Partida Rol por web

Por más que Mía intentó sacar otro destello de luz, para evitar que sus compañeros se durmieran, los ojos de todos se estaban volviendo pesados, como si los párpados fueran persianas demasiado cargadas, comenzaron a cerrarse. El tigre igual lanzó sus zarpazos, intentando no solo mantenerse despierto sino acabar con la maldita maga. Brégor también hizo la intentona, esta vez golpeando el portón que detrás encerraba al mágico animal esclavo.

Entonces Viento recordó sobre el Cetro. Lo sostuvo en alto e invocó al Dragón… el chico no quería usar el poder del artefacto pero la situación lo ameritaba. Así que con un golpe sordo la puerta doble se abrió, estallando en pedazos. Detrás asomó un dragón azul, enorme, brioso. Abrió sus enormes fauces y lo que emergió de ellas fue un rayo azul que impactó en la Orca.

Sus gritos llenaron el aire antes de extinguirse junto con la sensación de sueño que atenazaba a los guerreros. Cuando todo hubo terminado, la criatura colosal postró una pata en tierra y se inclinó ante Viento.

-Para servirte, amo –dijo.

  La batalla había terminado. Bregor revertió sus poderes y su piel volvió a tener el color humano de siempre. Con un movimiento de muñeca sacudió la sangre del espadón y lo enfundó.

  -¡Buen trabajo a todos!- dijo al grupo- Deberíamos de romper el encatamiento del cetro y poder hablar libremente con el dragón. Creo que también deberíamos pedirles disculpas por haberle utilizado sin su consentimieto.-

Los ojos me pesaban, clavé mis uñas en las palmas de mis dedos con el fin de que el dolor me despertara, no podía rendirme ahora.

Pero en ese momento un estruendo se escuchó y de la nada aquel dragón, aquella magnífica y poderosa criatura nos salvo a todos, deshaciendo al enemigo en cuestión de un instante.

Recuperando la compostura sacudí la cabeza.

-Si vamos a liberar al dragón sugiero hacerlo afuera...y una vez que hayamos terminado de investigar todo este lugar-

- Estoy de acuerdo con Fafnir, al menos esperemos a ester en el exterior para poder liberarlo, de todas formas no le dare mas ordenes con el cetro -

Lamentaba tener que haberle ordenado ayudarnos, pero era peligroso no hacerlo si todos hubieramos muertos el seguiria encerrado y nosotros estariamos muertos.

-Lamentamos lo sucedido Dragon, siento haber tenido que pedirte ayuda de esa forma -

Oigan, ¿y el túnel-agujero-ese raro que vimos hace rato?  ¿Vamos para allá? -preguntó Mía sintiéndose muy optimista ya que tenían un dragón amigo por compañía.  

¿Por cierto, cómo se llama usted, señor dragón?  Hizo una ligera reverencia mostrándole el debido respeto que se merecen estos seres tan poderosos.  

La idead de Fafnir era liberar al dragón afuera, pero no debían olvidar de que había toda una ciudad enemiga en la superficie. De todos modos, en cuanto Viento le dijo al ser que lamentaba lo que había tenido que hacer, este respondió en forma libre.

-No quieres ser mi dueño -exclamó. Sus cuernos se guardaron y la forma cambió con una luz más brillante y cristalina -tienes el Cetro pero siento tu pensamiento, guerrero.

El hecho de que le pidieran disculpas era una especie de liberación.

-Arriba están los hombres sin corazón que ya no son hombres.

Explicó.

-Me llamo Arko, el frío. El dios del rayo y el hielo.

Miró a Brégor.

-Tus disculpas son aceptadas. Sin embargo si sois los de la profecía, necesitáis aun el Cetro... hay un amigo que rescatar -recordaron al dragón que vieron de camino. También se acordaron de que tenían que verse con el elfo, Iato, en las entrañas del bosque.

-Espero vuestro mandato.

El animal se sentó, era ágil incluso con su tamaño.

