Partida Rol por web

Miro al gnomo con los ojos muy abiertos ¿acaso no había escuchado nada de lo que ella había dicho? Negó con la cabeza -No, Bharash tiene toda la razón, no he escuchado peor idea, niños y ancianos no pueden luchar, tampoco me parece tan buena idea lo del islote, os recuerdo que según nos dijo Bharash- lo miro -hay uno que vuela, ahí estamos vendidos, además de que habrá gente que no sepa nadar- miro al gnomo, pues recordó su intento de nadar fallido.

Luego se centro en Llel y el hipotido -Creo que entre la maleza es la mejor opción, la torre es un sitio demasiado chico y derruido para meter a gente, y es campo abierto, es tan mal sitio como la playa, pero necesitamos esas armas, por eso creo que Llel seria la mejor opción para recogerlas con alguno más, por si necesitas echar la puerta abajo y volver con ellas lo antes posible- miro a Bharash -Te necesito aquí, yo iré a explorar, soy silenciosa y rápida, en caso de distraerlos soy la única que no necesita armas, podríais coger troncos y ramas he improvisar lanzas, pero tu y Thalosius, sois los únicos más versados en combate cuerpo a cuerpo, y sois los más grandes, estas gente os seguirán, necesitan líderes que los inspire a luchar- luego miro a su alrededor -los niños, ancianos.... igual sean buenos candidatos para resguardarlos en la torre Llel, no son muchos y estarán más lejos del combate- suspiro -creo que ya esta todo dicho- 

La gata puso cara rara y después intenté imitar la al escucharla pero salio mas una mueca de sorpresa que la felina mirada matadora ...

- no no en el islote hay unas salas subterraneas y si tapamos la entrada con la piedra hace falta inteligencia y mucha fuerza para retirar la piedra ... ademas los voladores tal vez no podrán entrar dentro del laboratorio del mago y el almacén ... y que yo sepa aquí ahora yo tengo poderes suficientes para luchar pero claro yo sólo contigo no somos suficientes si son muchos perros ... puedo crear ilusiones ... dormirlos ... quemarlos ... pero para eso debo estar vivo el tiempo suficiente jajaja , no como mi tío Lilas ... se metió en la cueva de un oso para estudiarlo y no pudo tomar ni la primera anotación jajajaja pobre tío .... el oso era agradable .... fue vecino nuestro 3 años ...-

Miré a la mujer gata. - En la torre se pueden refugiar los no combatientes, en la maleza, todos estariamos bastane aislados, y sin capacidad de maniobrar. Seria un " salvese quien pueda ". No vi todo lo que habia en la armeria, pero con suerte habrá algun arco y flechas, para encargarnos de ese ser volador. Además contamos con tu magia. - Dije mirando al gnomo. 

- Propongo llevar a todo el grupo a la torre y defenderla. Para ello podria adelantarme con algunas personas para abrir la armeria y empezar a montar alguna defensa, mientras el resto llega en gurpo grande para protegerse. 

Negó con la cabeza, no iba ha seguir discutiendo, si querían defender la derruida torre y pelear a campo abierto, donde sin duda los perros los cogerían, pues corrían más seguro y el volador podía volar sin peligro a que sus alas se enganchasen, ellos mismos, ella cumpliría su parte de exploradora e intentaría darles tiempo aunque no sabia muy bien para que, sería un milagro si se salvasen -como queráis-

Se encogió de hombros y se dispuso a irse desde donde venia el siseo, para ver cuanto tiempo les quedaba y ver cuantos eran.

- Yo solo puedo hablar del escondite del islote ... no se mas ..., el grandote aprece el mejor estratega ... asi que yo hare mi magia y quemare cosas ... pero me da igual donde, si sobrevivimos jejeje -

Con los brazos cruzados, escuchó lo que todos tenían que aportar. Se barajaban varias posibilidades, muchas opciones y ninguna le gustaba. La situación era terrible. Se enfrentaban a un enemigo desconocido, en una tierra extraña con hombres que en su mayoría eran granjeros y comerciantes, amen de niños y ancianos.

- Sin duda lo que planteáis todos tiene un cierto sentido. Pero al igual que Sarabhi tengo mis reservas. Cualquier opción presenta peligros e inconvenientes.  – Se giró y apoyó su enorme mano sobre el hombro de la felínida. – Ninguna opción nos da garantías, pero debemos permanecer juntos. Solo así podremos sobrevivir a esta noche. –

La miró a los ojos y sonrió y no paró hasta que ella se la devolvió. El zumbido iba en aumento, como un constante recuerdo del horror que se aproximaba hasta ellos. Entonces volvió a girarse hacia todos.

