Tan pronto veo una figura asomar por la puerta, levanto el brazo y le apunto. Aunque se trate de Boris, el mayordomo, no dejo de encañonarle.
En el punto de mira... susurro contestando a Frederick.
-Suelte esa espada, por favor. Tenemos unas cuantas cosas de qué hablar...- pronuncio en voz alta, dirigiéndome a Boris.
El mayordomo muestra una enorme sorpresa al encontraros en la capilla, y se queda de pie en la puerta, aunque sigue manteniendo la espada en la mano apuntando hacia vosotros.
- Pero... ¿QUE HACEN USTEDES AQUI? ¿COMO HAN ENTRADO?
No espero el post de Modesto, porque entiendo que hara algo similar a vosotros.
Imitando la reacción de mis compañeros, había tomado una pose defensiva ante la posible reacción del mayordomo. Aún mantenía la espada entre sus manos por lo que no me fiaba de su reacción.
-Boris, es una historia muy larga que nos encatará contarle a sus señores en su momento. Pero primero baje esa arma, hemos pasado por muchas cosas y no pretendemos que nadie salga herido. - señalando con la mirada el arma de Thomas, capaz que con ello este hombre entra en razón, continuó - ¿Se encuentra el Doctor Heideck con ustedes?
Has hecho bien en no esperar, los fines de semana se me complica para postear!
Aunque no suelta la espada, la baja hasta que la punta queda apuntando al suelo. En su cara hay cierta sorpresa, y tambien parece tratar de entender lo que ocurre, pero sus ojos muestran un profundo pesar.
Cuando Modesto pregunta por el profesor, Boris asiente con lentitud.
- Esta descansando.
Bajo el arma.
-Llévenos ante el doctor de inmediato-digo en tono firme.
En estos momentos ya desconfío de todo el mundo en esta región. Sólo mis compañeros de viaje son la tabla de salvación que impiden que huya de aquí aterrorizado. Demasiados sucesos extraños en las últimas horas. Demasiadas preguntas sin responder. Pero ya habrá tiempo. Mis heridas duelen terriblemente, y encontrarnos con el doctor también servirá para comprobar que se encuentra perfectamente.
Boris asiente dubitativo, pero finalmente se gira y os invita a que le sigais. Recorreis el pasillo hasta la sala de tapices, y no bien entrais unos pasos denotan la presencia de varias personas que se dirigen hacia vosotros. Boris se detiene y observa, y vosotros haceis lo mismo.
Os cambio de escena.