Partida Rol por web

^{Habitación solitaria en la que los amantes se reúnen.}

Buscando un lugar donde encontrar un poco de privacidad, lejos de la intriga y de las miradas audaces y peligrosas del resto de invitados, encuentro la habitación violeta y una suerte de sonrisa triunfal me cruza el rostro.

Es una habitación hermosa, el techo dominado por una lampara de araña, avanzo al interior con el corazón lamiéndote dolorosamente en el pecho y aun así sonriendo, por supuesto, sé que es una de las habitaciones más privadas del castillo de su excelencia, sus luces y plante abierto de gigantescos ventanales hace pensar que se puede espiar al interior y por eso nuestra noble sangre la evita, ignorando una sola cosa, su ubicación hace imposible espiar al interior sin que los del interior se enteren también ... paso una mano por encima de los sillones y luego mis dedos rozan el arpa... y entonces cedo a la alegría ¿no es maravilloso que haya ocurrido esto?

El baile se anunciaba agradable, pero Cesar lo ha vuelto maravilloso, me vuelvo a verle y la sonrisa en mis labios es sincera.

- Mientras caminaba junto a Margarita pensaba en lo que debía decir, había esperado bastante por esto, lo practique frente a un espejo por mucho tiempo, pero en temor a que se alejara y el pensamiento de que podía dejarlo para otra ocasión hacia que retrocediera y no dijera lo que sentía, pero en esta ocasión todo es diferente después de esto no se si la volveré a ver, no se si pueda tener alguna oportunidad para decir lo que siento, además, vine a esta fiesta con este objetivo, estoy completamente decidido a hacerlo.

- En eso "regreso a tierra" para darme cuenta que ya no estamos en la habitación principal y estamos entrando en una una de las habitaciones privadas, una hermosa habitación, pero mis ojos están clavados en Margarita, la observo mientras admira el lugar, la veo tocar los sillones, el arpa, para luego voltear hacia mi, con esa hermosa sonrisa que solo ella posee, que me da fuerzas y me debilita al mismo tiempo, no hay mejor situación que esta, estamos solos, en un lugar con aires románticos, posiblemente no haya otra situación tan buena como esta. 

- Sin pensarlo dos veces la tomo de las manos parado frente a ella, mirandola directamente a los ojos, con el corazón a mil como si fuera a abandonar mi pecho en cualquier momento, tomo unos segundos para grabar este instante en mi mente, el momento que fácilmente podría ser el más importante de mi hasta ahora corta vida. - Margi, vine a esta fiesta con el deseo de encontrarte en ella, para poder decirte algo que me he estado guardando por mucho tiempo, antes de que cualquier cosa pueda pasar, te amo, lo he hecho por mucho tiempo, me harías el hombre más feliz del mundo si te casas conmigo. - Suelto una de las manos de Margarita y saco una pequeña caja de mi pantalón, cuando la abro revela:

- Cuando me doy cuenta de lo estoy haciendo es demasiado tarde para echarme para atrás, se supone que solo seria una confesión, no una propuesta de matrimonio, deje que las palabras y sentimientos escaparan de mi, perdido en su rosto, no es que no quisiera hacerlo, ya que tenia el anillo conmigo, lo conseguí ya hace unas semanas, cuando lo compre pensé en dárselo la próxima vez que la viera, pero claro al pensarlo un poco más fríamente no parecía tan buena idea como al principio, en cualquier caso...- En eso me arrodillo, esperando una respuesta, lo hice un poco desincronizado, esta parte no estaba planeada, espero me lo perdone.

- Luego de haber dicho todo aquello en la habitación principal, tomo a Margarita de un brazo y la llevo a una habitación que parecía estar vacía, es de un color violeta, al parecer bastante romántica, aquí podre hacer lo que quiero.

La sorpresa me llena la mirada junto a la emoción, siento que podría llorar de felicidad, cubro mis labios con una mano, extasiada en cierto modo por lo oído de parte suya, es tan maravilloso que no encuentro como actuar en este preciso momento. 

Al fin, tras unos segundos tratando de controlar la emoción  miro a Cesar, estoy emocionada y sin duda él puede verlo en mi actitud, y es que ¡es tan sorpresivo! no esperaba esto, pero no diré que me hace menos feliz... porque es algo magnifico en medio de tantas malas noticias. 

-¡Oh Cesar! -logró decir, antes de extender una mano hasta él -Si, por supuesto que quiero casarme contigo, eres tan maravilloso... y te amo tanto -digo, sintiéndome un poco avergonzada ante semejante uso de palabras, pero lo quiero tanto... derramo un par de lagrimas de emoción.