Partida Rol por web

No sé yo...-dijo, cogiendo con mucho asquito uno de los guanteletes por el dedo corazón, haciendo que por su propio peso el anular, el índice y el meñique se doblasen hacia la palma metálica.

Las dudas de Jess eran razonables. Tenía la mano más estrecha que la de un enano, y los dedos más largos. Seguro que no le servían. Además, estarían todos sudados por dentro. Eso le daba igual, porque Jess tenía guantes, y ese metal no iba a tocar su piel, pero seguía siendo un chasco.

Y mientras tenía que ver a Shansar que, entusiasmado, entregaba tan alegremente los mayooooores trofeos de todos a las orquitas. Puede que al principio solo tuviese un ligero interés por el pico, pero desde que su amor platónico se lo ofreció a las orcas, para Jess había adquirido un nuevo interés.

Mecachís, sabía que tenía que haberme pedido el pico cuando tuve ocasión...

En cualquier caso, ese barco ya partió. Las orcas habían hecho todo el trabajo picando el sarcófago de piedra que mantenía a Yazlik con vida. Técnicamente, ellas vencieron al enano raro. Es normal que se lleven lo mejor del botín. Jess, por contra, había hecho una aportación más bien modesta en la batalla, y con unos guanteletes viejos iba que chutaba. Es como dijo el Gran Nalfeim: Jess debía fortalecer la mente.

Fortalecer la mente. Fortalecer la mente. Fortalecer la mente. Fortalecer la mente...

Empezó a masajearse las sienes con sus dedos enguantados en cuero, solo así llegaría a tener una mente musculosa y fuerte. Y cuando vió que no servía para nada, metió las manos en los guanteletes para realizar el masaje en los laterales de su frente con el duro metal como herramienta de entrenamiento. Así sí que le saldría callo. Es lo más parecido que Jess puede encontrar a unas mancuernas para cerebros.

Se quedó repitiendo los mismos movimientos en las sienes, calladita sin molestar. Realmente no podía hacer más, mientras los sabios tenían tantos documentos para examinar. Y como se nota que el Gran Nalfeim tenía razón, que tras fortalecer la mente se le vino una idea a la cabeza...

¡Jolines! ¡Ely ya no está en la mina! Progenia Van Pírrica estaba encerrada justo al lado de la madriguera de Yazlik. Es el punto más chachiguay de una mazmorra para poner a una rehén. Y sin embargo, Ely no estaba. Yazlik hasta tenía dos carro-jaulas, podía haber mantenido a la señorita Van Pírrica y a Ely en celdas separadas y no lo hizo.

Que, a ver, tampoco estaba consciente cuando sus héroes encontraron a Progenia. Jess no tenía ni idea si realmente encontraron a esa borrachuza bebe-barriles de vino aquí, y enjaulada, o lo que pasó entre medias. Pero es lo que pasa cuando endureces la mente con masajes de guanteletes en lugar de con libros.

     Cuando Klurca retiró el parche de Köyu, las orcas enmudecieron de inmediato. Sus pupilas rasgadas siguieron el trozo de cuero como un ángel elevándose en los cielos.

Debemos convertir a Köyu en humo, para que no saque dientes chuca-sangrë.

  Niajo, que había contenido el aliento hasta el momento estalló en gritos.

++¡NOO!++ La mitad de las orcas se negaron también.

++Zuz buezoz han de zer devoraoz por laz rataz para que ze una al gran ezpíritu de Gruums!++ Las mismas orcas que acababan de apoyarla ahora se opusieron a Niajo con igual ferocidad.

 Sin un chamán para resolver la cuestión, cada una interpretaba las tradiciones a su entender. En un segundo las cuatro mineras estaban hechas un revoltijo en el suelo como si fueran a matarse. Los puños volaban hacia las narices y las rodillas hacia los estómagos. Cuando parecía que el tamaño de Sîglü iba a poder detener aquella  locura, se escucharon dos chasquidos. Niajo y Yölu salieron corriendo con cargando con sendos bultos y se escabulleron por uno de los angostos accesos. Los aventureros descubrieron con horror que al cadáver de Köyu le faltaba un brazo y una pierna. El resto de las orcos se mostraron igualmente sorprendidas del resultado de la trifulca.

Jagga se rascó la sien y aceptó quemar lo que quedaba de su jefa tuerta.

