Partida Rol por web

-Puede ser, se la conoce como la mujer sin rostro y dicen que trae dolor, muerte y todo eso contra lo que combatimos, por otro lado los nigromantes son débiles a la luz del sol, aún es de noche pero creo que Mia y yo podríamos combinar nuestros poderes y acabar con ellos, eso siempre y cuándo que todos los clanes orcos estén derribando la puerta, si solo las gárgolas se enteraron entonces creo que podremos esperar aquí hasta el amanecer y de paso reponernos-

- Yo estoy al limite - Digo con demasiado pesar - Temo que si no descansamos aquí hasta el amanecer estare muy limitado durante el combate, por otro lado creo que tratar con esa mujer ahora mismo seria incluso mas peligroso que hacer cualquier otra cosa -

- Por fin. - Dijo Khivit dejándose caer de espaldas al suelo. - No sé qué prisa teníais por dejarnos atrás...

Soltó un resoplido por la nariz y descolgando el petate empezó a rebuscar algo que llevarse a la boca.

- Así que esa esfera habla. ¿Eh? ¿Y no os ha dicho nada más? ¿Como por ejemplo dónde guardan los orcos sus provisiones? No es que me atraiga la gastronomía orca, no os extrañéis, pero quizás tengan algo mejor que pan rancio de hace días.

     -Debemos descansar, es verdad. Estamos débiles sin la magia, aunque, Fafnir... tú estés mejor, no creo que sería prudente que lo intentes solo. Además ¿qué es lo que hay tras la puerta grande, esfera? -inquirió la chica. Todos recordaron que, cuando salieron bajo tierra, hallaron dos puertas: la pequeña daba a la sala del cuadro, las escaleras, y aquí; pero nadie había entrado por la puerta grande.

-Los protectores de la llave, los Hechiceros de Hueso, ellos moran tras la puerta doble. 

   Mía miró al íncubo, -Fafnir, ¿tú vas a enfrentarlos solos? ¿No sería mejor escondernos y esperar a mañana?

   -He matado casi a todo el pueblo con mi poder -explicó el tigre, que había usado todo su maná en un hechizo de Tsumani, ahogando más orcos que los que pudiera contar -pero deberíamos alimentarnos, descansar y atacar al amanecer.

    Viento y los que fueron a la cueva recordaron la puerta con el candado en forma de calavera, era obvio que los guardianes esos custodiaban dicha llave. Mía tenía casi todo su poder, lo mismo que Fafnir. Tempestad estaba vacío, Bregor al borde de sus existencias: debían usar la cabeza para no morir.

- Descansar y recuperarnos es lo mas sensato, comer algo y quizas dormir aunque sea unas horas por turnos, no creo que estemos precisamente en condiciones de seguir enfrentando enemigos -

Por otro lado sentia curiosidad por esa esfera y sobre todo por la mujer del cuadro.

- Esfera, ¿podrias decirme donde se encuentra la mujer del cuadro y cual es su nombre? -

    La esfera tititalaba cuando hablaba -La Mujer Sin Rostro cuida el cetro, así como los Necromantes guardan la llave -estaba hablando de los Guardias de Hueso, que supuestamente se hallarían al otro lado de la entrada grande.

     -La Mujer sin Rostro es hasta temida por los Necromantes; si la única debilidad de ellos es la luz del sol, imáginaos que ella es un Dios ultraterrenal. Ella es la muerte.

-Creo que Mia y yo somos suficientes para los necromantes, sin embargo no se si se seremos suficientes para la misma muerte, soy demasiado joven y bello para morir ahora y me deben muchas citas, por lo que esta vez optaré por descansar, sin embargo más que nuestras raciones de viaje veo dudoso que podamos conseguir comidas, salvo que les guste el orco pasado por agua- miré a Tempestad- sin ofender...-

El kobold devoraba las provisiones sin perder detalle de lo que hablaban a su alrededor, con la boca llena y la cabeza medio levantada seguía intrincado en cómo superar el reto que se les ponía por delante. Dejó su petate en el suelo y se acercó a la esfera, a medio camino se giró bruscamente para asegurar que nadie le tocaba las provisiones y lanzando una mirada desconfiada a los presentes siguió avanzando.

- Esfera... Respóndeme a algo: ¿Cómo de Muerte es o está esa mujer? Es decir, en el caso supuesto de que alguien decidiese devolverla a la vida. ¿Cómo le afectaría eso? ¿La destruiría por completo, o por el contrario la haría increíblemente poderosa?

Khivit había empezado a urdir un plan, pero le faltaba información para concluirlo y esperaba que al esfera le diera todos los detalles.