- Entonces sea así. Iremos al torreón y en él, prepararemos nuestra defensa. Sarabhi se irá con Cornius y otra persona para intentar traer información de este ejército que parece estar avanzando hacia nosotros. No os arriesguéis más de lo necesario, en cuanto sintáis peligro volver – Cornius asintió. Señaló entonces a Llell y Zook. - Vosotros os adelantareis con un grupo para conseguir las armas y empezar a preparar las defensas. Id dejando marcado el camino para que podamos seguiros. Por último, Bharash y yo prepararemos a los hombres y llevaremos a todos hasta allí. –

Con fuerza, sonrió y chocó sus puños frente a él

- Animo amigos, esta noche no somos desconocidos, no somos gente perdida, ¡Somos hermanos! ¡Hermanos que sangran juntos! ¡Hermanos que lucharán los unos por los otros! No sabemos que oscuridad viene a por nosotros, pero sin duda le plantaremos cara y le demostraremos que la fuerza de nuestros corazones y voluntades son más fuertes que los horrores que puedan traer. ¡Sabéis vuestro cometido! ¡MARCHAD! –

Y con esta última arenga, el concilio se rompió y tras mirarse una última vez, cada uno marchó a realizar su tarea.

El joven guerrero encargó a los ancianos tener a los pequeños bajo control e instruirlos sobre como tenían que proceder si eran asaltados durante el viaje. Una información muy valiosa ya que sería lo más probable. 

Intentó influenciar en el ánimo de los que participarían en la defensa, pero le costaba mantenerse optimista  cuando conocía el horror al que se iban a enfrentar, por lo que, aunque sus rasgos no eran muy expresivos debido a la dureza de sus escamas, si dejaban translucir sin querer ese pensamiento.

Con el hipótido habló de como sería la formación durante el viaje, aunque dependía un poco de las armas que pudieran traer consigo sus otros compañeros. Intentaron ver si alguno era bueno con la honda o con la lanza, pues eran armas fáciles de fábricar, sobre todo la primera mencionada*

De camino a la torre me dediqué a recoger todo tipo de ramas finas, espinas, y cualquier cosa que me sirviese para improvisar herramientas para abrir la maldita cerradura de la armeria. Como deseaba tener alguna daga o espada corta en alguna de mis multiples manos... 

Al llegar a la torre me dediqué un rato a intentarlo, esperando conseguirlo. Y si no, siempre podia pedirle a Zook que rebentase la cerradura con magia. Tal vez pudiera conjurar acido para derretir la cerradura o algo asi. 

No tenia muy claro que podia hacer salvo destrozar la torre o algo asi, pero intente ayudar al aracnido, aunque estuve mas estudiando su cuerpo que otra cosa, aunque tenia buenos dedos, pequeños y conocimientos de naturaleza para encontrar material ...

Todos sabían lo que tenían que hacer y se pusieron a ello inmediatamente. Podían sentir la tensión, el miedo, la incertidumbre, pero también un convencimiento, el de que no se rendirían sin luchar.

Sarabhi se internó en la espesura con el Mida y un semi-elfo que se ofreció voluntario para la misión. Juntos, comenzaron a avanzar entre la maleza, hacia el lugar del que el dracónido les había indicado que había venido. La maleza abarcaba todo el lugar y hacía que orientarse por aquel lugar fuera difícil. Intentaron abarcar más terreno, distanciándose un poco más y guiándose, haciendo sonidos de animales. No sabían cuanto se habían adentrado en aquella selva, casi estaban dispuesto a dar marcha atrás, cuando lo olieron. Azufre y muerte. Tal y como lo había descrito Bharash. Estaban cerca.

El Dracónido, sintiéndose un extraño y totalmente desanimado por el horror que sabían que intentarían enfrentar esta noche, dejó que fuera el hipótido el que se encargara de motivar a aquellas personas y vaya si era bueno. Su voz se alzaba por encima de los murmullos y sollozos y pronto, todos estaban de pie y lo más importante, un propósito en sus corazones. En breve, todos se prepararon y en poco tiempo estaban casi preparados para moverse. Viendo la complexión de algunos de ellos, Bharash se les acercó y les consultó si habían usado alguna vez una lanza o una honda. Se sorprendió gratamente al comprobar que más de uno conocía el manejo de alguna de estas armas lo que les permitiría tener cierta ventaja contra aquella criatura voladora. Cuando todos estuvieron listos, comenzaron a caminar.