¿Prendemos fuego todo, y subimos a templo de Pelor a destruir y saquear?

Klurca no recibió la ovación que esperaba. De la numerosa cuadrilla que emprendió la expedición, ya sólo quedaban Sîglü y Jagga. La bárbaro había repartido el ámbar que atesoraba Grux y ninguna veía la necesidad de jugarse el más el pescuezo.

Tras un descorazonador silencio Jagga dio un paso de lado acercándose a Jess y dijo en voz baja: ++Yo ir con pálida Jezz++ Sus palabras tomaron por sorpresa a todos.

  Sîglü se estrujó el labio pensativa y finalmente respondió a Klurca:

  ++Saquearemuz mun pocu maz...peru en delante, repartiremuz pa toz ijual++ Dijo señalando con su regordeta mano a Nalfeim y Shanshar que se estaban repartiendo los objetos del cofre.

 El mago se acercó ofreciendo el martillo y el pico ligero.

-y para vosotras... las armas de Yazlik, el mayor trofeo, imaginad cuando os vean con ellas los demás orcos, sabrán que le habéis derrotado.

-Ooh...Mayor trofeu- Repitió con ironía. -Una merda me estás dandu jodío ümanu. Te puéz meter toz loz libruz por culo, Sîglü zá mas de martilluz y picoz que tú- La orco lanzó el pico contra el atril y el martillo entre los pies de Shanshar. El mago sintió el suelo agrietarse con el impacto pero la minera aún no había dicho su última palabra:

- El arma de Yazlik era un látigo embrujáu y la Klurca lo partiú en tu pozada der valle. Er trato era Yazlik y estamuz jen paz... ¡Ma no te rías de Sîglü!.- Protestó airada. Agarró a Klurca del brazo y la enfrentó al joven. -¡La Klurca, Jagga y Sîglü van, pero ahora llevan parte igual!- Exigió.

Jagga miró de reojo a Jess y soltó un silbido. Mientras el mago aceptaba el ultimátum comenzó a preparar el cuerpo de Köyu para incinerarlo.

-¿hay algo interesante en los manuscritos?-

Nalfeim había estado ojeando las cuentas de la mina. La mayoría eran cuotas de extracción y pagos a las cuadrillas. Según se recogía en los documentos, hubo semanas en las que se extrajeron cerca de 11.000 libras en ámbar (mineral en bruto). Algunos pergaminos sueltos contenían pagarés de diversos bancos. Al igual que las monedas, pertenecían a los reinos vecinos. Incluso los bancos de Ulthazar habían comerciado con el ámbar de desterrado y su papel moneda sumaba decenas de miles de piezas de oro.

Tal vez la vela del "agua como la llama" se encienda mojándola en lugar de prendiendo fuego, Gran Fornund.

      Sin mucho que perder, el enano probó suerte. Cuando el agua rozó la mecha, esta se empapó. -Ahora será imposible encenderla- pensó el paladín, pero las gotas empezaron a hervir despidiendo vapor de agua. Poco a poco la cera se fue ablandando, la mecha rezumó liquido y el vapor se elevó sobre sus cabezas formando extrañas formas. Al principio los aventureros se vieron a sí mismos reflejados en la bruma como si se tratara de la superficie de un estanque, pero poco a poco, las formas se transformaron y apareció el rostro de Ely, alegre, resuelta y jovial como siempre. La bruma se oscureció y la silueta de la joven se tornó dramática. Parecía encerrada en una terrible mazmorra. Todos contuvieron el aliento y entonces Ely abrió los ojos y mostró una pupila inhumana.

Tergrar apartó a Nalfeim y se encaramó al montón de escombros que queda de la tumba de Yazlik para acercarse a las imágenes brumosas que se arremolinan en el techo de la cripta. -ELY...ELY, ¿DÓNDE ESTÁS?- Gritó desesperado.

La imagen se volvió aun más oscura y apareció un camino en las montañas. El santuario de Pelor se distinguía entre las nubes custodiado por unos encapuchados.

La bruma comenzó a disiparse poco a poco y Tergrar braceó fuera de sí. La última imagen fue la de un cuervo tratando de graznar pero no emitía ruido alguno. El viejo tropezó sobre los pedruscos cayendo sobre Fornund  la mecha se "apagó" y desaparecieron las visiones.

Jagga... ¿lo de venir conmigo lo dices en serio?