-Hay otro Dragón... uno que solo venceréis con el Cetro. No lo destruyáis aun...

¿Quien es el que falta, lord Arko?  -dijo amable Mía.  ¿Que poderes representa? 

- Saludos Arko, y gracias por comprender nuestra situación -

Lo que nos contaba no me entusiasmaba demasiado, tener que hacer libre a un dragon era una cosa, pero enfrentarnos a uno de ellos, eran criaturas muy poderosas y no es que me entusiasmara la idea, ademas usar el cetro para controlarlo... aun siendo un enemigo esclavizarlo por medio de la magia no era precisamente algo que me gustase, una cosa era matar a enemigos cuando era necesario y otra muy diferente esclavizarlos y usarlos.

- ¿quien es ese Dragon? ¿y por que decir que sera nuestro enemigo? -

-Es un placer Dios Arko- dije con solemnidad- aunque nuestros elementos sean contrarios siento la nobleza y el honor en sus palabras, sabe usted que es libre para hacer lo que quiera y pretendemos que también lo sea el otro dragón-

Las preguntas de mis compañeros no tardaron en hacerse llegar.

-Saber quien es y sus poderes será algo muy útil ciertamente, pero me gustaría saber por que deberemos de enfrentarnos a él, acaso existe otro cetro capaz de controlar a los de su especie?-

El dragón oyó las inquietudes del grupo y no tardó en dar las respuestas. -Hay siete dragones en Rhosendal -dijo -dos estamos cautivos, ahora uno solo gracias a vosotros. Cuatro están desperdigados por el Reino, en libertad pero se ocultan de las gentes. Viven en tierras donde la magia es lo cotidiano; duermen en plácidos lagos, bosques, habitan las profundidades y las más altas cimas. Pero hay uno -aclara mientras fija su mirada brillante en el grupo -que ha nacido de la noche misma. No hay Cetro que controle su voluntad porque su voluntad es el caos y solo sirve al Señor Oscuro. Es uno de los más antiguos y poderosos de nuestra estirpe. No puede morir, pero sí debe ser encerrado. El Cetro puede servir para ello, por eso os digo que no lo destruyáis. 

Miró ahora hacia el corredor por donde ellos habían entrado.

-Debemos irnos. Subid a mi lomo, os llevaré a los cielos y luego me diráis a dónde. Aquí no es seguro, incluso con mi enorme poder estamos en peligro.

Mía subió presurosa al lomo del dragón.  Llevannos a un lugar seguro.  Ahí practicaremos la sinergia de nuestras habilidades para ir y derrotar al dragón oscuro.  Si, no podían improvisar en algo como esto.  Tenía algunas ideas para practicarlas con sus amigos, como juegos de estrategia.  

Luego, se puso pensativa la mano en la barbilla y le comentó al dragón mientras sus amigos se subían también entre las escamas.  ¿Y qué haremos con él al derrotarlo?  ¿Es encierro su destino? ¿En donde?   ¿Serviría el destierro, o someterlo a la voluntad de sus hermanos? 

  Bregor guarda su espadón y se sacude un poco el polvo para a continuación hacer una reverencia al dragón.

  -¡Muchas gracias por tu ayuda Arko! Espero poder cumplir con mi deber y liberar al otro dragón cautivo.-

  Inmediatamente después se sube a lomos del dragón esperando al resto de su grupo.

Encerrar a un dragon oscuro... aquello realmente me ponia al limite.

- Cumpliremos con nuestro papel no te preocupes - Dije antes de subirme al lomo del dragon.

Liberar al otro dragon era algo que me parecia muy bien, pero por alguna razón no me gustaba eso de encerrar a ninguna criatura, aunque creo que sea era mas por mi propia esencia, el viento era un elemento libre que no podia ser encerrado y para mi encerrar cosas era algo peor que la muerte.

Me crucé de brazos.

-La verdad me deja mal sabor de boca el irnos ahora sin terminar de investigar el resto del lugar, sobretodo el cuarto de armaduras, pero si no queda otra, tendremos que ir...-