar de lo que parece?, ¿y si sus sospechas son ciertas y lanzan armas de destrucción masiva sobre las poblaciones?, tal vez no armas atómicas, ni otras armas "sucias", pero sí armas de alta concentración explosiva o indendiarias... que podrían terminar afectándonos estando a apenas cuatro o cinco kilómetros de Pell City...

Levanta la vista y les mira a los tres. Esperando sus opiniones.

- Quiero que votemos. Tenemos la furgoneta y tenemos caballos para los cuatro y provisiones para unos días de camino. Podríamos ir a una reserva natural que tengamos cercana como la de Cheaha al este o bien ir al norte, a Huntsville, ya que la única comunicación de radio oficial la recibimos de allí hace un par de días.

Fátima miro a su izquierda, posandose en la esquina de la mesa. Aquella hospitalidad la gustaba pero no veía justo que ella formase parte de la decisión. Al fin y al cabo ella no perdía nada yendose pero si aquella gente dejaba todo a merced de los ladrones por unas paranoias fruto del estres de los últimos días no se lo perdonaría... Ya había tomado demasiadas decisiones en su "viaje".

Señor Peterson... esta no es mi casa, no tengo nada en juego aquí... acabo de llegar y han sido ustedes muy amables... una decisión como esa no me corresponde. Además, siendo tres no podrán empatar.

Por un momento la chica pensó en preguntarles si tenían algún sotano pero recordó la pelicula "Cuando el viento sopla", que había puesto a sus alumnos y por lo que había estado a punto de ganarse una amonestación y los pelos se la pusieron de punta.

- Yo voto quedarnos, señor Petersen. No creo que se dediquen a lanzar más bombas... ¿no?. Quiero decir, si la cosa se ha descontrolado y no han podido contener a los zombis en las ciudades, no tiene sentido bombardearlas.

El hombre habló intentando aparentar convicción, pero seguro que era evidente para todos que no tenía ninguna seguridad en lo que estaba diciendo. Miró de reojo a la bella mujer que Daphne había rescatado y deseó no haberle parecido un idiota por el comentario.

Daphne se lo piensa mucho, con todas las miradas fijas en ella. Y finalmente la respuesta parece sorprendele incluso a ella:

- Voto que nos vayamos. Llevas razón, papa. Quizá esta sea nuestra tierra, y la consideramos defendible, pero quizá sea una falsa sensación de seguridad -mira a Fátima un momento y continúa. No solo los zombis son un problema. Fátima ha dicho que intentaron violarla unos hombres... ¿y si viniera una banda de cuatro o cinco desalmados dispuestos a quedarse con nuestro refugio por la fuerza?.

Suspiró mirando a su padre a los hojos.

- ¿Creo que estaremos más seguros en movimiento, listos para irnos a cualquier parte cuando surja una amenaza?

Asiente con gravedad sopesando las respuestas de cada uno.

- Nathan prefiere quedarse. Daphne elige que nos marchemos. Fátima prefiere no opinar. Así que como bien apuntaba antes nuestra invitada, no podremos empatar.

La pausa que hace antes de decidirse mirándoles alternativamente a unos y otros, les pone a todos de los nervios. Finalmente, se decide a continuar.

- Nos vamos a Huntsville. Cogeremos los caballos, así podremos salirnos de la carretera si las cosas se ponen feas, y meternos por casi cualquier sitio. Cogeremos la carretera 174 que tenemos al norte y la en dirección norte. Son cien millas, tardaremos... unos tres días. Podemos llevar suficiente comida para el viaje, y una vez allí, si las cosas no están bien, podemos aprovisionarnos y decidir otro rumbo o incluso volver aquí.

Comprueba el efecto que sus palabras tienen en los demás y luego da una palmada alegre en la mesa.

- ¡Venga, salimos ya mismo!. Nathan, ensilla los caballos, Fátima, ayuda a Daphne a dejar todo cerrado antes de salir. Yo prepararé las provisiones. ¿Tú traías unas mochilas en la moto, verdad jovencita?. Si necesitaras algo más, nos lo dices.

Llevan a los caballos a paso lento y cauto. Siguen la carretera hacia el norte y pasan rápido por la pequeña población de Odenville, que desde lejos se ve abandonada e infestada de zombis. Cuando se topan con algunos cadáveres andantes espolean a los nerviosos animales y rápidamente los dejan atrás. Cabalgan en silencio, hasta que el cansancio y el hambre aconsejan parar a descansar y tomar un bocado, cerca ya de Springville...