Hace unos minutos, la cimitarra de Jess le causaba a Jagga esa fea herida. Que sí, que por entonces Jess estaba poseída por Yazlik, pero a pesar de ello aún recordaba la satisfacción que le produjo dañar a Jagga. Esa orca minera le acababa de hacer una jugarreta muy grande, porque ahora Jess se sentía como una persona horrible, mezquina y...

¡ELY!

Con la misma efusividad con la que el Gran Tergrar apartó al Gran Nalfeim, así apartó Jess a Jagga. Esa orca es un estorbo que siempre tiene el don de andar por el medio.

¡MIRA, GRAN TERGRAR, ELY YA NO ES UNA ORCA! ¡VUELVE A SER GUAPA!-dijo, alegre por la noticia.

Jess enmudeció después de eso, cuando vió el estado en el que retenían a su amiga, mil veces mejor amiga de lo que será la tonta de Jagga nunca. Y punto. Lo del ojo rojo también tuvo algo que ver en robarle la voz: normalmente las conjuntivitis se tienen por fuera, por la parte blanca del ojo. Lo que le pasaba a Ely no era normal.

¡Volved a encender la vela! Digoooo... ¡a apagarla! ¡A mojarla! ¡Lo que sea! ¡Sale Ely!

Jess no estaba muy familiarizada con la arquitectura de los templos de Pelor construídos en alta montaña, así que para ella su amiga Ely seguía igual de escondida que antes. Quizás si alguien pudiese ilustrarla en el tema... quizás alguien de raza enana y que no es Yazlik... ¡Que el Gran Fornund revele la buena noticia a Jess! ¡Ya saben dónde encontrarla!

Ely está en el templo de Pelor, de eso ya no cabe ninguna duda, y algo terrible parece haberle sucedido, a juzgar por las imágenes de las que la magia de la vela nos ha hecho testigos. O tal vez las visiones fueran premonitorias, y hablen de algo que aún está por llegar. Sea como sea, son un claro mal augurio... pero al menos sabemos dónde encontrarla.

Por otro lado, está el asunto de Yazlik. Hay que destruirlo por completo, pues su presencia es una mancha en el mundo. Sin embargo, no hemos encontrado ninguna fuente de agua en todo el tiempo que llevamos bajo tierra. Y dudo que si vaciáramos nuestros odres en el sarcófago bastara para sumergir por completo el cuerpo de Yazlik, en proceso de reforma. No podemos permitir que vuelva a la no-vida.

—Shanshar, ¿crees que habría alguna manera factible de destruir a Yazlik? ¿El fuego seguirá siendo un punto débil? ¿O no tenemos otra opción que el agua o la luz del sol?

Pensativo, examino la armadura de piedra que Shanshar me ha indicado, pero, aunque la factura es excepcional, no estoy seguro de que resulte mejor que la que ya llevo. Tal vez Nalfeim pudiera sacarle más provecho que yo.

—Nalfeim, ¿qué te parece esta armadura? Creo que te ayudará más que a mí. Por cierto... —me dirijo a todos—... ¿sabéis si puede haber alguna fuente de agua por aquí cerca? No sé si hemos explorado todos los caminos posibles.

Una vez decidido que se repartiria el botin de manera más equitativa, la gigantesca guerrera se acercó al viejo delirante.

Uhhh...jefetengran? Le llamó la atención dandole dos cortos golpecitos con el dedo sobre su anciano hombro artritico. Tergrar casi sufre una doble fractura expuesta en su hombro.

Ugg...la expresión de dolor en su rostro, hacia dudar a Klurca si era por la vision de su pequeña Ely, o por su fuerza bruta al hundirle el dedo indice bañado en guantelete...

Quiero una de esos chamoñonos viloleta. Señaló....
Quizás el amo de Yaslik sea solamente un humano muy persuasivo, pero alguna picazón en la nuca le hacia creer que iba a resultar util comer uno de los hongos-anti-hechizos del viejo.

Mientras estiraba una mano con forma de jamon de cerdo adornado con cinco pedunculos gordos...la orca observó a Formund observando los restos polvorientos del ataud y del enano capataz.

Eh...Mase enano. Intentó decirle con algo de clase. El enanorto esta caput...muerido. Ya van dos, solo hay que cortar-pinchar, cuando se hacen humo.

