-Creo que Xander se refiere al tipo que da los permisos. -Aclaró Aurelio Breogán Cibrán aquel posible nucleo de conflictos- En verdad el hombrecito era un poco desagradable y nos ignoró bastante, suerte que pude hacerle entrar en razón cuando se disponía a marcharse. Si no, ahora mismo el bosque sería un terreno prohibido para todos nosotros.
No quería que aquellos desconocidos y casi conocidos tuvieran una mala impresión de Xander, mucho menos de él, a fin de cuentas, luego o mediante aquella pequeña aventura improvisada iba a estar tocándoles canciones de su tierra, quisieran o no... y eso ya sería motivo de enfado suficiente.
Me refería a la chica, que no quiso escucharme; pero si, el condestable es un cretino. Incluso amenazó al tabernero, pero al menos nos dio el salvoconducto para el bosque. Recomiendo que busqueis una manera de conseguirlo vosotros si no quereis que os detengan.
Dijo contestando a la duda de la mujer rectificando su disculpa y no necesitando aceptarla dado que no había nada que disculpar, y tambien agregó a su comentario lo dicho sobre el condestable, dando su honesta opinión. No le gustaba ese tipo, pero era quien mandaba, y tenía que estar contento el tiempo suficiente hasta que pudiera marcharse a otra ciudad, en ese momento le daría igual ese tipo y su hado, y mejor aún si no volvían a cruzarse nunca tras este pueblo.
A estas horas el condestable está en el castillo de Barovia, con el barón. Podéis intentar engañar a la guardia que patrulla el borde del bosque, sobornarles o probar otra cosa (el bosque es muy grande, no hace falta ir por el camino principal). Una cosa está clara, hay que ir al bosque.
A estas horas lo más probable sería que el condestable estaría en el castillo de Barovia, con el barón. Algo que parecía que iba a ser no solo un viaje muy largo, sino una falta de respeto hacia aquellos nobles; por lo que la idea de ir ahora mismo a saludar a pedir los papeles no parecía ser la más óptima.
-Una cosa está clara, -comentó Aurelio Breogán Cibrán mirando al resto de los presentes luego de romper brevemente la cuarta pared con una referencia al narrador- hay que cenar. ¡Me muero de hambre!. Seguro que el tabernero nos tiene preparado algo... y ya después, mañana por la mañana, a primera hora podemos ir a hablar con el "detestable" para pedir más permisos para todos e ir al bosque en un ambiente que no sea aterrador... ¡Pero mientras esperamos podéis escuchar canciones de mi tierra!.
Se escuchan los gruñidos de los ciervos a la lejanía. Los soldados comienzan a subir a las atalayas para evitar otra noche de muerte y destrucción a "manos" de esas bestias desbocadas.
Tirada oculta
Motivo: encuentro
Tirada: 1d20
Resultado: 7 [7]
-Una bueeeeeeena cena... -Comentó el enano por encima de los gruñidos de los ciervos en la lejanía.
Al parecer si ignoraba lo suficiente el problema este probablemente no desaparecería, pero no tendría ningún tipo de ansiedad o cargo de conciencia por los momentos en donde este lograra ignorar con éxito aquella situación que lo tenía preocupado. Es un truco que parecía funcionar.
La situación era, cuanto menos, complicada.
Yinhe no sabía si sería mejor jugársela en el bosque, o no.
- ¿Qué fue lo que os dijeron sobre los salvoconductos? ¿Sirven para que los guardias no te maten si te ven allí, o para que te dejen volver? -
Hablemos cuando estemos de vuelta en la taberna, no tengo ganas de desollar ciervos; además, nuestra estancia ya está pagada.
Dijo el elfo únicamente antes de tomar rumbo a la taberna tras escuchar los bramidos de los ciervos. Y era cierto que no tenía ganas de ponerse a despellejar de nuevo ciervos si cabía la posibilidad de que el chico cambiaformas estuviera entre ellos de igual manera que lo estaba la chica. Una cosa era un animal y otra un crío inocente, aunque si no era inocente no dudaría demasiado, pero por ahora no había podido averiguar demasiado al respecto para decidir si hacer una purga de ciervos o eliminar lo que sea que hiciera que se pusieran de tal manera.
Si todo el mundo está de acuerdo, paso el día, todo el mundo está recuperado y os levantaréis por la mañana con ganas de cachondeo