La avanzadilla formada por Llell, Zook y varios hombre más, avanzaron rápidamente por el camino haciendo marcas en algunos árboles para que luego el grueso pudiera seguirles. La buena orientación del Arania les permitió llegar en poco tiempo al lugar. El camino lo había aprovechado y había ido recolectando elementos para poder fabricar con ellos una ganzúa improvisada por lo que en cuanto llegaron al lago y la torre que se encontraba junto a él, se encaminó a la cerrada puerta y empezó a trabajar en ella. Zook dio varias indicaciones a los demás para que recolectaran maderos. Había un agujero en la pared y sería conveniente tapiarlo. Cuando las órdenes fueron dadas, se encaminó hacia el interior donde Llell seguía trabajando en la cerradura. Y entre ambos, terminaron por oír aquel característico clank al abrirse la cerradura. Se sorprendieron gratamente al ver en el interior diferentes armas de distintos tamaños y formas. Espadas, dagas, algún arco, incluso un espadón. Había también alguna armadura metálica aunque algo desgastadas.

Finalmente llegó el resto del grupo con Thalosius a la cabeza quien felicitó a Llell y Zook por el descubrimiento. Hicieron sacar las armas y se las repartieron según las aptitudes que tuvieran. El zumbido seguía aumentando y su mirada se dirigió a la luna que ya asomaba entre las nubes mientras el sol terminaba de desaparecer por el horizonte de ramas y hojas. Sus miradas se fijaron una vez más en aquellos árboles con la esperanza de ver el grupo de exploración, pero estos aun no habían llegado.

Entonces volvieron a lo importante. Aun quedaba mucho por hacer.

Porfin conseguimos acceder a la armeria. Era una enorme sorpresa lo que nos encontramos allá. Entré y me agencié una espada corta y una daga. Solo me faltaba una ballesta a la espalda para sentirme listo para el combate, pero tendria que servir. 

El hipotido nos felicitó por el trabajo y en seguida nos preparamos para defender la posición. Esperaba que Sarahbi y los otros dos nos dieran información pronto.

No tenia ni idea de batallas de ese estilo, pero si sabia pelear. Asi que decidí ayudar a preparar a los combatiendes mientras los otros se ocupaban del resto. Empecé a dividir a la gente en grupos de tres, de tamaño y raza similares. La gente tendia a confiar mas en aquellos que eran como si mismos. Una vez agrupados me subí a unos unos troncos que habia por allá para que todos me vieran. 

- Escuchadme! - Dije en alto juntando las manos delante de la boca para aumentar la potencia de mi voz. - Hoy peleamos por nuestras vidas. - Decidí ser sincero. - Quedaos siempre con vuestros compañeros, luchad siempre junto a ellos. Tres contra uno. Será dificil contenerlos, pero podeis lograrlo asi. No quiero heroes en esta batalla. Si sabeis esgrima bien. Si sabeis pelear sucio tambien. Se trata de matar antes de que os maten. Hay ancianos y niños que dependen de nosotros. No hay honor en esta lucha. No hay misericordia. Solo victoria o muerte! - Terminé gritando y alzando los cuatro puños, esperando que todos me secundarán. 

yo era un luchador de distancia asi que no seria defensa exterior ... tome al grupo que eran arqueros y lo colocamos en las posiciones de la torre que permitian defender el aire asi como las posibles entradas ..., colocandome tambien yo en un lugar donde poder defender el maximo de zonas, asi como espacios para que me avisaran y moevrme dentro de la torre para atacar y defender desde el interior las zonas con problemas con mis conjuros 

Barash envidiaba a aquel hipótido, que parecia saber inflamar el coraje de los allí presentes. Incluso sintió como su pesimismo parecia ocupar un segundo lugar. Cuando sus compañeros llegaron preguntó si había algún arma a dos manos para él. Si no era el caso, se contentaria con pedir ayuda a uno de los lanceros para fabricarse una lanza para él. Luego se repartieron las tareas y él se encargó de montar las defensas interiores, aunque él luego esperaba quedar en el exterior, dispuesto a enfrentar a aquellos canes, sobre todo.

Habló con los que quedarían dentro para que buscaran recipientes aptos para calentar agua en ellos y que pudieran derramarlos luego desde lo alto. También había que reforzar la puerta de entrada y para ello fue preguntando si alguno era carpintero o constructor. Ellos conocian mejor que nadie los puntos fuertes y débiles de un edificio. Información que podia ser útil para conocer otros puntos del torreón a mejorar con los escasos materiales de los que disponian.

Cuando escuchó a Llell se colocó a su lado y posó una mano sobre su hombro con confianza - Cuanta razón en vuestras palabras. Ellos no tendrán piedad, lo se de buena mano. No permitamos que logren su cometido. Juntos podemos, pues una rama solitaria se resquebraja pronto, más un buen manojo de ellas es más dificil de partir -

Con la llegada de todos a la torre, los que podían se pusieron inmediatamente a ayudar con las defensas, trayendo materiales o montando cercas que impidieran a las criaturas cercarlas. Bharash sonrió ampliamente al ver el espadón que había en la sala de armas y con él en la mano se sintió mucho más seguro de si mismo. Tanto fue así, que cuando oyó al Llell arengando a las tropas, sintió la necesidad de apoyarlo con sus palabras. Y aquellas dos voces que luchaban por insuflar valor en sus corazones, calaron hondo en los que los escuchaban, las caras largas dieron paso a miradas de determinación, a puños alzados, a esperanza.