Ahora...hay ir al templo. Seguro que la chica de ojos rojos conoce el camino. Señaló.

- Tranquilízate...Iglú.- ¿Se llamaba así la orca gorda? La verdad es que no les había prestado mucha atención hasta que las había visto combatir, en especial a la semiorca Klurca; de esa sí que recordaba su nombre.- El botín se repartirá a partes iguales. Ahora sólo nos lo cargamos. Shanshar y yo mismo somos los más adecuados para estudiarlos. Una vez sepamos qué hacen se decidirá cómo repartirlos.- Se sentía un poco ridículo, a su edad, de tener que estar dando explicaciones a una piel verde. Esperó que el mago confirmara sus reconciliadoras palabras mientras recogía su escudo que había quedado en la estrecha grieta.

Cuando finalmente lograron activar la vela con agua las visiones en las brumas eras descorazonadoras.

- No hay tiempo que perder. Recojamos todos y marchemos al templo de Pelor. Habrá que devolverles a su pupila y recuperar a Ely.- Se refería a la pelorita que permanecía con Tran. En el templo de Pelor habían sido muy descuidados y tendrían que sufrir las consecuencias de sus errores. Sólo esperaba que lo mostrado por la vela no fuera ya una realidad, sino uno de los intrincados devenires de su posible destino.

- La armadura es increíble, una obra maestra de enanos. No sé si me sentiría bien llevándola.- Rechazó inicialmente llevar algo que estaba cláramente diseñado para llevarse pro un ser de aquella raza. No quería ofender a nadie portándola. Sin embargo no cerró la puerta, ya tendrían tiempo de decirdirlo. Ahora debían partir cuanto antes. Siguiendo las indicaciones de Klurca, Nalfeim se dispuso a reencontrarse con Tran y su cautiva.

Observa a su alrededor antes de contestar y dice -una estaca de madera clavada en su corazón le detendrá incluso si no le mata, así mismo si su forma es destruida en su lugar de descanso o éste es destruido también acabaremos con él. Están atados a él indisolublemente.

Envarado ayuda a preparar el fuego para calcinar el cadáver, pero se detiene y mira a Fornund y Nalfeim -vuestra armadura está imbuida de una débil magia, más la armadura de piedra enana no, eso tiene la ventaja de que será más sencillo hacerla impenetrable que vuestra armadura. Siempre es más sencillo imbuir de magia aquellos objetos que no disponen de ella.

Su tono es ligero, su mente dividida mientras otra parte evalúa las posibilidades de la vela y la visión de Ely. Difícilmente era un conjuro de claroudiencia y clarovegencia pues todos habían visto la "visión". Además era extraño, la vela había mostrado esa imagen sin ninguna orden de ningún tipo y todos habían visto lo mismo... eso encajaba más con la escuela de ilusión.

Es posible...- curiosamente parece que no está seguro de lo que dice, algo extraño -que lo que ha mostrado la vela sea una ilusión dispuesta para protegerse de intrusiones mágicas. En templos es normal encontrarlas y quizá la haya dispuesto Yazlik si preveía nuestra magia. Pocas adivinaciones del poder de la vela contestan a preguntas no formuladas. Yo por lo menos no conozco ninguna.

        Las salvajes mostraron los colmillos al ver las visiones. Casi toda la magia era yuyu del malo, como todo lo que rodeaba al odiado capataz.

Tergrar pidió desesperadamente a Fornund que encendiera la vela, pero el objeto se había consumido casi por completo. Si funcionaba como decía Shanshar, sería mejor tener preparado una buena pregunta y si no...mejor no tocarlo.

El viejo entró en razón y los aventureros decidieron su próximo paso.

Quiero una de esos chamoñonos viloleta. Señaló....

-¿Qué demoños es un chamoño?- Refunfuñó Tergrar apartando la manaza de la semiorca de su herida. -No hace falta que me torturen para compartir mis setas...De hecho es más divertido comerlas en compañía- Dijo recuperando su sonrisa traviesa. -Aun me quedan siete, así que toma una-

   Sîglü tomó por aceptado el reparto del próximo botín. Lo que no acababa de entender era la discusión de los humanos por Yazlik. La orco se volvió hacia Klurca que le confirmó lo evidente: -Enanorto caput...muerido- Repitió. -Ezpada de Klurca tener magia poderosa. Grummsh  no perdona ni a vampimuertoz.- Después levantó su pico orgullosa -Tumba triturada...Pero humanoz no hazer cazo...Orcaz zarvajes, nada en la cabeza- Añadió señalándose la sien con ironía, un rasgo atípico en su raza.

