Tras escuchar las respuestas de Vincent, Owel se rascó la cabeza, pensativo. Aquel semiorco parecía ser bastante confiable, pero no parecía tener más información que él mismo. Tras una corta mirada a Rice, se encogió de hombros. - El camino a esta sala es el único que tomé. Sin más información, nuestra única opción es tomar otro camino al azar.
Tras decir eso, Owel volvió a fijarse en el símbolo del cofre, memorizándolo lo mejor posible. Ese símbolo, y el vial que contenía podrían ser clave para continuar su camino. Hecho esto, comenzó a andar hacia la entrada por la que había venido.
Si lo que dices es cierto, mejor ponerse en marcha cuanto antes. - dijo con otro encogimiento de hombros. - Volvamos a la entrada por la que he venido y probemos con otro camino, ¿qué te parece?
Acto seguido, le dedicó una mirada a Rice, quien se colocó en cabeza y empezó a avanzar por el pasillo que le había indicado Owel.
Rice y yo volvemos por donde hemos venido. Rice va unos pasos por delante.
Asintió, conforme con aquella decisión, y se unió a aquellos dos. Él se puso junto a Owel, con la cimitarra aún en la mano y el escudo preparado. Centella, esta vez, se quedó unos pasos atrás, cerrando la comitiva.
– ¿Has visto a alguien más por aquí? – preguntó con curiosidad, mientras caminaba.
Owel le miró con curiosidad sin detener el paso. - No. - contestó simplemente - Sois los primeros seres o criaturas que encuentro, pero no ha pasado mucho tiempo desde que entré en la mazmorra.
Tras contestar, se mantuvo pensativo unos segundos. - ¿Y vosotros? - dijo finalmente.
Se encogió de hombros, pareció pensativo, un segundo, y luego negó.
– Llevo poco aquí también. Eres el primero al que me encuentro recorriendo este lugar – dijo sinceramente –. Pero habrá más. Estate atento. Tal vez no todos sean como nosotros. Tal vez otros quieran matarnos. Y estas cuevas albergan guardianes aún más peligrosos que los que vienen de fuera.
Al tomar dicho camino el aventurero llegó hasta la sala conocida como la del fuego.
La sala estaba iluminada por una serie de hongos que brillaban en la oscuridad, por lo que no había necesidad de encender ninguna antorcha. Había suficiente visibilidad como para poder procesar todo lo que había en el lugar.
En una de las esquinas de la sala se hallaba un pequeño cofre con un símbolo tallado. Y en el centro de la sala una especie de hoguera repleta de maderos, y ceniza. Pero ni una pizca de humo. El fuego parecía acabar de prenderse, pero parecía que ardía casi de forma mágica.
Era una sensación agobiante, la ropa se pegaba a la piel como si fuera pegamento y el calor que hacía en el interior empezaba a ser sofocante.
De pronto la hoguera empezó a cobrar forma y se materializó una mujer de oscuridad y fuego.
Bienvenida. Dijo. Has llegado a la sala del fuego. Yo soy una de las múltiples guardianes del anillo del deseo. Si quieres continuar por aquí tendrás que enfrentarte a mi. ¿Estás dispuesto? Dijo colocándose en guardia y preparada para la lucha.
Motivo: inic
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+5)=11
Lanza iniciativa, si sacas 11 o más, puedes atacar al elemental o bien huir. Eso depende de ti . Si no la superas tendrás que narrar que el elemental ha sido más rápido que tú y se abalanza sobre ti.
-Hostia puta!-Buscando algo de ayuda, Caldith se encontró con otro de esos elementales asesinos. Sin pensárselo dos veces se larga de allí corriendo, volviendo a la entrada del alba, en la bifurcación de los tres pasillos.
Motivo: iniciativa
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 12(+2)=14 (Exito)