Partida Rol por web

     Jess quedó tendida sobre el duro suelo de piedra. Su cuerpo inmóvil no respondía a su voluntad de incorporarse. Escuchaba los gruñidos, insultos, golpes y alaridos como si la lucha tuviera lugar en una habitación lejana.

La pesadez de su cuerpo se tornó en ligereza y se sintió flotar como el polen de Villaviña. Papá Merp, mamá Sarah, el tío Duncan y hasta el idiota de Jubbs charlaban distendidamente en el porche de Fuertecolina. Observaban divertidos como un joven apuesto se acercaba hasta la pequeña gran Jess. (Bueno, Jubbs no sonreía a decir verdad).

El joven, ataviado con elegantes ropas de mago, se recogió el flequillo, se inclinó sobre ella y la besó apasionadamente...

La imagen exterior de su cuerpo se desvaneció y Jess sonrió al sentir la lengua del joven jugueteando en su boca. Poco a poco el tacto se tornó áspero y los movimientos más bruscos y hasta dolorosos. Sus ojos se abrieron de par en par al sentir ¡una uña clavarse en su paladar! La garra apretó el hueso hacia afuera hasta que se escuchó un chasquido.

El dolor anegó de lágrimas del joven rostro de la espadachín. Al abrir los ojos no encontró a Shanshar sino a la fea de Jagga con la cara ensangrentada y un feo corte sobre el párpado. La orco hurgaba en su boca, recolocando huesos y cartílagos como si amasara un ladrillo de adobe.

  -Taníaz la napia pa dentru y ta-hogabas...Pero Jagga ta pañáu- Informó la salvaje con cara de satisfacción. -Agora tu devolver Stumm a Jagga- Dijo en tono extrañamente serio.

     Por detrás de ella seguían luchando las otras dos orcas contra el jinete de la toporrata gris. Köyu y Sîglu lo flanquearon y acabaron abatiéndolo, pero la jefa de la cuadrilla se llevó varios mazazos que la dejaron tan fea como el resto de las mineras.

Jess trató de incorporarse, pero Jagga se lo impidió. -Ezpera. Bebe pozión de...- Al no encontrar la palabra, se limitó a golpearse el pecho.

Köyu desmontó, ató a la toporrata a un barrote y sacó un pequeño vial de su axila que Jagga enchufó a la humana sin contemplaciones. Jess tragó líquido de sabor bilioso pero sólo sintió desazón en la boca y estómago. Fuera lo que fuse, no funcionaba en humanos y cayó de nuevo inconsciente.

Jijijiji...

¡¡¡Oh, mi Guaf-OOOOOOOOOOGH!!! Oh, diofef... OOOOOOOOH.

El dolor la mantuvo despierta. Jess estaba confusa y asustada. Vista desde abajo Jagga era intimidante. Y su tono... Parecía que esa orca estaba dispuesta a matarla por recuperar su maldito montón de mierda. La mano temblorosa de la otrora cazadora de orcos titubeó hacia los bolsillos de la mochila bajo ella que, incómoda, se le clavaba en la espalda. Acertó a encontrar el bolsillo y tender el Stum a su legítima propietaria.

¿Y ahora qué? ¿La abandonarían aquí para que se desangrase? ¡Ojalá! Antes de que pudiese protestar, le enchufaron en todo los morros un frasco de cristal cuyo contenido sabía a rayos.

Por favor, por favor, por favor... Ojalá que no sea la poción que transformó a Eli. ¡Que no sea la poción que transformó a Eli, maldit...!

El líquido seguía bajando por su garganta hasta su metabolismo, y su epiglotis se mantenía bajada impidiendo la entrada de aire. Eso la indujo al desmayo antes de que su cerebro pudiese terminar de pensar la palabrota.