- Fafnir no puedes cometer semejante acto - Digo en modo de broma - ¡¡¡Esas pobres mujeres no puedes dejarlas sin tu deslumbrante compañia!!!! ¿existiria acaso crimen peor?? -

Bromeaba mientras pensaba, los nigromantes eran enemigos poderosos, pero esa mujer si era nuestra enemiga lo seria aun mas, la cuestión era ¿por que tenia que ser nuestra enemiga?, aparte claro del hecho de que necesitamos el cetro.

       -Ella no está muerta -aclaró la esfera -ella es la Muerte misma, sin ojos para juzgar a sus víctimas o verlas. Solamente quita las vidas, esa es su magia. Nadie se le acerca, guarda gran poder. 

       La bola roja titiló antes de completar su respuesta de acuerdo con la pregunta de kobold. -La muerte es el antónimo de la vida, quizás la vida mate a la muerte, si esa es tu pregunta. Más no puedo responderte sobre ello, pues nunca se ha intentando.

        Fafnir y Viento aprovechaban para bromear un poco en aras de alivianar la tensión. Al tigre no le molestó la broma del íncubo y se relamió como toda respuesta: a él la carne de orco le parecía deliciosa.

El plan de Khivit terminaba de moldearse, la esfera le había dicho precisamente aquello que esperaba oír. El fuego se apaga con agua y la muerte se quita con vida. Sin embargo, de nuevo, otra duda le asaltaba.

- Chicos... - Habló el kobold dirigiéndose al resto del grupo. - Si como dice la esfera, esa mujer no es muerte, sino LA muerte. - Dijo remarcando exageradamente el "LA". - Estamos ante una situación complicada: si logramos vencerla, y en nuestro intento la destruimos, estaríamos creando un mundo sin muerte. Sin muerte para nadie.

El kobold se horrorizó ante la idea de ver cadáveres de orco putrefactos, persiguiéndoles sin cesar a pesar de sus cuerpos mutilados. O las grandes ciudades humanas, con almas incapaces de capitular y pasar a mejor vida, poblando las calles junto a los vivos.

- Estaríamos generando más mal que el que puedan generar miles de orcos. 

  Bregor se echó una mano a la cabeza para rascarsela, aquel galimatías se le antojaba  dificil de comprender y ya estaba muy cansado para ello.

  -Decidid lo que querais, pero yo necesito dormir un rato. Avisadme con lo que decidais.

  El guerrero colocó su petate en el suelo a modo de improvisada almohada y se echó un rato mientras oía deator al resto.

                Mia preguntó, antes de también descansar un poco, -Esfera, ¿los Necromantes pueden hablar con la Muerte? Si desean hacerlo, digo… o… mejor explicado: hay alguna forma de hablar con la Muerte sin combatirla.

                La esfera titiló. Tardó un poco más de tiempo en responder esta vez, como si el procesar esos datos para armar una respuesta, fuese algo realmente complicado. Ya todos creían que la maldita cosa roja no iba a responder, cuando habló:

                -Solo con una vida de ofrenda. La muerte puede ser convencida con vidas, nada más.

                Tempestad, que se ya se había acurrucado en un rincón para empezar a dormitar, se erguió de un salto, se puso al lado de su grupo y exclamó:

                -Démosle a los Necromantes…- luego continuó –aunque deberíamos tenerlos vivos, y los Necromantes son los que trabajan con la muerte, o los muertos. Groarrr… me duele la cabeza, me voy a echar un rato a dormir.

- Quizas nos estemos tomando el caso de la muerte demasiado literalmente, recordar que nosotros tenemos el poder de la vida entre nuestras filas y no por eso somos LA VIDA, igual ese ser posee una esfera de poder como nosotros con el poder de la muerte, no creo que la muerte sea un ser fisico personalizado que este aquí ostentando un cuerpo material seria algo extraño -

claro estaba eso era una conjetura mia, tal vez si fuera literalmente la muerte, pero seguia sin poder creermelo.

-Eso es algo que tenemos en cuenta Viento-le dije al joven antes de tirarme en un rincón con los brazos tras la nuca- por eso nuestro pequeño kobold se lo preguntó a la esfera, el puede ser la clave para vencerla, pero sacrificar orcos para hablar con ella o nigromantes para lo mismo no me molesta para nada, como dije creo que Mia y yo podríamos con ellos, sobretodo si esperamos al amanecer. Ahora procuremos descansar, aunque alguien debería hacer la primer guardia-

Asentí a las palabras de Fafnir mientras me tumbaba junto al tigre. Seguía sin tenerle un particular aprecio, pero seguro que era más cálido que dormir contra la pared.

Solté un sonoro bostezo y con los ojos ya cerrado concluí. - Mañana ya se verá...