Tras convencerse de que habían acabado con Yazlik el grupo abandonó la pestilente cripta a través de la angosta grieta.

Arregladas las pequeñas tiranteces, Nalfeim imitó a la orca y pidió una de las setas a tergrar.

- Ains.- Suspiró.-Nunca se sabe.- Si se enfrentaban a poderosos vampiros puede que no le viniera mal, aunque se fiaba de su fuerte voluntad, pero quizá así, si tomaba una, Jess se sintiera menos acomplejada pro hacer lo mismo. Su débil mente podía ponerlos de nuevo en un aprieto.

Enarco una ceja, mirando a Nalfeim con una expresión de reprobación... pero después sonrío, sacudiendo la cabeza.

—Tal vez eso te ayude a estar más cerca de Boccob, amigo.

Después, me dirijo a Jess.

—Escucha, Jess. Has sido muy valiente hoy y has corrido muchos riesgos por nosotros, algo que todos te agradecemos. Sin embargo, dado que ahora te encuentras en un estado vulnerable, te pediría que te mantuvieras en retaguardia y no te expusieras innecesariamente. Además, necesitamos que alguien nos cubra las espaldas. ¿Podrás hacerlo?

Negó con la cabeza.

Puedo hacerlo... Puedo ir delan...

Pero había que aceptarlo, Jess había sido una carga. Por muy amable que sea el Gran Fornund, es normal que con buenas palabras trate de apartarla de las batallas en las que sólo los Grandes Héroes como el Gran Fornund, el Gran Nalfeim y el Gran Tergrar pueden vencer.

Retaguardia. Entendido. Ni un piojo alcanzará las espaldas de ninguno de vosotros sin recibir una estocada de mi cimitarra. Yo me ocupo.

Su mirada se desvió a las orcas y a sus descuidadas condiciones de higiene. Mal empezaba si los piojos de las orquitas ya estaban asentadas. Era un juramento que nacía sin poder ser cumplido. Jess lanzó un suspiro de resignación y enfiló la grieta. Luego recordó la palabra "retaguardia", y se hizo a un lado para que los demás pasasen delante de ella. Negó con la cabeza cuando el Gran Tergrar le ofreció una seta antes de entrar en la grieta delante de ella: con las preocupaciones ya no tenía apetito.

Se acerca a Jess poniendo una mano en su hombro y dice -yo estaré contigo, necesito tiempo para estudiar lo que hemos encontrado y pensar, no podría pedir a nadie mejor para guardar mis espaldas mientras tanto.

Ha guardado el secreto del libro incluso tras ser dominada, ha combatido con osgos y domado una de esas ratas topo, a diferencia de Nalfeim que se ha rendido rápidamente al geas. No debería ser ella la que recibiese una reprimenda. Tiene mucha más sesera que la mayoría aquí.

Saca de su alforja un libro y se lo tiende a Jess sin decir nada. Ignora altivamente la posibilidad de perturbar su ingenio con las setas de Tergrar y guardando sus armas se dedica a sacar su libro de conjuros, mirando el estuche con pergaminos para pintar y los pinceles con un deseo que haría hervir la sangre de cualquier muchacha, pero desechando la posibilidad unos segundos después.

No hará falta que les indique que no todos los gigantes han muerto... seguro.- casi está apunto de sumergirse en El Arte cuando mira con suspicacia a los demás y afirma -no todos los gigantes han muerto, tened cuidado cuando salgamos.

¡Pero qué guapo es! ¡Pero qué guapo! Aquel libro era el primer regalo que Shanshar le hacía a Jess, si quitamos los guanteletes. Y los guanteletes no cuentan porque no eran de Shanshar y porque pertenecen a una persona que está muerta, así que como regalo fue todo un chasco.

Gra... gracias...

Lo guardó con cariño en la mochila mágica, con el resto de cosas inútiles como los grilletes y la cuerda, y se puso algo colorada al recordar precisamente los grilletes y la cuerda cuando Shanshar le acababa de hacer un regalo.

Tus espaldas son mías, digo... te cuido tus espaldas, Shanshar. Pasa por la grieta.