Zook posicionó a los honderos en lo alto de la torre donde tendrían una posición ventajosa. Incluso se subió a lo alto de la torre de madera que había sobre el edificio. La torre había visto mejores tiempos, pero podía soportar sin problemas su peso. Todos parecían listos para la batalla. A los niños y ancianos se les metió en las celdas para que estuvieran resguardados.

No muy lejos de allí, Sarabhi dio indicaciones a Cornius y al otro explorador para que se abrieran y se ocultaran entre los altos de los árboles. Una vez allí, arriesgó para mirar y lo que vio, la horrorizó. Decenas de aquellos perros infernales que había descrito el dracónido. Como una marea negra de carne, hueso y fuego. Los había de distintos tamaños, unos más pequeños y rápidos, otros más pesados y lentos. Incluso pudo adivinar que algunos tenían un extraño pelaje sobre el cuello y exhalaban humo de su boca. Podía asegurar que aquellos eran los alfas. De hecho, vio como uno alzaba la nariz y olisqueaba el aire.

Rápidamente se ocultó, esperando que no la detectaran ¿Cómo podrían? Estaba contra el viento. Entonces lo supo, porque oyó su grito. El tercer explorador cayó cuando una de esas criaturas saltó al árbol en el que se ocultaba y le hacía caer al suelo. Apenas fueron unos segundos de gritos mientras aquellas criaturas le devoraban. Hizo una señal a Cornius que tenía la vista apartada. Debían irse rápidamente de allí. Solo cuando supieron que estaban lo suficientemente lejos, empezaron a correr.

El campamento iba cobrando forma, cada uno hacía su tarea y casi parecían organizados. Pero entonces, corriendo entre las ramas, aparecieron Sarabhi y Cornius, sudando y sin aliento por la carrera.

Thalosius se abalanzó sobre ellos.

- Tranquilos amigos ¿Qué habéis visto? ¿Dónde está el tercero? –

Miró hacia el lugar por el que habían venido, pero al no ver a nadie llegar, volvió a mirar a los dos supervivientes que negaban con la cabeza.

- Muy bien amigos, contádmelo todo. –

Y así, Sarabhi les habló del ejército de perros terribles que se aproximaba a ellos y de como no habían visto a la criatura voladora.

- No nos desanimemos compañeros. Puede que ellos sean muchos, pero nuestros corazones valen por mil de ellos. Esta noche prevaleceremos. Terminemos de prepararnos. –

Y todos se marcharon, prestos a tomar posiciones y prepararse para la batalla.

Tras escuchar las malas noticias por parte de Sarahbi me puse algo nervioso. No tenia ni idea de como nos ibamos a enfrentar a esas bestias... 

- Bharash, me quedaré a tu lado. Podemos intentar abrirnos paso y tratar de cortarle la cabeza a la serpiente. En este caso el perro alfa que decia Sarahbi. - Propuse al enorme guerrero draconido. - Si nos cargamos al lider de la manada, puede que pierdan algo de fuelle y nos hagan la batalla mas facil. 

El Mapa del lugar.

A: Entrada a la torre

B, C, D, E: Lugares donde se situarán los defensores, Los maderos son las barricadas que habéis montado

F: Parte de arriba del edificio, tiene una torre de madera que da más altura y visibilidad.

Con aquel espadón en su haber el dracónido se sentia mejor, más confiado y propenso a visualizar aquella victoria. Colocó una mano reconfortante en el hombro de la felinidad intentando aportarle calma y seguridad mientras narraba su historia.

Arrugó el ceño ante aquella visión pero ya no se iba a arrendar. Al menos no de momento. - Creo que hay más de un alfa compañero. O así he entendido yo. ¿Me equivoco Sarabhi? Pero si, quiero pelear a tu lado. - asintió con vehemencia para después rascarse pensativo con una de sus afiladas garras el gaznate.

-¿Podemos encender un par de hogueras a ambos lados? Unas cuantas teas preparadas al lado podrian ser un buen recurso si traspasan las barreras que hemos improvisado. Seguro que su pelaje arde de maravilla - resopló por sus ollares y parecia que sonaba a risa.

- Compañeros, creo que yo deberia colocarme arriba, tanto apra poder atacar a los enemigos voladores, como a los de todos los lados, ya que parece que soy el unico mago del grupo, aunque creo que hara falta tambien cuerpo a cuerpo arriba por si los alados se posan, podria acabar con todos los honderos ... -

me coloco arriba de la torre, indicando a los honderos que si hay problemas en algun lado me avisen para dar apoyo (F)