Partida Rol por web

- Un día eterno es tal aberración como un la noche perpetua.- Fueron las parcas palabras que dedicó Nalfeim a sus compañeros subido en el carro. Mantenía el ceño fruncido sumido en sus pensamientos y con un sabor agridulce. Bien era verdad que tenían a Ely, y eso honraba la memoria de su viejo amigo, pero su muerte había sido un pecio muy alto. no soportaba a aquellos locos con aires de grandeza.Tanto Corvinus como Morrigan le parecían seres detestables y que merecían la muerte por rodearse de tanto sufrimiento.

- Ely...Sandor...Tergrar a caído en combate de mostrando un valor como pocos.- Alguien tenía que decírselo y estaba seguro de que así la niña dejaría la preocupante sed a un lado. Como decía Jess ya se ocuparían de ello más tarde. Quizá pudiera alimentarse de animales.

Mi interior está vacío, como una caverna profunda en la que puedo oír resonar, una y otra vez, cada uno de mis sentimientos y mis pensamientos. Y pienso en todo lo que hemos pasado hasta llegar a este momento. Recuerdo cómo conocí a cada uno de mis amigos, que ahora se recuperan de sus heridas en la parte trasera de este carromato. Recuerdo a Tergrar, a la pequeña y dulce Ely… Nuestra alegre reunión en la posada del Jabalí Verrugoso. Parece que hace ya tanto tiempo de eso… Una eternidad ha transcurrido desde el día que llegué al nevado pueblo a lomos de Theosod y me encontré con mis viejos amigos.

Y después…

Después todo empezó a ir cuesta arriba. Los lobos que casi mataron a Jess cuando iba a por leña, la escaramuza con las orcas, a la que gracias a Moradin logramos poner fin pacíficamente, todo el asunto de Yazlik y el libro, la extraña muerte de Eberk, que todavía no consigo explicarme del todo… Y las minas. Y Glauda, en paz descanse dondequiera que esté. Y el templo.

Y Mórrigan.

—Se mire por donde se mire —empiezo a hablar de repente—, en solo dos días nos hemos enfrentado a más cosas que las que muchos ven en toda su vida. Por desgracia, la muerte de nuestro querido amigo Tergrar y la aflicción de Ely arrojan un velo de tristeza a nuestra empresa. Pero levanto la mirada, y el sol baña mi rostro. —El astro rey se refleja en mi armadura, deslumbrando mis ojos del color del hierro. A pesar de lo antinatural que es, de la aberración contra natura que supone, y de que sé que tenemos que revertir este agravio al orden y al equilibrio, en cierto modo me alivia. Me alivia porque su mera presencia en mitad de la noche representa un hecho que por sí solo demuestra algo que aprendí hace tiempo y que el dolor de tantos golpes y de tanta pérdida me había hecho olvidar: para bien o para mal, todo es posible.

—Todo es posible. —Ese es el pensamiento que resuena en mi cabeza cuando miro a mis maltrechos compañeros uno a uno, sonriendo enigmáticamente—. Así es. Si Corvinus ha hecho salir el sol, nosotros podemos volver a esconderlo. Si Mórrigan ha hecho caer a Tergrar, nosotros recuperaremos su cuerpo y lo traeremos de vuelta, cueste lo que cueste. Si Ely no se siente bien —le sonrío—, hallaremos remedio a su enfermedad. No le fallaremos, del mismo modo que no nos fallaremos los unos a los otros. —Contemplo a Sandor con una mirada seria, aunque comprensiva—. Porque somos amigos, siempre lo seremos, y juntos… Juntos podemos conseguir cualquier cosa.

El carro se aleja transportándonos a todos hacia un rojo amanecer, hacia un destino incierto, plagado de dudas y de temores. Pero una cosa está clara en nuestras mentes:

Triunfaremos.

Bien, aquí lo dejamos... Hasta la próxima.

FIN

©Khiel_La maldición del cuervo 2014-2015